enero 20, 2009

El acoso laboral en México

Por Yadira Islas Limón / disentir.blogspot.com

Recientemente, dentro de los estudios de estrés profesional, se ha venido perfilando el fenómeno del acoso laboral o mobbing dentro de las organizaciones, primero en España y cada vez más explorado en México, esta problemática es reconocida como un factor que repercute de manera negativa en el ambiente de trabajo. Se define como una serie de actitudes y conductas hostiles que de manera repetitiva e intencional son dirigidas hacia una persona con el objetivo de desestabilizarla psicológicamente.
De forma paradójica, los estudios señalan que son las universidades, junto con los centros de salud, los espacios donde con mayor frecuencia se presentan víctimas de acoso laboral, ya que muchas veces en este tipo de instituciones los lineamientos en la organización del trabajo no están claramente delimitados, siendo factible una distribución irregular de responsabilidades.

Desde la psicología se explica la postura del agresor como una necesidad perversa de aniquilar a alguien que de alguna manera le resulta amenazante, desde otras miradas puede entenderse como la ausencia del respeto básico a la condición humana, a la diversidad, a la existencia del otro.
Las relaciones humanas no suelen ser consideradas por los directivos de las organizaciones como un factor importante para tomar en cuenta en las políticas de trabajo, es decir, se asume que la interacción se produce de manera natural y por lo tanto se obvian las normas de convivencia, dejando de lado la conciencia del otro.

Aunado a lo anterior, tenemos que el mobbing se practica impunemente al interior de los espacios laborales amparado en primera instancia por la cada vez mayor aceptación social del ejercicio de la violencia, donde una conducta agresiva es permitida e incluso considerada como deseable.
Es aquí donde surge la inquietud sobre el nivel de interacción social dentro del cual nos desenvolvemos, pareciera que el énfasis en el individualismo puede adquirir tendencias dañinas en las organizaciones fomentando la presencia de mobbing, con consecuencias perjudiciales no sólo para la víctima sino también para la institución, ya que la afectación emocional y psicológica en un sujeto desencadena necesariamente la merma de su eficiencia laboral.

Como asignatura pendiente nos queda el aprender a observar las situaciones de acoso, el generalizar el rechazo a las actitudes agresivas y que violenten al otro subrayando el trato ético en las relaciones laborales, el aprender a pensar las diferencias como oportunidades de aprendizaje y crecimiento y, por último, el reconocer que la salud psíquica de los trabajadores es uno de los pilares que mantiene el funcionamiento óptimo de las organizaciones.

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