diciembre 30, 2011

Un caso aislado

Por Isabel Dorado Auz

Después de un breve viaje a mi estado natal,  me encontré con la sorpresa de que mi casa había sido visitada por los amantes de lo ajeno. En  un hecho que para las autoridades seguirá siendo un caso aislado a pesar de que es la tercera ocasión que ocurre en lo que va de Mayo a la fecha.

Lo que se sigue repitiendo es asombrosa deficiencia de nuestras autoridades preventivas, mismas que nos solicitan que llamemos al 066, inmediatamente después de que ocurre el hecho, solo que ellos se toman todo el tiempo del mundo en atender la denuncia, no se porque siguen llamándolo teléfono de emergencia. El caso es que, en esta  ocasión, la policía municipal tardó poco más de una hora en hacer acto de presencia. Los policías estatales, me dijeron, requieren de que vaya uno personalmente a poner la denuncia si es que se quiere que se tomen huellas dactilares. Así de eficientes son  los muchachos comandados por Abel Murrieta. Muy buenos para coordinarse con la policía de tránsito para detener borrachos, pero muy deficientes en la coordinación para dar con los delincuentes que roban a placer en nuestra ciudad capital.

Escribo estas líneas para dejar un simple testimonio, ya que no albergo esperanzas de que tal situación se pueda corregir. Desgraciadamente, nosotros los ciudadanos somos los culpables del tipo de autoridades que padecemos  y los rateros, como decía anteriormente, hacen la labor más peligrosa al enfrentarse al riesgo de toparse con el dueño del inmueble que pretenden robar. En esta ocasión, en realidad es muy poco lo que se robaron, ya que poco dejaron en las dos ocasiones previas. Quizás pensaron que renovaría algunos de los objetos robados, pero al no tener certidumbre en la actuación de las autoridades he decidido tener lo mínimo indispensable.

Seguramente se seguirán repitiendo estos hechos aislados y funcionario como Abel Murrieta no sentirán vergüenza de seguir recibiendo un sueldo que no merecen. Me queda atender la recomendación del agente municipal, quien al responder la pregunta ¿de qué sirve llamarles si ustedes no resuelven nada? Me dijo que ellos acudían porque quizás uno no da pistas del robo por teléfono,  pero una vez con nosotros podrían obtener indicios que los llevaran a detener al presunto delincuente, por lo tanto, de no ser así, lo que me recomendaba es que asegurara mejor mi casa. Ya en tono  de broma, le dije que esperara mi próximo reporte cuando ocurra el cuarto robo a mi casa habitación. Total, ese es el México en que vivimos.  


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