diciembre 15, 2009

Gracias Fausto

por   Isabel Dorado Auz

 

            Hay una vieja costumbre en los pueblos de dónde venimos que consiste en hablar bien de los que se nos adelantaron en el camino. Se cree que con esta acción se logra que los que se van puedan tener un descanso tranquilo. En tu caso particular, no me será difícil recordar tus buenas acciones para compartirlas con mis lectores.

            No sé si fuiste tú el que eligió el oficio o fue el oficio el que te eligió a ti, el caso es que te aventuraste a transitar por un camino que normalmente no presenta complicaciones, pero a ti se te ocurrió que podías modificar la ruta y experimentar un formato que le permitiera al radioescucha interactuar contigo y con el resto del auditorio. No sé si la idea surgió desde que narrabas Beisbol o fue una necesidad tuya una vez que inauguraste "Radio Periódico", el caso es que tuviste éxito y empezaste a escribir la historia.

            Si recuerdas bien, no fueron pocas las veces en que renegaste por algún detalle mal cuidado en la peligrosa acción de abrir el micrófono, pero creo que esa adrenalina era la que alimentaba tu vida. Al pasar del tiempo lograste obtener el respeto de quienes más te  criticaban y terminaste siendo un peligro para quienes más se beneficiaron de tu oficio. Un mal día quisieron cambiarte el formato y solo aceptaste, con incomodidad de por medio, pequeñas alteraciones, pero te las ingeniaste para seguir dándole voz a quienes, en radio comercial, cuestionaban las acciones de gobierno. La derecha no lo entiende, pero representabas para ellos la válvula de escape que liberaba la presión social, y al no entender decidieron quitarte lo que alimentaba tu alma, esto es, tu "Radio Periódico".

            Viviste como quisiste y al final de tus años volviste a tus raíces. Comprendiste que tu labor al frente del micrófono podría tener un beneficio social y empezaste a promocionar esfuerzos emergentes en el ámbito de la comunicación. El único requisito que solicitabas es que te hicieran llegar el material impreso y tú te encargabas de difundirlo. Fuiste en tu vida un hombre muy disciplinado y siempre fiel a una empresa que no termina por serle fiel al legado que nos has dejado. Con todo, hoy lograste resucitar a "Radio Periódico" aún y cuando en tu empresa se empeñen en llamarle "Panorama". Quisieron hacerte un homenaje abriendo la línea telefónica, pero el verdadero homenaje que te mereces es que esa línea permanezca abierta de forma permanente.

Lo entenderá el Grupo ACIR?, no lo sé, parece que los compromisos políticos están por encima de cualquier aspiración que tengan tus antiguos colaboradores y radioescuchas. En su lugar, quizás logren darle tu nombre a alguna calle y/o  manden hacer una estatua en tu honor, pero tú y yo sabemos que no es eso lo que realmente esperamos después de que el hombre disciplinado que fuiste decidió ejercer su derecho a protestar y si te habían quitado la vida cuando te quitaron el micrófono que mas daba llevar a cabo este acto de protesta.

Me caes bien Fausto y sé que muchos no entenderán el gran servicio que prestaste. Alguna vez te dije que me hubiera gustado compartir contigo una aromática taza de café, hoy en tu despedida me tomé una en tu honor y la segunda me sirvió para detener un poco el tiempo y apreciar lo mucho que te quiere el pueblo hermosillense. Mención aparte merece el comentario que me hizo Ricardo Acedo Samaniego manifestando pesar por no haber logrado entrar a "Radio Periódico" hoy, seguro moviste influencias para que tal cosa no sucediera, a veces es mejor que el dolor no se exprese para conservar mejor los gratos recuerdos del amigo.

Cumpliste amigo, y quienes mucho te estimamos te haremos el mejor homenaje al recordarte por tus acciones y, en la medida de lo posible, seguir tu ejemplo. Dirán algunos que tuviste muchos defectos, en lo personal diré que no tengo otra cosa más que agradecerte las innumerables veces que me permitiste levantar mi voz en contra de lo que yo consideraba injusto, aún y cuando en muchas ocasiones no compartías mi punto de vista.

Gracias Fausto y gracias también a tu familia. Me queda claro que no te perdemos sino más bien te acompañamos en el legado que nos dejaste, por lo cual, por alguna extraña razón, siempre habrá un motivo para recordarte.

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