diciembre 08, 2010

Carta a Fausto Soto Silva



por Isabel Dorado Auz

Buen día, Fausto:
Quiero compartir contigo algunas reflexiones, a propósito de que ha pasado ya un año desde que tomaste la decisión de no estar físicamente presente entre nosotros. Hay quienes creen que una vez que mueres dejas de existir en este mundo, yo por el contrario creo que la presencia perdura por muchos años y, en algunas ocasiones, puede llegar a ser una presencia eterna. No creo que tú aspiraras a lo último, más bien creo que te conformarías con que se respetara el legado que nos dejaste, mismo que grupo ACIR se niega a darle vigencia. Por eso te escribo esta carta.
Quiero comentarte, que aquél programa que tú conducías, “Radio Periódico” sufrió tantas transformaciones que terminó por desaparecer. Tus alumnos, Hilario Olea hijo y Humberto Calixtro no pudieron con el paquete y tuvieron que ser sustituidos. Obviamente, la culpa no fue toda de ellos, sino del cambio de formato con que quisieron adecuar el programa para que no fuera incómodo a la clase política dominante. El resultado, tu mejor que nadie lo conoces, el programa fue perdiendo “rating” y no logró el grupo radiofónico sustituir con suerte el formato que le funcionó durante tantos años. A últimas fechas, un reportero de El Imparcial, Alberto Medina, intentó un nuevo formato, al que le llamó periodismo inteligente, pero corrió la misma suerte que sus antecesores.
Tú y yo sabemos cual es la fórmula, pero sabemos también que se requeriría ejercer un verdadero esfuerzo periodístico para atreverse a volver a abrir los micrófonos. Claro está, sería necesario manejar hábilmente la entrada y salida de llamadas para no cansar al auditorio y evitar hacer lo que hacen hoy en día las radiodifusoras, esto es, medir con la misma tabla todas las llamadas, por eso llamadas interesantes a veces tienen que ser cortadas, debido al límite de tiempo, el cual oscila entre los 5 y los 10 minutos, como máximo. Por tal motivo, es imposible que se generen debates de calidad, situación que efectivamente tratan de evitar, ya que la clase política queda en evidencia y se corre el riesgo de trastocar el status quo.

Mientras tanto, todo le está saliendo a pedir de boca a la insaciable derecha sonorense. Tienen domesticado al perredismo e incluso a una parte del Lopezobradorismo y con ello, desprotegida totalmente a la clase social más desprotegida. La derecha sonorense se da tiempo para realizar todo un esfuerzo mediático para informar que se otorgarían $500 pesotes a las personas de la tercera edad más necesitadas. Una verdadera burla, ya que el dinero no sale de sus bolsillos, sino del presupuesto sonorense. Total, al no haber contrapesos se pueden establecer una serie de excesos que nadie va a cuestionar en los medios que ellos controlan, que desafortunadamente siguen siendo muchos, con muy claras y honrosas excepciones.
También se dan el lujo de construir, al estilo de Porfirio Díaz, obras como la plaza Bicentenario, en un área verde que debió ser reforestada para darles oxígeno a los “representantes” del pueblo, ya que se ubica justo donde se encuentran el palacio legislativo y el palacio de justicia, mismos que muestran una sumisión total a los designios del poder ejecutivo, mismo que a su vez hace lo que los poderes fácticos sonorenses le ordenan. Probablemente, la falta de oxígeno no les permite que sus neuronas funcionen correctamente para tomar decisiones propias.
En fin, terminé diciéndote, mi estimado Fausto, muchas cosas relacionadas con mis cuestionamientos permanentes a la clase política; cuestionamientos, que en muchas ocasiones tuve la oportunidad de externar en Radio Periódico, y lo cual motivó un agradecimiento muy personal hacia tu persona. Por eso, Fausto, a un año de tu partida quiero decirte que no tardan en surgir, de nuevo, las propuesta de darle tu nombre a una calle, e incluso no descarto que el grupo ACIR intente cínicamente darle tu nombre a alguna cabina radiofónica; yo por mi parte, sigo insistiendo que el mejor homenaje que pueden hacerte es revivir el formato que nos dio voz y que permitió evidenciar todas las fallas de la clase política. Se que suena incómodo, pero es una buena manera de restablecer los equilibrios perdidos.
 Por último, quiero brindar contigo disfrutando esa sabrosa tase de aromático café que dejamos pendiente.
Un abrazo,
Isabel Dorado Auz

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