por Isabel Dorado Auz
Fue el presidente espurio Felipe Calderón quien recurrió a una comparación entre la verdad real y la verdad legal para justificar su incompetencia para meter a la cárcel a Jorge Hank Rhon, el hijo de aquel profesor que se hizo célebre por su frase de que "un político pobre era un pobre político" . Es el alcalde de Hermosillo quien retoma su verdad legal para actuar, no en contra de los criminales, sino en contra de la ciudadanía. Todo, dice, en el marco de la ley, y si no es así, solo basta hacerse de la vista gorda, como el caso de la gasolinera que instalaron en la confluencia de la López Portillo, Cárdenas y Margarita Maza de Juárez.
La verdad legal del alcalde le ha servido para desalojar de la "propiedad privada" a un sinnúmero de ciudadanos hermosillenses que han invadido varios predios en busca de un lugar en donde vivir. No le ha importado al alcalde el sufrimiento extra que ocasiona en las familias desprotegidas socialmente cuando las máquinas destruyen las pocas pertenencias que han logrado acumular en su tránsito de vida. Las imágenes de Telemax hablan por si solas, pero que podría importarle a un empresario que busca defender sus intereses de clase.
La verdad legal del alcalde le ha permitido irse robando, poco a poco, importantes áreas verdes para instalar negocios particulares. Aprovecha las modificaciones que le hizo Bours a la Ley ecológica del estado para dejarnos en total indefensión legal ante cualquier atropello ecologista en nombre del progreso y la creacción de empleos. Bastaría leer el artículo 90 de la actual Ley General de Equilibrio Ecológico para el Estado de Sonora, para darnos cuenta que primero nos otorgan el derecho de consultar la Licencia Ambiental Integral, que autoriza la realización de obras que puedan impactar el medio ambiente, para después quitarnos ese derecho cuando "…Los promoventes de la obra o actividad podrán requerir que se mantenga en reserva la información que haya sido integrada al expediente y que, de hacerse pública, pudiera afectar derechos de propiedad industrial, y la confidencialidad de la información comercial que aporte el interesado".
Esta verdad legal amenaza con quitarnos una importante área verde del Parque Madero para cumplirle el capricho a un empresario local de contar con un negocio de lanchitas, que le permita, en poco tiempo, amasar una buena fortuna, basta recordar con lo que hicieron "legalmente" con el paseo familiar de la Sauceda, que ahora luce bardeada por todos lados y se ha convertido en un negocio muy lucrativo.
En resumen, poco podemos esperar de un empresario que entró a la política para hacer negocios. Si a eso le agregamos la nula acción del Congreso Local para actuar a favor de los intereses ciudadanos, el futuro que nos espera es totalmente desolador. En lo que a nosotros respecta, Desierto Verde, vamos a continuar nuestras actividades en defensa, ahora, del Parque Madero. Nos urgen, abogados realmente comprometidos por las causas ambientales, ya que requerimos la protección de leyes nacionales e internacionales que nos permitan parar esta ambición desmedida que nos está dejando sin las pocas áreas verdes que aún sobreviven.
A la sociedad hermosillense, le pedimos que nos indique el camino a seguir y que nos corrija en caso de que estemos haciendo mal las cosas. Creánlo, lo hacemos con la mejor de las intenciones, aún y cuando en ocasiones nuestro tiempo es muy limitado, dado que no recibimos ningún tipo de apoyo económico y lo poco que hacemos es por verdadera convicción.
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