Pedro Echeverría V.
1. Los sindicatos de mineros y electricistas convocaron a los trabajadores mexicanos a una huelga nacional para el próximo 1 de septiembre. En un encuentro que se realizó en Cananea, Sonora, en el marco de los tres años que se inició la huelga en la mina de esa localidad, y en la que participó de manera virtual, vía Internet, el dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia, el secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, destacó algunas acciones para las próximas semanas. Recordó que el 1 de septiembre se cumplen cuatro años del gobierno de Felipe Calderón y, paralelamente, arranca el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión. ¿En qué momento echarán para abajo este acuerdo: a los 15 días de prepararla, un día antes de estallarla o después de un día de ponerla a funcionar? Los dirigentes del SME han paralizado huelgas y movilizaciones para “dialogar” con el gobierno, ¿Eso esperamos?
2. Las huelgas, los bloqueos y movilizaciones sólo se suspenden después de firmar acuerdos positivos sobre las demandas presentadas, nunca antes. Es un tremendo error y hasta traición suspender un movimiento porque el gobierno enemigo lo ordena para abrir un “diálogo”. Que el gobierno ha amenazado con reprimir, encarcelar, asesinar, es muy natural y obvio, dado que todos los gobiernos y empresarios son enemigos jurados de los trabajadores y son muy consecuentes en defender los intereses capitalistas. ¿O, acaso, se puede esperar otra cosa de funcionarios como Felipe Calderón, el perro Lozano o los secretarios de Gobernación que han dicho en todos sus discursos que no darán un paso atrás más mil ofensas contra los trabajadores? No permitamos nunca más que las luchas sean frenadas antes de firmar acuerdos y, mucho menos antes que una asamblea general –con tres cuartas partes de los votos- lo decida.
3. Durante los 57 años (1940-97) que el líder de la CTM Fidel Velázquez controló a más de 2 millones y medio de trabajadores, en por lo menos 10 ocasiones “amenazó” a los empresarios con realizar una huelga general para lograr algún aumento de salarios; nunca cumplió porque Velázquez fue siempre modelo de corrupción y de charrismo. Era uno de los seleccionadores y destapadores del candidato presidencial, contaba con por lo menos 20 legisladores y él mismo tuvo casi permanentemente el cargo. Lo mismo sucedía con una decena de líderes protegidos por él. Después de dos amenazas de huelga incumplidas, en las que demandaba 30 por ciento de aumento para transar cinco por ciento, sólo se ganó risas y mentadas de madre. Y así hemos tenido cientos de líderes charros y neocharros que han burlado y traicionado al movimiento obrero. Pero después de más de 60 años todavía no aprendemos de los cantos de las sirenas.
4. En México las huelgas obreras nacionales nunca han funcionado; el gobierno siempre las ha nulificado con la llamada “requisa” que es una medida que le da derecho a sustituir a obreros con esquiroles en el trabajo antes del estallido de un paro o una huelga. La última que viví directamente –cuando terminábamos una huelga de académicos en la UNAM- fue la de 1977, cuando al STERM electricista de Galván se le aplicó la requisa por el gobierno de López Portillo. En estos llamados paros o huelgas nacionales o generales se ha visto el miserable nivel de organización y de conciencia que registra la clase explotada en el país. Sin embargo, en la coyuntura de estos momentos en que el gobierno de Felipe Calderón cae a pedazos y el descontento aún desorganizado de los pobres y oprimidos se extiende por el país, se puede organizar maravillosamente y lograr magníficos resultados. Por eso hay que organizarla.
5. En México nos queda mucho por aprender sobre huelgas, movilizaciones, plantones, bloqueos, luchas en las calles y sus contrapartes: la represión brutal de la policía y del ejército, así como los diálogos y las negociaciones. Después de las grandes luchas de los ferrocarrileros vallejistas en 1958/59 que paralizaron los trenes del país de manera sincrónica, no se volvió a ver un movimiento tan preciso y consciente, a pesar de los movimientos magisterial, médico, estudiantil y campesino. Sin embargo la respuesta, como debería esperarse, fue brutal y criminal: más de dos mil ferrocarrileros presos en todo el país y decenas de años de cárcel para sus líderes. En esas huelgas se vio con toda claridad el carácter clasista de estas batallas. ¿Se piensa acaso que cuando se sale a protestar a las calles es como dar un paseillo familiar, con el amigo o la novia? Ahora hay que acostumbrarse a salir aunque fuera con un palo para defenderse.
6. Todos los movimientos de los trabajadores han sido pacíficos y seguirán siendo así porque ellos sólo acuden en busca de justicia. Las huelgas nacionales o generales son también eminentemente pacíficas. ¿Quién hace violentas las protestas? ¿Los valerosos jóvenes que se lanzan a pintar paredes o le gritan a los policías y soldados que les impiden el paso de la manifestación? No me jodan, por favor. La violencia la instala el poder desde el momento en que por órdenes superiores colocan los gigantescos muros de acero de tres metros rodeando zonas y edificios; desde el momento que con cientos de caballos y perros, los militares bien enmascarados arrojan bombas lacrimógenas, lanzan disparos y comienzan a perseguir y a apresar a quienes se manifiestan. 2006 en Oaxaca la policía y el ejército se lucieron en toda la ciudad golpeando y encarcelando a luchadores sociales campesinos, maestros, ciudadanos y mujeres.
7. Organicemos con los trabajadores electricistas, mineros, telefonistas, APPO, profesores de la CNTE, universitarios, politécnicos, uamistas, lópezobradoristas, zapatistas, campesinos la gran huelga general para el primero de septiembre metiendo las demandas más fuertes; pero será lo más importante sentar las bases para realizar más huelgas generales cuando así se requiera. El gobierno tiene que aprender que no podrá dar ningún paso importante sin consultar a las organizaciones sociales que le pueden paralizar con una huelga al país cuando los trabajadores quieran. Pero no deben olvidarse que las traiciones no se perdonan. No se olviden que Fidel Velázquez murió muy homenajeado por la clase gobernante y empresarial pero para los trabajadores fue solamente un piltrafa para arrojar a los perros. Ese es el homenaje que rinden los trabajadores pueden hacerse tontos una vez, pero después no se hacen idiotas.
0 comentarios:
Publicar un comentario