Presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y feminista uruguaya Lilian Celiberti, el martes en Porto Alegre Crédito: Verena Glass | |
La habilitación de Bahía como candidata a suceder a Dakar, que acogerá la gran reunión mundial de la sociedad civil en 2011, fue uno de los resultados del Foro Social Mundial Temático (FSMT) de tres días, en Salvador, según Suzete da Luz, portavoz del comité de organización.
Más de 10.000 participantes inscriptos y un centenar de actos promovidos por organizaciones locales, además de las 19 mesas de debates con ponentes invitados, compusieron el FSMT de Bahía, uno de los 27 foros descentralizados reconocidos en el ámbito del FSM para este año, en el que no habrá un encuentro global, que se volvió bienal en 2005.
"La transición al socialismo" volvió con fuerza al debate ante la "crisis del capitalismo" que afloró en los dos últimos años, sostuvo José Luiz del Roio, brasileño que vive en Italia hace 25 años y donde fue elegido senador, al hablar sobre "La izquierda hoy", tema de una de las últimas mesas del foro de Bahía.
Los libros de Karl Marx están hoy entre los más vendidos, señaló. En su evaluación, es el momento de "volver a los clásicos", recuperar la memoria y a los viejos teóricos brasileños y latinoamericanos del socialismo, como el peruano José Carlos Mariátegui y el brasileño Astrojildo Pereira. "No hay transición sin teoría y conocimiento de la historia", arguyó.
El pensamiento socialista en América Latina se beneficia de un momento favorable no solo por la crisis mundial, abierta por las quiebras en el sector financiero de Estados Unidos.
"Hoy se vive un cuadro totalmente distinto de los dos ciclos anteriores, el de las dictaduras militares y el del neoliberalismo", observó Jose Reinaldo Carvalho, vicepresidente del Partido Comunista de Brasil.
En su opinión, las ideas internacionalistas del marxismo-leninismo permanecen válidas, pero tienen que ser adaptadas a la realidad regional, incluso combinadas con el "nacionalismo popular, una vertiente importante en la lucha por el socialismo".
En contraste con el pensamiento tradicional de sus colegas de la mesa, la uruguaya Lilian Celiberti, de la Articulación Feminista Marcosur, afirmó que una sociedad más justa exige luchas múltiples, "contra el racismo, el etnocentrismo, el sexismo y el patriarcado" y la izquierda se compone también de variados movimientos sociales, "no solo partidos".
Es necesario superar una "agenda productivista", que hace que incluso los gobiernos progresistas latinoamericanos fomenten exportaciones primarias, como los hidrocarburos en Bolivia y los productos del agronegocio en Brasil, acotó, en defensa la heterogeneidad en el pensamiento y la aceptación de conflictos.
Única mujer entre cinco ponentes, Celiberti destacó el desequilibrio de género que persiste incluso en la izquierda, recordando que en el FSM que tuvo lugar en la sureña ciudad de Porto Alegre entre el lunes y el viernes, eran mujeres 60 por ciento de los participantes, pero las ponentes en los paneles se limitaron a 20 por ciento.
"No creo en la revolución de una persona, creo en la revolución de un pueblo", dijo en una crítica al proceso venezolano, después de apuntar que la solución a problemas considerados "menores", como la violencia cotidiana y la cultura masculina de no cuidar a los hijos, también es esencial para el cambio de sociedad.
El francés Cristophe Aguiton, de la Asociación para la Fijación de Impuestos a las Transacciones Financieras para Ayudar a los Ciudadanos (Attac), habló sobre la superación de la doctrina dominante en las izquierdas del siglo pasado, según la cual las sociedades tienen que pasar necesariamente por "etapas", el feudalismo y el capitalismo, para arribar al socialismo.
Varios pensadores de la negritud y latinoamericanos, como Aníbal Quijano y Mariátegui, pusieron en cuestión el dogma y también la idea "socialista" de aceptar aspectos positivos en el colonialismo portador del progreso, recordó.
También era indispensable la toma del poder por distintas vías y la "unidad bajo la clase obrera", un pensamiento ahora en crisis ante la valorización de la riqueza de la diversidad.
Sobre el cuadro latinoamericano actual, es removedor el hecho de que hay gobiernos considerados más izquierdistas en países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde no hay partidos de izquierda bien estructurados como en Brasil, Chile y Uruguay, apuntó Aguiton.
Un socialismo democrático que asegure sobre todo la "dignidad humana", fue defendido por Waldir Pires, ex gobernador del estado de Bahía y figura importante en el gobernante Partido de los Trabajadores brasileño.
Además de las mesas que discutieron perspectivas de la izquierda, el FSMT de Bahía reunió a pensadores de distintas áreas, como economía, comunicación y educación, para discutir las oportunidades de transformación del mundo abiertas por la crisis.
El debate avanzó del diagnóstico al "cómo hacer", involucrando la gobernanza y nuevas formas de gestión, "una visión mundial aplicada", resumió para TerraViva Ladislau Dowbor, economista brasileño que coordinó los debates sobre "Crisis y oportunidad".
"Hay ahora más conciencia de la convergencia de varias crisis, como la económica, la climática y la social", lo que impulsa discusiones "más propositivas" en el FSM y otras instancias, advirtió.
Bahía se habilitó a disputar la sede del foro central en 2013, porque, además de su gran diversidad cultural, ganó experiencia en organizar reuniones internacionales y reveló "la combatividad de sus movimientos sociales", evaluó Carlos Tiburcio, un asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva que apoyó la organización del FSMT.
El foro de Bahía cumplió también su objetivo de promover el diálogo entre gobierno y sociedad civil, con la presencia de dos ministros, Patrus Ananias, de Desarrollo Social, y Samuel Guimarães, de Asuntos Estratégicos, en la "Mesa de diálogo y controversias" entre gobernantes y distintos actores sociales, que reunió a más de mil personas el sábado.
"Mi gobierno y el de Lula están al lado de los movimientos sociales", no buscan "sustituir ni cooptar, sino dialogar" con estos movimientos, declaró el gobernador del estado de Bahía, Jacques Wagner, en respuesta a críticas de que el FSMT es "oficialista" por la participación de gobernantes en sus actividades.
El FSM es un espacio de la sociedad civil, los gobiernos solo participan como invitados en actos promovidos por organizaciones participantes, defienden algunos fundadores del gran encuentro mundial, basados en su Carta de Principios.
"Adoro a los radicales y detesto a los sectarios", afirmó el gobernador, para señalar que en el mundo multipolar y complejo de hoy es necesario negociar y hacer alianzas, actitud temida por los sectarios que, por sus "raíces rasas, temen al viento". (FIN/2010)
Más de 10.000 participantes inscriptos y un centenar de actos promovidos por organizaciones locales, además de las 19 mesas de debates con ponentes invitados, compusieron el FSMT de Bahía, uno de los 27 foros descentralizados reconocidos en el ámbito del FSM para este año, en el que no habrá un encuentro global, que se volvió bienal en 2005.
"La transición al socialismo" volvió con fuerza al debate ante la "crisis del capitalismo" que afloró en los dos últimos años, sostuvo José Luiz del Roio, brasileño que vive en Italia hace 25 años y donde fue elegido senador, al hablar sobre "La izquierda hoy", tema de una de las últimas mesas del foro de Bahía.
Los libros de Karl Marx están hoy entre los más vendidos, señaló. En su evaluación, es el momento de "volver a los clásicos", recuperar la memoria y a los viejos teóricos brasileños y latinoamericanos del socialismo, como el peruano José Carlos Mariátegui y el brasileño Astrojildo Pereira. "No hay transición sin teoría y conocimiento de la historia", arguyó.
El pensamiento socialista en América Latina se beneficia de un momento favorable no solo por la crisis mundial, abierta por las quiebras en el sector financiero de Estados Unidos.
"Hoy se vive un cuadro totalmente distinto de los dos ciclos anteriores, el de las dictaduras militares y el del neoliberalismo", observó Jose Reinaldo Carvalho, vicepresidente del Partido Comunista de Brasil.
En su opinión, las ideas internacionalistas del marxismo-leninismo permanecen válidas, pero tienen que ser adaptadas a la realidad regional, incluso combinadas con el "nacionalismo popular, una vertiente importante en la lucha por el socialismo".
En contraste con el pensamiento tradicional de sus colegas de la mesa, la uruguaya Lilian Celiberti, de la Articulación Feminista Marcosur, afirmó que una sociedad más justa exige luchas múltiples, "contra el racismo, el etnocentrismo, el sexismo y el patriarcado" y la izquierda se compone también de variados movimientos sociales, "no solo partidos".
Es necesario superar una "agenda productivista", que hace que incluso los gobiernos progresistas latinoamericanos fomenten exportaciones primarias, como los hidrocarburos en Bolivia y los productos del agronegocio en Brasil, acotó, en defensa la heterogeneidad en el pensamiento y la aceptación de conflictos.
Única mujer entre cinco ponentes, Celiberti destacó el desequilibrio de género que persiste incluso en la izquierda, recordando que en el FSM que tuvo lugar en la sureña ciudad de Porto Alegre entre el lunes y el viernes, eran mujeres 60 por ciento de los participantes, pero las ponentes en los paneles se limitaron a 20 por ciento.
"No creo en la revolución de una persona, creo en la revolución de un pueblo", dijo en una crítica al proceso venezolano, después de apuntar que la solución a problemas considerados "menores", como la violencia cotidiana y la cultura masculina de no cuidar a los hijos, también es esencial para el cambio de sociedad.
El francés Cristophe Aguiton, de la Asociación para la Fijación de Impuestos a las Transacciones Financieras para Ayudar a los Ciudadanos (Attac), habló sobre la superación de la doctrina dominante en las izquierdas del siglo pasado, según la cual las sociedades tienen que pasar necesariamente por "etapas", el feudalismo y el capitalismo, para arribar al socialismo.
Varios pensadores de la negritud y latinoamericanos, como Aníbal Quijano y Mariátegui, pusieron en cuestión el dogma y también la idea "socialista" de aceptar aspectos positivos en el colonialismo portador del progreso, recordó.
También era indispensable la toma del poder por distintas vías y la "unidad bajo la clase obrera", un pensamiento ahora en crisis ante la valorización de la riqueza de la diversidad.
Sobre el cuadro latinoamericano actual, es removedor el hecho de que hay gobiernos considerados más izquierdistas en países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde no hay partidos de izquierda bien estructurados como en Brasil, Chile y Uruguay, apuntó Aguiton.
Un socialismo democrático que asegure sobre todo la "dignidad humana", fue defendido por Waldir Pires, ex gobernador del estado de Bahía y figura importante en el gobernante Partido de los Trabajadores brasileño.
Además de las mesas que discutieron perspectivas de la izquierda, el FSMT de Bahía reunió a pensadores de distintas áreas, como economía, comunicación y educación, para discutir las oportunidades de transformación del mundo abiertas por la crisis.
El debate avanzó del diagnóstico al "cómo hacer", involucrando la gobernanza y nuevas formas de gestión, "una visión mundial aplicada", resumió para TerraViva Ladislau Dowbor, economista brasileño que coordinó los debates sobre "Crisis y oportunidad".
"Hay ahora más conciencia de la convergencia de varias crisis, como la económica, la climática y la social", lo que impulsa discusiones "más propositivas" en el FSM y otras instancias, advirtió.
Bahía se habilitó a disputar la sede del foro central en 2013, porque, además de su gran diversidad cultural, ganó experiencia en organizar reuniones internacionales y reveló "la combatividad de sus movimientos sociales", evaluó Carlos Tiburcio, un asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva que apoyó la organización del FSMT.
El foro de Bahía cumplió también su objetivo de promover el diálogo entre gobierno y sociedad civil, con la presencia de dos ministros, Patrus Ananias, de Desarrollo Social, y Samuel Guimarães, de Asuntos Estratégicos, en la "Mesa de diálogo y controversias" entre gobernantes y distintos actores sociales, que reunió a más de mil personas el sábado.
"Mi gobierno y el de Lula están al lado de los movimientos sociales", no buscan "sustituir ni cooptar, sino dialogar" con estos movimientos, declaró el gobernador del estado de Bahía, Jacques Wagner, en respuesta a críticas de que el FSMT es "oficialista" por la participación de gobernantes en sus actividades.
El FSM es un espacio de la sociedad civil, los gobiernos solo participan como invitados en actos promovidos por organizaciones participantes, defienden algunos fundadores del gran encuentro mundial, basados en su Carta de Principios.
"Adoro a los radicales y detesto a los sectarios", afirmó el gobernador, para señalar que en el mundo multipolar y complejo de hoy es necesario negociar y hacer alianzas, actitud temida por los sectarios que, por sus "raíces rasas, temen al viento". (FIN/2010)
0 comentarios:
Publicar un comentario