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Voces del pasado: notas tomadas del libro las luces de la gran ciudad de autor anónimo, escrito en los 70’s por un activista preso y luego desaparecido.
Las luces de la gran ciudad
Apreciable hermano, voy a tomarte la palabra respecto a la propuesta que me haces por conducto de X. De antemano te advierto que escribir no es mi mayor gracia y si hago esto, es únicamente para asentar algunos hechos que considero importantes y dignos de ser conocidos por la gran masa de la cual formamos parte, la masa de los jodidos.
No te autorizo por el momento, la publicación de este escrito por razones obvias, cuando menos para nosotros; Aquí apareces con el nombre de M en algunos sucesos que relato y que rápidamente reconocerás, o sea que estás implicado; respecto a la objetividad y veracidad de lo que aquí se relata, yo creo que tu eres el mejor juez para juzgarlo.
Pienso que serán muchas hojas las que tendré que escribir, por lo tanto serán muchas las visitas que harás a la casa de X y el riesgo para ambos será mayúsculo y también para mí; ésa es una de las razones por la cuál no deseaba escribir de éstos asuntos.
Sin embargo, como ya se dijo al principio, conocer estos hechos podría ser útil para la masa de los jodidos, pues en cierta forma ellos son los verdaderos autores de todo esto; por lo tanto para que se reconozcan a sí mismos y a sus propios sueños estoy de acuerdo en que debe publicarse pero bajo cualquiera de las dos condiciones: si té enteras por cualquier medio que ya no pertenezco al mundo de los vivos (que me hayan quebrado aquí adentro) o bien, que haya dejado de comunicarme contigo en un plazo de dos años, esto es, en el remoto caso de que obtenga mi libertad y me haya esfumado milagrosamente. De cualquier manera sería muy bueno utilizar algunos seudónimos; Confió en que los compañeros que aquí se identifiquen cuando algún día lean esto, guardaran silencio.
Te envío junto con este primer paquete un fraternal saludo deseando lo mejor para ti y tu familia
Con infinito amor revolucionario, dedico este sencillo reporte a:
A la clase trabajadora y explotada que por estar sumergida en el pantano de la enajenación y la ignorancia es incapaz de tener el mas bello de los sueños y en cambio se encuentra poseída por la mas negra de las pesadillas, el conformismo y la resignación ante su propia miseria.
A todos mis hermanos que han ofrendado su preciosa vida en aras de este bello sueño.
A todos aquellos, que debido a este sueño revolucionario, sufren tortura y carcel , en las negras mazmorras de este régimen corrompido hasta la medula y cuyo grotesco maquillaje no puede ocultar su putrefacción.
A todos aquellos que desde la trinchera que han elegido, abierta o cerrada, luchan a diario con honestidad y carácter para aportar amorosamente su pequeño grano de arena a la causa nuestra, la revolución.
A todos ellos que luchan por el bello sueño revolucionario , de tener una patria libre y soberana en donde todos sus hijos quepan y tengan la oportunidad de ser mejores. Donde no haya lugar para políticos corruptos y donde nunca mas se permita que una pequeña pandilla de multimillonarios maneje a su antojo a la nación entera y al final terminen por venderla a los imperialistas , al mejor estilo del traidor Santana.
LAS LUCES DE LA GRAN CIUDAD
A la una de la mañana terminé de estudiar todo lo que dice Qim il Sung acerca de las cooperativas, y como no tengo ni pizca de sueño se me antojó darme una vuelta por el torreón, a estas horas todo mundo parece dormir; ya no veo ninguna luz prendida aquí en el dormitorio y en las otras crujías tampoco; de estas solamente se perfilan sus siluetas grises verdosas, iluminadas y casi fosforescentes gracias a las lámparas del penal.
Atravesé el angosto pasillo que rodea al torreón y como éste no tiene puerta alguna, pues de hecho se encuentra abandonado por los cuerpos represivos, me introduje en él con la clara intención de subir hasta su atalaya lo cual todo mundo hace cuando desea respirar algunos recuerdos gratos.
Subí por la angosta escalera que da a la atalaya y que en los pasados tiempos, era un punto de observación y vigilancia; pero ahora como esta crujía es territorio libre, ya no hay policías ni siquiera en el torreón; desde aquí se observan las azoteas de los otros dormitorios, se escuchan los ruidos sordos y lejanos de los automóviles que pasan rápidamente por las vecindades de este lugar, de vez en cuando se escuchan lejanos bocinazos que por la lejanía o quizá por la soledad del ambiente se perciben tristes y melancólicos; desde aquí escucho lamentos y algunos gritos francamente desgarradores y estirando la oreja me doy cuenta que todo este desmadre viene de la G, lo cual no me extraña en lo mas mínimo, pues en esta maldita crujía es donde se aplican los recibimientos más sádicos a los recién llegados.
Desde mi punto de observación también veo al soldado que vigila desde la atalaya del polígono, que es una gran estructura de acero. Desde aquí no es mas que un pequeño bulto, pues el polígono fácilmente mide cincuenta metros de altura y está localizado en el centro del penal sin embargo lo que más me llama la atención es el espectáculo que ofrece el cielo que cubre la ciudad, lo más sorprendente es que hace un juego magnífico con todo lo que contemplo a mi alrededor; en realidad no es mucho lo que alcanzo a ver desde aquí, si acaso algunas pocas azoteas incluyendo la de algunas viviendas vecinas a este inmundo lugar; Pero el gris verdoso de todo lo que me rodea se complementa muy bien con el amasijo de grises violáceos, con algunos manchones de luz naranja que seguramente son consecuencia de las luces que iluminan la ciudad. Quedo absorto contemplando el movimiento de las obscuras masas de nubes que se mueven sin cesar, y de pronto recuerdo lo mucho que me gustaba contemplar las luces que iluminan las ciudades; como mi vida ha sido un poco agitada, conozco varias y absolutamente todas me parecieron magníficas cuando las contemplé de noche y bien iluminadas.
Hace ya muchos años, cuando en compañía de mi padre llegaba a la ciudad de México, quedé maravillado ante el espectáculo que me ofreció la ciudad con sus maravillosas luces; parecían millones de joyas derramadas sobre un inmenso terciopelo negro, rubíes, esmeraldas y muchas otras piedras raras que quizá Nunca conoceré. Cuando contemplé todo esto, mil interrogantes se agolparon en mi cabeza, ni siquiera sé exactamente
Cuales eran mis dudas, realmente fue algo que no podría describir; pero tratando de simplificar las cosas diré que mi primera impresión de la gran ciudad fue de embelesamiento ante sus maravillosas luces pero también algo de desconfianza y miedo.
Sentado como estoy, permanezco un buen rato y francamente ya ni siquiera observo lo que pasa a mí alrededor, mis pensamientos ahora están volando en aquellos lejanos tiempos cuando yo todavía era un pollito con un millón de bonitos sueños y ninguna desconfianza, tal como sucede con los jóvenes provincianos recién llegados a la ciudad de México; Recuerdo que al llegar al hotel, cuyo nombre no recuerdo, pero que estaba en las cercanías del zócalo me sorprendió contemplar un gran alboroto, donde no podían faltar patrullas policiacas, un amasijo de curiosos y un sujeto joven sentado en la banqueta cubriéndose una herida en el estómago mientras la policía subía a rastras a otro individuo a. la patrulla.
Un año después de esto fue tu llegada, todavía recuerdo la hermosa casona donde vivías, sin embargo y como cosa curiosa, por mas que quise nunca pude verle la cara a los dueños de esa mansión pero de acuerdo a las referencias que dabas eran unas buenas personas; Agazapado en este rincón del penal me saboreo al recordar los ricos tacos que comíamos allá por Coyoacán en aquellos lejanos años, ¡de veras que eran buenísimos!.
No recuerdo si fue en el sesenta y cinco o el sesenta y cuatro cuando me invitaste a militar en las j c; Aquí me he vuelto un poco amnésico, sin embargo, bien que recuerdo las primeras impresiones que tuve de las juventudes; por lo menos estas eran muy buenas antes del sesenta y ocho, tu sabes de sobra lo que pensamos del partido después de la carnicería de ese año y en este aspecto coinciden todos los compañeros que estamos aquí, independientemente de la organización a la cuál pertenezcan.
Ahora que tengo mas tiempo para analizar las cosas, aclaro mis ideas y sentimientos y no concibo como pudimos confiar en aquellos personajes rolleros que enviaba el partido para convencernos de que en nuestro país no hay condiciones para la revolución; primero nos calentaban la cabeza con sus eternos discursos sobre el imperialismo, pero en cuanto veían que empezábamos a calentarnos empezaban a argumentar la falta de condiciones objetivas y subjetivas y mil pretextos más.
De estos grises burócratas, oportunistas y cobardes solamente me queda un fuerte recuerdo, el tufo de los cigarros que se chupaban y de todo el café que bebían, porque a decir verdad para esto si que eran bastante buenos.
Desde este rincón obscuro, mis recuerdos vuelan al sesenta y ocho, veo claramente a todos los compitas del comité, desde aquí, estoy viendo la pasión que ponía a sus discursos el compa O, la serenidad y dominio que ejercía sobre las masas el compañero P; Tu mismo eras bastante bueno para el trabajo de educación política en los círculos aunque siempre has sido algo melindroso para la acción directa; al recordar todo esto, debería sentir una gran tristeza, pues muchos de estos hermanos nuestros jamás los volveré a ver, porque ya están muertos pero cuando pienso en ellos mas que triste me siento orgulloso, pues al fin y al cabo ellos han cumplido con su parte en este proceso revolucionario que apenas empieza y además murieron peleando por un sueño, orgullosos de sí mismos.
Cuando abandoné por completo mi carrera para dedicarme al trabajo político, recuerdo todavía el escándalo que armó mi padre, cuando supo que dejé la universidad; no me creyó en lo mas mínimo cuando le aseguré que éramos miles los estudiantes que estábamos dispuestos a dar la vida por cambiar este país, para hacerlo mas justo y donde no tenga cabida la corrupción y la inmundicia moral; entre enojado y socarrón me dijo: ¨¨ si hay diez estudiantes que estén dispuestos a dar la vida por su causa, me dejo cortar la cabeza, recapacita me dijo, tu ya eres un médico y no debes tirar a la basura todos los sacrificios que has hecho, recuerda que mientras más preparado estés, mas podrás ayudar a tu pueblo, como podrás ver, no le hice caso; si tú recuerdas hermano, después de la carnicería ordenada por el chacal Díaz Ordaz y su pandilla asesina; la participación estudiantil bajó mucho y llegué a pensar que mi padre tenía razón y francamente me sentí muy desilusionado, pero lo que de plano me pareció una traición al pueblo fue la cobarde actitud del partido ante la matanza, pues lo único que hizo fue escribir una serie de ridículos artículos condenatorios pero sin poder ocultar que en realidad estaba paralizado de miedo y eso fue todo; además todo eso ya lo sabes; por esa razón, mucho antes de que toda la JC en pleno mandara al diablo a la burocracia fumadora y cafetera Disfrazada de comunista, yo me alejé de todo esto, asqueado y lo más rápido que pude.
Presente lo tengo como si lo estuviera viendo, el día que llegué a tu escuela y me presenté al comité de lucha, eran los últimos días de julio ; no podría describirte exactamente , lo que sentí al observar los cientos de estudiantes que de una u otra manera trabajaban muy activamente para la causa del movimiento, me causaron buena impresión su optimismo y la decisión para la lucha; sin embargo no me gustó su desorden, faltaba ahí algo de disciplina; recuerdo que al principio me vieron con desconfianza pero cuando se dieron cuenta que era amigo de ustedes me aceptaron sin reservas; desde este lugar pienso sinceramente que todo el afecto que me brindaron los compañeros de tu escuela y en especial los compitas del comité y los del circulo, está bien correspondido y ni en los peores momentos que he pasado en este maldito lugar o en otros, he deshonrado ese afecto y confianza revolucionaria que me brindaron.
Con el paso de los años y con la (poca) experiencia adquirida en mis correrías, me doy cuenta del tiempo que perdimos antes del sesenta y ocho; aunque todo esto puede justificarse por la falta de una buena dirección política, no deja de preocuparme el hecho de no haber estudiado toda la teoría que hace falta para entender los fenómenos sociales pues debido precisamente a esta carencia de conocimientos es que se han cometido muchas barbaridades, después del sesenta y ocho se manifestó todavía mas esta deficiencia y en este momento aquí mismo dentro de la cárcel existe división y desconfianza entre los compañeros de las diferentes organizaciones y todo este desmadre es causado por la falta de una sólida teoría política.
A tu pregunta de cómo es la vida aquí adentro, te diré que aunque parezca difícil de creer, aquí se trabaja duro, en mi caso, realmente estudio bastante, elaboro algunas artesanías para venderlas y conseguir algunos pesos; pues gracias a las enseñanzas de un amigo preso común, aquí he aprendido a tejer bonitas chalinas y calar monedas.
Además realizo mi rutina de gimnasia todos los días; no quisiera tener el aspecto de los gordos diputados levanta dedos que pululan por ahí y se pasan los años durmiendo la cruda en la cámara. Yo pienso que todos los compañeros tienen su propia rutina de trabajo.
Te preguntaras que para que necesite dinero en este maldito lugar, te sorprenderías de lo que aquí se vende; Lecumberri está mejor surtida que el mercado de Tepito. Aquí puedes comprar desde un inocente pan hasta la droga más pesada que satisfaga los gustos más exquisitos y sofisticados del publico; claro ésta que la inmensa mayoría de los inquilinos de este inmundo lugar se conforman con chupar su pestilente mariguana o cuando mucho inyectarse agua con tecata, que es el desperdicio que queda del opio.
, Todo este desmadre vicioso, sucede en el interior del penal; pero nosotros estamos apartados de todo eso; francamente ignoro por qué, pero el estado nos considera de alta peligrosidad y nos tiene confinados en una crujía de castigo, con derecho a nada; Ni siquiera a tener el mínimo contacto con el resto de la población carcelaria.
Pero aún aquí en esta cárcel se necesita el dinero, y se necesita básicamente para mejorar nuestra dieta alimenticia. La comida que el penal ofrece a sus inquilinos consiste normalmente en algo de pasta, arroz principalmente, una porción de carne de algún misterioso animal (todo mundo jura que es yegua pero yo afirmo que es caballo), aunque algunas veces nos sorprenden con un cambio de menú y nos obsequian con un hígado que ya ha pasado sus mejores tiempos y no es raro encontrar en él, algunos infelices gusanos prendidos con desesperación aunque ya muertos por el calor del guisado. Y para rematar el ágape nos obsequian con una buena cantidad de frijoles ya pasaditos de moda y ricamente sazonados con nitrato de sodio, este ultimo condimento es una cortesía de la institución para bajarle el calor pasional a sus inquilinos y evitar que piensen y hagan cochinadas inconfesables, aprovechando que están encerrados, según se dice.
Como podrás imaginarte compa, mejorar nuestra dieta es tarea prioritaria y eso lo realizamos comprando las cosas complementarias en el mercado del interior, del penal, a precios tan caros como si fueran de importación. Tu pensaras que el desayuno y la cena están mejores que la comida, pues te equivocas, todo es lo mismo; la leche que nos t raen tiene que hervirse bastante, de lo contrario al poco rato de tomarla, materialmente explotas... además, respecto al pan, es una maldita lata andar buscando y arrancando los pelos d e los marros, - panes o bolillos que se desprenden al elaborarse, de las axilas de los descuidados panaderos de aquí del penal y que para ellos, Francamente la higiene les importa madre.
Debo decirte que en esta isla que habitamos, existe un buen ambiente, pues independientemente de sus respectivas concepciones revolucionarias que cada grupo pueda tener, existe respeto y camaradería aunque algo de reserva respecto a la cuestión ideológica; aquí no existen vicios, de ningún tipo, por ejemplo, es sabido que con algo de piña, una buena olla y un pedazo de manguera, es relativamente fácil, fabricar un vino de aceptable calidad y considerando las circunstancias en que nos encontramos su elaboración debería ser una actividad prioritaria y `placentera; sin embargo no es así, pues el colectivo ha tomado acuerdos en donde se establecen sanciones a todo tipo de vicios y desviaciones que el estado pueda manejar políticamente. Por supuesto que existen contradicciones y estas son básicamente ideológicas, aunque esto debe entenderse como un producto de la inmadurez política que todos padecemos tal como te lo he comentado. Por lo que a mi respecta, respeto y quiero fraternalmente a todos mis compañeros de esta isla y los considero a todos, magníficos luchadores de nuestra causa. Pero no te vayas con la finta, cuando te digo que el ambiente es bueno, pues me falta decirte que el pelo en la sopa es el hecho de que aquí nuestra vida vale menos que un comino, pues estamos siempre bajo tensión por un conjunto de razones.
Entre las cuales te diré solamente dos para no aburrirte; la primera es el hecho de estar siempre bajo la amenaza de ser agredidos por la población del interior es decir , de los presos comunes, tal como sucedió con los compañeros del sesenta y ocho y que fue una sucia jugada de las autoridades del penal y nosotros ya nos tienen sentenciados; y la segunda razón es el hecho de estar a la mano del aparato represivo y nos toman como chivos expiatorios cuando los compitas de afuera realizan alguna acción
Debido a todo esto, nuestro sueño no puede ser pesado y por lo que a mí respecta, siempre tengo a la mano una buena punta para lo que pudiera ofrecerse.
Hoy aprovechando que es día de visita X llego muy temprano, tendremos bastante tiempo para hablar de muchas cosas; primeramente te agradezco por lo que me enviaste, no te preocupes demasiado por la cuestión de la comida, te aseguro que la voy pasando bien; respecto al asunto del sesenta y ocho, trataré de ampliarlo un poco mas en aquellos puntos que no conoces. Por otro lado, considero una estupidez de tu parte, el hecho de sentirte culpable por haber abandonado el campo de batalla, como tu le llamas , la ciudad de México, en aquellos días, sabiendo de antemano que tu vida valía menos que un cacahuate ,y que tu no podías andar a salto de mata, durmiendo en las azoteas como nosotros lo hacíamos por la sencilla razón de que tu esposa estaba muy delicada y tu hijo muy pequeño; desde mi punto de vista, hiciste lo correcto y además, si no lo hubieras hecho, no hubiéramos contado, cuando más lo necesitamos con ese magnifico refugio que fue tu departamento. Te sorprenderías de saber la cantidad de gente fugitiva que paso por él. Retomando la cuestión, de cuando me integré al movimiento estudiantil, te recuerdo que fue precisamente por tu intervención, Y por los compañeros del circulo en que fui aceptado, por el comité de lucha y por toda la masa estudiantil de tu escuela; y aunque estuvimos en diferentes frentes, sabemos perfectamente lo duro que trabajamos, pues todos las tardes, acuérdate, después de las duras jornadas, nos reuníamos en aquel pequeño café donde al mismo tiempo que saboreábamos alguna torta y comentábamos los incidentes del día, le echábamos un ojo a las meseras que por cierto estaban como mero se ocupa.
Con todas las ganas del mundo, organizábamos con los otros compas del circulo, docenas de brigadas de propaganda, aunque a decir verdad no todos los estudiantes jalábamos parejo, pues siempre hay gente que escurre el bulto al trabajo y prefiere pasarla bien y seguro echándose incendiarios discursos desde la comodidad de un auditorio.
No recuerdo todas las pequeñas escaramuzas callejeras que sostuvimos con los cuerpos represivos ni los mítines en los mercados y en las plazuelas en que participamos y como si fuera un sueño muy lejano recuerdo apenas, las grandes marchas,
Sin embargo recuerdo bastante bien, la heroica defensa que se hizo del casco de santo tomas, en esos días, estabas todavía en la gran ciudad pero recuerdo que habías salido a una comisión. El comité me había enviado a echarle una mano a los compañeros de la vocacional siete; pues se temía un pronto asalto por parte de los granaderos. Cuando llegue, me presenté con el comité de esa escuela y me integré a sus brigadas de propaganda, lo primero que observe, fue el acostumbrado desorden que había en la mayoría de los otros comités.
Dos días después de haber llegado yo, se presento un compañero que llamare Z, ante el comité, con la consigna de ayudar en todo lo que fuera necesario a la escuela ante el ataque que ya se veía venir. Recuerdo que venia desde Zacatenco y Lo primero que hizo fue limpiar el laboratorio de química que era un verdadero muladar, para ello nos reunió a un grupo de jefes de brigada con su respectiva gente y nos organizó con tareas especificas; una brigada a limpiar el laboratorio, otra reunir los materiales que se iban a necesitar `para la elaboración de las molotov, otra brigada reunir botellas, varillas corrugadas, otra brigada lavar las botellas, otra secarlas y así por el estilo; ante estas indicaciones, inmediatamente. Saltó un estudiante inconforme por lo que a su entender consideraba una imposición, y cuestionando altaneramente el mando al compañero recién llegado lo retó a golpes, adoptando una vistosa posición de combate y advirtiéndole que fácilmente podría matarlo pues estaba entrenado en artes marciales, pero para sorpresa de todos y mía también, el recién llegado no se inmuto ante este gesto amenazador, sino que reprendiendo muy duramente al estudiante rebelde, adopto a su vez una posición de combate no menos vistosa.
Todos esperábamos una buena pelea en medio del laboratorio de química, que a estas alturas se encontraba repleta de sustancias peligrosas e. Incendiarias y así hubiera sido a no ser que mientras los contrincantes daban lentas vueltas, como midiéndose, nosotros tratábamos de convencerlos de que era una verdadera estupidez matarse entre compañeros, sabiendo que los granaderos se morían de ganas por cumplir con esta tarea. Afortunadamente, ante los numerosos argumentos que les lanzamos y el miedo que se tenían mutuamente, los belicosos compañeros recapacitaron y después de fumar la pipa de la paz, juraron aplicar sus vistosas técnicas de pelea en contra del enemigo común; el estudiante rebelde se disciplinó al mando y el trabajo continuo sin interrupciones. A los pocos días se tenían cubiertas todas las necesidades en cuanto a defensa, las bodegas construidas ex profeso en la escuela, así lo indicaban; por otro lado la moral de los compañeros estaba muy alta, pues algunos de ellos hasta realizaban peligrosos experimentos con tanques de gas para cocina, a manera de lanza llamas, otros compañeros investigaban en otras direcciones, pero el objetivo era el mismo: defender la escuela.
Una tarde, el compañero Z, llegado de Zacatenco, citó a toda la comunidad estudiantil, a una reunión urgente para planear la defensa de la escuela, pues según informes recibidos, el ataque se daría en las próximas horas; Serían aproximadamente las cinco de la tarde cuando nos reunimos en el auditorio de la escuela, el comité de lucha en pleno estaba presidiendo la asamblea; en medio de una gran agitación y alboroto comenzó la exposición de la estrategia que a juicio del compañero Z, debería seguirse; No había terminado de exponer sus principios, cuando intempestivamente irrumpió un compañero de aspecto lastimero, dando gritos de alarma, el casco de santo Tomas estaba siendo atacado en ese momento por las fuerzas represivas y era urgente darle apoyo; con la velocidad del rayo todo mundo se levantó de sus asientos, aunque a decir verdad habíamos muchos de pie.
En forma de un tumulto incontenible y lanzando gritos e improperios a la policía, los compañeros se lanzaron a las bodegas donde se almacenaban las herramientas que con tanto empeño habíamos fabricado, un fuerte contingente siguió por instinto mas que por alguna indicación al enviado de zacatenco, en este grupo me integre yo, el resto de esa masa enfurecida siguió por cuenta propia.
Todos sin embargo, corrimos en la misma dirección , hacia el casco y como si una misma idea estuviera en todas las cabezas, al mismo tiempo pero ya esparcidos en la vecindad de la vocacional siete , empezamos a parar camiones y trolebuses para bajar a los pasajeros que luego de una rápida explicación se convirtieron en nuestros aliados , enseguida abordamos los camiones y nos dirigimos al casco.
Empezaba a obscurecer cuando llegamos, la zona entera era un verdadero caos, no había luz, el ruido era infernal; junto al escándalo que producen cientos de bocinas de autobuses, coches, docenas de ambulancias con sus lúgubres sirenas, agrégale el repiqueteo de las carabinas M-2, y M-1 que utilizaba la policía montada, las sordas explosiones de las molotov, el griterío de los cientos de compitas que desde afuera del casco trataban desesperadamente de rescatar a todos los que se encontraban en el interior de las escuelas que estaban siendo atacadas.
Y eso no era todo, unido a este horrible y desafinado concierto un tren de muchos vagones aportaba su cuota, lanzando desesperados bocinazos pues un imprudente chofer de autobús urbano, como todos los de su especie, tratando de ganarle el paso se atoro precisamente en las vías y como siempre pasa en la gran ciudad, la masa de pasajeros no correspondía a la capacidad del transporte y por esa razón no podían escapar y permanecían como un amasijo humano inmóviles y aterrados ante lo que parecía ser su trágico final,
Ante lo que consideramos prioritario, bajamos de nuestro transporte y mientras los pasajeros del autobús atorado intentaban escapar por donde podían, animados por los gritos de la multitud que desesperada observaba la original escena, nosotros lo empujábamos para librarlo del tren que materialmente ya se encontraba encima. Afortunadamente todo salió bien; pues cuando solo faltaban menos de diez metros para que el tren nos impactara, logramos sacar al autobús del atolladero y hecho lo anterior, nos integramos inmediatamente a nuestra tarea; la escena que vi, es difícil de olvidar, eran oleadas de compañeros que con valor y audacia infinita peleaban con todo lo que tenían, que de hecho era bien poco, algunas molotov, varillas corrugadas, y fundamentalmente piedras que eran adquiridas precisamente en las vías del ferrocarril, contra toda la fauna represiva que adorna la gran ciudad: granaderos , policía montada, policía judicial y otros cuerpos, todos ellos bien armados ,no lo hubieras creído hermano , la única explicación de tal absurdo es que el gobernante de este país era una persona realmente entupida y con grandes dotes de asesino para ordenar la represión indiscriminada de la juventud estudiosa y que representa el futuro de nuestra patria.
Al principio todo era confusión, los coches y autobuses pasaban a toda velocidad en medio de la refriega, con sus luces iluminaban de modo errático la zona de pelea; Los compañeros de los otros camiones se habían adelantado y los perdimos; No sabíamos dónde se encontraban los granaderos, no los veíamos por ningún lado. Lo que si veíamos eran los compañeros que formando grandes líneas irregulares avanzaban hacia las obscuras moles que formaban las escuelas que están dentro del casco y en sus vecindades, se acercaban lo mas que podían y lanzaban todo tipo de proyectiles, enseguida escapaban lo más rápido que podían bajo una lluvia de balas y bombas de gas lacrimógeno; se refugiaban en las esquinas más cercanas y de estas salían inmediatamente nuevos contingentes para repetir la misma maniobra , como si fuera una carrera de relevos. Seguramente que este tipo de movimientos no correspondía a estrategia alguna, eran puramente instintivos y sin embargo funcionaba, pues de hecho tenían arrinconados y a la defensiva a los cuerpos represivos.
La cosa mas parecida a esto es el oleaje del mar; y todo esto se reproducía en gran parte de la periferia y en una franja de varias cuadras , que forma todo el complejo de escuelas de la zona de santo tomas y en la cual nosotros nos movimos mas tarde.
Con el compañero Z y el contingente que cada vez era menor pero del cual todavía formaba yo parte, pues los compañeros más impacientes se sumaron inmediatamente a ese imponente oleaje de ataque ,nos acercamos con bastante cuidado a un lugar donde dirigían los ataques ,nos pegamos a una esquina y tratamos de observar, todo era obscuridad, pero en ese momento paso un autobús repleto de gente y cuando ilumino la escena escuchamos una descarga cerrada y las balas pegaron por todos lados, en las paredes , en la banqueta y en el piso de la calle ,el resto paso zumbando sobre nuestras cabezas.
De golpe nos dimos cuenta de la situación; Una gran cantidad de policías de la montada y granaderos tenia sitiado todo el complejo de escuelas, pero no podía tomarlo por asalto debido a la dura resistencia que ofrecían los defensores ahí encerrados; por otro lado, este anillo de policías estaba siendo duramente atacado desde todos lados y desde su retaguardia por los compañeros de otras escuelas que habian llegado para apoyar a los sitiados.
Agazapados y pertrechados dentro de un transporte policiaco, en la obscuridad parecía un autobús, se encontraba un grupo de policías de la montada, junto a la malla metálica que rodea el casco y por lo que se veía estaban en serios apuros; Pues por un lado, no podían tomar su objetivo y por otro, estaban siendo hostigados por los enfurecidos estudiantes venidos de otras escuelas. Inmediatamente empezamos el ataque, lanzando molotov, pero para nuestra mala suerte el objetivo quedaba demasiado lejos y no podíamos alcanzarlo; Pero en cambio a cada ataque que lanzábamos nos recibían impunemente a punta de bala. Después de varios intentos y fracasos y estando todos pegados a las paredes para esquivar los balazos, Z aconsejo dar un rodeo a la manzana y atacar desde la otra esquina que debería estar mas cerca de nuestro objetivo el camión de la montada y así lo hicimos; Con un grupo de compañeros dirigidos por Z, rodeamos rápidamente la manzana y en efecto la masa obscura del camión se veía mas cerca pero sucedió que en cuanto intentamos lanzar el ataque y debido al paso continuo de autobuses repletos de pasajeros que iluminaron la zona momentáneamente, fuimos recibidos a tiros de modo sorpresivo y fue ahí donde vi caer el primer compañero de esa noche.
Nuestra rabia creció junto con la frustración, pues la policía parecía adivinar nuestros ataques y siempre estaba lista para recibirnos a tiros en cuanto asomábamos la cabeza; Honestamente no supe mas del compañero caído lo único que recuerdo es que unos compañeros lo arrastraban hacia algún lado, lo que importaba en ese momento era desalojar de su madriguera a los policías.
Después de varios intentos infructuosos y cuando por los consejos de Z nos replegábamos hacia nuestra esquina original, del humilde caserío que rodea toda la zona, salió un señor gordito lanzando fuertes maldiciones contra el gobierno pues había presenciado la muerte del compañero y portando una pistola posiblemente calibre cuarenta y cinco , lanzo una descarga sobre los policías.
No esperamos a ver que pasaba, y nos devolvimos a nuestra esquina donde realizamos varios ataques mas aunque infructuosos , antes de ver caer a otro compañero pero esta vez, pensamos que íbamos a volar por los aires pues el herido trasladaba junto con otro compañero una caja completa de molotov de segunda generación , las que no necesitan mechas , pero el hecho fue que el compita herido no soltó la caja y se mantuvo firme hasta el final ,sabiendo que eso significaba salvarle la vida a sus compañeros.
Desesperados ante el pobre resultado de los ataques, pues era demasiado arriesgado acercarse mucho al objetivo , bajo una lluvia de balas , y cuando parecía no tener solución el problema, de pronto, cuando pasaba un autobús repleto de pasajeros y se dirigía precisamente hacia donde estaban los policías parapetados, de entre los compañeros surgió un grito : ¡quien me sigue! dijo y enseguida corriendo junto al autobús, cubriéndose con él ,se dirigió al ataque; antes de que los demás reaccionáramos Z grito a su vez: Yo te sigo dijo y repitió la maniobra de correr velozmente junto al autobús y cubriéndose con él.
Cuando el autobús se encontraba precisamente a la par del transporte policíaco, los dos atacantes se plantaron justo a unos cuantos metros de él y le lanzaron sus bombas molotov en forma suicida; Enseguida escaparon velozmente bajo una furiosa lluvia de balas que ya sea por lo sorpresivo del ataque o porque el transporte estallo en llamas ,afortunadamente no alcanzaron a ningún compañero.
Aprovechando la confusión creada, todos nos lanzamos sobre los policías que asustados y tratando de apagar la ropa de uno de sus compañeros que armo un gran escándalo con sus fuertes alaridos, no pudieron defenderse y tuvieron que escapar llevando a su compañero herido pero abandonando su transporte que se quemo totalmente.
No terminábamos de celebrar este pequeño triunfo cuando en medio de este trágico concierto se escuchaban voces de alerta sobre el doble papel que desempeñaban las ambulancias; Pues por un lado realizaban una labor humanitaria al recoger a los heridos y a los muertos pero por otro se decía a gritos que también llegaban repletas de policías.
Honestamente, no vi nada de esto último pero de alguna manera debe explicarse la repentina llegada de decenas de ellos; Pues en cuestión de minutos rodearon una amplia zona y dentro de la cual quedamos, aclarándote que a estas alturas de la pelea el contingente que había venido desde la vocacional siete estaba totalmente disperso y peleaba en otras zonas. Junto a Z quedábamos pocos del gran grupo original, pero en cambio estábamos reforzados por decenas de compañeros que venían dios sabe de donde; cuando nos vimos rodeados por granaderos y montados, intentamos romper el cerco a punta de molotov y piedra, pero no pudimos; siempre me he preguntado porque se le llama policía montada a ese cuerpo, por lo menos esa noche no lo vimos montada sobre nada, lo distinguíamos fundamentalmente por su armamento.
Los de la montada atacaban con un cierto orden, los recuerdo muy bien cuando avanzaban sobre las vías del ferrocarril, a contra luz, en medio del caos intentaban guardar las líneas de ataque en el terreno irregular, de pronto se hincaban en posición de tiro y disparaban descargas cerradas, enseguida se ponían de pie y avanzaban de nuevo, luego se hincaban y disparaban y así sucesivamente; ese era su estilo; Lo único que salvaba nuestras vidas era el hecho de pegarnos a las paredes, la bondadosa oscuridad y nuestra velocidad de piernas.
. Los granaderos eran hasta cierto punto inofensivos , el armamento que portan no es mortal , cuando mucho una buena intoxicada pero en cambio la policía montada esta equipada con carabinas M-1 y M-2 y lo usan con verdadero entusiasmo.
Cuando nos vimos de plano perdidos, de alguna parte surgió la idea de refugiarnos en las humildes viviendas que teníamos a la mano, y así lo hicimos, tocando las puertas desesperadamente pedimos asilo y nuestro maravilloso pueblo respondió con la solidaridad de siempre. El reducido grupo que entro conmigo a la humilde vivienda fue enviado rápidamente al endeble techo de laminas de cartón y tablas; ahí estuvimos temblorosos y preocupados oyendo como la policía a patada limpia rompía las débiles puertas de las casas vecinas y en medio de gruesos insultos y severas golpizas interrogaba a los habitantes de las casas, sin respetar edad o sexo. El miedo daba paso a la rabia impotente, cuando escuchábamos los gritos de dolor de las mujeres y los hombres ante los golpes y culatazos; Estaba tan débil el techo sobre el cual estábamos encaramados que esperábamos su desplome de un momento a otro; sin embargo resulto tan fuerte como el espíritu de los moradores de la humilde vivienda, pues estos no se acobardaron en lo mas mínimo, o por lo menos no lo demostraron, cuando la policía irrumpió en la casa preguntando por los estudiantes revoltosos y agitadores.
Ignoro si la policía apreso a compañeros en el asalto al humilde vecindario pero en el caso nuestro, convencidos los cuerpos policíacos de que en esa vivienda no había ni el menor rastro de tan nefastos enemigos de la patria, se alejaron rápidamente; todavía permanecimos unos minutos en el mayor de los silencios, escuchando el fragor de la pelea de los alrededores que continuaba cada vez con mas furia; como si fuera el grito de combate para esa noche, en todos lados se escuchaba”: Nos vemos en la sierra malditos perros”: En realidad, los rabiosos gritos eran la única respuesta que los cientos o quizá miles de estudiantes desarmados, podían ofrecer a las furiosas ráfagas de metralleta y bombas lacrimógenas que les lanzaban por cortesía del chacal Díaz Ordaz.
Tiene que ver también el hecho de que ya desde aquel entonces se encuentra actuando la guerrilla en el estado de Guerrero, muchos estudiantes sabíamos de su existencia, aunque fuera de manera muy indirecta; yo pienso que la impotencia y la rabia hacían lanzar tales gritos sin que eso signifique que toda esa gente estuviera realmente dispuesta a irse a la montaña.
Bajamos con mucho cuidado del techo, para no derribarlo, y agradeciendo muy sinceramente a la familia por el apoyo brindado, nos internamos de nuevo a las obscuras y agitadas zonas dispuestas a cumplir con nuestro compromiso. El centro de gravedad de los cabronazos se había trasladado a otro lugar, y hacia allá fuimos rápidamente; del contingente original que había llegado de la vocacional siete, solamente quedábamos dos pues los demás se dispersaron, de Z ya no supe más; El compañero que estaba conmigo y que al parecer era su conocido, nunca se separo de mí desde que salimos de la vocacional y era por cierto, bastante osado.
Es curioso y extraño el comportamiento del ser humano, no puedo decirte las causas de tal fenómeno pero ahí en esas circunstancias de violencia y animalidad se pierde la noción de las cosas, en mi caso, perdí la noción del tiempo y de lugar, es como si tu cuerpo y tu mente se adormecieran dejando despiertos únicamente algunos instintos y emociones básicos, precisamente los que te son indispensables para sobrevivir y atacar.
Cuando veía caer herido o muerto a un compañero, no corría a socorrerlo, lo cual hubiera sido lo más lógico y humanamente correcto, sino que aumentaba mi coraje respecto a los cuerpos represivos y atacaba con mas furia; Afortunadamente otros compañeros más concientes cumplían con esta fraternal tarea; Yo en cambio era como si diera por hecho que morir era el precio normal que había que pagar por defender nuestros ideales y que estaba plasmado en las demandas del pliego petitorio, que dicho sea de paso y visto desde aquí y ahora, no eran mas que unas tontas demandas que no llegaban ni a reformistas.
Es increíble lo que puede generar un gobierno inepto y corrompido , representado perfectamente por un sujeto acomplejado y sanguinario como Díaz Ordaz; la ineptitud de tal sujeto es lo que genero realmente el problema, pues dada la naturaleza tan pobre de dichas demandas hubiera sido muy fácil satisfacerlas y evitar que el movimiento creciera ;el estado y su régimen burgués nunca estuvo amenazado porque para desgracia nuestra, en México no existe una izquierda revolucionaria que sepa aprovechar alguna coyuntura política; Pero aquí es donde intervienen los miserables complejos que rellenan las huecas figuras de estos déspotas mata pueblos.
Con la mentalidad de un cacique pueblerino, de esos que abundan en nuestro país, Díaz Ordaz y su pandilla asesina no quisieron ser flexibles ante demandas tan infantiles porque desde su corrompida visión eso hubiera demostrado debilidad y eso nunca lo permitirían pues por algo son muy machos; por esa razón desde un principio se decidió por el aplastamiento del movimiento estudiantil, simplemente por capricho.
Debido pues, a su incapacidad y a sus corruptos complejos de estos autos llamados políticos, es que esa noche nos trenzamos en desigual pelea estudiantes y cuerpos policíacos.
Estuvimos peleando en varias zonas, nos trasladamos de un lugar a otro, a pesar de correr todo el tiempo como verdaderos endemoniados, en ningún momento sentí cansancio; a decir verdad no solo vi caer compañeros heridos o muertos; también los policías sacaron su parte, pues entre ellos hubieron algunos quemados y descalabrados a causa de los proyectiles, piedras y botellas que les lanzamos.
Parecía que la pelea no tenia fin , pero de repente mi inseparable compañero de correrías , tocándose con las manos a un costado del estomago se acerco con pasos lentos y me dijo que se sentía un poco mal , le pregunte porque y me contesto que una granada de gas lacrimógeno le había tocado ; Me acerque tratando de ver que tenia y tocando la herida con una mano , pues no había luz , detecte una especie de mordida que le arranco limpiamente un buen pedazo de piel y algo de músculos y grasa.
La cosa se veía mal y después de discutir la situación acordamos que lo acompañaría a su casa para que se atendiera; salimos de la zona de conflicto lo mas rápido que pudimos y alcanzamos la zona iluminada; se veía por todos lados bastante movimiento, preguntamos la hora a un trasnochador y eran las dos de la mañana.
Por una avenida ancha y muy bien iluminada, nos dirigimos rumbo a Tlatelolco, tratando de tomar la calzada vallejo pues él compita tenia por esos rumbos un tío que pensaba pedirle ayuda, pues no se consideraba capaz de llegar hasta su casa.
Cuando llegamos a Tlatelolco y no muy lejos de la vocacional siete observamos un gran movimiento, y al acercarnos vimos a un grupo de estudiantes que se extendía en una gran zona, estaban realizando pintas y quemando autobuses , pero la policía brillaba por su ausencia, también se encontraban allí unos reporteros que según ellos, eran de la televisión del programa de Zabludosky e intentaban platicar con algún dirigente que anduviera por ahí; cuando nos vieron , se acercaron y nos preguntaron si veníamos del casco, pero no confiamos en ellos pues todos los estudiantes, cuando menos los que eventualmente veíamos televisión, sabíamos del miserable papel que desempeñaba éste señor con respecto al movimiento estudiantil y por esa razón, los mandamos inmediatamente al diablo.
Despacio pero con precaución fuimos eludiendo esta zona conflictiva pues el compañero cada vez se sentía peor y a estas alturas ya no estábamos para sustos ni carreras; no se quejaba, pero por la forma de caminar y la palidez de su cara se notaba que estaba bastante mal. Mientras caminábamos por la calzada vallejo platicábamos de las cuestiones del movimiento y de los últimos acontecimientos en el casco, comentamos sobre la forma tan astuta y audaz del ataque realizado por el estudiante desconocido y Z; recobrado un poco de su animo me platico que este compañero enviado de Zacatenco, no era la primera vez que visitaba la vocacional y tampoco era la primera vez que realizaba acto tan suicida y enseguida me platico de una acción realizada por Z y otro compita y por la forma tan detallada como lo hizo, podría jurar que el mismo, fue este ultimo protagonista y observando con atención su decisión y coraje en los momentos difíciles que acabábamos de pasar, ya no me quedó ninguna duda de que este amigo era también capaz de cualquier cosa.
No te relato aquí esta otra acción suicida porque seguramente no lo creerías, pero después de escuchar a mi inseparable y bombardeado amigo, llegue a la conclusión, de que en este movimiento había muchos locos o les faltaba muy poco para estarlo. Nunca mas, supe, de este Z, el endiablado compañero; puedo asegurarte que después de lo del casco, realice grandes correrías, tanto en Zacatenco, como en la UNAM, y ahí me encontré a muchos camaradas que andaban en la misma línea y sin embargo nadie pudo darme razón de él.
Pero volviendo al asunto, después de caminar bastante por la calzada, llegamos a lo que a mí me pareció un gran basurero, pero en realidad era uno de esos negocios donde venden piezas usadas para autos, era simplemente chatarra reutilizable; nos paramos frente a lo que parecía ser la entrada y el compañero empezó a llamar a alguien y al momento salió de un imponente montón de fierros viejos y retorcidos un hombre de baja estatura y edad bastante avanzada, vestido humildemente y adornado con un viejo sombrero, una especie de campesino urbanizado, estaba armado con una impresionante escopeta de la cual se notaba muy orgulloso; en cuanto reconoció a su sobrino, muy preocupado le pregunto que pasaba, le explicamos rápidamente la situación y después de escucharnos muy atentamente nos recomendó tranquilizarnos y descansar un rato, pues nos aseguro, después de ver la herida, que ésta, no era mortal y también que el nos cuidaría mientras dormíamos; acariciando muy amorosamente su escopeta, nos dijo: ésta mi niña, es del calibre doce y sí la policía viene por aquí, los vamos a recibir muy bien.
Después de tomar unos tragos de café, nos acomodamos cada cual donde pudo y en mi caso, me desplome como una pesada piedra, encima de unos cartones viejos que estaban en un pequeño claro del piso , ignoro cuantos minutos había dormido cuando entre sueños escuche un disparo , como pude aguce el oído y solamente pude oír, que el entusiasta anciano se disculpaba con su sobrino por el susto provocado, estoy practicando con las ratas dijo.
En cuanto desperté, el tío me obsequio una taza con café y unos panes y me comento que el compañero, todavía dormía, pero en cuanto despertara el mismo lo llevaría a que lo curaran. Me despedí, agradeciéndole el apoyo que nos brindó y recomendándole que no permitiera a su sobrino cometer imprudencias sino hasta que ya estuviera sano; este bravo compañero no lo volví a ver. tan rápido como pude me presente al comité donde encontré un ambiente muy agitado y los comentarios del día eran los incidentes de la noche anterior; busque a los compitas del circulo y comentamos de lo mismo; precisamente me extraño que tú no estuvieras en esa reunión pero me informaron que no habías regresado de tu comisión. Dos días después llegaste y fue cuando en plan bromista me comentaste que yo parecía una víbora cambiando de piel; en realidad eso era cierto y todo debido al ácido de las molotov que lance y que me salpico en toda la cara y los brazos la noche de los cabronazos, sin embargo, la peor parte lo llevo mi sweater, el único que tenia, pues tenia cientos de pequeños orificios, que lo dejaron inservible.
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