■ Académica de la UAM pide a gremios desoír su convocatoria
Carolina Gómez Mena
La convocatoria lanzada por Elba Esther Gordillo, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y por Carlos Romero Deschamps, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), es el “canto de la sirena” y, por tanto, “los gremios democráticos deben taparse las orejas”, planteó la profesora-investigadora Graciela Bensusán, del Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.
Expuso que esta alianza, más que reflejar preocupación por la situación de los trabajadores, es “un acto defensivo” de dichos líderes ante la Alianza por la Calidad de la Educación y la reforma energética, las cuales podrían minar el estilo de sindicalismo que ambos practican.
En entrevista con La Jornada, Bensusán expresó que este pacto es también una forma de hacer ver que ellos (Gordillo y Romero Deschamps) “no sólo representan el pasado, sino también el futuro”, así como una “advertencia al gobierno diciéndole que están unidos y que se vaya despacio”.
Para la experta en asuntos laborales, lo que están haciendo ambos líderes es una “jugada triple, porque a la sociedad le dan el mensaje de que ahora van a hacer lo que deberían (defender a los trabajadores), ahora sí los van a representar con fuerza y unidos”.
La investigadora planteó que con la alianza educativa y la reforma energética Gordillo y Romero Deschamps “están sintiendo pasos en la azotea, porque se abre la posibilidad de que se ponga fin a ese modelo corporativo y corrupto”, y ante esto adoptan una estrategia disfrazada de buenas intenciones hacia la clase trabajadora.
Indicó que tanto la alianza educativa signada en mayo pasado como la reforma energética representan una “amenaza” para dichos líderes, porque en el caso de la primera, “de cumplirse sería el fin del SNTE como lo conocemos, porque se abre la posibilidad de que los maestros ya no tengan que soportar la ausencia de democracia en su gremio y la imposición de un modelo corporativo-estatista a cambio de tener plazas y contar con una buena carrera magisterial, y en el caso del STPRM, sabemos que una verdadera reforma de Pemex pasa necesariamente por un cambio en el sindicato petrolero”.
Abundó que nadie puede negar que las preocupaciones que ambos (Gordillo y Romero Deschamps) expresan ahora son asuntos que deberían haber atendido desde el lugar donde estuvieran desde “mediados de los años 80”, cuando el modelo neoliberal comenzó a instalarse, y no sólo descubrirlo ahora.
Agregó que incluso en el aspecto de la escasa sindicalización el documento se queda corto, porque a ese 10 por ciento que se señala hay que restarle aquellos trabajadores que aunque están sindicalizados cuentan con contratos colectivos de protección. “Es verdad que la sindicalización cayó a 10 por ciento, pero en realidad ni siquiera 4 por ciento de los trabajadores en México tienen contratos colectivos verdaderos; una buena parte los tienen de protección.”
De acuerdo con la académica, no obstante lo anterior es muy posible que haya gremios que secunden esa convocatoria, pero expuso que serán, sin duda, aquellos que son los “parias” del sindicalismo. “Mientras más débil sea un sindicato es más probable que le dé más credibilidad a lo planteado por dichos líderes”.
En sentido contrario, la experta consideró que para los denominados sindicatos independientes, secundar el llamado sería “suicida”, porque “tarde o temprano se va a desnudar y demostrar qué es lo que realmente está detrás de esto”.
Por ello, Graciela Bensusán recomendó tomar la propuesta con “cautela” y llamó a hacer un “análisis para desengañar a organizaciones que puedan llegar a creer que la solución de México son Elba Esther Gordillo Morales y Carlos Romero Deschamps”.
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