Por Ramón Alberto Garza / Reporte Indigo / 09 Oct 2009
Detrás del conflicto con Luz y Fuerza del Centro, se esconde algo más que energía eléctrica. Está el cruce de dos cables que disputan el panorama de las telecomunicaciones en México. Una conflicto entre Telmex y los que buscan romper su monopolio. Un chispazo que ya generó un...
CORTO CIRCUITO
Los cables se cruzaron. Y saltaron chispas. El corto circuito entre el gobierno mexicano y el sindicato de Luz y Fuerza del Centro (LYFC) luce casi inevitable.
Pero no es un cruce de cables de energía eléctrica. Son cables de cobre y de fibra óptica. Son redes de telecomunicaciones. Son la competencia que se necesita para equilibrar a Telmex.
Ése parece ser el trasfondo de un conflicto que se inició en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando el entonces subsecretario de Comunicaciones Javier Lozano enfrentó al monopolio de Carlos Slim.
Una disputa que se trasladó al sexenio de Vicente Fox y que más tarde derivó en que el dueño de Telmex fundió las aspiraciones de Javier Lozano para instalarse en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el actual gobierno calderonista.
Un conflicto que hoy se desplaza a la arena de uno de los sindicatos más consentidos de México. Una disputa que está viciada de uno y otro lado.
En un extremo del cable está el gobierno mexicano, que busca meter en cintura lo que considera un sindicato que se salió de control y que le cuesta miles de millones de pesos en subsidios anuales.
Un gobierno mexicano que está dispuesto a liquidar Luz y Fuerza del Centro para consolidar la red nacional de electricidad en torno a la CFE.
Pero en ese mismo extremo del cable del gobierno mexicano, está la firma de un contrato para que una empresa monte un cableado de fibra óptica sobre la postería de Luz y Fuerza del Centro. Una posibilidad de triple play en telecomunicaciones. Romper el monopolio de Telmex.
Pero el contrato es cuestionable. Está asignado y firmado en el sexenio de Vicente Fox, sin licitación de por medio. Es otorgado a una firma española que termina en sociedad con dos ex secretarios de Energía del mismo sexenio foxista. Evidentes violaciones y conflicto de intereses.
En el otro extremo del cable está un sindicato que desmiente el saqueo a la empresa bajo el argumento de que apenas 39 por ciento de sus ingresos son para cubrir sueldos, prestaciones y jubilaciones.
Y que las pérdidas que se le atribuyen a Luz y Fuerza del Centro son las descompensaciones de una electricidad que la CFE les vende cara para que ellos la distribuyan y la facturen barata a los grandes consumidores del Distrito Federal y el Estado de México.
Pero en ese mismo extremo del cable está un sindicato que año tras año busca no sólo mantener, sino acrecentar privilegios laborales excesivos, que no son sostenibles en estos tiempos de competencia global.
Un sindicato que por su abierta filiación de izquierda, aparece como beligerante y retador. Tanto, que ningún presidente, ni Carlos Salinas, que sometió a "La Quina", lo ha podido meter en cintura.
Un sindicato que por sus relaciones con la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y con Francisco Hernández Juárez, el líder de los telefonistas, bien podría alinearse por simpatía a los intereses de Telmex. Al que perjudicaría la red de fibra óptica que se montaría sobre los postes de luz.
Por eso hay que ver el conflicto entre el gobierno y el sindicato de Luz y Fuerza del Centro como algo que va más allá del eterno conflicto laboral.
Es cierto que la intención final de esta confrontación apunta hacia una liquidación de Luz y Fuerza del Centro, para dar paso a una integración nacional de la red eléctrica bajo la CFE. Pero no hay que desestimar que eso es del pasado.
En el fondo, la disputa es de futuro. Del enorme potencial de negocios que significa la posibilidad de montar sobre su infraestructura una red de fibra óptica que sea la mejor opción para el triple play. El némesis de Telmex. Analicemos.
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'NO' A LA TOMA DE NOTA
Las hostilidades entre el sindicato de Luz y Fuerza del Centro y el gobierno comenzaron el 1 de octubre, cuando el líder Martín Esparza anunció que rompían relaciones con la Secretaría del Trabajo.
El motivo era la negativa de su titular, Javier Lozano Alarcón, de otorgar la toma de nota al dirigente sindical, hecho que se confirmó el lunes 5 de octubre.
En conferencia de prensa, el secretario del Trabajo dijo que existieron irregularidades en la elección sindical, incluyendo, entre otras, que hubo más votos que votantes, duplicidad de actas, listas diferentes en el número de trabajadores, falta de firmas y más. Leer texto completo
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