enero 05, 2011

La amistad y el año nuevo

por Isabel Dorado Auz

 

Hay una vieja canción que narra la vida ficticia de Pancho López, bandolero famoso que en muy pocos años cubrió todas las etapas de su vida, canción que deja como moraleja que no hay que vivir la vida con tanta rapidez. Aún así, si el ser bandolero te proporciona felicidad, este individuo disfrutó a plenitud los pocos años que duró su corta vida. Hay en cambio seres humanos que pueden vivir  60 o 70 años sin conocer el significado de la verdadera felicidad, para ellos quiero escribir esta colaboración.

Primero que nada, quiero informarles que soy profesor y, por lo mismo, he tenido la fortuna de compartir experiencias con un sinnúmero de jóvenes de diversos niveles educativos. Me ha tocado ver en sus expresiones rasgos de felicidad y también rostros de marcada amargura. También milité en un partido político de izquierda, al menos así se denomina actualmente, y tuve la oportunidad de compartir experiencias con personas de todas las clases sociales y percibí, también, rostros de felicidad y rostros de amargura.

En qué estriba el ser feliz. Primero que nada, la felicidad obviamente no te la da la riqueza económica, pero no nos engañemos, tampoco el ser pobre y tener la esperanza de llegar al reino de dios, acorde a la prédica religiosa, es garantía de que la sola esperanza te reditúa una paz interior que te permite ser feliz a pesar de las adversidades.

Quiero comentarles que los rostros felices siempre tienen algo en común. Esto es, la felicidad siempre va acompañada de una buena amistad y ésta la puedes encontrar en la pareja sentimental, en tus compañeros de trabajo o bien en acciones comunitarias. Sin embargo, la vida acelerada que estamos viviendo en estos días, no nos permite cultivar eficientemente la amistad que nos profesan de manera desinteresada las personas que más queremos. Esas personas que tienen la capacidad de darte un abrazo sincero cuando tuviste una ruptura amorosa, tuviste problemas en el trabajo o bien enfrentaste un reto mal calculado que te enfrentó en condiciones muy desiguales a un adversario muy poderoso.

En mi caso personal, mi mayor riqueza la constituye ese ejército de buenos amigos que se han mantenido fieles a pesar de que, en muchas ocasiones, he dejado de cultivar eficientemente la AMISTAD que me profesan. Tomé el camino siempre difícil del activismo social, en principio partidista y hoy de forma independiente y quiero confesarles que mis momentos de mayor felicidad los disfruté cuando después de ser agredido por las autoridades, ese ejército de amigos estuvo conmigo y se solidarizó de tal manera que la pena de ese momento se vio compensada con el orgullo personal de contar que ese gran apoyo moral que me brindaron.

Por todo lo anterior, quiero desearles a TODOS, que en este nuevo año una de nuestras principales metas para el resto de nuestras vidas sea el cultivar el tesoro más importante que pueda tener ser humano alguno, la amistad sincera de nuestros seres más queridos y que contribuyamos juntos a crear un ambiente de mayor armonía sin que eso signifique aceptar imposiciones para "pasarla bien". En lo personal, intentaré con mayor ahínco cultivar mis propias amistades y seguiré con mis propias utopías. Mismas que en el fondo compartimos todos y que muchas veces no nos atrevemos a dar un paso adelante dadas las adversidades que hay que soportar.

Finalmente, quiero decirles que esta colaboración la motivó  una amiga lejana que vive en Cuernavaca, Flora Guerrero, quien es, para mí, uno de esos rostros felices con los que he tenido la dicha de toparme. Ella pasó las fiestas decembrinas arriba de un árbol que pretendían derrumbar los promotores del "progreso", acción que lograron evitar y que me demuestra que las utopías son posibles cuando se cree firmemente en ellas.

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