CARLOS ACOSTA / Proceso
Con una economía sostenida por el petróleo, la maquila y las remesas -recursos venidos a menos-, el plan anticrisis propuesto por el gobierno federal la semana pasada está lleno de promesas huecas que no podrán evitar el desplome de la economía. En el poder desde hace ocho años, el PAN no entiende la urgencia de un cambio de rumbo, y ofrece un plan anticrisis populista y electorero que ni siquiera fue consensuado con los sectores productivos. Lo que es peor: el Estado mexicano luce impotente y la administración de Felipe Calderón está llevando a la sociedad al límite.
Para que el gobierno federal reconociera, finalmente, que lo que sufrirá el país con la crisis está lejos de ser un "catarrito", tuvo que hacer agua la economía en diciembre: se perdieron en el mes más de 320 mil empleos formales; la inflación se disparó a cerca de 7% anual, cifra no vista desde hace ocho años; el consumo y el crédito se frenaron, y la actividad productiva siguió cayendo.
Lo dijo suave el presidente Felipe Calderón, el miércoles 7, al anunciar el nuevo plan anticrisis: En 2009, "estaremos viviendo un periodo de grandes dificultades en términos de crecimiento económico, inversión y empleo en nuestro país".
Pero el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien acuñó el término de "catarrito" y siempre fue renuente a aceptar la gravedad de la crisis (durante meses sostuvo que la economía crecería 1.8% en 2009 y que era prematuro hablar de recesión), debió aceptar, el jueves 8, que la economía mexicana registrará este año una "tasa de crecimiento cero".
Se vio optimista, porque Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, auguró una peor caída del Producto Interno Bruto que ya empezó en el último trimestre de 2008.
En ese marco de estancamiento económico, de desempleo creciente, de mayor carestía (muchos básicos rebasaron ampliamente el 6.53% de la inflación general: en un año, el arroz y el frijol negro subieron 100%; el aceite de cocina, 80%; el huevo, 30%; la leche, 20%; el jamón, 36%; el chile verde, más de 30%) y de "fuertes presiones a la baja en la actividad económica", la administración de Felipe Calderón anunció un nuevo plan anticrisis, que denominó "Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo".
De 25 puntos del plan, son más las promesas que las medidas concretas, y algunas de éstas últimas llegan tarde: se congelan los precios de las gasolinas todo el año, pero después de más de 30 aumentos que las elevaron en 10% la magna y 8.4% la Premium, respecto de enero de 2008.
El colmo: se congelan cuando su precio es muy superior al que tienen las gasolinas del mismo tipo en Estados Unidos. Aquí la magna cuesta 7.72 pesos el litro; allá, 6.41 pesos. La Premium, aquí está en 9.57 pesos; allá, en 6.85 pesos el litro. Es decir, aquí son 20% y 39% más caras, respectivamente.
Este es un adelanto del reportaje que publica la revista Proceso en su edición 1680 que empezó a circular el domingo 11 de enero.
enero 12, 2009
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