por Isabel Dorado Auz
Esa ha sido la expresión que ha utilizado el pueblo de Ciudad Juárez para denunciar los múltiples feminicidios que ocurren de manera cotidiana en esa importante puerta de entrada al "sueño americano". Han levantado fuerte la voz y han mostrado un inagotable nivel de organización que ha propiciado mantener la presión ciudadana para exigir justicia y convocar, en esta ocasión, a una caravana nacional en apoyo a esa importante lucha que ha trascendido nuestras fronteras, pero que no encuentra las respuestas correctas para acabar de raíz con este cáncer social.
El gobierno federal tomó como pretexto esta demanda ciudadana e implementó su estrategia de darle todo el poder al ejército mexicano con la ilusión ingenua de salir victorioso en su famosa guerra en contra del narcotráfico. Los resultados, todos los conocemos. El ejército fue acusado de violar permanentemente las garantías individuales, los daños colaterales cobraban cada vez más víctimas inocentes y los defensores de los derechos humanos se convirtieron en el peligro principal que tenían que enfrentar tanto el gobierno como el crimen organizado. Dos mujeres muy valiosas fueron asesinadas y un gran número de jóvenes pagaron con su vida el derecho a un momento de esparcimiento.
Después de tanta denuncia, después de tanto sufrimiento, surge desde la sociedad civil un acto de solidaridad, más como una necesidad de la sociedad misma para apuntalar una alternativa que permita restablecer el tejido social. Poco a poco se muestra una mayor intervención colectiva desde el poder ciudadano. Desde las luchas ambientalistas hasta la defensa de PEMEX, sin olvidar la lucha de los trabajadores mineros, los electricistas y últimamente los de Mexicana de Aviación. Desde el grito desgarrador clamando justicia de los Padres de la Guardería ABC, quienes a casi dos años de la tragedia siguen mostrando su indignación y enjuiciando desde abajo a quienes dicen representarnos en las funciones de gobierno, hasta esa lucha incansable que está llevando el valiente pueblo de Ciudad Juárez.
Todas esas luchas deben hacer convergencia en la Frontera Norte que nos está dando muestras de dignidad. Una sociedad fronteriza que exige justicia y que ha mostrado que el mejor camino es la lucha pacífica. Es momento de ser solidarios con quienes ya despertaron de su letargo y que nos están ayudando a abrir más los ojos para observar que nuestro mundo incluye muchos lugares que parecieran distantes pero que en realidad están más cerca que nunca. Lugares que son reflejo y espejo de nuestras acciones. Lugares que nos indican que es momento de levantar la voz, pero que esa voz debe ir acompañada por miles de garantas, para hacer entender a quienes "gobiernan" que la fuerza de la razón siempre se impondrá a la razón de la fuerza.
Por eso, aunque "estemos hasta la madre" de tanta ineptitud del gobierno es importante dejar en claro que las muestras de solidaridad siempre ayudan a levantar el ánimo. Demostremos que somos capaces de organizarnos a mayor escala y que esta Caravana en la segunda semana de Junio no solo sirva para levantar la voz y gritar muy fuerte ¡Ni una muerta más!, sino que al mismo tiempo nos demos cuenta que la solución la tenemos nosotros y juntos podemos darle viabilidad a este país que se está deshaciendo en las manos de los poderes fácticos.
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