Armando Bartra / Instituto de Estudios para el desarrollo rural Maya, AC
En las elecciones del 2 de julio de 2006 la izquierdamexicana, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la Repúblicapor la Coalición por el Bien de Todos, formada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Convergencia, estuvo a las puertas de llegar al poder por la vía comicial, recorriendo el camino seguido en años recientes por diversos países latinoamericanos.
Tránsito ordenado e institucional que fue abortado por una alianza de todas las derechas: el gobierno de Vicente Fox, que desde la presidencia de la República hizo campaña por su candidato, Felipe Calderón; el partido en el poder, Acción Nacional (PAN), que desplegó una calumniosa propaganda del miedo contra López Obrador; el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que compite con el PAN por regresar a la
presidencia de la República pero se une con él en la tarea de frenar a la izquierda; los grandes empresarios, que ilegalmente pagaron spots televisivos a favor de Calderón y contra López Obrador; los medios de comunicación –sobre todo los electrónicos– que militaron abiertamente por el candidato de la derecha y contra el de la izquierda; la iglesia católica, cuya jerarquía instruyó a los fieles para que no votaran por los “enemigos de la vida”.
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