octubre 17, 2009

EL DATO CULEBRAS.

por Martín Vélez

 

El dato culebras no tiene sentimientos; y si los tuviera, fueran sentimientos malos. No le importa, al dato culebras, destruir teorías y campañas muy bien sustentadas, acaso bien intencionadas, sobre los más diversos aspectos de la actividad humana. El dato culebras es, pues, malo y destructivo.

 

El más trascendente de todos los datos culebras se lo regaló a la humanidad Galileo Galilei. Todas las ciencias y todos los dioses milenarios, anteriores a Galileo, indicaban que la Tierra era el centro del Universo; todo cuanto había en él giraba en torno a ella. Entonces llegó Galileo con su tubito y sus vidrios pandos (el telescopio) y dio con el Dato Culebras: no es el Sol, es la Tierra la que gira en su derredor (además, la muy canija, baila sobre su eje). Seguramente fue Javier Lozano, en alguna remota vida anterior, quien le advirtío a Galileo, "coopelas o cuello". Galileo, que no era tonto, coopeló; a sabiendas de que el dato culebras, por él descubierto, se encargaría de destruir todas las teorías geocéntricas, que la humanidad había tardado miles de años en desarrollar.

 

Para no ir muy lejos, ni en el tiempo ni en el espacio, en México, actualmente existen algunos datos culebras. Veamos, por ejemplo, el caso de la "guerra" antinarco.  Solo los muy mezquinos, los que no quieren el bien de México, no reconocen la batalla heroica de Felipe Calderón contra todos los cárteles de la droga (menos uno). Toda la propaganda gubernamental, todo el esfuerzo de legitimación del régimen, pasa por combatir a todas las bandas del crimen organizado (menos una). Miles de "grandes capos" han ido a la cárcel; otros tantos miles han muerto, junto a muchos inocentes que ya no pudieron ver su cabeza rodar. Millones de spots "para que la droga no llegue a tus hijos". Pero toda la campaña del gobierno contra las drogas, toda la sangre derramada,  se estrella frente a un dato culebras: en los últimos seis años el consumo de drogas se ha duplicado. Por cada adicto que había en 2003, hoy tenemos dos. Con el agravante que la edad de inicio en el consumo se ha reducido en el mismo lapso.  ¿Para que la droga no llegue a tus hijos?

 

En el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas existe una campaña, cuyo fin es justificar el golpe mediante el cual desaparecieron, de un plumazo, 47 mil empleos. La campaña se basa en presentar a los trabajadores electricistas como una casta de privilegiados, culpables no solo del quebranto de la Compañía de Luz y Fuerza, sino de la falta de crecimiento del país (entre un 1.0 y un 1.5 de PIB, según ha dicho Calderón). Es decir, que los electricistas echados a la calle son quienes han generado el desempleo que, incautos de nosotros, hasta ahora habíamos atribuido al deficiente trabajo del "presidente del empleo". Sin embargo toda la campaña, a favor del cándido Felipe y contra los electricistas desalmados, topa frente a otro dato culebras: el salario promedio de los trabajadores del SME es, era, de $6,000.00 pesos mensuales. Veinte mil electricistas ganaban, al mes, menos de esa cifra. Ganaban seis mil pesos y todavía querían más, los muy ingratos. Todavía más: las prestaciones de los electricistas de Luz y Fuerza  son equivalentes a las prestaciones de los trabajadores de CFE, según un comparativo de El Universal.

 

Es muy importante que ese dato no se divulgue, porque la campaña se cae. Para Calderón, para Gómez Mont; para todos los periodistas-rockola como López Dóriga, Alatorre, Ferriz, Cárdenas, Beteta, Gómez Leyva, Ruiz Healy; para todos sus imitadores locales, es muy importante que el anterior dato no se conozca.  Pero la verdad prevalecerá, aunque se tarde, como casi siempre. Entonces todos ellos quedarán como lo que son….vatos culebras.

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