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marzo 31, 2009

Muerte en Hidalgo: tragedia sobre desgracias

MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
La muerte de once campesinos en el municipio de Atotonilco de Tula, Hidalgo, ocurrida en el primer día de la primavera, pone de nuevo ante la atención pública el aberrante fenómeno de que las aguas negras del Distrito Federal sirvan para regar extensas zonas en el estado de Hidalgo, productoras de comestibles que se contaminan de los desechos lanzados desde la Ciudad de México hacia zonas pobrísimas que por décadas se han resignado a ese tipo de riego, que causa estragos a su salud, y no a padecer la resequedad que es típica de la comarca vecina en el Valle del Mezquital.

La capital de la república expulsa a través del Gran Canal del Desagüe 80 metros cúbicos de agua residuales por segundo. Poco más de la mitad de ese volumen, 43.5 metros cúbicos por segundo, llega a dos distritos de riego, el 03, de Tula y el 100, de Alfajayucan, en la región poniente de Hidalgo. Ese líquido espeso y maloliente, caldo de cultivo de gérmenes patógenos sirve a mil 200 usuarios, que viven en siete ejidos de varios municipios. Por esa particularidad, y contrariamente a lo que dispone la ley, en esos distritos de riego, donde hace ya largo tiempo debieron instalarse plantas de tratamiento de las aguas negras, la administración del agua no ha sido entregada a los campesinos, sino que la ejerce la Comisión Nacional del Agua. Lo hace a medias, a partir de relaciones equívocas con los usuarios, a los que se responsabiliza de limpiar instalaciones bajo la dirección de la Conagua, que no los provee de entrenamiento ni equipo, además de que no cuenta con las instalaciones necesarias para proveer de líquido a los cultivos o no las tiene a punto..

Esta situación es fuente de conflictos frecuentes. Más de una vez la oficina del delegado de la Conagua en Pachuca ha sido tomada, o estorbado el acceso a la misma, por usuarios inconformes con el incumplimiento de medidas a que se comprometen los funcionarios. Apenas el 24 de febrero, en preparación de la limpieza de una planta de rebombeo en la comunidad de El Refugio (donde ocurrió la tragedia) quedó clara la distancia entre las demandas de los afectados y la disposición de la autoridad. Según lo dijo el ingeniero Sergio Soto Priante, subdirector de Infraestructura Hidroagrícola de la Conagua, en aquella fecha "en la dirección local del estado de Hidalgo se realizó una reunión con la organización de usuarios en la cual se hicieron algunos planteamientos… en donde se solicita la modernización, la instalación de algunos equipos adicionales, (un) cuarto equipo de bombeo, estaban tres funcionando".

La respuesta burocrática a esos planteamientos consistió en decir "que se han hecho las gestiones para conseguir recursos para ese fin". Se dijo también en la minuta respectiva, acerca de la cuarta bomba que era necesaria para la limpieza del cárcamo donde se produjo la tragedia del 21 de marzo, que "en la inversión para la dirección local Hidalgo, en caso de ser autorizada, será incluida la modernización de la cuarta bomba que está pendiente". Se agrega que "esa obra se considera prioritaria", pero no lo parece porque a continuación se calcula, según estimaciones, que "la licitación se haría en el mes de junio". Como tampoco estaba en buenas condiciones la tercera bomba, en esa junta de 24 de febrero "se pone un plazo de veinte días para funcionamiento de la tercera bomba" Se dice también que "la dirección local hará las gestiones ante la gerencia del Programa Integral de Atención a Emergencias para conseguir una bomba de achique para el apoyo a los trabajos de limpieza que realizarán los usuarios".

El asunto, pues, era que la limpieza correspondiente a marzo se enfrentaba con limitaciones logísticas importantes. Así lo reconoció indirectamente el subdirector Soto Priante, cuyas palabras recojo de la versión estenográfica de la conferencia de prensa del 25 de marzo, cuatro días después de la muerte de los once campesinos, causada por intoxicación resultante de acumulación de gases derivada a su vez de la falta de limpieza. Dijo el funcionario que "los días cinco y seis de marzo se empiezan a realizar los trabajos". Primero, explicó a la prensa, se saca el agua, y después, "con las bombas de achique que se consiguieron se van sacando los residuos que quedan"; esto es, "primero sacar el agua y dejar que se ventilara y dejar que se secara el lodo para hacer la extracción".

"¿Qué sucedió? –se pregunta el subdirector, que se contesta de inmediato: Lo que sucedió es que la bomba de achique no dio la capacidad; entonces el trabajo se hizo a la mitad… entonces se dejó entrar el agua y se volvió a bombear en tanto se conseguía una bomba más adecuada". En la confusa descripción hecha por Soto Priante no queda claro cuándo se consiguió la bomba necesaria para no dejar los trabajos a la mitad. Pero de pronto resulta que ni la bomba ni la limpieza eran en realidad necesarias porque, según dijo, no había problema de suministro de agua, algo contrario a lo alegado por los campesinos que de modo intempestivo acudieron el 21 de marzo en pos del líquido y por ello murieron: en la semana del 16 al 20 de marzo la demanda de agua era de 660 litros por segundo (y con las tres bombas en funcionamiento puede surtirse más de esa cantidad, 750 litros por segundo. Más todavía, el 19 "se pararon todas las bombas porque no hubo demanda… por parte de los usuarios".

Y sin embargo, se creería que los usuarios enloquecieron, pues el 21 un grupo que procedía de la comunidad de Texas apareció en el cárcamo de El Refugio en demanda de agua. Si lo dicho por el subdirector de Conagua es verdad, tiene razón el director de la propia comisión, José Luis Luege, que no se explica lo sucedido aquel sábado. La decisión (que los funcionarios presentan como arbitraria, incomprensible y aun suicida) de los usuarios de intentar la limpieza para contar con más líquido, sólo se explica porque estaban siendo desatendidos por la autoridad y ellos tenían urgencia de regar sus cultivos.

Autoridades municipales de Atotonilco de Tula deslizaron la especie de que la intoxicación por gases que causó la muerte de once personas habría sido causada por desechos industriales arrojados al río Salado por la empresa Ecoltec. Consigné esa versión en la Plaza Pública del 25 de marzo, y el mismo día la empresa, subsidiaria de Holcim Apasco, informó que "no descarga agua ni otros materiales al río Salado ni a ningún otro manto acuífero, por lo que… no tiene responsabilidad alguna en ese infortunado suceso". De ser así, la muerte de los once usuarios del distrito de riego fue causada por los gases a que se expusieron al entrar sin autorización al cárcamo de la tragedia. Una indagación debe establecer si los gases se habían concentrado porque la limpieza de la planta quedó a la mitad y ello generó la impaciencia de los campesinos, urgidos del líquido para su trabajo, impaciencia no compartida y ni siquiera conocida desde las oficinas de Conagua.

Debe saberse con puntualidad lo ocurrido, por respeto a las víctimas, a sus deudos y a quienes estén en riesgo de padecer una muerte semejante si no se activa el trabajo de la Comisión Nacional del Agua y se corrigen sus deficiencias.

El PAN y la santísima trinidad

ÁLVARO DELGADO
MEXICO, DF, 30 de marzo (apro).- En vísperas de cumplirse el primer año del triunfo de Vicente Fox, justo cuando él y Marta Sahagún hacían el desfiguro de besarse frente a la catedral de San Pedro, en el Vaticano, un panista de Morelos hizo circular una furibunda carta contra los medios de comunicación, gesto que revela el talante de la mayoría de los miembros del Partido Acción Nacional (PAN) en la materia.

En dos párrafos, la carta --de infame sintaxis-- fue publicada, entre otros medios escritos, en el diario Reforma, el domingo 18 de noviembre del 2001, que la tituló: "Trepar a nuestro barco".

"Quiero puntualizar que se han venido desvirtuando o transformando la verdad y la realidad del triunfo contundente del 2 de julio, ya que los medios de comunicación presumen o hacen sentir que ustedes ayudaron al Partido Acción Nacional o al país para el cambio, que no se olvide que los medios de comunicación en su totalidad fueron priistas y ahora se quieren subir o trepar a nuestro barco, que no se olvide que por muchas décadas nosotros hemos venido trabajando y luchando con estrategias e ideas que nos han llevado al poder absoluto.

"Espero pronto la ratificación de ustedes, los medios, para no seguir engañando a la población de Cuernavaca, el estado de Morelos y todo México."

El firmante --cuyas generalizaciones exhiben su obtusa mentalidad-- es José Raúl Hernández Ávila, quien en ese entonces era presidente municipal de Cuernavaca, y actualmente se desempeña como secretario particular del gobernador Marco Antonio Adame.

Aunque no los mencionó por sus nombres, a ellos se refirió ayer domingo 29 de marzo el exgobernador Sergio Estrada Cajigal, al renunciar a su militancia en el PAN, en repudio –dijo-- a que este partido está sometido a la "sagrada familia", la facción hegemónica integrada por varios clanes que se distribuyen, en su provecho, los principales cargos partidistas, legislativos y gubernamentales.

Adame y Hernández Ávila son, junto con Sergio Álvarez Mata y Adrián Rivera Pérez, los más prominentes líderes de la "sagrada familia", que en realidad es la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, esa mafia que opera en la clandestinidad y que goza de un enorme poder en todos los gobiernos de ese partido, incluyendo obviamente el de Felipe Calderón.

En Morelos se les denomina así a quienes formaron parte de Testimonio y Esperanza, el movimiento fundado, en 1987, por los hermanos Serrano Limón y que Adame presidía cuando hace casi dos décadas, en 1991, el gobernador interino de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, escaló el Cerro del Cubilete en la peregrinación que anualmente organiza ese organismo.

Identificado con el sector más ultraderechista de la Iglesia católica y, en complicidad con el multimillonario, Onésimo Cepeda, el Movimiento Testimonio y Esperanza combatió y desmanteló toda la obra pastoral del obispo Sergio Méndez Arceo en Morelos, al mismo tiempo que infiltraba al PAN hasta lograr su completo control.

Ahora Estrada Cajigal, el primer alcalde de la capital y primer gobernador del PAN en Morelos, cuyas gestiones se caracterizaron no sólo por la frivolidad y la incompetencia, sino el contubernio que estableció con organizaciones criminales, como el cártel de Juárez, aunque al final él resultó impune, pone fin a la relación de conveniencia que estableció con quienes ahora denuncia como lastres del PAN y del estado

En realidad, muerto políticamente, lo que Estrada Cajigal pretende no es sólo hacerle pagar al PAN los costos políticos para beneficio del priismo estatal, del que él y su familia han abrevado durante décadas, sino descarrilar el proyecto presidencial en marcha del que forma parte lo que en Morelos se conoce con la "sagrada familia" y que, como parte de El Yunque, es un esquema de mayores dimensiones.

En efecto, carente Calderón de un prospecto que sustituya al fallecido Juan Camilo Mouriño, los jefes de El Yunque han reacondicionado el plan que ha tenido el sexenio pasado y aprecian que, como nunca, uno de los suyos puede aspirar con firmeza a la Presidencia de la República.

De los tres prospecto iniciales –de ahí que se les denomine "santísima trinidad", aunque en realidad se refiere a los estados que gobiernan--, uno se desfondó prematuramente, el jalisciense Emilio González Márquez, pero los otros dos, Adame y Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, han ganado terreno al interior del PAN nacional.

Parece broma, pero Adame y Oliva son las cartas más fuertes que por ahora tiene el PAN --de cuyo CEN son integrantes y a menudo puestos como ejemplo por el propio Germán Martínez--, y no se ve que dentro del mediocre gabinete pueda crecer uno solo, ni siquiera Ernesto Cordero, secretario de Desarrollo Social, al que se reputa de delfín de Calderón, o el propio Fernando Gómez Mont.

O sea, la "santísima trinidad" --El Yunque, en realidad-- va por todo el poder y ya se sabe de su mentalidad excluyente y obtusa, como la carta que escribió uno de ellos contra los medios de comunicación.

Apuntes

Marcelo Ebrard se sumó a la lista de patrocinadores económicos --con dinero público, claro-- de otro de los negocios de Emilio Azcárraga, Espacio 2009, cuyo lema de este año pretende ocultar sus campañas de confrontación: "Activemos la concordia". Ebrard debe informar cuántos millones de pesos le costará a los habitantes capitalinos este espectáculo de Televisa, además de los que transfiere para promocionarse… Por vacaciones, este espacio regresará el lunes 13 de abril.

Comentarios: delgado@proceso.com.mx

Palabras correctas, acciones imprecisas

DENISE DRESSER
“Puedes acariciar a la gente con palabras”, escribió F. Scott Fitzgerald. Y eso es lo que hace Hillary Clinton durante su visita a México: acariciar, seducir, calmar, apaciguar. En lugar de críticas unilaterales, la secretaria de Estado ofrece entendimientos bilaterales. En lugar de colocar todas las culpas de la criminalidad sobre los hombros de nuestro país, ofrece pararse a su lado. Después de meses en los cuales México es colocado en el banquillo de los acusados, ella decide sentarse allí. Su discurso es uno de compromiso y corresponsabilidad y por ello se refiere a “la demanda insaciable de drogas en los Estados Unidos”. Por ello reconoce la “incapacidad para prevenir el contrabando a través de la frontera para armar a los criminales que asesinan oficiales, soldados y civiles”. Al hablar así, Hillary contribuye a destensar una relación bilateral que se había vuelto conflictiva; al expresarse de ese modo ayuda a cambiar la psicología tradicional de víctima-victimario prevaleciente. Pero en el futuro, México tendrá que sopesar el impacto real de lo que la secretaria Clinton ha dicho e ir más allá de alabarla por ello. Si no, sus palabras serán sólo eso.

Sin duda muchos mexicanos cuestionan el repentino interés de Estados Unidos por México. De pronto, México salta a las primas planas de los periódicos y es noticia principal de los noticiarios estadunidenses. De pronto el vecino ignorado –según algunos– está a punto de convertirse en un “Estado fallido”. Así inicia la espiral que motiva el viaje de Hillary Clinton a México: la violencia aquí comienza a crecer y los medios empiezan a prestarle atención; en la medida en que los medios posan los reflectores sobre nuestro país, el Congreso estadunidense voltea la mirada allí; al celebrarse las audiencias en el Capitolio, cada partido y cada político tiene su propia agenda y la promueve, usando a México como vehículo. Una mañana Barack Obama se despierta y descubre que tiene un nuevo frente abierto al sur de la frontera, mientras pelea por cerrar tantos otros en su propio país. Descubre que la violencia mexicana se desborda hacia ciudades como Phoenix y El Paso. Comprende que si no hace algo al respecto, sus enemigos en el Partido Republicano se lo cobrarán.
Mientras tanto, las notas periodísticas y los reportajes y los pronunciamientos críticos encienden focos rojos en México. Algunos hablan del complot que se está fraguando en Estados Unidos; otros subrayan la hipocresía de un país que avienta piedras cuando vive en una casa de cristal. Felipe Calderón desenvaina la espada y se lanza contra el enemigo, porque no entiende qué está haciendo ni qué quiere hacer. En los últimos meses, diversas personas e instituciones en Estados Unidos han enviado mensajes contradictorios sobre México. Y por ello, México no sabe si debe prestar mayor atención a quienes promueven la militarización de la frontera, o a aquellos que se han opuesto a ello, incluyendo al presidente Obama. México no sabe si Estados Unidos hará un esfuerzo real por controlar el tráfico de armas en su propio territorio, o si esa agenda acabará archivada por quienes defienden “el derecho a portar armas”. México no sabe si está siendo criticado para que el Congreso se apreste a ofrecer más ayuda, o si la andanada de reclamos es parte de una estrategia para fomentar la construcción de un muro mayor entre los dos países.
Por una parte, miembros del gobierno estadunidense hablan de un “nuevo paradigma” en la relación México-Estados Unidos, pero por otra el Congreso recorta 150 millones de dólares a la Iniciativa Mérida. Miembros del equipo de Obama enfatizan el imperativo de una “relación estratégica”, pero después el Congreso pone fin a un programa piloto que le permite a los camiones mexicanos transitar por las carreteras estadunidenses. En represalia, México coloca tarifas sobre 90 productos, afectando así a 2.4 mil millones de dólares de comercio entre los dos socios. Ante imperativos políticos aquí, Felipe Calderón adopta una posición defensiva y nacionalista, porque pocas cosas unen más a los mexicanos que una buena dosis de antiamericanismo. Y en Estados Unidos, el mensaje vis a vis con México comienza a ser dominado por Republicanos conservadores, encantados con la idea de mandar tropas a la frontera y/o cerrarla.
Ese es el contexto que antecede a la visita de Hillary Clinton y explica por qué –sorpresivamente– México asciende en la lista de prioridades. Las tensiones bilaterales crecientes complicaban la posibilidad de enfrentar una situación crítica de forma conjunta. Por primera vez, el gobierno estadunidense lo reconoce y empieza a actuar en consecuencia. La administración Obama anuncia un incremento en el financiamiento para la seguridad fronteriza y un esfuerzo por desmantelar a los cárteles que operan en territorio estadunidense y el envío de más helicópteros y la asignación de más agentes de la DEA. Más aún, manda a la diplomática estelar que desempaca un nuevo lenguaje a lo largo de su visita. Hillary Clinton parece haber entendido lo que Carlos Fuentes sugirió: México no tiene el monopolio de las drogas, el crimen o la corrupción.
A la luz de ese reconocimiento inusual, la secretaria Clinton carga consigo palabras que sugieren un compromiso para combatir los flujos ilegales de dinero que explican la presencia de El Chapo Guzmán en la lista Forbes; arriba con una promesa para limitar el contrabando de armas a lo largo de la frontera; muestra una disposición a pensar de otra manera. Aún más importante, Hillary intenta demostrar no sólo buena voluntad sino un mensaje consistente. Busca promover lo que ha faltado hasta el momento en la problemática bilateral: un mensaje claro, unificado, sobre lo que Estados Unidos está dispuesto a hacer en cuanto a su relación con México. En ese sentido, el viaje de la secretaria Clinton es un buen primer paso. Pero falta mucho por hacer.
El corazón del problema reside en dos terrenos clave: el consumo de drogas en Estados Unidos y la venta irrestricta de armas de alto calibre a casi cualquiera que las quiera comprar. En esos dos ámbitos, las palabras de Hillary son vagas, imprecisas. Ella hace un diagnóstico correcto, pero las medidas anunciadas hasta el momento resultan insuficientes para atacar el problema de raíz. Ella dice: “claramente lo que hemos estado haciendo no ha funcionado” y tiene razón. Para que eso cambie, sus palabras tendrán que traducirse en acciones más amplias, focalizadas más en la demanda y menos en la interdicción. Porque el objetivo final de las palabras de Hillary Clinton no debería ser complacer, sino solucionar.

marzo 30, 2009

México: Un pasado y dos historias

lunes 30 de marzo de 2009

Laura M. López Murillo (especial para ARGENPRESS.info)

En algún lugar patriotero, por debajo de los niveles éticos, en un prístino laboratorio se distorsiona el pasado y se escribe el argumento apócrifo de la versión oficial; pero la naturaleza es sabia y la luz de la verdad es incontenible, y justamente ahí, donde se distorsiona el pasado, la realidad se fragmenta en mil y un imágenes de la memoria y se refracta en las lágrimas de los deudos sin resignación…

Dicen por ahí, que la noche del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco no se olvida, que tampoco se han olvidado el 10 de Junio de 1971, ni todos los días ni las noches de la guerra sucia, y que el recuento de los daños se elabora religiosamente cada octubre desde hace cuarenta años.

El único sobreviviente de aquellos brutales episodios represivos es Luis Echeverría Álvarez, el ex presidente con ochenta años y la responsabilidad histórica, jurídica y moral a cuestas por la masacre de 1968 y por la cacería furtiva de estudiantes y disidentes. Todos los involucrados en aquella guerra sucia fallecieron antes de afrontar las consecuencias de sus actos u omisiones. Por eso, el resentimiento de una generación entera se concentra hoy en la figura del tirano que sobrevive y que se burla de la ley y de la historia.

Por eso, el 26 de marzo del 2009 se incorporará al almanaque nacional, porque ese día se concluyó un capítulo más en la larga y sinuosa Historia de las Infamias y la Ignominia en México: el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal ratificó el amparo y exoneró al ex presidente Luis Echeverría del delito de genocidio; con ello se extinguen las acciones judiciales en su contra y el tirano, que se encontraba en un cómodo arresto domiciliario, recuperó su libertad.


Y por enésima vez, México es el campo de batalla donde se enfrentan las dos versiones de la historia: la oficial y la real. Este capítulo en la Historia de la Ignominia Nacional es la evidencia de la tensión que aún existe entre las antípodas históricas: el abogado Juan Velázquez declara que su cliente, Luis Echeverría, no es responsable de la masacre del 2 de Octubre; y Marcelino Perelló, testigo presencial de los hechos, egresado de la UNAM y ex integrante del legendario Comité Nacional de Huelga afirmó que, en efecto, (y cito textualmente su gloriosa afirmación) “Luis Echeverría no es un delincuente, porque es un hijo de la chingada”.


El esclarecimiento de los acontecimientos de 1968 y la subsecuente guerra sucia se vislumbró como una posibilidad de la alternancia en el poder (en sexenio de Vicente Fox) con la creación de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), encargada de resolver el conflicto entre las dos versiones de la misma historia; sin embargo, los gobiernos del cambio asimilaron las lecciones del Priato y las emularon. Ahora, no existe diferencia alguna entre aquellos regímenes y los actuales.
Durante cinco años se revisaron exhaustivamente las 59 mil fojas del expediente para concluir que no se encontró ni una sola evidencia que confirme la responsabilidad del ex presidente. El nefasto desenlace del proceso judicial emprendido contra Luis Echeverría por una fiscalía que ya desapareció (Femospp), confirma el talante pernicioso de la versión oficial de la historia nacional, escrita por la elite en el poder a su conveniencia.


La tergiversación del pasado es una de las especialidades de la clase gobernante mexicana, esa elite experta en fabricar mitos y héroes, en encubrir crímenes y delincuentes. Pero la otra historia, la verdad histórica es ineludible. La crónica de la realidad, (experimentada y/o atestiguada) cohesiona a los pueblos por la atracción de las memorias compartidas y les confiere conciencia social. El discurso histórico construye las identidades nacionales y el discurso oficial divulga consignas idiotizantes.

Durante la época del Desarrollo Estabilizador del Priato, y en el sexenio de Luis Echeverría, el escritor Jorge Ibargüengoitia desmitificaba el discurso histórico oficial y ridiculizaba la solemnidad de la Revolución Institucionalizada, con vocación crítica se acercó “a la realidad con el auxilio solitario de la inteligencia, en combate abierto con las verdades recibidas.”1

En aquel entonces, Ibargüengoitia enfatizó que el objetivo de su crítica era “la inagotable estupidez del patriotismo, tanto más imbécil cuando se ejerce desde el poder y la degradación irremediable de la geografía humana” 2.

Debido a un misterioso mimetismo denigrante, la clase política actual es una copia fiel y exacta de sus antecesores; por eso, el objetivo de la crítica de Ibargüengoitia sigue vigente, y bien puede aplicarse a la cínica declaración del abogado Juan Velásquez, quien dijo que el amparo "no significa que no haya habido responsables; sí los hubo, pero Luis Echeverría no lo fue; que sí hubo genocidio en 1968, pero que Echeverría es inocente.”

Y así, con los tintes de la aberración y la impunidad se escribe la historia institucional, ese compendio de imprecisiones y desbarajustes que pretende explicar el devenir de la mexicanidad. Pero es imperativo superar ese madrazo a la memoria colectiva, y ejercitar la racionalidad para delimitar los ámbitos de la historia oficial y de la realidad social.

Aunque los Tribunales exoneren a un tirano y criminal, esta historia de represión aún no tiene desenlace. Amnistía Internacional deploró la exoneración de Luis Echeverría del delito de genocidio y consideró que con ese gesto el Estado mexicano evidencia su incapacidad para llevar ante la justicia cientos de desapariciones, asesinatos y casos de tortura cometidos durante la guerra sucia. En un comunicado, la subdirectora para las Américas de Amnistía Internacional, Kerrie Howard, dijo que "los graves abusos a los derechos humanos cometidos en el pasado reciente en México, continúan ensombreciendo su presente".

Flagelos como éste desmoronan la confianza en las instituciones y alejan la posibilidad de reconstruirla porque se agudiza la polarización entre quienes escriben la historia y quienes la viven o la padecen; estos exabruptos de la justicia impiden el advenimiento del perdón y la reconciliación social, indispensables para cerrar ese capítulo del pasado y escribir los esbozos del futuro.

Cientos de testigos, víctimas y deudos de la guerra sucia configuran las líneas de una crónica social sin epílogo; pero la naturaleza es sabia y la luz de la verdad es incontenible, y justamente ahí, donde se distorsiona el pasado, la realidad se fragmenta en mil y un imágenes grabadas en la memoria y se refracta en las lágrimas de los deudos sin resignación…

Notas:
1) Jesús Silva-Herzog Márquez. “El baile del sentido común”. Reforma. 28 de enero del 2008. www.reforma.com/editoriales/nacional/425/848775/
2) Virginia Bautista. “Jorge Ibargüengoitia, la cosquilla en la llaga”. Excélsior. 22 de enero del 2008. http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/comunidad/expresiones/jorge_ibarguengoitia,_la_cosquilla_en_la_llaga/108677

Laura M. López Murillo es Lic. en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos Especializada en Literatura en el Itesm.

México: En 12 años no avanza legislación sobre trabajadoras del hogar

lunes 30 de marzo de 2009

Guadalupe Cruz Jaimes (CIMAC)

Por falta de voluntad política, después de 12 años de pugnar porque se legisle sobre los derechos laborales de un millón 800 mil trabajadoras y trabajadores del hogar, 96.6 por ciento de ellos mujeres, esta población sigue careciendo de ellos, incluso los más elementales establecidos en la Ley Federal del Trabajo (LFT), como servicio médico, vacaciones, aguinaldo y salario digno.

Eso afirmaron en conferencia de prensa, Martha Lucía Micher Camarena, titular del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres); Marcelina Bautista, directora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), y Ricardo Bucio, secretario Técnico de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), en el marco del Día Internacional de la Trabajadora del Hogar, que se conmemorará el próximo 30 de marzo.

Las cientos de miles de trabajadoras del hogar, de las que una tercera parte son jefas de hogar, laboran en un ambiente de discriminación, maltrato y acoso sexual, en el que menos del 5 por ciento de las empleadas tiene un contrato escrito, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Sin embargo, aún las empleadas del hogar que cuentan con un contrato escrito no reciben servicio médico, vacaciones y aguinaldo, mencionó a Cimacnoticias Marcelina Bautista, directora del CACEH.

Las empleadas del hogar, la mayoría jefas de familia y una quinta parte con menos de 20 años de edad, sólo por “suerte” llegan a tener patrones que respeten sus derechos laborales. Al respecto, Martha Lucía Micher calificó como vergonzoso que la situación laboral de este sector “está determinada por la voluntad de las personas que las emplean, si tuvieron suerte las tratan bien, pero no se trata de suerte sino de derechos”.

Por ello, la funcionaria del Gobierno del Distrito Federal (GDF) se comprometió para trabajar desde el Instituto que preside para mejorar las condiciones de las 205 mil trabajadoras del hogar que radican en la capital, de las cuales 125 mil son migrantes indígenas originarias del interior de la República.

A pesar de que los hombres son un sector minoritario en este oficio, perciben en promedio un 25 por ciento más que las mujeres trabajadoras del hogar, de ellas más del 87 por ciento recibe dos salarios mínimos o menos y sólo el 13.3 por ciento recibe 3 salarios mínimos o más y no existe la categoría en el Seguro Social.

Al menos 7 de cada 10 trabajadoras del hogar, quienes según el INEGI tienen en promedio 34 años de edad y quince cada cien son analfabetas, han sufrido acoso sexual, el cual no se denuncia por temor al empleador y por las condiciones de desigualdad que se viven en los ministerios públicos, señaló a Cimacnoticias Marcelina Bautista, migrante oaxaqueña, quien laboró 22 años como trabajadora del hogar en la Ciudad de México.

En ello coincidió Ricardo Bucio, secretario Técnico de la CDHDF, quien refirió que no existe una cultura de denuncia sobre el acoso sexual del que son víctimas la mayoría de las trabajadoras del hogar.

Ante esta problemática, sumada la Legislatura que está por concluir, se han metido en la Cámara de Diputados cuatro iniciativas durante más de una década para ampliar los derechos de las empleadas que no han tenido éxito, pues la más reciente, presentada en noviembre pasado por Rosario Ortiz Magallón, diputada federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), junto con el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, fue “congelada” turnada a la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara baja.

Así lo indicó la feminista Cecilia Talamante-Díaz, colaboradora de Rosario Ortiz en la creación de la iniciativa, quien explicó que la legislación laboral está “desactualizada” pues sólo habla del trabajo en el hogar bajo la contratación “de planta” no contempla otros criterios como “de entrada por salida” y trabajo por horas.

También denunció que no existe la regulación puesto que al llevarse a cabo al interior de los hogares se privilegia la inviolabilidad del domicilio privado y la inspección del trabajo no puede supervisar. Además señaló que la seguridad social no está reconocida en el régimen obligatorio, lo cual evidencia la discriminación que padecen cientos de miles de trabajadoras, pues su oficio se considera “de segunda, con servicios y derechos de segunda”.

Por lo que urgió a legislar no sólo sobre la LFT sino en reformar la Ley de Seguridad Social, puesto que en el país “la seguridad social está ligada a la relación laboral y si no se reconoce ellas tienen acceso a la seguridad social, prestaciones, jubilación”.

Las autoridades son también patrones

Por su parte, Marcelina Bautista, también representante de la Confederación Latinoamericana de Trabajadoras del Hogar, que agrupa a 14 países, lamentó que debido a la falta de voluntad política y atención por parte de las autoridades, llevan ya 12 años presentando la iniciativa de ley sin tener éxito, porque, dijo, “las miradas se tornan a que ellos son las patronas y patrones, por eso no quieren trabajar en el tema, piensan que serán afectados”.

Al respecto, Ricardo Bucio Mújica, secretario Técnico de la CDHDF mencionó que a través de la LFT se evidencia la discriminación e invisibilización de la clase política hacia las trabajadoras al no reconocer sus derechos, “la invisibilidad política es tan grande que ni siquiera hay propuestas de campañas para este sector”.

La invisibilidad también se evidencia en la falta de estadísticas y el acceso a la educación, por lo que mencionó que se requieren acciones afirmativas en conjunto con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para promover la educación para adultos en horarios espaciales.

Tribunal Superior Agrario: nepotismo y dispendio



Autor: Érika Ramírez / Contralinea (Comprela en su puesto de revistas)

29 Marzo 2009
Trece familias emparentadas con magistrados, directores y jefes de unidad del Tribunal Superior Agrario son las principales beneficiarias del gasto corriente del órgano judicial. Las relaciones familiares representan un cargo al erario superior a los 23 millones de pesos al año. Además, los mismos mandos tienen autorizados autos de “lujo” para “apoyar las labores inherentes a su cargo”.

Magistrados, directores generales y jefes de unidad del Tribunal Superior Agrario (TSA) privilegian a sus familiares en el otorgamiento de cargos públicos dentro del organismo judicial, lo que contravendría la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Los puestos asignados por relaciones consanguíneas cuestan al erario 23 millones 290 mil 885 pesos anuales.

De acuerdo con el Directorio de los Servidores Públicos de los Tribunales Agrarios, por lo menos 13 funcionarios han beneficiado a sus familiares directos. El “nepotismo” al interior de este “órgano autónomo” significa el gasto de 1 millón 940 mil 885 pesos mensuales en salarios. Además, se les otorga, a cada uno, seguro de gastos médicos, seguridad social y prestaciones económicas como: prima vacacional, aguinaldo, ayudas de despensa, entre otras.


La lista la encabeza el magistrado presidente Jorge Ricardo García Villalobos Gálvez, quien mantiene a su sobrino José Antonio García Villalobos Bilbao en la nómina del órgano judicial, bajo el cargo de secretario de estudio y cuenta. El primero tiene una remuneración mensual de 199 mil 668 pesos, mientras el segundo recibe 39 mil 909 pesos en el mismo lapso de tiempo, según marca el Tabulador de Percepciones del gobierno federal que rige a todas las instituciones del país.

Ricardo García Villalobos ha desempeñado diversos cargos directivos en el Partido Revolucionario Institucional. Ha sido asesor jurídico de la Confederación Nacional Campesina, subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación y subprocurador general de Justicia del Distrito Federal, entre otros.

Otros cinco magistrados privilegian a sus hermanos, sobrinos e hijos. El artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos indica, en su fracción XI, que todo funcionario debe “excusarse de intervenir, por motivo de su encargo, en cualquier forma en la atención, tramitación o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o parientes consanguíneos o por afinidad hasta el cuarto grado, o parientes civiles, o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes referidas formen o hayan formado parte”.

En el mismo directorio aparecen los hermanos López Escutia: Luis Ángel (magistrado numerario) y José Antonio (jefe de la Unidad de Publicaciones). Ambos representan un gasto para el TSA de 229 mil 853 pesos cada 30 días.

La Evaluación de las actividades institucionales de los tribunales agrarios –elaborada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a partir del 20 de agosto de 2007– hace observaciones de por lo menos 20 unidades no reglamentadas en el Manual de organización del TSA.

El máximo órgano de fiscalización del país destaca en su Informe de la revisión y fiscalización de la cuenta pública 2006 la creación de áreas para ser ocupadas por los secretarios particulares del magistrado presidente, de los magistrados numerarios, del magistrado supernumerario, del secretario general de Acuerdos, del director general de Asuntos Jurídicos; la Coordinación de Asesores, la Coordinación de Enlace Interinstitucional; secretaria privada; dos subdirecciones; 37 departamentos y 53 unidades administrativas (Contralínea 121).

Luis Octavio Porte Petit Moreno –quien percibe 189 mil 944 pesos como magistrado numerario– aparece en la relación de funcionarios al igual que su hermano Adalberto Jorge Porte Petit Moreno y su sobrino Jorge Porte Petit González. El cargo que ostenta el hermano del magistrado es el de subdirector de área, con un salario de 25 mil 254 pesos; mientras que su sobrino percibe 17 mil 46 pesos como jefe de Proyectos Especiales.

Luis Octavio Porte Petit Moreno tiene entre sus antecedentes laborales la Dirección General de Averiguaciones Previas en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, la Secretaría General de Gobierno de Veracruz y, previo a asumir el cargo en el TSA, se desempeñó como subprocurador de la república en los tiempos de Ignacio Morales Lechuga al frente de la procuración de justicia.

Bajo el cargo de magistrada numeraria de Tribunal Unitario, Josefina Lastiri Villanueva obtiene 119 mil 670 pesos mensuales.

La encargada de revisar miles de expedientes en el rezago agrario al inicio del TSA (en 1992) tiene parentesco con la secretaria de Estudio y Cuenta, Claudia Martínez Lastiri (sobrina), quien percibe 47 mil 973 pesos cada mes.

Otra pareja de servidores emparentados es la de José y Jesús López Zamora. El primero es magistrado numerario de Tribunal Unitario, con una asignación de 119 mil 670 pesos mensuales.

Su hermano Jesús es jefe de la Unidad Administrativa y recibe 17 mil 46 pesos al mes.

También, al interior del TSA se mantiene la relación padre e hijo de Enrique García Burgos, magistrado unitario supernumerario, quien es remunerado con 119 mil 670 pesos, y Enrique García Serrano, secretario de Estudio y Cuenta, con 47 mil 973 pesos mensuales.

Los directivos

Siguiendo el ejemplo de los primeros mandos del TSA, los directores y jefes de área del Tribunal Agrario también mantienen a sus familiares de primer grado en la nómina de la institución.

Tal es el caso del director general de Asuntos Jurídicos, Ernesto Jiménez Navarrete, y su hijo, secretario particular del magistrado presidente, Luis Jiménez Guzmán. El encargado de dar cumplimiento a las ejecutorias en los conflictos por tierras percibe 119 mil 670 pesos. Mientras, el brazo derecho de Ricardo García Villalobos obtiene 47 mil 973 pesos al mes.

Jaime Díaz Morales, director general de Recursos Financieros (con 115 mil 588 pesos de remuneración), también mantiene a su hijo Fernando Díaz Santamaría en el TSA. Este último se desempeña como subdirector de área, gana 32 mil 820 pesos al mes.

Las primas Cristina Gómez Pruneda y Dolores Pruneda y Bermúdez ocupan los cargos de directora general de Recursos Materiales y subdirectora de área, respectivamente. Las funcionarias obtienen salarios por 115 mil 588 pesos y 25 mil 254 pesos al mes.

Los apellidos Amante Nápoles, Zazueta Hernández y Lazcano Álvarez también figuran en la lista de las 13 familias del Tribunal Superior Agrario.

Andrea Amante Nápoles es secretaria de Estudio y Cuenta, gana 39 mil 909 pesos y es hermana de la secretaria de Acuerdos, Elizabeth, quien opera al interior del TSA por 47 mil 973 pesos mensuales. Elizabeth y Gabriela Zazueta Hernández aparecen en el directorio del tribunal como jefas de Unidad Administrativa.

Perciben un salario de 17 mil 46 pesos cada una. José Luis y Raúl Lazcano Álvarez son actuario ejecutor y jefe de departamento, respectivamente, y cuentan con una percepción de 25 mil 254 pesos y 22 mil 153 pesos.

Hasta el cierre de la auditoría elaborada por la ASF, ninguna de las áreas observadas estaba registrada en el Manual de organización, en incumplimiento al artículo 32 del Reglamento interior de los tribunales agrarios, que señala como obligación de la Oficialía Mayor “formular los anteproyectos de manuales de organización, procedimientos y operación de los tribunales agrarios, y someterlos a la consideración del presidente”.


Dispendio de recursos

Además del nepotismo que prevalecería en el TSA habrían dispendios materiales. Fuentes del órgano judicial –que solicitaron la reserva de su nombre, por temor a represalias– entregaron a Contralínea copia de los oficios que autorizan la asignación de automóviles de “lujo” a los magistrados y directores generales.

Los funcionarios aseguran que, mientras la Auditoría Superior de la Federación hace observaciones de “ineficacia” en el órgano de justicia, los magistrados utilizan los recursos públicos en autos para uso personal y de sus familiares.

De septiembre de 2007 a enero de 2008, Alberto Rébora González, oficial mayor de la dependencia, asignó 15 automóviles a los altos mandos del Tribunal Superior Agrario. El cálculo comercial de todos ellos, de acuerdo con diversos portales de internet, podría ser de 4 millones 96 mil 100 pesos.

Entre los modelos más destacados está el del magistrado presidente Ricardo García Villalobos, quien el 7 de diciembre de 2007 obtuvo un auto Mazda, modelo CX-7 Sport 2WD 2008. El mismo está cotizado en el portal SoloAutos en 351 mil 700 pesos.

Los magistrados Marco Vinicio Martínez Guerrero, Luis Ángel López Escutia, Carmen Laura López Almaraz, Rodolfo Veloz Bañuelos y Luis Octavio Porte Petit Moreno recibieron un Nissan Altima 2007, cotizado en 220 mil pesos aproximadamente.

Otros magistrados: Luis Hernández Palacios, Alfonso Galindo Becerra, Armando Alfaro Monroy, Enrique García Burgos, Luisa Ramírez Romero obtuvieron los modelos Nissan Sentra 2008, valuados en 202 mil 500 pesos cada uno.

El mismo tipo de auto les fue entregado a Humberto Jesús Quintana Miranda, secretario general de Acuerdos; al propio Alberto Rébora González, oficial mayor, y a los directores Ernesto Jiménez Navarrete, de Asuntos Jurídicos; Thelma Vera Jiménez, de Recursos Humanos, e Irma Cristina Gómez Pruneda, de Recursos Materiales.

Carlos Barri González, director de Servicios Materiales, aparece en cuatro de los registros de la Oficialía Mayor del TSA, con los modelos Nissan Sentra 2002, de valor aproximado 54 mil 900 pesos; Nissan Tsuru 2008, por 98 mil pesos; Nissan Tsuru 2002, por 50 mil pesos, y un Nissan Altima 2002, con un costo promedio de 90 mil pesos.

El magistrado Luis Octavio Porte Petit, además del Altima 2007, obtuvo la autorización de un Nissan Tsuru GSII 2008, con valor de 98 mil pesos. Lo mismo hizo la directora general de Recursos Humanos, Thelma Vera Jiménez.

Se solicitó la versión oficial de los integrantes del Tribunal Superior Agrario, a través de Luis Jiménez Guzmán, secretario particular del magistrado presidente, respecto de los actos de supuesto nepotismo y dispendio en la institución, sin que hasta el cierre de la edición se haya obtenido respuesta.

Acerca de las observaciones hechas por la ASF, de que el TSA mantiene una burocracia que no está registrada de acuerdo con su Manual de organización, el magistrado presidente aseguró en entrevista que todos los cargos estaban orden y conforme al reglamento (Contralínea 121).

marzo 27, 2009

Inseguridad fronteriza reclama mutuo apoyo para desarrollo: AMLO

Es un "error" combatir la violencia con mano dura y militarización, dijo al leer una carta dirigida a Hillary Clinton.

La Jornada On Line
Publicado: 25/03/2009 18:55

México, DF. En el marco de la visita que realiza la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, a México, Andrés Manuel López Obrador mencionó que para resolver lo relativo al fenómeno migratorio y a la inseguridad fronteriza es "indispensable" una relación entre ambos países que se finque en una cooperación para el desarrollo y no "en el uso de medidas coercitivas".

En un mitin realizado afuera de la Cámara de Diputados en el que también abordó lo relativo al proyecto de ley de los salarios máximos, el "presidente legítimo" leyó una carta dirigida a Clinton en la que considera un "error" combatir la inseguridad y la violencia con mano dura y militarización. La solución al flagelo de la delincuencia, agregó, es rescatar al Estado y cambiar de modelo económico de tal manera que se garanticen mejores condiciones de vida y de trabajo para las mayorías.

Aunque mencionó que sólo a los mexicanos corresponde resolver los asuntos internos, "consideramos pertinente, dado lo que usted representa, expresarle el sentir de millones de ciudadanos que luchamos cotidianamente por hacer realidad la justicia y la democracia en México".

Agregó que el problema de la inseguridad y de la violencia en México se ha originado por la corrupción y la impunidad imperantes, y porque "desde hace 26 años no ha habido crecimiento económico".

Usted seguramente sabe, refiere la misiva, que todo esto comenzó cuando un grupo de alrededor de 30 traficantes de influencias y políticos corruptos, utilizando como parapeto a la llamada política económica neoliberal, se apoderó del Estado mexicano, así como de una buena parte de los bienes de la nación y del presupuesto público. "Y esta política de pillaje que ha enriquecido a una minoría de manera exagerada y obscena, como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo, ha condenado al pueblo de México al destierro y a la sobrevivencia."

Por eso creemos, leyó el político tabasqueño, que es un error querer enfrentar el problema de la inseguridad y de la violencia sólo con mano dura, con militares, con cárceles, con leyes más severas y con penas más largas. La solución al flagelo de la delincuencia pasa, necesariamente, por rescatar al Estado, por cambiar el actual modelo económico y por garantizar mejores condiciones de vida y de trabajo a la población. No debe olvidarse que la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia.

"Como en su momento se lo hicimos saber al presidente Barack Obama, sostenemos que la solución al fenómeno migratorio y a la inseguridad no se encuentra en la construcción de muros ni en la militarización de la frontera, sino en el desarrollo económico y social de México. Por eso es indispensable que la relación entre México y Estados Unidos se finque en la cooperación para el desarrollo y no en el uso de medidas coercitivas".

Al final del mensaje, López Obrador refier que "aunque padecemos de un gobierno usurpador y fallido, cuya debilidad podría llevarlo a tomar acuerdos contrarios al interés nacional, existe también un movimiento ciudadano fuerte y la voluntad de muchos otros mexicanos, decididos a impedir cualquier actitud intervencionista y a defender nuestro derecho como nación libre y soberana".

Por lo referente a la Ley de los Salarios Máximos, el perredista exigó que se apruebe la iniciativa respectiva aplicable a todos los funcionarios públicos de los tres poderes de gobierno. Mencionó el caso de los ministros de la Corte que ganan hasta 600 mil pesos mensuales y que "no imparten justicia en beneficio del pueblo, sino que están al servicio de los traficantes de influencia o de los capos del poder económico y político en el país".

Los legisladores del PRI y PAN, dijo, deben saber que no aceptaremos el truco de que aprueben una reforma sin contenido, nada más porque se ven obligados a hacerlo dado que son tiempos electorales. Dicha ley debe incluir la reducción de sueldos tanto de ministros a como de legisladores, gobernadores y a otros altos funcionarios públicos y que entre en vigor de inmediato.

Antes de finalizar el mitin, se dio a conocer la calendarización de actos en defensa de la economía popular que habrán realizarán a partir del próximo martes 31 de marzo en las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal. La primera jornada será a las 17 horas en la explanada de Milpa Alta, y a las 19 horas, en la de Xochimilco.

El miércoles 1 de abril, en ese mismo horario será en Magdalena Contreras y Tlapan. El jueves 2 de abril, en Cuajimalpa y Alvaro Obregón. Para el día 3 de abril, los eventos serán afuera de la estación del metro San Joaquín, de la delegación Miguel Hidalgo, y en la explanada Papalotl y Escuinapa, colonia Santo Domingo, de Coyoacán.

El sábado 4 de abril, el primer acto se cita a las 11 horas en Gustavo A. Madero; a las 13 horas en Azcapotzalco, a las 16:30 en Venustiano Carranza y a las 18 horas en la Cuauhtémoc.

Finalmente, el domingo 5 de abril, y en ese mismo orden serán en Tláhuac, Iztapalapa, Iztacalco a las 16 horas, y en Benito Juárez a las 17 horas.

Ayudan pero también matan los pesticidas

Por intoxicación por plaguicidas cada año mueren 200 000---
personas y un número absolutamente incalculable de insectos
benéficos, peces, aves, mamíferos y en general . El empleo de-
sustancias vegetales para controlar plagas de insectos en los--
principales cultivos, ya es una realidad


http://www.sonoranbusinesssensor.com/2009/03/pennies-centavos_18.html
Ciudad Obregón.- En la actualidad, en el sur de Sonora se tienen problemas fuertes de contaminación del aire, suelo, agua y alimentos, como consecuencia del uso irracional de insecticidas sintéticos. El uso de plantas para el control de plagas de insectos puede clasificarse en tres etapas: La tradicional, la de búsqueda y el agro ecológico contemporáneo, aunque no hay una rígida distinción en el tiempo pues de hecho se traslapan.

Con el problema actual de creciente degradación ambiental, cuya dramática expresión es la muerte por intoxicación por plaguicidas de 200,000 personas al año, según cálculos del Pesticide Action Network y la muerte de un número absolutamente incalculable de insectos benéficos, peces, aves, mamíferos y en general de toda la cadena alimenticia, no existe en el planeta un sitio que se pueda considerar a salvo de esta situación, por ello surge con una gran fuerza, la necesidad que se tiene por controlar los enemigos naturales de las plantas, con métodos biológicos.

En el Valle del Yaqui y Mayo, se han determinado problemas de degradación de la calidad de los suelos como cambios en su estructura debido al uso de maquinaria agrícola, salinización por el uso excesivo de fertilizantes y pérdida de materia orgánica en los suelos, problema relacionado con su sobreexplotación.
Estos problemas afectan directamente a la actividad agrícola; por otra parte, el uso inadecuado de plaguicidas ha ocasionado serios problemas de contaminación ambiental.

Fuertes hallazgos de contaminación

La principal fuente de abastecimiento de agua, tanto para las actividades agropecuarias como las domésticas e industriales, es la Presa Avaro Obregón, que recibe el escurrimiento del Río Yaqui; además de abastecer de agua, es generadora de energía eléctrica y se desarrolla pesca comercial y deportiva.

A partir de su importancia económica y social, la calidad de sus aguas ha sido monitoreada en diversos estudios. En 1991, Ibarra llevó a cabo una caracterización físico – química y microbiológica, y se encontró la presencia de tres plaguicidas: pp´DDE, un isómero del DDT (2.2x10-5 mg/L); endrín 2.5 x10-4 mg/L y paratión metílico en una concentración de 6.1 (2.2x10-5mg/L.

Otra fuente de agua importante es el acuífero del valle el cual abastece de agua potable a algunas colonias. En una investigación en 1991 se determinó la presencia de lindano, dieldrín y endrín en 8 pozos de abastecimiento de agua potable de comunidades rurales.
En una de las muestras el órgano clorado endrín rebasa los límites permisibles para su consumo, además de la potencialización de sus efectos tóxicos por la adición de cloro como tratamiento de potabilización.

El aire es otro elemento de transporte de plaguicidas. De acuerdo con Villa (2002) al estudiar la calidad del aire en Ciudad Obregón, encontró partículas suspendidas conocidas como fracción respirable, debido a que su diámetro aerodinámico le permite llegar a las vías respiratorias superiores; presentan plaguicidas asociados como los organoclorados, monocrotofos, clorpirifos y malatión.

La presencia de estos compuestos en el medio ambiente ha repercutido en los habitantes del valle. El estudio de García y Mesa en 1991 arrojó la presencia de plaguicidas en muestras de leche materna y sangre de niños menores de 6 años, los resultados, indicaron que el 100% de las muestras analizadas contenían trazas de compuestos organoclorados, en ciertos casos de muestras de leche se registraron concentraciones superiores a los límites establecidos por la FAO, en los casos de lindano, heptacloro, BHC, aldrín y dieldrín.

En concreto, la contaminación por plaguicidas en el Valle del Yaqui ha sido bien documentada desde hace más de 10 años; se han encontrado molécula tóxica al ser humano en todos los componentes del ecosistema. “Su presencia en el aire ambiente, en el agua, en el suelo, en la flora, en la fauna y en los pobladores de esta zona, nos indica el serio problema que han provocado las prácticas inadecuadas de producción agrícola”, consideró el investigador de la región Ramón Morales Valenzuela.

Actualmente, las autoridades de salud y medio ambiente, así como las instituciones de investigación, enfrentan el reto de buscar soluciones sustentables que permitan el desarrollo de actividades económicas y el incremento de la calidad de vida de sus habitantes.

Linfoma de Hodgkin y leucemia en el Valle del Yaqui


De acuerdo con Teodoro Bojórquez Durán, los cánceres son formaciones anormales de las células del órgano afectado, llamadas comúnmente displasias celulares, esto es, alteraciones en la formación de las células donde su crecimiento se desarrolla de manera desordenada y con una rapidez superior a la célula normal.
Entre las causas que provocan – o aceleran la formación de cánceres, dijo, hoy en día hay sustancias en el medio ambiente, como son las radiaciones, medicamentos o alimentos que son culpables del incremento de la incidencia del padecimiento en el ser humano.

Como ejemplos, mencionó el caso de productos cárnicos tratados con sustancias (clembuterol) al igual que las semillas modificadas genéticamente (transgénicas) y que se considera factible sean factores desencadenantes.También se encuentran en esta situación los agroquímicos usados en el Valle del Yaqui, para aumentar la producción agrícola y que fueron prohibidos hace muchos años en otros países, entre éstos se hallan los organofosforados como malatión, paratión y demás, que han incrementado la incidencia de enfermedades como el llamado linfoma de Hodgkin y la leucemia (por sus Características llamada también cáncer en la sangre), siendo el Estado de Sonora la Entidad con mayor incidencia a nivel nacional, mencionó.

A mediados de los años 70 dijo, este tipo de casos sólo eran referencia bibliográfica para estudiantes, es decir, estaban solamente en los libros, sin embargo, en la actualidad los médicos oncólogos y otros especialistas han quedado sorprendidos de la gran cantidad de casos.
Ahora, es común ver en las áreas de oncología de los hospitales de la región a personas de distintas edades; pero lo peor de todo esto son las cantidades de niños, vidas inocentes que apenas van floreciendo y ya se encuentran sentenciadas a muerte.

Fuerte dependencia a venenos


En el Distrito de Desarrollo Rural 148, Cajeme, cada ciclo, se aplican para controlar insectos, malas hierbas y enfermedades de los cultivos, más de 600 000 LT (seiscientos mil litros) de venenos sintéticos, sobre todo insecticidas y principalmente en trigo, para el control de pulgones. Para éste último caso, sucede algo muy curioso y preocupante, los productores cuando aplican un herbicida para el control de malezas, aprovechan esta operación para también combatir a los pulgones con venenos químicos.

Más importante que los hipotéticos daños económicos que pudieran causar los pulgones, es la influencia negativa al medio ambiente y a la salud humana, inducida por los insecticidas químicos sintéticos que masivamente se aplican en el Valle del Yaqui, agregó Morales Valenzuela. “El productor debería de estar comprometido moralmente, a realizar un control racional de las plagas, sin poner en riesgo la vida de la gente, sobre todo la de los niños”, continuó.

En la mayoría de los casos, no existe esta plaga o las poblaciones presentes, no causan daños económicos. Es para prevenir, dicen los productores.
Esta sola acción “para prevenir”, es totalmente imprudente, ya que los insecticidas químicos que utilizan, no sólo matan a la plaga en cuestión, sino que también extermina a la fauna benéfica como predadores y parasitoides.

Con esto, los pulgones sobrevivientes a los insecticidas, se desarrollan libremente, sin tener enemigos naturales que pudieran detener su avance poblacional. Razón por la cual, viene una segunda y hasta una tercera aplicación.
Esta práctica, que de hace años está generalizada en el Valle del Yaqui, por todo tipo de productores, no sólo incrementa los costos de producción, sino que además es muy ineficiente y sobre todo impacta negativamente en el medio ambiente y lo más grave es que afecta a la salud humana, la cual se deteriora ciclo tras ciclo.

Contraataque natural


Para contrarrestar lo anterior, en los últimos años, se han vuelto populares los preparados artesanales, domésticos o caseros contra plagas en la agricultura de subsistencia, de traspatio, organopónicas y de huertos familiares, así como de pequeñas extensiones de agricultura orgánica En nuestra región sur de Sonora y en el vecino Estado de Sinaloa, el empleo de sustancias vegetales para controlar plagas de insectos en los principales cultivos, ya es una realidad.
Se utilizan extractos de especies nativas de cada región y que se encuentra en forma silvestre, en grandes cantidades.

Como ejemplo se puede mencionar a la piocha, la higuerilla, el toloache, el girasol, la golondrina, el cardo, el chile, la cebolla, el ajo, el hinojo, el cilantro, el neem, el epazote, el tabachín, el limón, la sábila, el nopal, la correhuela, entre muchas otras.
Para lograr una buena penetración o como adherente, se utiliza la melaza, el jabón (en polvo y en barra), el aceite comestible, el azúcar, el vinagre, entre otros.
En el actual ciclo agrícola triguero, el productor tiene la opción de emplearlos para el control de pulgones, tanto del follaje como del cogollo, el tallo o de la espiga. Debe de saber que además de ser altamente eficientes en su cometido, son inofensivos, respecta la fauna benéfica, los puede elaborar el mismo y son muy baratos.

Crisis del capitalismo mundial

Economía Moral
Julio Boltvinik
jbolt@colmex.mx
â– Crisis del capitalismo mundial/ Texto completo
â– Origen inmediato: colapso inmobiliario y financiero

Toda crisis es también oportunidad de transformación. Resulta central, por ello, para todos aquellos que nos hemos declarado en resistencia ante el capitalismo salvaje, comprender la presente crisis mundial. Tenemos que contestar muchas preguntas, como: ¿Es esta crisis diferente de las anteriores? ¿Cuáles son sus características? ¿Cuál es la relación entre ellas? ¿Es ésta una crisis de la modalidad del capitalismo neoliberal o una crisis del capitalismo como tal? ¿La superación de la crisis requerirá transformaciones de fondo o sólo cosméticas? ¿Salidas a la crisis económica sin cambios fundamentales y drásticos del patrón tecnológico, y de las relaciones entre la economía real y la financiera, pueden ser algo más que parches temporales? Inicio esta serie con la intención de apoyarme en los mejores escritos presentes de autores nacionales y extranjeros (pero también en los autores del pasado que han iluminado el camino (como Marx, Sweezy, Keynes, Galbraith). Lo primero que hay que entender claramente es por qué el capitalismo genera crisis cíclicas. En segundo lugar hay que dilucidar si los ciclos económicos actuales son similares a los del siglo XIX y primera mitad del XX. Antes de entrar a las explicaciones de las crisis, describamos los orígenes y el desarrollo de la crisis actual, para lo cual seguiré a Arturo Guillén (AG): “La crisis inmobiliaria y la recesión global”, ponencia presentada en el Coloquio Internacional “América Latina: escenarios del nuevo siglo”, Buenos Aires, octubre 22-24, 2008.

AG señala que la crisis inmobiliaria que comenzó a manifestarse a comienzos de 2007 provocó una crisis financiera de grandes proporciones y el inicio de una recesión de alcance global. Recuerda que durante los años noventa la economía estadunidense vivió “la expansión cíclica más larga de su historia moderna” asociada a tres factores: el ascenso de la nueva economía -informática, Internet, telecomunicaciones-, la globalización y la ‘burbuja’ financiera, de la cual fue parte la burbuja inmobiliaria que, entre otros elementos, se manifestó en aumentos muy acelerados de los precios de las viviendas (véase gráfica). Aunque la expansión llegó a su fin en 2000, la recesión fue benigna (y la recuperación rápida) en gran medida por la continuidad del boom inmobiliario que sustituyó (como factor de continuidad del crecimiento del consumo privado) al auge de la nueva economía, los valores de cuyas acciones se habían desplomado. AG cita a Samuelson: “El boom inmobiliario salvó la economía (...) Hartos del mercado de acciones, los estadunidenses se volcaron en una orgía de bienes raíces”. El valor de la propiedad (de la vivienda) poseída por los estadunidenses se elevó de 10 billones (trillions) de dólares a 20 billones entre 2000 y 2005, continúa AG quien destaca que, hacia el final del “boomsubprime [o de segunda] concedidos a grupos de bajos ingresos, bajo condiciones leoninas, riesgosos y sin garantías”. Añade que la burbuja inmobiliaria fue alentada por la política monetaria laxa seguida por la FED [la banca central de EU] y que la ‘financiarización’ [que AG designa más adelante como régimen de acumulación con dominación financiera] de la economía fue respaldada por la desregulación financiera implementada desde los años ochenta y fortalecida en 1999. También AG explica que los mínimos de capitalización exigidos a los bancos por el Banco de Pagos de Basilea llevaron a éstos a mover sus negocios hacia intermediarios no bancarios. inmobiliario, al saturarse el mercado, es cuando entran en escena los llamados préstamos
En 2005 concluyó el auge inmobiliario en EU, explica AG: la venta de casas nuevas y usadas empezó a disminuir y la “cartera vencida de los créditos subprime comenzó a crecer como la espuma”. El impacto de estos fenómenos fue muy amplio porque las deudas hipotecarias habían sido bursatilizadas (transformadas en bonos hipotecarios cotizados en la bolsa de valores) con lo cual “los riesgos se diversificaron entre una cadena de intermediarios financieros (bancos de inversión, fondos institucionales, aseguradoras, etcétera”), explica AG, quien añade que las agencias calificadoras, “alcahuetes del capital financiero”, se prestaron cómodamente a esta economía casino, mediante la asignación de altas calificaciones a tales bonos hoy convertidos en basura. A partir de julio (y sobre todo de octubre) de 2007 las bolsas de valores empezaron a resentir los efectos de la crisis inmobiliaria.
La crisis inmobiliaria, hace notar AG, no es sólo de EU sino que afecta “también a las mayores economías del mundo y a las emergentes” por dos razones: 1) el auge inmobiliario abarcó a muchas economías: por ejemplo, los precios inmobiliarios se duplicaron o triplicaron en países como Irlanda, Gran Bretaña, España y Sudáfrica (véase gráfica); 2) debido a la globalización financiera los tenedores de los bonos hipotecarios (y otros instrumentos asociados) se ubican en numerosos países. La crisis es global, continúa, no sólo por su cobertura geográfica sino porque afecta a toda la estructura financiera: de las hipotecas subprime la crisis pasó a los mercados de crédito (contracción aguda del crédito) con repercusiones en la economía real. Las hipotecarias y las principales compradoras de hipotecas entraron en quiebra (o están al borde de entrar). Algunas fueron nacionalizadas. Los bancos de inversión quebraron, muchos de los bancos comerciales del mundo se encuentran envueltos en la crisis, señala AG y explica este hecho porque “el régimen de acumulación con dominación financiera, constituido a partir de la crisis de la deuda de 1982, es una estructura piramidal en cuya cúspide se encuentran los grandes bancos comerciales”.
AG termina esta sección (“El desarrollo de la crisis financiera”) analizando la reacción de las autoridades monetarias de EU y Europa ante la crisis financiera: baja drástica de la tasa de interés de referencia hasta, en EU, hacerla negativa en términos reales (lo cual, comenta, abre la puerta a un círculo vicioso de corte deflacionario como el de Japón en los años noventa); compra de cartera chatarra; abandono de una “política basada en principios” por otra “decidida en el vuelo”. Continuaré analizando, en la próxima entrega este importante trabajo de Arturo Guillén, quien en la siguiente sección hace una “interpretación teórica de la crisis”.
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Economía Moral
Julio Boltvinik
jbolt@colmex.mx
â– Crisis del capitalismo mundial /II
â– Interpretación teórica de la crisis
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Habiendo descrito en la entrega anterior (Economía Moral, 09/01/09) el origen de las manifestaciones externas de la crisis en la ruptura de la burbuja inmobiliaria y la consecuente crisis financiera, siguiendo de cerca a Arturo Guillén (AG), conviene tratar de entender su trasfondo tratando de explicar por qué en el capitalismo se producen recurrentemente crisis periódicas y las características específicas de esta crisis en particular. AG (“La crisis inmobiliaria y la recesión global” ponencia presentada en el Coloquio Internacional “América latina: escenarios del nuevo siglo”) al abordar la interpretación teórica de la crisis se remonta, en primer lugar, a la crisis estructural de los años setenta del siglo pasado, que “señaló el fin del largo periodo de estabilidad estructural del capitalismo iniciado en la posguerra”.
AG identifica cuatro hechos que se pueden calificar como determinantes de dicha crisis, dos de los cuales me parecen centrales: la baja de la tasa de ganancia y la crisis del sistema monetario financiero internacional de Bretton Woods (que implicó el fin del patrón oro-dólar y del régimen de tipos de cambio fijos). Esta crisis, continúa nuestro autor, “desencadenó un conjunto de procesos de destrucción-restructuración de los sistemas productivos, así como de las instituciones y de las políticas económicas de los gobiernos”. Éstos y los segmentos más poderosos del capital impulsaron un conjunto de transformaciones entre las que enumera: a) El lanzamiento de una ofensiva de gran envergadura del capital contra el trabajo, que aún continúa, con el fin de contrarrestar la caída de la tasa de ganancia y que incluyó el incremento de la intensidad del trabajo; flexibilización de las normas laborales; desmantelamiento de la seguridad social y de los sistemas de bienestar, recorte de empleos, subcontratación, etc. b) Búsqueda de salidas en los mercados externos ante la contracción de los internos (aceleración del comercio exterior, de la inversión extranjera directa y de los movimientos de capital de portafolio). c) La liberalización y desregulación de los mercados de bienes y de activos financieros. d) la instauración de un régimen de acumulación con dominación financiera, en la cual las finanzas privadas imponen su lógica de operación a todo el sistema económico.
AG, siguiendo a autores de la escuela “regulacionista” (M. Aglietta, F. Chesnais) ahonda en el último punto: “La implantación de un régimen de acumulación con dominación financiera implicó un cambio cualitativo en la lógica de la reproducción del capital”, en la cual la “esfera financiera predetermina la economía real” y somete las formas de gestión de las corporaciones a las necesidades de rentabilidad de corto plazo. Las firmas se financiarizan, añade, lo que importa ahora es el valor accionario [es decir, en bolsa] de la corporación y aumentar sus ingresos mediante la participación activa de sus tesorerías en los mercados financieros. La rentabilidad de las empresas y los ingresos de sus directivos pasan a depender crecientemente del valor de sus acciones en bolsa, en la cual los inversionistas institucionales cobran gran presencia. La gestión de las corporaciones, que se basaba en sanciones a posteriori lo hace ahora con base en restricciones y normas a priori, lo que modifica en profundidad sus objetivos y sus modos de gestión. A esto, añade AG que también hay una profunda transformación en el funcionamiento de los sistemas financieros donde predominan ahora los mercados de obligaciones y los bancos de inversión. Las corporaciones emiten sus propias obligaciones, dependiendo menos de los bancos, los cuales ahora emiten también sus propios títulos en el mercado de obligaciones. Ello va acompañado de un proceso de diversificación e innovación constante de los instrumentos financieros, incluyendo los llamados derivados, creados para disminuir riesgos En síntesis, concluye AG, el “régimen de acumulación con dominación financiera subordina toda la lógica de la reproducción del capital a las necesidades de valorización del capital financiero” y plantea una pregunta central: si este régimen de acumulación con dominación financiera elevó la fragilidad y los riesgos sistémicos de la estructura financiera. Me parece que la pregunta es más amplia y que debemos referirnos a la fragilidad de la economía en su conjunto. La opinión de AG es que sí aumentó la fragilidad porque la nueva estructura, al fragmentar los riesgos entre una amplia cadena de intermediarios, aumenta el riesgo sistémico.
Citando la revista The Economist, AG proporciona, entre otros, los siguientes datos sobre la economía de EU que refuerzan algunas de las tesis comentadas: a) las ganancias financieras, como porcentaje del total de ganancias corporativas pasaron del 10% en 1980 al 40% en 2007; b) la participación de las acciones de sociedades financieras en el valor total del mercado accionario pasó en el mismo periodo del 6% al 19%; c) un portafolio de acciones, bonos y otros instrumentos rendía, antes de la crisis inmobiliaria, 14% anual, casi cuatro veces más que en el régimen financiero anterior; d) en 1980 la deuda del sector financiero era sólo el 10% de la deuda corporativa no financiera, y ahora representa la mitad.
Estos serían algunos rasgos del capitalismo del presente según AG y los autores en los que se apoya. Es este capitalismo el que está en crisis mundial hoy día. Me parece que la descripción de AG de este capitalismo no puede dejarse de lado al analizar la crisis actual. La gran duda, sin embargo, es si estos cambios introducen una diferencia esencial o no en la dinámica capitalista que conduce a las crisis. AG señala más adelante que lo que se vive ahora es una crisis de deuda-deflación como son todas las grandes crisis financieras del capitalismo, pero que no es un receso cíclico estándar si no una recesión pos-burbuja inmobiliaria. La pregunta fundamental es si podemos o no explicar esta crisis, como el propio AG explica la del decenio de los años 70, por una baja en la tasa de ganancia, alrededor de la cual gira la explicación fundamental de las crisis capitalistas para Marx y sus seguidores, y también (de alguna manera) para Keynes y los keynesianos. La baja cíclica en la tasa de ganancia está ligada a la ley sobre la tendencia de dicha tasa a descender inevitablemente a largo plazo a medida que se mecaniza y automatiza la producción (véase gráfica).
Fuente: elaboración propia a partir del cuadro 36 (p. 173) de J. Steindl, Maturity and Stagnation in American Capitalism, Basilm, Blackwell, Oxford, Gran Bretaña, 1952
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Economía Moral
Julio Boltvinik
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■ Crisis del capitalismo mundial / III
■ Teoría de las crisis de Marx, según John Strachey
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En la historia del pensamiento económico hay dos autores que sobresalen por su contribución al entendimiento de las crisis capitalistas: Karl Marx y John Maynard Keynes. Ahora que enfrentamos la crisis mundial más grave después de la de 1929 es necesario volver a ellos para tratar de entender la crisis actual. Entre los divulgadores del pensamiento de Marx sobre las crisis sobresalen John Strachey (JS), Maurice Dobb y Paul Sweezy. Como señalé en la entrega anterior (16/01/09), la teoría marxiana (calificativo que se usa para lo referido a Marx mismo, mientras marxista se usa para referirse no sólo a Marx sino a Engels y a los seguidores de ambos) de las crisis se deriva, en lo fundamental, de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (G’), aunque Sweezy (Teoría del Desarrollo Capitalista, Fondo de Cultura Económica, 1945) distingue entre crisis relacionadas con esta ley y crisis de realización, distinción que convendrá abordar en próxima entrega.
Dicha ley establece que, como el trabajo vivo es el único creador de valor (y de plusvalía: P), a medida que la producción se mecaniza, se automatiza, cada trabajador está dotado de más y mejores medios de producción (trabajo muerto), para lo cual el capitalista tiene que invertir cada vez más una mayor proporción del capital en dichos medios (capital constante: C) y una menor en trabajo vivo (capital variable: V), haciendo que aumente la proporción del capital constante en el total [C/ (C+V)], a la que Marx llama la composición orgánica del capital (O)1. Dice JS que no hay ninguna duda que O ha subido, está subiendo y tiene que seguir subiendo, pues esta alza es la esencia del progreso técnico. La tasa de ganancia [G’=P/(C+V)] aumenta con el aumento de la tasa de plusvalía [P’=P/(C+V), donde P es la masa de plusvalía] y disminuye con el aumento de O, de donde, dada la tendencia de O a aumentar, se desprende la ley citada.2
JS en su libro La naturaleza de las crisis capitalistas (Fondo de Cultura Económica, 1939, capítulo XVI) sostiene que la tendencia decreciente de G’ es un hecho observado y aceptado por “economistas capitalistas” como Lionel Robbins y Friedrich von Hayek, pero que sólo el análisis de Marx provee una explicación racional de dicha tendencia. JS se pregunta en qué medida es compatible el capitalismo con esta tendencia a la baja de G’ y contesta señalando que el propósito de la producción capitalista es el aumento del monto absoluto de ganancia, lo que puede ser alcanzado, a pesar de la baja en la tasa de ganancia(G’), aumentando suficientemente rápido el monto de capital total para que sobre-compense la baja en G’, lo que significaría que el monto de V (capital invertido en fuerza de trabajo) aumente3.
JS señala que para Marx la tasa mínima de acumulación necesaria para el funcionamiento del capitalismo es la que logra esto. A esto le denomina la ley de las dos caras (en las traducciones al español de El capital esta expresión se traduce, del alemán, como ley de doble filo o ley bifacética) según la cual tanto la baja en G’ como el aumento en el monto absoluto de P son condiciones del funcionamiento del capitalismo. A estas dos condiciones Marx agregaría la del ejército industrial de reserva (porción desempleada de la fuerza de trabajo) que permita el crecimiento de V. JS cita El capital:
El número de obreros empleados por el capital, es decir, la masa absoluta de trabajo que éste pone en movimiento, por ende la masa absoluta del plustrabajo que ha absorbido, por consiguiente la masa del plusvalor que ha producido, y por lo tanto la masa absoluta de la ganancia que ha producido, puede aumentar entonces, y hacerlo en forma progresiva a pesar de la baja progresiva de la tasa de ganancia. Éste no sólo puede ser el caso. Debe serlo –al margen de fluctuaciones transitorias– sobre la base de la producción capitalista. El proceso capitalista de producción es, esencialmente y a la vez, un proceso de acumulación. (Edición en español de Siglo XXI editores, Tomo III, vol. 6, p. 277; cursivas de Marx.)
De aquí deriva JS el dilema básico del capitalismo: el dilema entre ganancias o abundancia que se puede describir diciendo que “los salarios son al mismo tiempo demasiado bajos para causar un exceso de oferta y demasiado altos para disminuir el ritmo de acumulación. Strachey añade que es la existencia de este dilema el que hace que las crisis capitalistas sean inevitables. Ahora podemos entender, continúa, por qué Robbins y Hayek recomiendan disminuir salarios, pues buscan eliminar todos los obstáculos para una tasa máxima de acumulación. Y mientras sólo Marx puede explicar el porqué, hay acuerdo que la tasa máxima de acumulación es condición esencial de la existencia del capitalismo. Concluye JS: “Éste es el diablo dentro del capitalismo que lo empuja hacia adelante. Ésta es la ley que industrializó el mundo. Ésta es la ley que hoy está empujando a los capitalistas a buscar nuevas áreas de explotación por todo el planeta. La ley de las dos caras se ha convertido, por otra parte, en una ley de guerra”. JS cambiaría parcialmente de opinión ante el influjo de las ideas de Keynes.
1 Aunque la composición orgánica del capital, O, se suele expresar como (C/V) o a la inversa como V/C, como lo hace JS), es más preciso expresarla, como lo hace notar Sweezy, de la manera que se hace en el texto. Sólo así la fórmula de la tasa de ganancia (G’) que se presenta en el siguiente pie de página, se puede derivar matemáticamente de las definiciones de P’ y de O. Marx en el Capítulo XIII del Libro Tercero de El Capital (obra que dejó inconclusa) no expresa algebraicamente O, ni la fórmula de G’ en términos de O, desarrollando el argumento con base sólo en ejemplos.
2 La fórmula de la tasa de ganancia, G’, es: G’ = P’(1-O) (Sweezy, op. cit. p. 91). Nótese que 1-O es igual a [V/(V+C)], por lo que G’ se puede expresar, como lo hace Marx en el Capítulo III del Libro Tercero de El Capital, así: G’ = P’ [V/ (C+V)], o sea que G’ varía en el mismo sentido en que lo hace la tasa de plusvalía (P’) y la proporción entre V y (C+V).
3 Hace aquí JS una distinción importante. Mientras para el capitalista individual lo que importa es la tasa de ganancia sobre su capital, pues esto es lo que lo guía sobre cómo debe usarlo (por ejemplo, si debe o no moverse a otra rama de actividad), para la clase capitalista en su conjunto lo que importa, en una última instancia, es el monto (y no la tasa) de ganancia. Es necesario aclarar que para Marx esta Ley predice sólo una tendencia y no un hecho inevitable porque hay un conjunto de causas contrarrestantes que analiza en el capitulo XIV del Libro Tercero de El capital. JS también las analiza.



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Julio Boltvinik
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Crisis del capitalismo mundial /IV

Inevitabilidad de las crisis y esencia del capitalismo

Ampliar la imagen Carlos Marx Foto: Archivo

Boeing, AT&T, AOL, Starbucks, son algunas de las empresas mundiales que el día de ayer anunciaron recortes de personal para contrarrestar la caída en sus ganancias. Recordemos con Marx, la esencia y misión histórica del capitalismo:

La tasa de ganancia es la fuerza impulsora de la producción capitalista, y sólo se produce lo que se puede producir con ganancia y en la medida en que ésta puede obtenerse. De ahí el temor de los economistas ingleses a la disminución de la tasa de ganancia. El hecho de que la mera posibilidad inquiete a Ricardo, demuestra precisamente su profunda comprensión de las condiciones de la producción capitalista... El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es lo que constituye la misión histórica y la razón de ser del capital. Es así precisamente como crea, sin proponérselo, las condiciones materiales para una forma de producción superior. Lo que desasosiega a Ricardo es que la tasa de ganancia ¬acicate de la producción capitalista, condición y motor de la acumulación¬se vea en peligro por el propio desarrollo de la producción. Y en este caso, la proporción cuantitativa lo es todo. Hay algo más profundo escondido en este punto, que Ricardo sólo vislumbra. Se revela aquí de un modo puramente económico..., desde el punto de vista de la producción capitalista misma, su limitación, su carácter relativo, el hecho de no ser un modo de producción absoluto, sino sólo un modo de producción histórico, correspondiente a cierta época de desarrollo limitado de las condiciones materiales de producción. (El Capital, Libro Tercero, capítulo XV)1

Habiendo citado este párrafo, John Strachey (JS), en su libro sobre las crisis escrito en 1935 en plena depresión, JS interpretó equivocadamente (como otros marxistas) el significado de ésta: “ahora es claro que la época de desarrollo limitado, en la cual el capitalismo podía cumplir su misión ha terminado. La fuerza productiva del trabajo social ha sido desarrollada al grado supremo al que puede ser desarrollada por el capitalismo”. Meghnad Desai sostiene en un libro (Marx’s Revenge, Verso, 2002) escrito 67 años después, cuando el socialismo realmente existente se había derrumbado, que Marx se vengó de críticos y distorsionadores al hacerse evidente que el capitalismo sigue cumpliendo su misión histórica y que el ‘socialismo’ instaurado en la URSS resultó prematuro2, validando así la famosa frase del prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (Siglo XXI editores, 1980):

”Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad”.

Las crisis capitalistas se manifiestan siempre, dice JS siguiendo a Marx, como trabajadores desempleados al lado de capital ocioso (véase gráfica). Si se usase ese capital la tasa de ganancia (G’) caería a niveles demasiado bajos. El capitalismo sólo se podría estabilizar si, maximizando el ritmo de acumulación, manteniendo bajos los salarios, produjese más máquinas que produjesen más máquinas que produjesen más máquinas, pero como en algún momento esto se tiene que traducir en más bienes de consumo, enfrenta el hecho de salarios demasiado bajos para absorber la creciente producción. Si de todas maneras lograse estabilizarse en ese ritmo máximo, lo que Marx no creía posible, de todas maneras tarde o temprano enfrentaría un aumento salarial por el aumento en la demanda de fuerza de trabajo por arriba del crecimiento de la población trabajadora, y ello haría caer las tasas de plusvalía (P’) y G’ de manera estrepitosa. Es decir, se reduciría a cero el “ejército industrial de reserva” Así el alza de los salarios reales que ocurrió en los países centrales en el periodo dorado de la 2ª posguerra, si bien hicieron algo para evitar los excedentes de producción, tuvieron un efecto negativo en G’. Los periodos de auge asociados con alza en los salarios reales, decía JS en los años 30, siempre terminaban en crisis por la caída en G’. Por ello Marx (en el siglo XIX) que estos períodos eran heraldos de la crisis. La población es, entonces, el factor limitante último de las posibilidades del desarrollo capitalista, dice JS. Para sobrevivir tiene que encontrar nuevas fuentes de abastecimiento de fuerza de trabajo explotable. Pero aun así, el siguiente límite es aquél en el cual nueva inversión resultaría en una masa de ganancia menor, porque se deprimiría G’ de todo el capital (el nuevo y el preexistente). Sea que la crisis se provoque por la incapacidad de vender una masa aumentada de bienes de consumo o por el aumento en los salarios, las consecuencias inmediatas son las mismas. En ambos casos la siguiente etapa de acumulación se vuelve imposible porque no generaría utilidades. Los nuevos capitales generados por la plusvalía se mantienen ociosos. Se atesoran en los bancos. Hay sobreproducción de capital. La competencia entre los capitalistas para evitar que su capital no sea el que permanece ocioso, genera codazos nacionales e internacionales (la guerra). La crisis (desempleo del capital y de la fuerza ed trabajo) se manifiesta en la destrucción física de capital y, sobre todo, en su desvalorización (que se refleja en la caída del valor de las acciones), así como en la caída en los salarios reales. Con ello se empiezan a dar las condiciones para la recuperación, porque ambas desvalorizaciones aumentan G’.

El concepto básico de las crisis para Marx es el de sobreproducción de capital y también de mercancías, dice JS quien explica que no es sobreproducción en relación con las necesidades sino sobreproducción en términos de la generación de ganancias. Se cierra el círculo: el propósito del capitalismo es la producción de ganancias y es, en relación con ellas, que debe concebirse la sobreproducción. Cuando cumple cabalmente su propósito genera más capital (plusvalía) que el que puede ser invertido sin disminuir la masa de ganancias.

1 Es el último párrafo de la sección “Exceso de capital y exceso de población”. He combinado las traducciones al español publicadas por el Fondo de Cultura Económica y por Siglo XXI, así como la versión en inglés del párrafo, que cita John Strachey en The Nature of Capitalist CrisisLa naturaleza de las crisis capitalistas, Fondo de Cultura Económica, 1939)

2 Para un análisis detallado de las ideas desarrolladas en este libro véase las entregas de Economía Moral del primero, 8, 15 y 22 de julio del 2005.
(Covici Friede Publishers, Nueva York, 1935, p. 290). Versión en español:


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Julio Boltvinik
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â– Crisis del capitalismo mundial / V
â– Keynes muestra que desempleo y recesión son ‘normales’
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Aunque sólo he abordado algunas de las ideas más generales de la teoría de las crisis de Marx (entregas de enero 23 y 30), dejo pendiente profundizar en su análisis y exploro a partir de hoy las ideas de John Maynard Keynes, el otro autor central en el esclarecimiento de las crisis. La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, de Keynes, publicada en 1936, cambió radicalmente las concepciones de los economistas de la corriente dominante y sentó los fundamentos para un cambio drástico del papel de los gobiernos en la economía capitalista.
Es muy importante entender que la experiencia de una depresión prolongada cambia, para todas las personas. muchas cosas por mucho tiempo. Quienes vivimos la larga depresión de la economía mexicana de los años 80, sabemos eso en carne propia. La experiencia traumática del mundo desarrollado durante la gran depresión de los años 30 ha sido captada por John Kenneth Galbraith en el capítulo “La psicosis de la depresión” de American Capitalism (1952 y 1956):
La gran depresión de los años 30 nunca llegó a su fin. Simplemente desapareció en la gran movilización de los años 40 [provocada por la Segunda Guerra Mundial]. Para una generación entera se convirtió en la vida normal en tiempos de paz en EU: lo que hay que temer y esperar. Medida por su huella permanente en las acciones y actitudes, la depresión se sitúa junto con la Guerra Civil como uno de los dos eventos más importantes de la historia de EU desde la revolución [de independencia]. La depresión no sólo contribuyó profundamente a la inseguridad con la que los estadunidenses ven su economía, sino también tuvo una importante influencia en la conducta económica.
Esta depresión podría haber quedado sólo como un accidente si las ideas no hubiesen situado la depresión como el patrón normal de comportamiento del capitalismo no administrado, continúa Kenneth Galbraith. Las ideas las proveyó Keynes, añade Kenneth, quien iguala la influencia de la Teoría general a las de la Riqueza de las naciones, de Adam Smith, los Principios, de David Ricardo, y El capital de Marx.
Keynes destruyó los argumentos de la famosa Ley de Say que sostiene que la oferta crea su propia demanda, que los ingresos generados y distribuidos por la producción siempre permiten adquirir exactamente la producción, por lo cual la sobreproducción y las crisis son imposibles. Éste era el credo dominante entre los economistas neoclásicos en los años 30, a pesar de la evidencia empírica de las crisis y de que Marx había mostrado el absurdo de la Ley de Say en el capítulo III del Libro Primero de El capital en 1867 (¡69 años antes que la Teoría general!):
“... lo que se pretende probar es que el vendedor lleva al mercado su propio comprador... Nadie puede vender si no hay quien compre. Pero no es necesario comprar inmediatamente después de haber vendido. La circulación [que utiliza el dinero como medio] derriba las barreras temporales, locales e individuales del intercambio de productos [trueque] y lo hace precisamente porque escinde, en la antítesis de venta y compra, la identidad directa existente aquí [en el trueque] entre enajenar el producto del trabajo propio y adquirir el del trabajo ajeno ... Cuando cosas que por dentro forman una unidad, puesto que se completan recíprocamente, revisten al exterior una forma de independencia, y ésta se agudiza hasta llegar a un cierto grado, la unidad se abre paso violentamente por medio de una crisis... Por eso estas formas entrañan la posibilidad, aunque sólo la posibilidad, de crisis. Para que se convierta en realidad tienen que concurrir un conjunto de condiciones que no se dan todavía dentro de la órbita de la circulación simple de mercancías. (Combino las traducciones del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI editores.)
Marx distingue el trueque, la circulación simple de mercancías, que utiliza el dinero como medio, pero persigue el propósito de satisfacer necesidades, y la circulación capitalista de mercancías cuyo único sentido es el lucro. Las crisis corresponden sólo a esta última forma. Marx hace notar que James Mill, Say y, en general la “economía apologética” igualan las tres formas, ocultando sus diferencias y, por tanto, derivando la falsa conclusión de la imposibilidad de la crisis.
John Strachey (El capitalismo contemporáneo, Fondo de Cultura Económica, 1960) dice que este pasaje de Marx contiene el germen del concepto de preferencia por la liquidez que Keynes utiliza para explicar las crisis en su aspecto monetario. Lo hizo así porque observó que la teoría monetaria había sido una parte insatisfactoria y separada de la economía ortodoxa, lo que estaba asociado a su incapacidad para explicar las crisis.
En el modelo neoclásico el ahorro y la inversión se equilibraban a través de la tasa de interés. Si las intenciones de ahorro son más altas que las de inversión, la tasa de interés bajaría desestimulando el ahorro e incentivando la inversión, hasta que ambas se igualaran. Dice Kenneth Galbraith que Keynes proveyó una teoría de la tasa de interés que no la hace depender de la oferta y demanda de ahorros, sino que está basada en el deseo de mantener dinero líquido (la preferencia por la liquidez) y que, aunque esta nueva teoría de Keynes no es del todo plausible, al argumentar a su favor logró persuadir a muchos de que la teoría neoclásica era inadecuada. Y que fue este ataque el que destruyó la vieja fe en el equilibrio con pleno empleo. Rota la conexión entre la tasa de interés y los ahorros, explica, un aumento en el ahorro (que no se traduce en inversión) podría resultar en una insuficiencia del poder adquisitivo para comprar el volumen de bienes producidos. Keynes pensaba que al aumentar el ingreso subía la propensión a ahorrar y bajaba la propensión a consumir en las sociedades (véase gráfica). Otra razón por la cual la economía no necesariamente genera pleno empleo en su visión es la rigidez a la baja de los salarios nominales. Strachey explica cómo la dinámica de la crisis según Keynes se puede originar en una disminución en la propensión de los ricos a invertir (expectativas de ganancias a la baja serían la explicación); esta disminución desencadena los siguientes acontecimientos: aumenta la preferencia por la liquidez y una parte de sus ingresos de los ricos no se gasta ni en consumo ni en inversión, es decir, los ricos intentan atesorar. Pero esta operación se autoanula porque disminuyen la demanda y la producción, comienza una depresión y los ingresos caen a tal nivel que los ricos, que intentaban atesorar, ya no pueden hacerlo. Gastan en consumo o inversión su, ahora, más bajo ingreso. Se igualan ahorro e inversión, pero a un nivel más bajo de ingreso y empleo.
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Economía Moral
Julio Boltvinik
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â– Crisis del capitalismo mundial / VI
â– Keynes: el empleo depende de la demanda efectiva, no del salario
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Cuando el mundo vivió la gran depresión (1929-1939), la sabiduría convencional de la “ciencia económica” dominante, simbolizada por la Ley de Say (“la oferta crea su propia demanda”) estipulaba que las crisis eran imposibles. Después de la gran depresión y de la “revolución keynesiana”, dice Paul Krugman en su nuevo libro:
“Puesto que los economistas han aprendido la lección, nada como la gran depresión puede volver a pasar. ¿O si puede? A finales de los años 90 un grupo de economías asiáticas -que producen cerca de una cuarta parte del PIB mundial- experimentaron una recesión con una horripilante semejanza a la gran depresión... como en los años 30 la medicina económica convencional mostró ser inefectiva, tal vez incluso contraproducente. Que algo así pudiera pasar en el mundo moderno debió haberle producido escalofríos a quien tuviese sentido de la historia, como fue mi caso... Vi la crisis asiática como un signo ominoso para todos, como una advertencia que los problemas de depresión económica no han desaparecido del mundo moderno. Es triste decir que tuve razón en estar preocupado. Cuando esta nueva edición va a prensa, buena parte del mundo, incluyendo Estados Unidos, está contendiendo con una crisis financiera y económica que se asemeja mucho más a la gran depresión que la crisis asiática...”1
La frase de Krugman marcada en cursivas muestra que la “ciencia económica convencional” ha perdido la brújula, si es que alguna vez la tuvo. Refuerza la importancia de volver a estudiar a Marx y a Keynes. En la entrega del 6 de febrero empecé el abordaje de Keynes, cuya Teoría general (1936)2 significó la derrota de la Ley de Say y ayudó a abrir una nueva época del capitalismo en la cual la política económica keynesiana, que promovía el pleno empleo, se combinó con el desarrollo de los Estados de Bienestar, que redistribuyeron masivamente el ingreso mediante tasas impositivas progresivas y muy elevadas a los ingresos altos para financiar servicios sociales públicos gratuitos de vocación universalista.
Por las dificultades que la lectura de la Teoría general impone, diversos autores escribieron manuales o libros de texto para facilitar su comprensión. En ésta y sucesivas entregas me apoyaré en la que escribió A.H. Hansen3. Debo advertir que estas lecturas de Keynes no son inocentes: tratan de minimizar la ruptura entre este autor y la tradición neoclásica (que se suele llamar “clásica”) y tienden a volver estático su análisis dinámico.
Keynes atacó la Ley de Say en la versión de Pigou que, según Hansen, sostiene que la “economía moderna” tiende a generar pleno empleo (todo desempleo observado es friccional), porque:
“las tasas de salarios se ajustan de tal manera que estados diferentes de la demanda de mano de obra, una vez establecidos, tienden a asociarse con promedios similares de tasas de desocupación... [la desocupación que existe en cualquier momento] se debe totalmente al hecho de que ante cambios en las condiciones de la demanda las resistencias friccionales impiden que se hagan los ajustes apropiados en los salarios en forma instantánea”. (Pigou, Theory of Unemployment, 1933, citado en Guía de Keynes, p.27.)4
Keynes sostuvo que los trabajadores son renuentes a aceptar reducciones en sus salarios nominales, pero además mostró que su baja generalizada en lugar de llevar a un aumento de la ocupación, como creía Pigou, llevaría a su disminución porque, al bajar el ingreso de todos los asalariados, disminuiría el consumo y, por tanto, caería la demanda de trabajadores (que producen los bienes de consumo). El cambio paradigmático es profundo: la variable principal en la determinación de la ocupación no es el nivel salarial sino la demanda efectiva (suma del consumo, C, y la inversión, I). La demanda de trabajo es una demanda derivada de las decisiones de producción e inversión y no depende centralmente del nivel de los salarios. Por tanto, el salario deja de ser el precio cuyas fluctuaciones equilibran oferta y demanda de trabajo.5
La intersección entre la función de oferta global (el valor de toda la producción) y la demanda efectiva (C+I) es la que determina el nivel de ocupación como se muestra en la gráfica. La curva de oferta es la línea recta de 45° que sale del origen. La función consumo es la curva que sale del punto A. Como se aprecia, a mayores niveles de actividad económica, la brecha entre la función consumo y la oferta total se amplía. Es la tarea de la inversión cerrar la brecha. Pero si el consumo depende del ingreso corriente, la inversión depende, según Hansen, del cambio tecnológico y el crecimiento de la población a largo plazo y de las expectativas de ganancias a corto plazo. En algunos modelos keynesianos las expectativas se definen como dependientes del crecimiento del ingreso o crecimiento económico. En todos los casos podemos reinterpretar estos determinantes de la inversión en función de las oportunidades de inversión lucrativa que generan. La inversión es la variable determinante en todos los modelos de crecimiento económico keynesianos y el motor es la búsqueda de la ganancia. Como se aprecia en la gráfica, el equilibrio puede obtenerse a un nivel de empleo Na menor al empleo pleno N. No hay razón alguna, en ausencia de políticas específicas, para que haya una tendencia al pleno empleo: la Ley de Say fue derrotada por Keynes: el capitalismo no se autorregula. Las reformas neoliberales desreguladoras olvidaron esto y las grandes depresiones volvieron.
1 Paul Krugman, The Return of Depression Economics and the Crisis of 2008 (El regreso de la teoría económica de la depresión y la crisis del 2008), W.W. Norton, Nueva York, 2009, pp. 3-4.
2 John Maynard Keynes, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, Fondo de Cultura Económica, cuarta edición, 2003/2006.
3 Alvin H. Hansen, Guía de Keynes, Fondo de Cultura Económica, 1953.
4 El nivel de ceguera de Pigou (como el de sus colegas de entonces y de muchos de ahora) es tal que no ve nada especial en la mercancía fuerza de trabajo: no percibe que debajo de cierto nivel del salario el trabajador muere de hambre; que, por tanto hay un piso mínimo debajo del cual los salarios no pueden bajar. El libro citado lo publicó en plena gran depresión, cuando el desempleo en EU era de 25 por ciento de la población activa.
5 Este cambio paradigmático ha sido aplicado, hasta sus últimas consecuencias, por Fernando Noriega quien ha sostenido la “inexistencia del mercado de trabajo”: “Según esta teoría, dice Noriega, las empresas no demandan más trabajo cuanto más baratos se venden los trabajadores, sino cuanto más les requiere el mercado de aquello que producen. Por tanto, la relación inversa entre demanda de trabajo y salario real de la teoría neoclásica parece completamente alejada de estos resultados”. Macroeconomía para el desarrollo. Teoría de la inexistencia del mercado de trabajo, Mc Graw Hill, 2001, p. 67.
Viernes 20 de febrero de 2009
Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial/ VII
Keynes: centralidad de las expectativas de ganancias
Julio Boltvinik

E
l Libro Primero de El Capital nos enseña que no todo dinero es capital, que el dinero se vuelve capital cuando, de ser simple expresión de valor, se convierte en valor que se valoriza a sí mismo, en dinero que incuba más dinero. Por su parte,
“como agente consciente de este movimiento, el poseedor de dinero se convierte en capitalista. El contenido objetivo de este proceso de circulación –la valorización del valor– es su fin subjetivo, y sólo actúa como capitalista, como capital personificado, dotado de conciencia y voluntad, en la medida en que sus operaciones no tienen más motivo propulsor que la apropiación progresiva de riqueza abstracta. El valor de uso no puede, pues, considerarse jamás como fin directo del capitalista. Tampoco la ganancia aislada, sino el apetito insaciable de ganar” (p. 109, edición Fondo de Cultura Económica.)
Los capítulos 11 y 12 de la Teoría general, de Keynes, abordan el incentivo para invertir, elemento central del capitalismo. Hansen en su Guía de Keynes (Fondo de Cultura Económica, 1953) explica que el incentivo para invertir será fuerte si el “valor de un bien de capital adicional es mayor que su costo”. Esto equivale a que la tasa de ganancia esperada del bien de capital (a la que Keynes llama eficiencia marginal del capital1 o EMC) debe ser mayor que la tasa de interés para que haya incentivo a invertir. Por tanto, para Keynes el volumen de inversión en la economía estará determinado por la intersección de la curva de la EMC y la curva de la tasa de interés. Keynes supone que la EMC para cada tipo de bien de capital irá descendiendo a medida que aumenta la inversión en dicho bien porque el rendimiento probable bajará o porque la presión sobre las instalaciones que lo producen hará subir su precio. Nótese que esto supone que el último bien de capital invertido resulta en una ganancia neta (después de descontar los intereses) igual a cero. Con ello se maximiza la masa de ganancia, lo que coincide con el planteamiento de John Strachey de que en la teoría de Marx el conjunto del capital busca maximizar la masa y no la tasa de ganancia, como lo señalé en Economía Moral del 30/01/09. Con argumentos y bases teóricas muy diferentes, esta idea de Keynes sobre el descenso de la EMC coincide con la de Marx sobre la tendencia descendente de la tasa de ganancia, como lo he planteado en entregas anteriores de esta serie. Otra diferencia importante es que el planteamiento de Keynes está formulado en términos de expectativas y no en términos de valores observados, como parece ser el de Marx:
“Notará el lector que la EMC se define aquí en términos de expectativa del rendimiento probable y del precio de oferta corrienteque se espera obtener del dinero si se invirtiera en un bien recién producido; no del resultado histórico de lo que una inversión ha rendido sobre su costo original si observamos retrospectivamente sus resultados” (Keynes, Teoría General, p. 147). del bien de capital. Depende de la tasa de rendimiento
Es la EMC esperada, y no la observada, la que determina la inversión. Keynes critica la teoría económica vigente (la neoclásica) por su carácter estático que no toma en cuenta las expectativas:
La teoría usual de la distribución, donde se supone que el capital da en el presente su productividad marginal [como ganancia] sólo es válida en una situación estacionaria” (pp. 149-150).
Keynes insiste en el papel de las expectativas y explica su accionar:
“La confusión más importante respecto al significado e importancia de la EMC ha sido consecuencia de no haberse advertido que depende del rendimiento probable del capital y no solamente de su rendimiento corriente. Esto puede aclararse mejor señalando el efecto que tiene la expectativa de modificaciones en el costo previsto de producción sobre la EMC, bien sea que se esperen esos cambios como resultado de alteraciones en el costo del trabajo, es decir, en la unidad de salarios, o de invenciones y nueva técnica. La producción resultante del equipo producido en la actualidad tendrá que competir, mientras dure, con la producción del equipo producido después, quizá a un costo menor en trabajo, tal vez por un técnica mejorada… Más aun, las ganancias del empresario (medidas en dinero) procedentes del equipo, nuevo o viejo, se reducirán si toda la producción se hace más barata. En la medida en que tales desarrollos se prevean como probables, o aun como posibles, disminuye en proporción la EMC producido en la actualidad. (pp. 151-152)
Y añade, ubicando la EMC como la variable clave de los ciclos económicos:
“Es importante entender la dependencia que hay entre la EMC… y los cambios en las expectativas, porque es principalmente esta dependencia la que hace a la EMC quedar sujeta a ciertas fluctuaciones violentas que son la explicación del ciclo económico” (p.154).
Al finalizar el capítulo 11 de la Teoría general Keynes dice que la razón de que el futuro económico esté ligado con el presente se encuentra en la existencia de equipo duradero. Y en el siguiente capítulo pinta un cuadro vivo sobre lo extremadamente precario de las bases de conocimiento en las que han de basarse nuestros cálculos de los rendimientos probables (p. 159). De esta afirmación, y de otras similares del capítulo 12 parten Foster y Madgoff:
“Para que una economía capitalista funcione bien, el plusvalor que genera debe ser invertido en nueva capacidad productiva. Sin embargo, la inversión en el capitalismo moderno, argumentó Keynes, era en el mejor de los casos riesgosa, pues las decisiones de inversión que determinan el nivel del producto en el presente están basadas en las expectativas de ganancias de esta inversión durante varios años futuros. Bajo estas circunstancias, dominadas por la incertidumbre, la subinversiónTeoría General en EU fue muy afectada por la recesión de 1937, en la que la economía de EU sufrió un cambio de tendencia a la baja muy fuerte, subiendo el desempleo del 14% al 19%... Los economistas se enfrentaron con el espectro de un estancamiento económico continuado. Alejándose de los modelos mecánicos en los que el tiempo está ausente, Hansen enfatizó las implicaciones de largo plazo del pensamiento de Keynes, presentando lo que se llamó la tesis del estancamiento”. (John Bellamy Foster y Fred Magdoff, The Great Financial Crisis, Monthly Review Press, Nueva York, 2009, pp. 12-13). puede derivar de diversos factores, incluyendo la existencia de capacidades ociosas en planta y equipo, una sensación de que el mercado de bienes de consumo está o estará pronto saturado, una percepción de que la frontera externa para la expansión es limitada, etc. La recepción de la
1 Lamentablemente la traducción al español de la Guía de Keynes, de Hansen (Fondo de Cultura Económica, 1953), traduce este término, correctamente traducido en la versión al español de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dineroeficacia marginal del capital. (Fondo de Cultura Económica, 4ª edición, 2003), como
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Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial/ VIII
La teoría del estancamiento del capitalismo maduro
Julio Boltvinik

E
n The Great Financial Crisis, John Bellamy Foster y Fred Magdoff (FyM) citan un encabezado de la revista satírica The Onion: Nación abrumada por la recesión solicita burbuja para invertir en ella; comentan que la revista “acierta en el problema crucial del moderno capital monopolista-financiero: el estancamiento de la producción y el crecimiento de burbujas financieras como respuesta1. FyM se reconocen como herederos de una tradición:
“Mucho más que otros, este libro resulta de ‘estar parados sobre los hombros de gigantes’ que a su vez estaban parados sobre los hombros de gigantes. Está construido sobre los fundamentos establecidos por Paul Baran, Paul Sweezy y Harry Magdoff, quienes a su vez se apoyaron en Marx, Veblen, Schumpeter, Keynes, Kalecki, Steindl y Minsky” (p.8).
Estos autores habrían sentado las bases para el diagnóstico central del libro:
“la Gran Crisis Financiera ha superado a todos [los shocks económicos que la precedieron a finales del siglo XX]. Tanto la economía de EU como la del mundo en su conjunto están en un estado de decadencia aguda, enfrentando lo que probablemente será un estancamiento prolongado” (pp.11-12).
La explicación hay que buscarla en los mismos autores: A pesar de la prosperidad de los años 50 y 60 del siglo pasado, durante los cuales
los descubrimientos de Keynes fueron domesticados y reinsertados en el análisis neoclásico pre-keynesiano (a lo que la colega más joven de Keynes, Joan Robinson, llamó keynesianismo bastardo), “algunos economistas radicales, keynesianos y marxistas, desafiando la visión dominante de la época, continuaron planteando el tema del estancamiento, sosteniendo que seguía siendo el problema central de la economía capitalista monopolista y que la prosperidad de los años sesentas dependía de estímulos de corto plazo insostenibles” (p.14).
En El Capital Monopolista de Paul Baran y Paul Sweezy (1966), se señala que:
“…no hay manera de evitar la conclusión que el capitalismo monopolista es un sistema auto-contradictorio que tiende a generar cada vez más excedente pero que no provee las salidas de consumo y de inversión requeridas para su absorción… Puesto que el excedente que no puede ser absorbido no será producido, se sigue que el estado normal de la economía capitalista monopolista es el estancamiento…lo que significa la sub-utilización crónica de los recursos humanos y materiales disponibles…En ausencia de fuerzas compensatorias que no forman parte de la ‘lógica elemental’ del sistema, el capitalismo monopolista se hundiría más y más en un pantano de depresión crónica…Estas fuerzas compensatorias existen…y se analizan en los siguientes tres capítulos” (p.108, edición original en inglés).
Esas fuerzas compensatorias son elementos que estimulan la demanda: La cuestión para el capital monopolista no es si estimular o no la demanda. Tiene que hacerlo so pena de muerte. La pregunta es cómo hacerlo (p.113). Sólo serán promovidas formas de hacerlo compatibles con los intereses del capitalismo monopolista, como los esfuerzos de ventas (publicidad y mercadotecnia), gastos gubernamentales civiles y militares (véase gráfica que muestra que la prosperidad o la recuperación ha sido acompañada de gastos gubernamentales crecientes).
El concepto de excedente fue desarrollado por Paul Baran en La economía política del crecimiento (Fondo de Cultura Económica, 1957): “El excedente económico real es la diferencia entre la producción real generada por la sociedad y su consumo efectivo corriente” (p.39), que es menor que la plusvalía (P), pues es sólo la porción de ésta que está siendo acumulada.2 En contraste, el “excedente económico potencial es la diferencia entre la producción que podría obtenerse (en un ambiente dado con la ayuda de los recursos productivos utilizables) y lo que pudiera considerarse consumo esencial”. Baran aclara que este nuevo concepto también difiere de P, pues no incluye el consumo esencial de los capitalistas ni el gasto gubernamental esencial que sí están en P, y al comprender la producción perdida a causa del desempleo que no está incluida en P (p.40).
En El Capital Monopolista, Baran y Sweezy señalan que el análisis de Marx en El Capital supone una economía competitiva predominante en el siglo XIX, pero que ya no lo es. Que a pesar del énfasis de Hilferding y Lenin en la presencia dominante de los monopolios, este cambio no ha sido incorporado al análisis de los principios de funcionamiento y las leyes del movimiento de la economía capitalista monopolista, y que en el análisis económico marxista sigue reinando El Capital. Los autores declaran que
“el propósito radical de su libro es remediar esta situación empezando por reconocer que la competencia (pequeñas empresas que producen una fracción despreciable de una producción homogénea de su rama) ha dejado de ser la forma predominante de relaciones de mercado, lugar que actualmente ocupan las empresas grandes que producen una parte significativa de la producción de su rama de actividad, y que pueden controlar los precios y el volumen de su producción. No podemos abstraer esta forma dominante ni introducirla como un mero factor modificador: tenemos que incluirla en el centro mismo del esfuerzo analítico (p.6).
En Teoría del desarrollo capitalista (Fondo de Cultura Económica, 1942), Sweezy manifestó su acuerdo con Hilferding quien dice que la realización de la teoría de Marx de la concentración, de las fusiones monopolistas, parecen resultar en la invalidación de la teoría del valor de Marx. Sweezy resume así los más importantes efectos del monopolio en el funcionamiento económico capitalista: 1) suben los precios de las mercancías monopolizadas; 2) la tasa de ganancia única de la competencia es sustituida por una jerarquía de tasas de ganancia; 3)aumenta, en general la tasa de acumulación y se acentúan las tendencias a la baja de la tasa promedio de ganancia y al subconsumo; 4) se bloquea la inversión en las industrias monopolizadas y se aglomera el capital donde hay mayor competencia, lo que lleva a que la tasa de ganancia pertinente para las decisiones de inversión sea más baja; 5) se fortalece el sesgo de la tecnología capitalista a ahorrar mano de obra; 6) Los costos de venta suben, lo que crea puestos de trabajo improductivo y lleva a la baja de las ganancias monopólicas extraordinarias, al aumento del consumo y a la baja de la tasa de acumulación. Lo anotado en el punto 6 tiende a compensar lo anotado en 3), 4) y 5), pero lo hace llevando no al desarrollo de las fuerzas productivas sino desviando los recursos a usos socialmente innecesarios y al desperdicio.
1 The Great Financial Crisis. Causes and Consequences, Monthly Review Press, Nueva York, 2009, p.7.
2 Hay aquí un pequeño error ya que la plusvalía acumulada no incluye los ahorros de los asalariados que sí están incluidos en la diferencia entre producción y consumo.
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Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial/ IX
Abrazo simbiótico entre tendencia al estancamiento y financiarización
Julio Boltvinik


Expliqué en la entrega anterior (27/02/09) que John Bellamy Foster y Fred Magdoff (FyM) en su libro The Great Financial Crisis (Monthly Review Press, Nueva York, 2009) se consideran herederos de la tradición analítica de Paul Baran, Paul Sweezy y Harry Magdoff, que se puede englobar con el nombre de teoría del estancamiento del capitalismo monopolista financiero. FyM se apoyan en esta teoría (ya explicada en mi entrega de la semana pasada) y en el escasamente percibido planteamiento de Keynes sobre el papel contradictorio de las finanzas en la economía capitalista. El desarrollo de la corporación es inseparable del desarrollo de las finanzas modernas, incluyendo el mercado de valores industriales y un nuevo y más importante papel del crédito y la deuda en toda la economía. Añaden:
“La bolsa de valores misma, sugirió Keynes, fue sobre todo un producto de los intentos de los inversionistas de reducir los riesgos asociados con la inversión productiva mediante la tenencia de derechos a la riqueza escriturados en papel y por tanto fácilmente transferibles. Pero una vez que esto ocurrió, el capitalismo adquirió crecientemente un aspecto dual reflejado en dos estructuras diferentes de formación de precios: la de los productos físicos y la de los activos financieros. Cada uno operado por separado. Al quedar convertidos los activos de largo plazo de las corporaciones en compromisos financieros de corto plazo, surge la posibilidad, argumentó Keynes, que la economía fuera más y más rehén de la especulación, generando más y más volatilidad e inestabilidad… Para Keynes, la estructura de las finanzas modernas propiciaba un desacoplamiento periódico entre el mercado de activos financieros y la producción, y la posibilidad de que las burbujas especulativas seguidas de su inevitable estallido pudieran desestabilizar el sistema en su conjunto” (FyM, p. 16).1
Citan aquí una famosa y profética frase de Keynes::
“los especuladores pueden no hacer daño cuando sólo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa; pero la situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de una vorágine de especulación” (Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, Fondo de Cultura Económica, 4ª edición, 2003, p. 167).
FyM relatan que el crédito de haber redescubierto y desarrollado estas agudas percepciones de Keynes corresponde a Hyman Minsky, quien postuló la hipótesis de la inestabilidad financiera. Para Minsky, dicen FyM:
“El talón de Aquiles de un sistema financiero desarrollado es su dependencia de un flujo constante de ingreso en efectivo, en particular ganancias, para apoyar y validar la continua expansión. La inestabilidad del sistema financiero aumenta en el tiempo al apilarse deuda sobre deuda en una burbuja que estallará en cuanto se vuelva más lento el flujo de efectivo. La economía moderna, por lo tanto, se vuelve crónicamente dependiente de la función de prestamista de última instancia de los bancos centrales y de las tesorerías gubernamentales…”. (p. 17)2
Además, Sweezy y Harry Magdoff insistieron durante 30 años a través de las páginas de Monthly Review, dicen FyM, en las relaciones entre el estancamiento y lo que luego habría de llamarse financiarización (el remplazo, como centro de gravedad de la economía, de la producción por las finanzas). El argumento de Sweezy y Magdoff, continúan FyM, es que la tendencia al estancamiento crea las condiciones para un viraje mayor en el papel de las finanzas en el capitalismo estadunidense: de ayudante modesto a fuerza impulsora. La especulación financiera se convirtió en una segunda locomotora del crecimiento, dada la debilidad de la primera locomotora, la inversión productiva. Se aceleró el proceso de endeudamiento creciente que se convirtió en rasgo institucionalizado de la economía, presente todo el tiempo y no sólo durante las orgías especulativas que ocurrían históricamente en las cimas del ciclo económico (véase gráfica). El funcionamiento del sistema se volvió más y más dependiente de una serie de burbujas financieras cada una más grande que la anterior.
Para Harry Magdoff y Sweezy, la esencia del dilema del capitalismo en su etapa monopolista se captura en el abrazo simbiótico entre el estancamiento y la financiarización. La economía no puede vivir sin la financiarización (y otros propulsores como el gasto militar), pero al final de cuentas no puede vivir con ella, dicen FyM. Añaden que el argumento central de su libro es que una evaluación realista de la historia económica reciente requiere centrarse en la interrelación entre la tendencia al estancamiento del capital monopolista y las fuerzas contrarrestantes, la más importante de las cuales es la financiarización, al grado que podemos hablar hoy del capital monopolista financiero. Por si hiciera falta FyM aclaran cuál es el problema de fondo y cuál el síntoma:
“La explosión financiera en EU y otras economías capitalistas avanzadas desde los años sesentas es sintomática de la tendencia subyacente al estancamiento cuyas raíces se encuentran en el patrón de acumulación del capital monopolista financiero. Es este patrón y no la financiarización (o la crisis actual de la financiarización) la que constituye el verdadero problema. Marx explicó que las crisis resultan de la sobreproducción de capital. En efecto, Marx escribió que ‘la barrera real de la producción capitalista es el capital mismo’. El sistema se confronta ahora duramente contra esta barrera de múltiples maneras. No hay posibilidad que el sistema en esta etapa de su historia y con la estructura existente de desigualdad, pueda absorber vía la inversión productiva, el enorme excedente que ha alimentado la explosión financiera. Al mismo tiempo, el proceso de financiarización mismo está en crisis. El prospecto más probable, por tanto, es un estancamiento profundo y prolongado” (pp. 20-21).
Las importantísimas conclusiones de este párrafo parecen irrefutables y sus consecuencias son gravísimas. Podemos entender la financiarización como un keynesianismo privado espontáneo que ha sido, aún más que el gasto militar y el publicitario, lo que ha mantenido a flote el capitalismo aunque sin superar la tendencia al estancamiento. Si la financiarización está en crisis, ¿cuál será la salida a ese enorme excedente que el sistema genera? ¿Podrá el presupuesto enviado por Obama remplazar, aunque sea parcialmente, esta función de la financiarización? El estancamiento profundo y prolongado del capitalismo, recordemos la historia de la primera mitad del siglo XX, puede llevar a fortalecer el fascismo y corrientes similares de ultraderecha en el mundo.
1 FyM se apoyan no sólo en la Teoría general sino también en los Essays in Persuassion (Ensayos de persuasión), de Keynes, publicados en 1932.
2 FyM citan un artículo autobiográfico de Minsky, escrito en 1992, e incluido en P. Arestis y M. Sawyer, A Biographical Dictionary of Dissenting Economists, (Edgard Elgar, 2000), así como el libro de Minsky: Stabilizing an unstable Economy (estabilizando una economía inestable), Yale University Press, 1986.
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Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial/ X
Límites del capitalismo y teoría del derrumbe de Grossmann
Julio Boltvinik

A
l final de la entrega del 06/03/09 señalé que la crisis de la financiarización (el reemplazo de la producción por las finanzas como centro de gravedad de la economía), que se había constituido en mecanismo central para posponer la tendencia al estancamiento del capitalismo monopolista financiero, volvía inevitable la pregunta de cuál mecanismo encontraría el capitalismo de hoy para intentar absorber los enormes excedentes que genera, y si el presupuesto de Obama cumpliría esta función al menos parcialmente. Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía, declaró que el paquete de Obama, aunque mejor que el rescate de Bush, será insuficiente y que la crisis será peor (La Jornada, 12/03/09). La respuesta de Stiglitz nos puede llevar a concluir que la tendencia al estancamiento o incluso el derrumbe completo del sistema capitalista es una posibilidad hoy.
El derrumbe, y los límites del capitalismo, han sido objeto de amargas controversias en la historia del marxismo. En palabras de Henryk Grossmann (HG), “el problema que aquí tratamos es el problema central o, mejor dicho, el problema del capitalismo”. Añade:
“Se investiga la cuestión de si el capitalismo plenamente desarrollado se halla en condiciones de extender, sin límite alguno, el proceso de reproducción sobre bases progresivamente más amplias, o si, por el contrario, esta extensión tropieza con barreras infranqueables” (La ley de la acumulación y del derrumbe del sistema capitalista, Siglo XXI, 1979; edición original en alemán, 1929, p.5).
Más adelante señala que la idea de que el modo de producción capitalista no constituye un orden natural imperecedero sino histórico y, por tanto, transitorio, ya había sido enunciado antes de Marx, por Sismondi (p.7). A pesar del enorme desarrollo que las fuerzas productivas experimentan bajo el capitalismo.
“El monopolio ejercido por el capital se convierte en traba del modo de producción que ha florecido con él y bajo él. La concentración de los medios de producción y la socialización del trabajo alcanzan un punto en que son incompatibles con su corteza capitalista. Se la hace saltar. Suena la hora postrera de la propiedad capitalista. Los expropiadores son expropiados. (K. Marx, El Capital, T. I, vol. 3, p.953,Siglo XXI, citado por HG).
El carácter histórico, transitorio, del capitalismo, y la posibilidad de que sus propias contradicciones lo lleven al derrumbe, al colapso, están ambos relacionados con el tema fundamental del marxismo: la transición al socialismo. ¿Ocurrirá esta transición porque el derrumbe obligará a los seres humanos a reorganizar radicalmente la economía? ¿Es ésta una visión teleológica, inaceptable desde la perspectiva de que la historia la hacen las mujeres y los hombres? Éste es el contenido político de la polémica que, en torno al derrumbe, y a la transición al socialismo se vivió dentro del marxismo desde finales del siglo XIX hasta 1929 en que Grossmann publica su obra sobre el tema. HG cita a K. Diehl que dice, en 1898, que Marx nunca fundamentó sus principios socialistas a partir de la teoría del valor, sino de su concepción materialista de la historia de la cual deben derivarse las causas últimas del por qué el capitalismo se aproxima a su fin abriendo paso al socialismo, y lo refuta:
“Esta concepción es del todo falsa. La ley del valor domina la totalidad del proceso económico del capitalismo, y puesto que su dinámica y las tendencias de su desarrollo sólo pueden ser comprendidas sobre la base de esta ley, su fin –el derrumbe– debe igualmente ser explicado a partir de la ley del valor. Esto es lo que Marx efectivamente hizo…La idea de que ‘la negación de la producción capitalista se produce a sí misma con la necesidad de un proceso natural’ fue enunciada en el tomo I de El capital sin que Marx dijera expresamente cómo esta tendencia a la negación se impone, o sea cómo habrá de sobrevenir ese derrumbe del capitalismo y cuáles son las causas inmediatas que provocarán el hundimiento económico del sistema”. (pp. 14-15)
HG se muestra desilusionado que en el tomo III de El capital, al abordar la tendencia descendente de la tasa de ganancia, Marx no haya demostrado la tendencia al derrumbe de manera expresa. Se propone, en su libro, llevar a cabo dicha demostración. Sin embargo, la opinión tanto de Paul Sweezy (Teoría del desarrollo capitalista, Fondo de Cultura Económica, Cap. XI) como de M. C. Howard y J. E. King (A History of Marxian Economics, Vol. I, 1883-1929, Princeton University Press, 1989), es que su demostración tiene fallas lógicas evidentes. HG partió de un ejemplo numérico de cuatro periodos de la reproducción capitalista ampliada desarrollado por Otto Bauer y extendió el ejemplo a 36 periodos para demostrar que el proceso de acumulación no puede ser sostenido indefinidamente porque (en el ejemplo) no se produce suficiente plusvalía para permitir tanto la acumulación de capital como el consumo de los capitalistas. Para el año 35 el consumo capitalista se volvería negativo. El sistema se colapsa. Las críticas que reseñan Howard y King y la crítica de Sweezy señalan que los supuestos del ejemplo numérico son rígidos y exagerados: la fuerza de trabajo (capital variable, v) crece a 5 por ciento y el capital constante (c, maquinaria, materias primas, etcétera) a 10 por ciento, de tal manera que la composición orgánica del capital [c/ (c+v)] va aumentando. La plusvalía crece a 5 por ciento y, por tanto, crecientemente va siendo insuficiente para hacer crecer c a 10 por ciento y proveer al consumo de los capitalistas (véase gráfica). Sweezy es particularmente duro: La teoría de Grossmann muestra en forma aguda los peligros del pensamiento mecanicista en las ciencias sociales (p.259).
En agudo contraste, HG según Bolívar Echeverría, es un pensador de altísimo nivel (aunque insinúa, como se ve al final de la cita siguiente, que está al tanto de las críticas que se le han hecho y que su justicia requeriría investigación adicional):
“La obra de Grossmann representa, con respecto a la problemática económico-social de la discusión general que vertebra el gran debate de la II Internacional, lo que la obra del joven Lukács representa a la problemática filosófico-histórica de la misma. Constituye, pues, el gran intento, en verdad asombroso, de encontrar una respuesta diferencial y ortodoxa creativa capaz de armonizar y hacer efectivo el discurso crítico de Marx frente a los derroteros impuestos al proletariado del siglo XX” (La discusión de los años veinte en torno a la crisis: Grossmann y la teoría del derrumbe, en Pedro López Díaz (coord.) La crisis del capitalismo. Teoría y práctica, Siglo XXI, 1984, p.174).
Después de esta alta valoración es necesario seguir estudiando a Grossmann.


Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial / XI
Un sistema social alternativo al capitalismo: no hay otro camino
Julio Boltvinik

J
ohn Bellamy Foster y Fred Magdoff (FyM) citan a un par de autores de lo que en Estados Unidos se llama economía radical que sostienen la tesis inversa a la que ellos, siguiendo a Paul Sweezy y Harry Magdoff (padre, ya fallecido, de Fred) desarrollan en su libro The Great Financial Crisis (Monthly Review Press, 2009), tesis que sostiene que la tendencia crónica al estancamiento del capital monopolista, genera una masa de excedente que no encuentra oportunidades de inversión productiva y que se canaliza al sistema financiero buscando ganancias. Ante la oferta masiva de recursos, el sistema financiero fomenta el sobre-endeudamiento de todos los sectores de la economía, incluidos los hogares (la deuda global acumulada en Estados Unidos de hogares, empresas y gobierno era de 3.5 veces el PIB en 2007) y diseña nuevos instrumentos financieros, de traslado de riesgos y de aseguramiento de éstos. Todo ello da lugar a la financiarización de la economía (el traslado del centro de gravedad de la economía del sector productivo al financiero). Es decir, la tesis central es que la financiarización es un resultado de la tendencia al estancamiento.
Thomas Palley al igual que Özgur Orhangazi sostienen la tesis opuesta: es la financiarización la que genera el estancamiento. Palley incluso atribuye a la financiarización el estancamiento de los salarios reales y la creciente concentración del ingreso. No hay duda, dicen FyM, que un estancamiento prolongado y profundo puede derivar del estallido de una burbuja financiera, como ocurrió en Japón después de la ruptura de la burbuja de los valores del mercado inmobiliario en 1990. Sin embargo, sostienen que esta enfermedad económica puede ser vista de manera más útil como una crisis de financiarización que, al atascarse, paraliza el crecimiento que había generado.
Orhaganzi argumenta que las mayores oportunidades de ganancias financieras excluyen las inversiones productivas, al cambiar los incentivos de los directivos corporativos. Así, el estancamiento se explicaría porque el crecimiento de la inversión financiera genera, por exclusión, un crecimiento muy lento de la inversión productiva. FyM refutan a este autor señalando que la idea de que la inversión real es excluida por la inversión financiera hace muy poco sentido cuando se le sitúa en el contexto de una economía caracterizada por cada vez menos oportunidades de inversión productiva y una creciente capacidad ociosa: el promedio de capacidad utilizada en la industria manufacturera en los años 1960-1969 fue de 85 por ciento, y más bajo en el periodo 1972-2007: 79.8 por ciento. También presentan una gráfica que muestra la tendencia a la baja de la inversión neta fija no residencial (INFNR) y el bajísimo nivel absoluto al que llegó en 2006. (Véase gráfica).
Continuando su argumento contra Orhaganzi agregan que, como hay un número limitado de salidas de inversión rentables en la economía real, y como, ante ello, el proceso de acumulación se atasca constantemente, y como el amontonamiento de más y más deuda se convierte en palanca poderosa del crecimiento, cualquier desaceleración en el inflado de la burbuja de la deuda se convierte en una amenaza a tal crecimiento. Está en la naturaleza del capital monopolista financiero el que tienda a volverse adicto a la deuda: más y más deuda se requiere sólo para mantener la máquina funcionando, añaden citando un libro de Paul Sweezy y Harry Magdoff de 1988. Y rematan: “lo anterior no debe cegarnos al hecho que el problema real está en otra parte. En todo el sistema de explotación de clase enraizado en la producción. En este sentido, la financiarización es sólo una manera de compensar la enfermedad subyacente que afecta la acumulación de capital misma”. Y nos recuerdan que Marx escribió: La superficialidad de la economía política se muestra en el hecho que concibe la expansión y la contracción del crédito como la causa periódica de las alteraciones del ciclo industrial, cuando es un mero síntoma de ellas.
La bien intencionada crítica de Palley, Orhaganzi y otros en la izquierda está orientada a la re-regulación del sistema financiero (después de muchos años de des-regulación), creando una arquitectura financiera que estabilice la economía y proteja el trabajo asalariado, dicen FyM. “Pero si la argumentación previa es correcta, continúan, tales empeños para re-regular las finanzas probablemente fracasarán en su objetivo principal, puesto que cualquier intento serio de controlar el sistema financiero corre el riesgo de desestabilizar el régimen de acumulación en su conjunto, que constantemente requiere de la financiarización para elevarse a niveles cada vez más altos”. Los autores terminan el capítulo 5 de su libro que he venido reseñando, comentando que Sweezy señaló en una conferencia en 1994 que lo único que podría hacerse para estabilizar la economía sería expandir de manera muy acelerada el gasto gubernamental en áreas que beneficiaran realmente a la población y llevar a cabo una redistribución radical del ingreso y la riqueza.
En este capítulo, escrito originalmente en abril de 2008 como artículo de la revista Monthly Review, antes de que Obama fuese electo presidente, señalan que ninguna de las propuestas de Sweezy está en la agenda. Sin embargo, sabemos ahora que el presupuesto enviado por el presidente Obama y ya aprobado por el Congreso, sí conlleva la aceleración del gasto público en algunas áreas de alto beneficio para la población, como servicios de salud. No incluye medidas de redistribución radical del ingreso y la riqueza pero sí de elevación de las tasas impositivas a los altos ingresos, que se habían venido desgravando, como parte de las políticas neoliberales, desde 1980.
Los autores muestran su cara radical y su coherencia al cerrar el capítulo: Si la meta es avanzar las necesidades de la humanidad como un todo, el mundo tarde o temprano tendrá que acoger un sistema social alternativo al capitalismo. No hay otro camino.

Economía Moral
Crisis del capitalismo mundial/ XII
Las burbujas de Alan Greenspan
Julio Boltvinik

C
omo hemos venido discutiendo en varias entregas (27/02/09; 6 y 20/03/09), la financiarización (reemplazo de la producción por las finanzas como centro de gravedad de la economía) es el principal (y gigantesco) flotador del capitalismo monopolista financiero que evita que zozobre en el estancamiento crónico, según la visión neo-marxista de los seguidores de Baran y Sweezy. Las burbujas financieras (y su estallido), están en el centro de lo que llamé keynesianismo privado espontáneo. Veamos como percibe esas burbujas el famoso economista Paul Krugman (PK). En su más reciente libro les dedica un capítulo cuyo título reproduzco en esta entrega1. Describe como Alan Greenspan (AG), presidente del Banco de la Reserva Federal durante 18 años, al retirarse en enero del 2006 fue vitoreado en el Congreso como un mesías monetario. Tres años más tarde el nombre de Greenspan era lodo, dice PK y añade que “la historia del ascenso y caída de la reputación de AG, es la historia de cómo los hacedores de la política económica se convencieron a sí mismos que tenían todo bajo control, sólo para descubrir, con horror, y el dolor de la nación, que no era así”.
AG se volvió una leyenda porque presidió la Reserva Federal en un periodo de buenas noticias económicas, dice PK, que para los inversionistas financieros fue celestial: los precios de las acciones subieron más de 10 por ciento anual en promedio (¡durante 18 años!), desempeño en el cual la política monetaria tuvo muy poco que ver. PK compara el enfoque de Greenspan con el de W. C. Martin (presidente de la Reserva Federal entre 1951 y 1970), cuyo enfoque él expresaba con la frase que debería ser como el padre que retira el jarrón de ponche en plena fiesta adolescente, queriendo decir que se debe aumentar la tasa de interés en el auge para evitar la inflación. El enfoque de AG lo explica Krugman con un padre con diferente actitud: no detiene la fiesta (no se lleva el jarrón) pero está disponible para actuar como conductor designado al terminar la fiesta: para actuar AG esperó a que estallara la burbuja de la bolsa de valores en 2000, no subió las tasas de interés. En el periodo 1993 a 2000 la tasa de desempleo en EU disminuyó desde casi 8 por ciento a menos de 4 por ciento. La visión dominante era que, una vez que la tasa de desempleo es menor que 5.5 por ciento, la inflación se empieza a acelerar. Cuando eso ocurrió a mediados de los años noventa, AG resistió las presiones y no bajó la tasa de interés, argumentando que la productividad del trabajo había cambiado las relaciones entre nivel de empleo e inflación. En efecto, a pesar de la baja del desempleo a niveles no vistos en décadas, la inflación no repuntó.
PK dice que, en cuanto a empleo, dejar el ponche en la mesa fue una buena política, pero que el greenspanismo no fue tan exitoso en cuanto a la burbuja de la bolsa de valores. En una gráfica muestra la secuencia entre la burbuja de la bolsa de valores, que revienta en el 2000 y la burbuja inmobiliaria que empieza a acelerarse casi al mismo tiempo. PK explica con gran claridad la dinámica de las burbujas y sus límites. Cuando los precios de las acciones suben y suben, todo el que compra acciones obtiene ganancias rápidas, lo que lleva a otros a hacer lo mismo, lo que acelera el alza de las mismas. Se crea una especie de esquema Ponzi (o pirámide financiera) que funciona mientras hay nuevos bobos entrando y poniendo más dinero. Cuando se acaban los bobos, la pirámide se desploma. Eso ocurrió en el verano de 2000. Las acciones perdieron 40 por ciento de su valor en dos años.
Krugman explica también la burbuja inmobiliaria. Dice que en este caso se abandonaron los principios tradicionales de los préstamos inmobiliarios (el comprador debe dar un enganche sustancial y tener capacidad para hacer los pagos mensuales). Se hicieron préstamos sin enganche y a quienes carecían de la capacidad de pago. ¿Por qué los prestamistas relajaron los principios? PK da dos razones: 1) creyeron que el alza en los precios de la vivienda continuaría indefinidamente, en cuyo caso el comprador que no puede seguir pagando puede vender la casa y pagar la hipoteca; y 2) los prestamistas iniciales no asumían el riesgo, sino que lo trasladaban a inversionistas que compraban valores (emitidos sobre las hipotecas) y que, o no sabían lo que compraban, o recibían garantías de que los valores que compraban estaban clasificados por las agencias en la categoría AAA (la más alta). Para lograr que una parte de las hipotecas subprime (las peores) recibieran esta calificación, se introdujo una innovación financiera llamada obligación de deuda colateralizada (CDO, por su nombre en inglés) que creaba valores de distintas categorías, la preferente (senior) recibiría sus rendimientos primero.
La pirámide continuó creciendo y los valores dando altos rendimientos en tanto los precios de las viviendas se mantuvieron al alza. Aunque algunos economistas, incluido PK, advirtieron que había una burbuja inmobiliaria cuyo estallido causaría serios riesgos a la economía, Greenspan negó la existencia de la burbuja y declaró que una baja sustancial en los precios de las viviendas era poco probable. Cuando Bernanke sustituyó en la Reserva Federal a AG, el greenspanismo continuó vigente, dice PK: se creyó que los efectos del estallido de la burbuja podrían controlarse, que Bernanke también serviría como conductor designado.
La historia oficial de la recesión económica (que siguió a la caída de la bolsa en 2000) fue que duró sólo ocho meses. Muestra que el desempleo aumentó durante dos años y medio (véase gráfica), lo que llevó a AG (quien temía un deflación corrosiva: baja de precios con estancamiento, como la ocurrida en Japón en los años noventa) a seguir bajando la tasa de interés (hasta uno por ciento). Concluye PK: “Los cínicos dicen que AG había tenido éxito sólo al reemplazar la burbuja de la bolsa con la burbuja de la vivienda –y tienen razón”. Coincide así con Foster y Magdoff (véase entrega del 06/03/09) en que, sin burbujas, la economía monopolista actual tiende a la recesión. Seguiré analizando este interesante libro de Krugman, un economista de la corriente principal que parece abierto y pragmático.
1 Paul Krugman, The Return of Depression Economics and the Crisis of 2008, W.W. Norton, Nueva York, 2009. Los seguidores de Baran y Sweezy son John Bellamy Foster y Fred Magdoff, cuyo libro The Great Financial Crisis, Monthly Review Press, Nueva York, 2009, he analizado en las entregas mencionadas.