mayo 13, 2009

Retorno a la “normalidad” calderonista


Por Julio Pimentel Ramírez / Poresto.net

A veinte días de declarada la emergencia sanitaria debido a la propagación de la influenza humana AH1N1, al más clásico estilo calderonista en medio de la confusión y la incertidumbre, ya que varias entidades de la República mantienen la suspensión de clases y de diversas actividades, México regresa a la “normalidad”: la violencia del crimen organizado sigue cobrando vidas y la crisis económica continúa propagándose, mutando de “gripita” a recesión y, de manera más letal que el famoso virus ahora de referencia mundial, elimina miles de empleos entre otros efectos nocivos.

Para que no dudemos que la normalización está en pleno desarrollo, comenzamos esta semana con noticias de que el virus del narcotráfico -que combina diversos elementos entre ellos impunidad, corrupción, pobreza y desesperanza, descomposición política y social- llegó para quedarse y para que no se nos olvide se informa en POR ESTO! de enfrentamientos entre soldados y sicarios en Tabasco, ataques a granadazos en tres ciudades de Guanajuato, fosas clandestinas con elevado número de cadáveres en Chihuahua, múltiples ejecuciones en ciudades y entidades en las que existen grandes operativos policiaco-militares.
Ahora bien, para ser precisos la “normalidad” neoliberal nunca nos dejó: ante emergencias de carácter social (temblores, huracanes, sequías, entre otras) queda de manifiesto que el desmantelamiento de la infraestructura pública y las prioridades del gasto público, que relega inversiones en salud, educación, investigación, entre otros rubros, se traduce en muertes por motivos evitables como sucede con este virus que, finalmente, no resultó tan letal como podría esperarse.
El gasto en México para investigación científica y desarrollo de tecnología equivale a una cuarta parte de los recursos públicos para el pago de intereses de la deuda gubernamental. Su bajo monto representa una carencia que limita la capacidad de crecimiento de la economía y frena la capacidad de respuesta ante emergencias como la epidemia de gripe que afecta al país.
México invierte en un año el equivalente a 0.4 por ciento de su Producto Interno Bruto (casi cuatro mil millones de dólares) en investigación y desarrollo, porcentaje que lo ubica en el último sitio entre las naciones que pertenecen a la OCDE, bloque de 30 naciones al que ingresó en 1994 cuando el salinismo soñaba con ser parte del primer mundo.
El país también ocupa el último puesto en cuanto a personal ocupado que se desempeña en las áreas científicas y tecnológicas y en registro de patentes, de acuerdo con el organismo.
El último año, el pago de intereses de la deuda pública significó una erogación de recursos públicos por 235 mil 96 millones de pesos, cantidad que cuadruplica los recursos destinados por el país a investigación y desarrollo y que no incluye otros 30 mil millones de pesos que se emplean cada año para financiar el costo del rescate bancario de 1995 (el famoso FOBAPROA), que se sigue pagando con fondos públicos, indican datos de la Secretaría de Hacienda.
De este modo, después de reflexionar sobre la anterior información que nos muestra lo que subyace cuando se habla de la “normalidad” a la que ahora retornamos, paulatinamente, los mexicanos, constatamos que el gobierno federal panista no modificó la forma de actuar a que nos tiene acostumbrados, como puede verificarse con la lentitud, ineficacia e ineptitud con la que se enfrentó la contingencia de salud pública, así como la opacidad y manipulación con la que se difundió y se difunde la información sobre el surgimiento, propagación y atención de este nuevo virus.
En estos días en el que las medidas erráticas del gobierno calderonista mantuvieron a los mexicanos “acuartelados” en sus hogares se aprobaron reformas legales que se inscriben en la estrategia de enfrentar al narcotráfico y a la delincuencia en general con medidas que amplían las facultades de los órganos represivos del Estado.
No hay que olvidar que este proceso de endurecimiento también va dirigido en contra de protestas y movimientos sociales que se inconformen con su situación y pretendan modificar la injusta realidad que padecen. Habrá que estar atentos pues en la próxima legislatura se discutirán iniciativas de Calderón que pretenden legalizar y ampliar la presencia y uso del Ejército en los ámbitos de la seguridad pública y nacional, en detrimento de una estrategia integral y democrática para enfrentar a la delincuencia organizada.
Así, en medio de la epidemia de influenza humana AH1N1, que continúa afectando en mayor o menor grado a todas las entidades de la República aún a las que no reportan casos comprobados clínicamente, que desnudó la deficiencia del sistema de salud pública, erosionado y desmantelado por varios lustros de políticas neoliberales, además de mostrar la incapacidad de los funcionarios de la administración, se confirmaron informaciones sobre lo profundo de la crisis económica y el rebrote de la violencia del crimen organizado que también retorna a la “normalidad”.

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