marzo 27, 2009

Ayudan pero también matan los pesticidas

Por intoxicación por plaguicidas cada año mueren 200 000---
personas y un número absolutamente incalculable de insectos
benéficos, peces, aves, mamíferos y en general . El empleo de-
sustancias vegetales para controlar plagas de insectos en los--
principales cultivos, ya es una realidad


http://www.sonoranbusinesssensor.com/2009/03/pennies-centavos_18.html
Ciudad Obregón.- En la actualidad, en el sur de Sonora se tienen problemas fuertes de contaminación del aire, suelo, agua y alimentos, como consecuencia del uso irracional de insecticidas sintéticos. El uso de plantas para el control de plagas de insectos puede clasificarse en tres etapas: La tradicional, la de búsqueda y el agro ecológico contemporáneo, aunque no hay una rígida distinción en el tiempo pues de hecho se traslapan.

Con el problema actual de creciente degradación ambiental, cuya dramática expresión es la muerte por intoxicación por plaguicidas de 200,000 personas al año, según cálculos del Pesticide Action Network y la muerte de un número absolutamente incalculable de insectos benéficos, peces, aves, mamíferos y en general de toda la cadena alimenticia, no existe en el planeta un sitio que se pueda considerar a salvo de esta situación, por ello surge con una gran fuerza, la necesidad que se tiene por controlar los enemigos naturales de las plantas, con métodos biológicos.

En el Valle del Yaqui y Mayo, se han determinado problemas de degradación de la calidad de los suelos como cambios en su estructura debido al uso de maquinaria agrícola, salinización por el uso excesivo de fertilizantes y pérdida de materia orgánica en los suelos, problema relacionado con su sobreexplotación.
Estos problemas afectan directamente a la actividad agrícola; por otra parte, el uso inadecuado de plaguicidas ha ocasionado serios problemas de contaminación ambiental.

Fuertes hallazgos de contaminación

La principal fuente de abastecimiento de agua, tanto para las actividades agropecuarias como las domésticas e industriales, es la Presa Avaro Obregón, que recibe el escurrimiento del Río Yaqui; además de abastecer de agua, es generadora de energía eléctrica y se desarrolla pesca comercial y deportiva.

A partir de su importancia económica y social, la calidad de sus aguas ha sido monitoreada en diversos estudios. En 1991, Ibarra llevó a cabo una caracterización físico – química y microbiológica, y se encontró la presencia de tres plaguicidas: pp´DDE, un isómero del DDT (2.2x10-5 mg/L); endrín 2.5 x10-4 mg/L y paratión metílico en una concentración de 6.1 (2.2x10-5mg/L.

Otra fuente de agua importante es el acuífero del valle el cual abastece de agua potable a algunas colonias. En una investigación en 1991 se determinó la presencia de lindano, dieldrín y endrín en 8 pozos de abastecimiento de agua potable de comunidades rurales.
En una de las muestras el órgano clorado endrín rebasa los límites permisibles para su consumo, además de la potencialización de sus efectos tóxicos por la adición de cloro como tratamiento de potabilización.

El aire es otro elemento de transporte de plaguicidas. De acuerdo con Villa (2002) al estudiar la calidad del aire en Ciudad Obregón, encontró partículas suspendidas conocidas como fracción respirable, debido a que su diámetro aerodinámico le permite llegar a las vías respiratorias superiores; presentan plaguicidas asociados como los organoclorados, monocrotofos, clorpirifos y malatión.

La presencia de estos compuestos en el medio ambiente ha repercutido en los habitantes del valle. El estudio de García y Mesa en 1991 arrojó la presencia de plaguicidas en muestras de leche materna y sangre de niños menores de 6 años, los resultados, indicaron que el 100% de las muestras analizadas contenían trazas de compuestos organoclorados, en ciertos casos de muestras de leche se registraron concentraciones superiores a los límites establecidos por la FAO, en los casos de lindano, heptacloro, BHC, aldrín y dieldrín.

En concreto, la contaminación por plaguicidas en el Valle del Yaqui ha sido bien documentada desde hace más de 10 años; se han encontrado molécula tóxica al ser humano en todos los componentes del ecosistema. “Su presencia en el aire ambiente, en el agua, en el suelo, en la flora, en la fauna y en los pobladores de esta zona, nos indica el serio problema que han provocado las prácticas inadecuadas de producción agrícola”, consideró el investigador de la región Ramón Morales Valenzuela.

Actualmente, las autoridades de salud y medio ambiente, así como las instituciones de investigación, enfrentan el reto de buscar soluciones sustentables que permitan el desarrollo de actividades económicas y el incremento de la calidad de vida de sus habitantes.

Linfoma de Hodgkin y leucemia en el Valle del Yaqui


De acuerdo con Teodoro Bojórquez Durán, los cánceres son formaciones anormales de las células del órgano afectado, llamadas comúnmente displasias celulares, esto es, alteraciones en la formación de las células donde su crecimiento se desarrolla de manera desordenada y con una rapidez superior a la célula normal.
Entre las causas que provocan – o aceleran la formación de cánceres, dijo, hoy en día hay sustancias en el medio ambiente, como son las radiaciones, medicamentos o alimentos que son culpables del incremento de la incidencia del padecimiento en el ser humano.

Como ejemplos, mencionó el caso de productos cárnicos tratados con sustancias (clembuterol) al igual que las semillas modificadas genéticamente (transgénicas) y que se considera factible sean factores desencadenantes.También se encuentran en esta situación los agroquímicos usados en el Valle del Yaqui, para aumentar la producción agrícola y que fueron prohibidos hace muchos años en otros países, entre éstos se hallan los organofosforados como malatión, paratión y demás, que han incrementado la incidencia de enfermedades como el llamado linfoma de Hodgkin y la leucemia (por sus Características llamada también cáncer en la sangre), siendo el Estado de Sonora la Entidad con mayor incidencia a nivel nacional, mencionó.

A mediados de los años 70 dijo, este tipo de casos sólo eran referencia bibliográfica para estudiantes, es decir, estaban solamente en los libros, sin embargo, en la actualidad los médicos oncólogos y otros especialistas han quedado sorprendidos de la gran cantidad de casos.
Ahora, es común ver en las áreas de oncología de los hospitales de la región a personas de distintas edades; pero lo peor de todo esto son las cantidades de niños, vidas inocentes que apenas van floreciendo y ya se encuentran sentenciadas a muerte.

Fuerte dependencia a venenos


En el Distrito de Desarrollo Rural 148, Cajeme, cada ciclo, se aplican para controlar insectos, malas hierbas y enfermedades de los cultivos, más de 600 000 LT (seiscientos mil litros) de venenos sintéticos, sobre todo insecticidas y principalmente en trigo, para el control de pulgones. Para éste último caso, sucede algo muy curioso y preocupante, los productores cuando aplican un herbicida para el control de malezas, aprovechan esta operación para también combatir a los pulgones con venenos químicos.

Más importante que los hipotéticos daños económicos que pudieran causar los pulgones, es la influencia negativa al medio ambiente y a la salud humana, inducida por los insecticidas químicos sintéticos que masivamente se aplican en el Valle del Yaqui, agregó Morales Valenzuela. “El productor debería de estar comprometido moralmente, a realizar un control racional de las plagas, sin poner en riesgo la vida de la gente, sobre todo la de los niños”, continuó.

En la mayoría de los casos, no existe esta plaga o las poblaciones presentes, no causan daños económicos. Es para prevenir, dicen los productores.
Esta sola acción “para prevenir”, es totalmente imprudente, ya que los insecticidas químicos que utilizan, no sólo matan a la plaga en cuestión, sino que también extermina a la fauna benéfica como predadores y parasitoides.

Con esto, los pulgones sobrevivientes a los insecticidas, se desarrollan libremente, sin tener enemigos naturales que pudieran detener su avance poblacional. Razón por la cual, viene una segunda y hasta una tercera aplicación.
Esta práctica, que de hace años está generalizada en el Valle del Yaqui, por todo tipo de productores, no sólo incrementa los costos de producción, sino que además es muy ineficiente y sobre todo impacta negativamente en el medio ambiente y lo más grave es que afecta a la salud humana, la cual se deteriora ciclo tras ciclo.

Contraataque natural


Para contrarrestar lo anterior, en los últimos años, se han vuelto populares los preparados artesanales, domésticos o caseros contra plagas en la agricultura de subsistencia, de traspatio, organopónicas y de huertos familiares, así como de pequeñas extensiones de agricultura orgánica En nuestra región sur de Sonora y en el vecino Estado de Sinaloa, el empleo de sustancias vegetales para controlar plagas de insectos en los principales cultivos, ya es una realidad.
Se utilizan extractos de especies nativas de cada región y que se encuentra en forma silvestre, en grandes cantidades.

Como ejemplo se puede mencionar a la piocha, la higuerilla, el toloache, el girasol, la golondrina, el cardo, el chile, la cebolla, el ajo, el hinojo, el cilantro, el neem, el epazote, el tabachín, el limón, la sábila, el nopal, la correhuela, entre muchas otras.
Para lograr una buena penetración o como adherente, se utiliza la melaza, el jabón (en polvo y en barra), el aceite comestible, el azúcar, el vinagre, entre otros.
En el actual ciclo agrícola triguero, el productor tiene la opción de emplearlos para el control de pulgones, tanto del follaje como del cogollo, el tallo o de la espiga. Debe de saber que además de ser altamente eficientes en su cometido, son inofensivos, respecta la fauna benéfica, los puede elaborar el mismo y son muy baratos.

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