octubre 01, 2008

Llaga expuesta

Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx / Reforma / 01 de octubre de 2008

Felipe Calderón es incoherente y errático. Pide la unidad nacional en la guerra contra el narco, pero maltrata a quienes seguimos exigiendo verdad y justicia sobre las represiones del pasado. Ahora resulta que la Procuraduría General de la República extravió o esconde los papeles de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp).

No hay historia aséptica y menos cuando aborda un conflicto. Una sociedad democrática sólo abre sus archivos para que se tejan las diferentes versiones de un mismo hecho. Cuando terminó la Guerra Civil española el franquismo se preocupó por averiguar la suerte de las víctimas de su bando y abrió la llamada Causa General. Los republicanos derrotados cargaron con una memoria incompleta y apenas ahora van recuperando las piezas con las cuales dibujan la cartografía de sus fusilados y desaparecidos. Lo mismo han hecho argentinos, chilenos, guatemaltecos...
México es la excepción. Pasan los años y nuestros gobiernos siguen regateándonos el derecho de saber. Si el 2 de octubre sigue recordándose es porque persisten los huecos en el conocimiento, porque la masacre de aquella tarde se replicó a escala menor en buena parte del territorio nacional y porque es la obra maestra de la impunidad. Cuarenta años después el Estado se rehusa a dar una disculpa oficial sobre ésa y otras barbaridades. En lugar de ello esta semana se inició con el cinismo de Luis Echeverría quien, en la entrevista concedida a Rogelio Cárdenas Estandía (Planeta, 2008), hace un llamado a la unidad nacional y escupe retador un yo no pido "perdón a nadie".
La arrogancia de Echeverría viene de sentirse protegido y arropado por los suyos y por los gobiernos panistas. Una de las certidumbres que deja el libro de Rubén Aguilar y Jorge G. Castañeda (La diferencia) es que Vicente Fox accedió a las exigencias del PRI: "nada de comisiones de la verdad, persecuciones, investigaciones", nada de meterse en "los terrenos de la corrupción y de acusaciones a funcionarios del pasado, por ejemplo la cuenta secreta de Salinas".
A Fox se debe que nunca hubiera una investigación seria sobre la represión y la corrupción del viejo régimen. A los verdugos les concedió una amnistía de facto para lo cual creó la dispendiosa e irrelevante Femospp, la cual se gastó casi 250 millones de pesos para montar una virtuosa ejecución sobre las variaciones que tiene el arte de evadir la justicia y la verdad.
Pese a todas sus carencias, la Femospp hizo un impresionante acopio de información sobre la represión de aquellos años en los cuales el grueso de las víctimas se ubicaban en la izquierda. En su último día de gobierno Fox transfirió los acervos de la Femospp a la Procuraduría General de la República. En realidad se trata de dos colecciones: la ministerial que incluye los documentos que mantiene bajo llave el Ministerio Público en alguna de sus inútiles averiguaciones y el archivo histórico integrado por unos 22 mil documentos ordenados cronológica y temáticamente.
Diversas personas e instituciones han intentado ubicar y acceder a esos textos.
Además del esfuerzo realizado por La Jornada me detengo en uno que observé de cerca. Con el respaldo del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede) Javier Treviño Rangel inició, en junio del 2007, un procedimiento para obtener los índices detallados de lo reunido por la Femospp. El objetivo era evitar que el acervo se desperdigara, perdiera o destruyera. Semanas después la Subprocuraduría de Derechos Humanos, Atención a Víctimas y Servicios a la Comunidad de la PGR respondió que había localizado "algunos documentos", pero que como estaban siendo organizados no podían compartirlos.
Treviño Rangel se inconformó ante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y Alonso Lujambio fue el ponente quien, con una respuesta sólida y bien argumentada, revocó cada uno de los argumentos esgrimidos por la PGR, la institución más opaca del Ejecutivo federal. El 24 de octubre del 2007 el pleno del IFAI ordenó a la PGR realizar una búsqueda exhaustiva de toda la documentación para que fuera entregada al peticionario.
En vísperas de la navidad del 2007 la PGR informó de "la no existencia de algún documento y/o registro relacionado con la información solicitada de la extinta Fiscalía". Le dejó abierto un resquicio a la esperanza porque sobre el acervo histórico comentó que a la brevedad posible el Comité de Información ratificaría la inexistencia de dicho acervo. Ha pasado casi un año desde aquella promesa y la PGR guarda silencio y es imposible saber si nuestra Procuraduría desapareció, traspapeló u ocultó uno de los archivos más completos y mejor organizados sobre la represión.
Estamos ante una metáfora de la forma en que se diluyó, en la bruma de la historia, el compromiso panista con la verdad. Sus esfuerzos por escamotear la evidencia son inútiles porque, pese a ellos, la información sigue fluyendo por el esfuerzo de víctimas, académicos y periodistas que año con año producen libros, ensayos y mesas redondas. Un caso de notable persistencia es la búsqueda de información realizada por Proceso. Este año sacó una espléndida edición especial coordinada por Jorge Carrasco Araizaga. Es una puesta al día sobre el estado del esclarecimiento de la verdad histórica sobre el 68. Jorge Carrillo Olea, fundador del Cisen, publica en esa edición una muy buena explicación -con nombres y matices importantes- sobre el fracaso de los servicios de inteligencia durante el movimiento estudiantil.
Entretanto, Felipe Calderón persiste en sus llamados a la unidad nacional sin darse cuenta de su magra autoridad. ¿Cómo pretende que la izquierda política, social o intelectual vea con simpatía su llamado cuando su gobierno se empecina en la complicidad con los represores y corruptos del antiguo régimen? El 2 de octubre no se olvida porque no nos dejan olvidarlo y porque lo mismo sucede con otras agresiones a la dignidad humana. La memoria sigue tasajeada por los cortes infligidos por los represores de ayer y sus cómplices de hoy. Es una llaga expuesta.
La Miscelánea
Pese a todo hay motivos para alegrarse. Resulta alentador que el congreso de Hidalgo, en una decisión unánime, concediera la presea "Pedro María Anaya" a Miguel Ángel Granados Chapa y este martes 30 el Senado de la República le concedió la medalla "Belisario Domínguez". Un honor merecido porque Miguel Ángel ha demostrado con trabajo y coherencia su amor por este país.
Enhorabuena.
Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

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