León García Soler / Argenpress
Y un día descubrieron que en México había niños, familias enteras, que se quedaban sin desayunar, o sin comer, o sin cenar. A escoger para que rindan los dos doláres de ingreso diario y la caritativa ayuda del gobierno. De la sorpresa al pasmo, el secretario Ernesto Cordero informó a los mexicanos que hay 9 millones 800 mil niños y jóvenes en pobreza alimentaria, que se despiertan y se duermen con hambre; casi 10 millones de pobres menores de edad que engañan el hambre con un tecito tibio y, cuando hay, una tortilla embarrada de frijoles.
Ah, esos niños, futuro de México, tenían que dejar la escuela para trabajar. Nómadas, jornaleros agrícolas, en el surco, en la pizca de cosechas ajenas, por unos centavos, menos que el ínfimo salario de sus mayores; con patrones caritativos que no pagan seguro social, ni pensiones, ni fondos de vivienda, ni las Afore que se van a invertir en la bolsa de valores para hacer la infraestructura olvidada mientras destinábamos al gasto corriente miles de millones de dólares de la venta de petróleo. Vino de fuera la recesión y los de las cuentas bien cuadraditas se dieron cuenta de que había pobres y podían recurrir a ellos para elaborar una propuesta fiscal fincada en la respuesta humanitaria de todo mexicano bien nacido. De buenas intenciones está empedrado el camino del sexenio.
Muy pobre la propuesta del secretario Carstens. Le puso otro apellido al impuesto al valor agregado, y para que nadie lo confundiera con IVA al consumo de alimentos y medicinas, los operadores del ábaco fiscal dijeron que sería impuesto al consumo de todo. Ah, la caridad cristiana y la fe en la evangélica sentencia proporcionaron sujeto y objeto a quienes confesaron haberse quedado sin la fuente de ingresos del petróleo: Los pobres siempre estarán con nosotros. Ante los senadores, el secretario del equilibrio reconoció que el hoyo enorme de la hacienda pública también podría rellenarse si eliminaban los regímenes especiales, mecanismos de trato muy especial para los ricos muy ricos, para las grandes corporaciones. Si se eliminaran, reconoció el señor Carstens, ingresarían más o menos 500 mil millones de pesos, un poco más de los 350 mil millones del agujero.
Pero los ricos no siempre estarán con nosotros, dijo, emulando el trato preferencial del reformismo para que no se fugaran los capitales golondrinos. Bueno, si el Legislativo dispone, ni modo, pero algunos de ellos no los modificará el Ejecutivo, concluyó el del catarrito: De las ganancias de capital y utilidades en la bolsa de valores, ni hablar, porque desalentarían a los inversionistas. ¿Impuesto sobre la renta progresivo? No, hombre, ahí están los pobres y el impuesto al consumo es menos complicado.
Tuerta o derecha, la democracia electoral sentó sus reales aquí. El gobierno perdió las elecciones intermedias y ni quien reclame. Ahí está el PRI, insepulto cadáver del autoritarismo de todos tan temido: vivito y coleando; vigorizado por el vuelco que devolvió poder sobre espacios reales a los gobernadores de los estados y vio asumir ese poder a una nueva generación libre de tutores y hasta del fantasioso partido de Estado que cedió ante el retoño del federalismo: aunque los panistas dijeran que estamos ante el surgimiento de "nuevos señores feudales". El viejo PRI es tres personas y un solo partido verdadero: el CEN, el Legislativo de la Unión y el poder estatal, hidra de 18 cabezas que se multiplican en cada proceso electoral. Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera.
Ahí está, de traje típico y colombino espíritu, Beatriz Paredes sentadita en su curul, despachando en Insurgentes Norte, inquietando a las izquierdas dispersas y a la derecha fracturada, al ser la oradora en Morelia, Michoacán, en la conmemoración de José María Morelos y los Sentimientos de la Nación. En presencia de los michoacanos Felipe Calderón y Leonel Godoy, mandatarios ambos. El que no quiera ver fantasmas que no salga de noche. Ya reivindicaron en el Congreso el poder de la bolsa. Francisco Rojas vivió en las entrañas del monstruo y padeció los techos fiscales del déficit cero y el crecimiento nulo. Y Manlio Fabio Beltrones aprendió el oficio y concierta sin miedo a desafinar: recibe en el Senado a los académicos y especialistas que en la UNAM analizaron la realidad y propusieron enfrentarla.
Y Felipe Calderón decidió reconocer al menos una parte de ella: "Efectivamente, en México los datos muestran que la pobreza, impactada por la crisis alimentaria, primero, y luego por la crisis económica, hizo que pasaran de 14 a casi 20 millones de mexicanos los que viven en lo que se llama pobreza alimentaria. Es decir, una condición tal que la familia no tiene siquiera los componentes necesarios para la alimentación de sus hijos". Retorcida retórica, pero habló del hambre de millones de mexicanos ante empresarios cristianos a quienes reconoció lo hecho en "momentos increíblemente difíciles" para muchas empresas, y los felicitó por la búsqueda de justicia "en un mundo terriblemente injusto", y por su papel fundamental en evitar que "la lucha clasista... haya dividido más a muchas sociedades".
2 de octubre no se olvida. O de cómo vino la desmemoria a la tierra del águila y la serpiente. Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, ofrece sus buenos oficios para organizar un debate entre el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, y el director del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes. Conducto cegado el de Bucareli, se desbordan las aguas negras del estado policiaco por el libre accionar de la Secretaría de Seguridad Pública. Eduardo Bours deja el gobierno de Sonora empantanado en la impunidad y la insolencia criolla del rico que ofrece unos pesos a los padres de las criaturas quemadas en el criminal incendio de la guardería del IMSS, mientras el director Karam se mofa de la justicia y del dolor de los derechohabientes, aunque la Corte afirme que la responsabilidad no se trasfiere con la subrogación del servicio.
¿Qué es lo que no hemos olvidado? En Cananea se burlan de la huelga el secretario Lozano y los señores Larrea, patrones poderosos con las autoridades federales a su servicio, tanto en los socavones de Pasta de Conchos como en Lázaro Cárdenas, o en los tribunales donde son citados por un juez y simplemente no acuden. Vino el vuelco y la desmemoria se impone al ignorar el conflicto de poder que motivó el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia. Carlos Salinas no despareció al STPRM; el golpe de hoy no es al líder del SME, sino para que la CFE absorba a Luz y Fuerza del Centro.
¿En qué mes se coludieron el PRD y el PAN para hacer gobernador de Yucatán a Patricio Patrón Laviada, heredero de la casta divina? Jesús Ortega hace de la izquierda un sayo para justificar la inconmensurable alianza de PRD, PT, Convergencia y el PAN, para derrotar "al cacique Ulises Ruiz" y hacer gobernador de Oaxaca a un antiguo protegido de Diódoro Carrasco, cuando el hoy panista era del PRI.
Marcelo Ebrard de viaje. Y en Iztapalapa la impronta de la policía política que todo sabía y todo callaba, a menos que alguien rechazara la generosa oferta del olvido oficial a cambio de la renuncia por motivos de salud.
Los buenos cristianos descubrieron que los pobres no tienen para comer. Bien dice el viejo verso: "Pobre del pobre que al cielo no va/ lo chingan aquí y lo chingan allá".
octubre 06, 2009
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