marzo 03, 2009

Nuestro momento histórico



Ricardo Andrade Jardí

Y mientras el catarrito financiero se nos convierte en neumonía crítica y el peso se devalúa y cotiza en 15.30 pesos por dólar, con todo lo que esto significa, es decir: aumentos masivos en productos básicos, alza de tarifas en trasportes públicos y toda la gama de especulaciones que harán de nuestra vida nacional una accidentada caída hacia el empobrecimiento económico y cultural de lo que nos queda de república; el gobierno vecino, al Norte, nacionaliza la quebrada banca, y una tercera parte del banco mexicano, BANAMEX, queda bajo control de la Casa Blanca —se cumple el sueño imperialista, pues—, luego de haber sido “rescatado” con dinero público y revendido por el ex banquero contra quien hoy pesan un sinfín de denuncias por sus presuntos vínculos con el narcotráfico, denuncias que al usurpador y a Bush no les importaron mucho cuando decidieron reunirse en su “haciendita” al Norte de Mérida, Yucatán, en marzo del 2007, para lo que fue necesario asesinar a los perros y gatos avecindados alrededor de lugar y detenidos como tributo al emperador más de medio centenar de jóvenes, que, en todo caso, lo único que hicieron fue defender su derecho y el de todo México al libre tránsito, además de los de manifestación y de expresión.

En fin… la crisis financiera global derrumba las bolsas mundiales y los despidos amenazan la “estabilidad aparente del pantano”, a nivel planetario, no hay remedio, si acaso “soluciones” mediáticas, que en realidad no resuelven la forma y menos aún el fondo y peor aún, cada “solución”, intentando rescatar lo inviable, en tan sólo unas horas agudiza aún más la crisis financiera, que es también ya energética y alimentaria.
El neoliberalismo como estructura económica del capitalismo, definido por Bush: “democrático”, aceleró las contradicciones del sistema y el exceso de producción inalcanzable ante el exceso de explotación pone en evidencia lo inconveniente e inmoral de seguir apostándole a un régimen global que se sustenta en la especulación y en el soporte virtual, evidencia la estupidez y la rapiña de un reducido grupo de cretinos que pretenden sostener la irracionalidad como norma del mercado.
El capitalismo “democrático” es insostenible bajo principios científicos, se basa, pues, en la lógica de producir, infinitamente, frente a la realidad concreta de lo finito del ecosistema planetario del que formamos (los seres humanos) parte, pero no la única parte, y no podemos y no debemos seguir “apoyando” la idea de rescatar lo que es ética y socialmente inaceptable.
No se trata de un catarrito o de una crisis importada. Se trata de la decadencia ética, cultural y financiera de un sistema de mercado global que ha intentado imponerse como una verdad absoluta, como un dogma de fe que se tropieza con la realidad natural del ecosistema y nuestra relación íntima ligada e inseparable con el mismo.
La barbarie de la guerra, la multiplicación inaudita de miseria, la sobreexplotación, el narcotráfico, la pederastia, la decadencia ética y moral, la explotación sexual de ellas y de ellos, la impunidad, la corrupción, la destrucción de nuestras culturas, la destrucción medio ambiental, la violencia y la imposición financiera… son los legados del capitalismo “democrático”, del neoliberalismo, pues.
La crisis debe ser la oportunidad para que todas y todos abramos el debate social en todos los terrenos: ético, filosófico, científico, ambiental, educativo, jurídico, espiritual, cultural, etc., la oportunidad para replantearnos viejas y nuevas formas de organización social que se funden en la igualdad y la colectividad, para discutirlas a fondo, para impulsarlas, para accionarlas, para cambiar el rumbo, de una vez por todas, antes que los “remedios” neoliberales nos lleven al colapso apocalíptico.
Este es el momento histórico para que la sociedad empiece a construir cultura e identidad con dignidad y justicia para todos.
Llegó el momento de renunciar a la absurda y criminal idea de que en el capitalismo (explotación del hombre por el hombre) está la respuesta.

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