Desde hace tres décadas de gobiernos neoliberales, los ciudadanos y trabajadores hemos sido víctimas de las insaciables y salvajes actitudes de rapiña con que se han comportado los grupos empresariales oligárquicos de nuestro país, auspiciado por los acuerdos imperialistas de EEUU, y otras potencias capitalistas, que impulsan políticas neoliberales.
El saqueo de las riquezas propiedad de la Nación y del pueblo mexicano, que durante años se han ido concentrado en unas cuantas manos; dejando a su paso; explotación, opresión, desempleo, y miseria de millones de mexicanos sumidos en la pobreza extrema.
Tres décadas neoliberales ha generado un desastre nacional, pero también a la par una respuesta histórica de diversos sectores de la población y la perspectiva de desarrollar un amplio movimiento nacional de resistencia cívico-popular.
En dos procesos electorales el gobierno ha respondido con fraude: Primero cometido al candidato del Frente Democrático Nacional en 1988 y posteriormente la sociedad civil se aglutina y decide respaldar Andrés Manuel López Obrador en el Frente Amplio Progresista en el 2006, con la imposición de un gobierno espurio.
Ese auge cívico-popular deseoso de lograr cambios, donde millones de personas movilizadas intentaron cristalizar sus esperanzas de mejorar condiciones de vida, de trabajo, de salario, de democracia, de dignidad; ante gobiernos entreguistas que se ha vuelto apéndice del poder oligárquico, cuya insensibilidad responden con actitudes despóticas, autoritarias, prepotentes, contra la mayoría de la población convirtiéndose en protectores del gran capital de los ricos.
El gobierno de facto de Felipe Calderón, impuesto por la clase política pri-panista y el aparato empresarial; violando la decisión soberana y voluntaria del voto del pueblo.
El fascismo, doctrina de la derecha que se encarga de asesinar a todos aquellos luchadores sociales, desbaratando reuniones de protesta; aplicando políticas de represión contra los movimientos independientes, contra las huelgas y desbaratando organizaciones sindicales. Con la adopción de la "superioridad" al pensar de manera racista, da persecución permanente contra los trabajadores y una cerrazón que falta a la humildad para entender las razones de los otros.
El sexenio pasado el panismo fascista foxista avalado por la clase política, se lanzo contra los mineros, después contra la comunidad de San Salvador Atenco violentando sus derechos sociales de la comunidad, encarcelando a decenas de personas, intimidando a campesinos del Frente Pueblos en la Defensa de las Tierras y condenando a sus líderes a la prisión perpetua.
Más tarde el mismo gobierno se lanza contra el glorioso movimiento de la APPO en Oaxaca, invadiendo sus comunidades, con miles de policías de la federal preventiva, ejercito, judicial, marinos y grupos paramilitares. El saldo de la represión ya conocido de cientos de presos, desaparecidos; violando todas las garantías individuales, colectivas constitucionalmente establecidas y los derechos humanos.
Este gobierno de facto bajo su sueño delirante de sacar las reformas estructurales que cimienten la práctica jurídica neoliberal y formalicen el saqueo a nuestra Patria y las privatizaciones. Hoy parece ser que vienen por todo; la clase política que los ha acompañado se ha tornado en su cómplice.
Lo único con lo que podemos enfrentar y detener al fascismo que está a la vuelta de la esquina es con la organización despertando el movimiento cívico-popular que en muchas ocasiones se ha manifestado. Esa inconformidad de las masas que no aguantan más y hace tiempo que ha dicho BASTA, pero en silencio y sin unidad y organización.
El gobierno de Calderón se ha descarado y descubierto el rostro fascista. Los grupos oligárquicos vienen por todo en las reformas. Calderón en su artimaña de provocar la caída del Sindicato Mexicano de Electricistas principal bastión de la lucha contra el neoliberalismo; a través de sus esbirros, el secretario del trabajo y de gobernación con discursos sobre todo cuando se refieren a los trabajadores en rebeldía, pareciera que estamos escuchando a los fascistas, en su despotismo empresarial. La estrategia de desconocer la dirigencia sindical, montar un falso teatro publicitario que dan a conocer a la opinión pública, a través de sus aparatos monopólicos de manipulación ( Televisa, TV Azteca y demás jilqueros); el golpe a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, está consumado. La Presidencia de la República ya exprofeso publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se extingue el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro y aplica la réquiza; ejecutado bajo el artífico de la fiesta cívica futboera que la sociedad festejaba.
El golpe que le dan al SME; sindicato con tradición de lucha de muchos años, y principal bastión de apoyo popular a cualquier lucha e injusticia social emanada desde el poder.
No es solo una casualidad, la escalada contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, significa que irán contra toda lucha social en nuestro país: Los Movimientos de Trabajadores y sus sindicatos democráticos, las luchas de la Sociedad Civil, las ONGs, Movimientos Sociales, la lucha de las Comunidades Zapatistas, sus Juntas de Buen Gobierno bajo el EZLN.
Su lema de la derecha pégale a uno, pégale a todos. Beltran Breech, expresaba las actitudes de los gobiernos fascista hoy vienen por uno, mañana vienen por otro.
Esa es la lógica del poder. La nuestra debe ser la Organización, la Unidad y Resistencia Colectiva; Esta puede ser la gota que derrame el vaso; solo podemos parar al fascismo con la lucha cívico-popular, que es la lucha que articule a todo el pueblo contra el poder de los ricos.
La necesidad de la UNIDAD involucra impulsar un gran movimiento cívico-popular que sea capaz de sacar al gobierno espurio de los pinos; llamar a sociedad a elegir un gobierno transición Nacional, mientras fortificamos un camino para la Democracia, Libertad y la Justicia; construir una Nueva sociedad es confiar en que Otro Mundo es Posible.
Preparemos la solidaridad con movilizaciones sonorenses.
VIVA LA CLASE TRABAJADORA.
Dr Raúl Jardón T.
La Otra Campaña.
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