viernes 13 de marzo de 2009
Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info)
Esta administración pública panista, exactamente igual que las peores del tiempo priísta --lo cual significa, efectivamente, que también las hubo no tan peores-- tiene la pésima costumbre de no escuchar y sí perorar sobre sus propios discos rayados, pensando que con hablar y hablar ya la gente les creyó. A Felipe Calderón Hinojosa le está ocurriendo esto último, o sea, perora y habla, habla y perora, pero su supuesto mensaje no le llega a la gente, siempre en la expectativa de escuchar, más que sinrazones, obras y hechos, directrices claras.
Le dicen, sus propios patrocinadores electorales (Servitje y Slim), que hay una crisis profunda, que se agudizará, y Calderón acude el recurso del garrote mediático, a través del cavernícola señor Javier Lozano, quien tilda a esos inconformes como simplemente de "catastrofistas". Abundan voces que le proponen seguir una u otra línea de política frente a la crisis y a la inseguridad, y hace oídos sordos, sigue con su sordera. Sólo escucha a sus apologistas, quienes le dicen: "vas bien, Felipe, vas bien", aunque no se sepa si va bien a dónde, si al cielo o al infierno. Pero no sabe escuchar. No escucha y hace lo que le viene en gana. Acaso por eso es historia propia, relatada por él mismo, que le encantó la canción "El hijo desobediente". Pero ya no, ni por edad ni por circunstancia, está en el papel de un hijo que se libera de la tutela paterna.
Y por eso mismo, una de las viudas del horrendo homicidio industrial de Pasta de Conchos, Coahuila, doña Rosa María Mejía, le pudo decir, a tres años de ocurrido el desastre, el 19 de febrero pasado: "Cuánto dolor sentimos porque el gobierno del señor Fox y el actual del señor Calderón no están dispuestos a hacer nada para hacernos justicia y devolvernos los cuerpos de nuestros mineros. Y lo sentimos porque nos hemos dirigido al señor Calderón para que autorice el rescate y nunca nos ha respondido nada. Está más frío que las galerías y las diagonales de la mina en que yacen abandonados los cuerpos de nuestros seres queridos".
Le señalan, por otra parte, que la lucha contra el narco tiene muchas deficiencias, que tiene profundos errores de concepción política y social, y simplemente nunca contesta, sino que vive anclado en que la suya, de tropas y policías, es la única posible conducta. Y así en todo. Ahora le ha dado por voltear los reveses hacia la otra parte del problema, casi como deslindándose de responsabilidades, de ser la única causa del problema, los Estados Unidos, el mayúsculo mercado de los estupefacientes, para casi concluir: "Ya ven, la culpa no la tenemos nosotros en México, sino los norteamericanos, pues no quieren colaborar en esta tarea que les afecta". Y con ello pretende salvar toda responsabilidad. Sus corifeos y paniaguados le vuelven a gritar: "Vas bien, Felipe, vas bien".
Naturalmente, ante esta actitud calderonista inveterada suena muy lejana la posibilidad de que entienda lo que el afamado intelectual James Petras dijo hace unos cuantos días, en una entrevista para Radio Centenario, que parece larga para este espacio, pero que debe ser conocida:
"Radio Centenario: En el tema de las relaciones entre EE.UU. y América Latina, queríamos pedirte un análisis sobre lo que está pasando en México porque las noticias todos los días muestran un desarrollo muy importante del narcotráfico pero sobre todo lo que se muestra son acciones muy espectaculares, mutilaciones, hallazgo de muchos cadáveres, decapitaciones. Pero queda como en un segundo plano una realidad y es que EE.UU. se está metiendo cada vez más en México, incluso se habla hasta del envío de marines
"Petras: Hay una propuesta de unificar o vincular la presencia de tropas norteamericanas directamente con el ejército mexicano. El problema de fondo es que la quiebra en México, la quiebra de la agricultura, la masificación de pobreza especialmente entre la juventud, está muy vinculada con el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Este comercio desplaza a millones de mexicanos. Y en el grado que los EU construyen barreras para que la población excedente mexicana no pueda salir de la pobreza en EU, se queda, y sin ocupación y sin futuro quedan disponibles para el reclutamiento en la única industria que está floreciendo, que es la droga.
"El crecimiento del tráfico y producción de droga está directamente vinculado con la caída del empleo y los ingresos en los sectores desplazados por el tratado de libre comercio.
"Y sustituir la represión militar simplemente no funciona porque los mismos presupuestos estatales están en la baja y las oportunidades para los funcionarios de corromperse en el comercio más dinámico que es la droga, es enorme. El problema no tiene ninguna solución. Aumenta en el Estado la corrupción, la corrupción fomenta a los narcotraficantes. Hay una relación dialéctica: más crece el narcotráfico, más corrupción; más corrupción oficial, facilita el narcotráfico. En esta situación es un círculo vicioso y cada vez que ponen más soldados más intervienen en los conflictos.
"Hay que decir una cosa: cuando matan o capturan narcotraficantes, muchas veces es porque los oficiales estatales están tomando partido por otro grupo de traficantes, es una forma de eliminar la competencia, no que simplemente estén aplicando la ley de manera uniforme.
"Hay un cártel en Chihuahua, otro en Tijuana, en Ciudad Juárez. Si uno quiere identificar hay sectores oficiales con unos y otros de los carteles incluso altos funcionarios nacionales en el gobierno. Por eso nunca pueden solucionar este problema. Más que nada porque la depresión económica en EU, incluso la salida de cientos de miles de mexicanos volviendo a México ahora sin trabajo allá en su país, va aumentar la violencia, la descomposición. No hay un movimiento mexicano urbano que pueda orientar este descontento. Andrés López, el candidato de la oposición, es un buen político electoralista, es socialdemócrata, pero no tiene ninguna solución frente a la crisis actual. El se está postulando para las próximas elecciones, para las que faltan muchos años. Los zapatistas quedan en Chiapas, hacen lo que pueden, sobreviven con ayuda económica de las ONG. Grupos intelectuales en la ciudad de México hablan y escriben cosas interesantes pero están totalmente afuera de cualquier alternativa práctica con una base de masas. Es un país políticamente explosivo pero sin ningún canal político. Frente a eso, los traficantes ofrecen soluciones de corto plazo: un trabajo, un ingreso. Con muchos riesgos de perder la vida dentro de 2 ó 3 años.
"Radio Centenario: Y la importancia de México al lado de EE.UU. hará que por supuesto se le preste una atención especial, diferente.
"Petras: Sí, una atención pero sin soluciones. La militarización de México coincide con un aumento de asesinatos. Es evidente que el problema es socio económico y político y no militar. El gobierno de México puede multiplicar por 10 el número de soldados y no va a tocar el tema de fondo".
México, dice Petras, "es un país político, pero sin ningún canal político". Se puede o no estar de acuerdo con esta concepción del académico Petras, pero debía ser escuchado. No son argumentos menores los que maneja Petras, sino agudos, que para muchos reflejan la verdadera incompetencia oficial.
marzo 13, 2009
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