abril 22, 2008

Compartiendo alegrías... desde Paraguay

Amiga querida IRENE,

Ayer me acordé mucho de vos. Quería compartir contigo esta felicidad tan grande. Después de 60 años vencimos a aquellos que nos sometieron a todo tipo de abusos, ignorancia, pobreza, abandono, indignidad y una autoestima por el suelo.

Ayer volví a creer que Paraguay podría tener un sentido diferente. Ahora nos toca ponernos las pilas y el desafío empieza hoy. No va a ser fácil porque siempre hay gente que prefiere la conveniencia de sus privilegios a luchar por el establecimiento de un estado de derecho en serio y políticas públicas que verdaderamente sean para todos.

Estoy muy feliz de haber sido parte de esto. Estoy feliz de que mi madre haya visto la caída del Partido Colorado y estoy feliz porque mi hija verá la construcción de una sociedad diferente.

Soy parte de este grupo de gente que ha creído en sus fuerzas, que cree que el cumplimiento de derechos básicos como educación, alimentos, casa, salud y abrigo debe ser para todos. Estoy orgullosa de pertenecer a un partido de izquierda serio, pensante y super trabajador que trabajó a brazo partido para conseguir esta victoria.

Siento una alegría tan grande que creo que me va a estallar a el corazón. Creo que los sueños se pueden volver realidad y que las construcciones colectivas son posibles . Estoy feliz por mi hija, estoy orgullosa de mi familia y de mis compañeros de causa.

Amiga querida, queria compartir contigo mi alegría. Lloro emocionada al escribirte. Quisiera abrazarte mucho y contarte de esta alegría y de cuántas humillaciones hemos vivido a lo largo de nuestras vidas, cotidianamente, sufriendo el abuso de esta rosca mafiosa que se ha apoderado del estado para llenarnos de indignidad y hacernos el objeto de risa de cuanta gente con quienes nos encontráramos apenas cruzando la frontera.

Hoy tenemos la oportunidad y el desafío de cambiar nuestra historia y es producto de nuestro trabajo y tengó fé de que iniciaremos un cambio, que será difícil ciertamente, pero el esfuerzo valdrá la pena.

Abrazos,

laura

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