Entrevista exclusiva
Alejandro Encinas Rodríguez no se anda por las ramas cuando se trata de definir sus prioridades de llegar a la dirigencia nacional del PRD. Deja en claro: Yo quiero restituir al partido valores y principios, fundamentalmente la ética, que hemos perdido. Al hablar de la actual situación a nivel de dirigencias admite que la burocracia partidista es un laste que genera ineficiencias administrativas «y llegan hasta la corrupción».
Por Oscar Castro y José Luis Parra / Dossier Politico / leer el original
Dia de publicación: 2007-11-01
Por eso quiero restituir al partido su ética perdida, dice el aspirante a dirigir al perredismo a nivel nacional; en Sonora se modificará la correlación de fuerzas, pronostica
Alejandro Encinas Rodríguez no se anda por las ramas cuando se trata de definir sus prioridades de llegar a la dirigencia nacional del PRD. Deja en claro: Yo quiero restituir al partido valores y principios, fundamentalmente la ética, que hemos perdido. Al hablar de la actual situación a nivel de dirigencias admite que la burocracia partidista es un laste que genera ineficiencias administrativas «y llegan hasta la corrupción».
Este defeño al que le tocó concluir el período de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del Distrito Federal, pero que con orgullo recuerda sus raíces sonorenses que le hacen evocar la carne asada, las coyotas y las tortillas de harina, se muestra tal como es en una plática sostenida a bordo de un automóvil que lo trasladaba de una reunión con perredistas sonorenses a una entrevista en Radio Bemba, de donde después tendría que cumplir un compromiso en Televisión Azteca.
Por una reunión con dirigentes perredistas sonorenses, se cortó una entrevista ya en marcha con Dossier. Un mal cálculo en el horario de agenda, la causa. Por ello se hace el compromiso de reanudarla al terminar el encuentro con la dirigencia partidista y cuadros distinguidos. Ya dentro del auto, él no pregunta si la charla es fuera o dentro de la entrevista formal y los reporteros dejan fluir la conversación, para que se refleje el verdadero Encinas, el cuasipaisano.
Por eso a la pregunta viene una respuesta de pleno sabor sonorense:
Por lo que veo le piensa dar una sacudida fuerte al PRD, de llegar a la presidencia, ¿así es?, inquiere Dossier.
… A ver si no me linchan estos jijos de la chingada, antes de llegar, responde entre risas un carismático Encinas, que demuestra un carácter totalmente opuesto a Jesús Ortega, su adversario más fuerte en la elección por la dirigencia nacional programada para marzo del año entrante.
Ligeramente ladeado para ver a sus interlocutores, el dos veces diputado federal, que una vez como legislador coincidió con Luis Donaldo Colosio, con quien cultivó una buena amistad, empieza la plática hablando de su visión partidista sobre Sonora. La franqueza en el lenguaje de Encinas se nota desde el inicio de la conversación. Adelanta sus planes:
Aquí tenemos un potencial enorme como partido. El problema es que nos falta imaginación para poder tener mejores resultados, porque ya los hemos tenido, pero la falta de claridad en la organización y estrategia del partido nos dispersan y los asuntos internos nos hacen un enorme daño. Si este partido dejara de verse tanto el ombligo ya estaríamos gobernando el país.
¿Se ejercen monopolios sobre la militancia perredista?
La estructura del partido se nos viene concentrando en unos cuantos grupos y en los mismos dirigentes, pero la militancia la veo mucho muy diversa, aunque yo estimo que ahora sí va a ver una recomposición seria de la dirección en el estado de Sonora, que tendrá un proceso de elección muy participativo donde se va a modificar la correlación de fuerzas, eso está más que claro.
¿Cómo recuperar aquellos perredistas talentosos, ideólogos, intelectuales, que se han retirado del partido por diversas causas?
Todos los académicos, los intelectuales que tenemos, yo los voy a volver a invitar. Mira, algunos ya se están sumando a esta campaña de manera espontánea y voluntaria. Yo voy a hacer una política de reinserción al PRD de la intelectualidad, del pensamiento. El PRD se ha caracterizado por tener a los intelectuales, a los académicos más prestigiados y hay algunos que siguen cerca pero manteniendo una distancia, como Carlos Monsiváis, quien está apoyándome en la parte cultural, pero hay muchos más.
Usted bien sabe que en Sonora domina Nueva Izquierda, cuyo gallo es Jesús Ortega, y habla de reordenar con pleno convencimiento, ¿pero qué
significa ese reordenamiento?
Significa que habrá una recomposición de las corrientes, cuyo papel dependerá de los acuerdos que éstas tengan con las decisiones del partido. Lo que ha fortalecido a las corrientes es el manejo de las finanzas del partido y la definición de candidaturas a puestos de elección popular. Si tú le quitas esas dos cuestiones a las corrientes y las restituyes a la dirección, ésta tendrá sus instrumentos para fortalecerse. Así de sencillo.
En el PRD siempre se ve un gasto excesivo, lo que le ha obligado incluso a vender propiedades para financiar su trabajo partidista, pero ¿usted cómo observa este fenómeno?
Es un partido endeudado. A nivel nacional tenemos una deuda como de 900 millones de pesos, derivado de gasto político, de ineficiencia administrativa y yo digo incluso de corrupción…
Se oye muy natural la palabra corrupción, ¿así lo siente?
Sí, mira, en cuanto las burocracias se enquistan en los aparatos del partido, se empiezan a corromper y descomponerse. Y la única forma de mantenerse en el aparato del partido es cooptándolo o comprándolo, con las dádivas, con los premios y castigos que te permite la burocracia del partido… y eso te lleva hasta la corrupción.
¿Pero cómo salir de ese bache?
Primero tenemos que cubrir nuestras deudas. La primera parte es bajarle al costo de operación del partido. Tenemos una burocracia, un aparatote burocrático ineficiente, porque no trabaja para el partido, sino para las corrientes y es muy costoso. Aquí tiene que haber una política de austeridad, donde el grueso del dinero del partido sea para inversión política, no para contratar cuadros dirigentes.
¿Entonces Alejandro Encinas viene a ser el hombre que le imprimirá decencia al PRD?
Yo quiero restituir al partido valores y principios, uno de ellos fundamental: ética, que sea un partido que actúe con ética, la cual tenemos perdida… eeehhh.
Sus orígenes y relación con AMLO
La anterior plática fue la desarrollada a bordo del automóvil, pero antes ya había iniciado la entrevista. Aquí los conceptos del hombre que aspira a dirigir al Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, en breve charla de sobremesa.
¿O sea que usted es cuasipaisano?
Sí, es la tierra de mi abuelo, Alejandro Encinas, quien nació en el municipio de Guaymas, en la zona de (Estación) Ortiz, allá en el ejido de La Misa. Mi familia se dedicaba fundamentalmente a la actividad agropecuaria y al ferrocarril. Mi tío abuelo fue telegrafista al terminar la revolución, mientras que mi abuelo, teniente coronel de carrera, fue de los que mandaron al Estado de Yucatán. Mi abuela es yucateca, en consecuencia. Ahora sí que de frontera a frontera. La cultura que nos inculcó mi padre siempre estuvo atada al estado de Sonora, desde la machaca, las coyotas y las tortillas de harina, hasta la música. Así fue nuestra formación e identidad, muy sonorenses.
¿Y la formación de izquierda de dónde viene?
La izquierda viene fundamentalmente de la influencia de mi padre, que fue actor cuando se quedo en el Distrito Federal. Trabajaba con uno de los directores más importantes del teatro mexicano Allí en ese ambiente conoció a mi madre, en una obra. En ese entonces mi padre militaba en el Partido Comunista Mexicano, era del grupo de Pepe Revueltas y por supuesto que conoció al maestro Diego Rivera, a todos los grandes muralistas. La influencia viene desde entonces. A finales de 1978 yo paso a integrarme al Partido Comunista Mexicano, ya de manera abierta y logramos ir a la lucha electoral por el registro.
¿Qué momentos vive el PRD actualmente?
El partido está en un proceso de renovación profunda y por ello necesitamos una definición muy puntual, porque el clima político en el país, el posicionamiento de la derecha, la polarización social y el crecimiento de la pobreza han llevado al surgimiento de antivalores, como la discriminación y el rencor social. El partido está llevando una discusión en ese sentido, donde si bien yo no veo en riesgo nuestra unidad ni que se vaya a dividir el partido, ni que se vaya a construir uno nuevo, sí estamos dando un debate fundamental sobre lo que debe ser el futuro del partido y de la izquierda. En ese ambiente se ven situaciones ríspidas, derivadas de malas declaraciones de dirigentes que insultan a compañeras, lo cual yo no puedo aceptar, de ninguna manera.
Pero esa actitud de Fernández Noroña se relaciona con el proceso de la elección de la nueva dirigencia, ¿o no es así?
Es falso. Lo quieren relacionar en la lógica de la contienda interna. Pero aquí ya estamos grandecitos y cada quien es responsable de sus declaraciones y decisiones y hay que enfrentarlo como tal. Más bien lo que hay que discutir es qué tipo de izquierda queremos. La derecha dice que se requiere de una izquierda moderna, aunque eso significa una izquierda dócil, una izquierda legitimadora, con la que se puede negociar, pero que no pone en cuestión los privilegios de los poderes fácticos. Yo digo que una izquierda moderna es una izquierda firme, clara, democrática, abierta, plural, propositiva, tolerante, pero con vocación de cambio. Eso implica la construcción de un nuevo modelo de sociedad. Ese es en el fondo la discusión, aunque a veces se reduce a la relación con Andrés Manuel López Obrador, de si el partido va a estar sujeto a los designios de AMLO, lo cual considero una discusión estéril. Tenemos que reconocer que en este momento AMLO es el principal dirigente político de la oposición y de la izquierda. Y tenemos que reconocer que tenemos que caminar juntos y no confrontados.
¿Quién representa a la verdadera izquierda: los chuchos o ustedes?
Donde hay una dualidad es en el discurso de los compañeros que encabeza Jesús Ortega. Han compartido con nosotros la idea de que por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia vamos a negociar y reconocer a Felipe Calderón, porque no tuvo la legitimidad. Y por el otro lado, en esa posición llaman a su reconocimiento, en una especie de esquizofrenia. Entonces ese es el tema central.
Algunos piensan que Alejandro Encinas va a una lucha perdida, ¿pero qué dice al respecto el hombre cercano a AMLO?
No, yo creo que no. Algunos compañeros han querido tener una elección a modo, por ejemplo cerraron la elección a los militantes por un cálculo de ellos, que decían: en una elección abierta Encinas va a ganar con mucha facilidad. Ellos la cerraron porque así vieron una elección más cómoda, pero yo estoy muy contento con una elección cerrada, porque en primer lugar estoy convencido de que la militancia del partido va a acudir a votar en forma masiva. Seguramente votará más de un millón 200 mil perredistas, por lo menos. Eso no tendría precedente en la historia de este país. Además ello evitaría la tentación de algunos gobiernos de los estados, de meterse en la elección. Y en segundo lugar, si somos objetivos, hay un divorcio creciente entre la dirección, las corrientes y la base del partido, donde hay un ánimo de renovación. Yo encabezaré ese ánimo de renovación, lo cual nos va a hacer ganar la elección. No va a ser la primera vez que enfrento al aparato y la burocracia partidista. Y no será la primera vez que les gane. El problema de las burocracias en los partidos, es que cuando se establecen durante mucho tiempo se vuelven muy conservadores y se distancian de la gente. Eso nos va a llevar a ganar.
¿Pero las cúpulas pesan, no crees?
Si, tienen recursos, tienen estructuras.
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