por Isabel Dorado Auz
Termina el año e inicia en Hermosillo un negocio muy lucrativo. La mafias políticas estatal y municipal se ponen de acuerdo y aprovechan las fiestas, mejor conocidas como puente Guadalupe-Reyes, para llenarse los bolsillos de dinero, producto de esa perniciosa práctica mejor conocida como la "mordida".
Este proceso se repite año con año en estas fechas. El mecanismo es el siguiente: el ayuntamiento pone en circulación una campaña mediática, en donde le anuncia al conductor que tendrá que pagar poco más de $6,000 si se le sorprende conduciendo con aliento alcohólico, aparentemente con el único fin de promover la figura del conductor designado; con esta información, provocan que el conductor punible saque cuentas y facilitar, con ello, el fenómeno de la "mordida". Como el negocio es muy lucrativo, el procurador estatal, Abel Murrieta, se las ingenió para participar de los operativos en conjunto con tránsito municipal, así sus muchachitos tienen la oportunidad de obtener algunas ganancias extras. Dicen los expertos en el tema que de lo "recaudado" una parte queda en manos de los policías corruptos y el resto se va directamente al bolsillo de los políticos que instalan el negocio.
De acuerdo al sapo es la pedrada. La cuota mínima es de $200.00 y ocurre cuando el conductor es de escasos recursos y resulta que, a veces, es más costosa la multa que el valor del carro, con lo cual se corre el riesgo de que el auto forme parte de la chatarra del corralón municipal. La cuota normal es de $500.00, muy cercana al mejor conocido como "diezmo", el cual sería el 10% de lo que normalmente se pagaría en caso de retenerle el auto al conductor. Si el auto es de modelo reciente y el conductor no parece tener influencias, la cuota puede ser de $1000.00 a $2000.00. En caso de que el conductor no esté dispuesto a dar "mordida" y reclame, siempre podrá negociarse la reducción de la multa y disminuir el costo político de esta perniciosa práctica. Los conocedores del tema, nos dicen que tienen muy bien cuidado el negocio, ya que una vez que un conductor ha pagado la "mordida" respectiva, le dan una clave, para evitar que sea sancionado nuevamente si tiene la mala suerte de caer en otro retén camino a su casa.
Es fácil comprender, entonces, porque los policías estén más interesados en perseguir borrachos que en combatir a la delincuencia; aunque, hay quien dice que el incremento en los índices de robo que se anunciaron recientemente podría constituir otro tipo de negocios en donde los actores involucrados serían las mismas autoridades, haciéndose de la vista gorda, las casa de empeño y los que más se arriesgan, esto es, los rateros si son sorprendidos en el acto por el propietario del auto o de la casa-habitación.
Ese es el México que estamos viviendo. Eso es lo que se provoca cuando gobierna una clase política corrupta. Eso es lo que tenemos que combatir si queremos progresar como nación.
Por último, no quiero dejar pasar la oportunidad para recordar al gran amigo Fausto Soto Silva, a dos años de su muerte. Un personaje que terminó su vida en el momento que brindaba un gran servicio a la sociedad hermosillense. Esto es, abrir su programa de radio para el ejercicio de la libertad de expresión. Un derecho que muchas veces, nos da miedo poner en práctica, cuando vemos, por ejemplo, como gente pacífica está siendo sacrificada por exigir la garantía de sus derechos humanos.
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