Ricardo Andrade Jardí.- Como todo en el desgobierno que inició por la puerta de atrás, luego del mega fraude electoral del 2006, del que ya es cada vez mayor la presunción de que estuvo orquestado por Televisa, lo que nuevamente se sugiere con la acción perpetrada por, el asesino con IMPUNIDAD "jurídica" de los bebes de la guardería ABC, Molinar Horcasitas, que luego de su lamentable comparecencia en el abrevadero de los dinosaurios, que por alguna extraña razón incomprensible, para cualquier inteligencia, seguimos llamando Cámara de Diputados, aunque los sujetos que cobran como representantes del pueblo en realidad no sean más que representantes de sus propios bolsillos y carteras, lo que no deja de ser muy cómodo, toda vez que viven, ahí sí, del dinero de todos los mexicanos; ahora nos anuncia, el sicario antes mencionado, que la concesión ampliada del espectro radioeléctrico, es y será, como siempre se supo, ni más ni menos que de Roberto Hernández y del niño Azcárraga, faltaba menos. Es claro que en el México de Calderón, es decir, en el del poder absoluto para los Chábelos y los Chespiritos, la única regla que aún se respeta, para ser "alguien respetado", es ser un ladrón corrupto. El ejemplo más claro lo tenemos con los sobornos millonarios en Estados Unidos del la CFE, empresa promovida, como de clase mundial, y lo será por su nivel de corrupción, pues por el servicio que presta, ni siquiera podríamos catalogarla dentro de nivel alguno. Ahí se debate México, entre los concesionarios que son hoy, no sólo dueños del bien, sin ser dueños, sino amos y señores de México, y la injusticia importada, como legalidad, pese a la ilegitimidad de cada acto cometido.
La presumida democracia mexicana: muestra su clase mundial y deja en claro que México es muchas cosas, menos una democracia. Si acaso se proyecta como un Estado de desecho, que vive los primeros capítulos públicos de una guerra civil, donde la ideología la impone el mercado libre de consumo del país vecino que alardea de su compromiso con la inmoral prohibición pero abre sus fronteras para que toneladas de droga sean vendidas en el corazón de su adicta decadencia al tiempo que exporta las armas y las balas que desangran a México.
Es difícil saber qué sucederá con el agraviado país que el neoliberalismo nos ha dejado. Pero lo que sí es seguro, es que mientras sigamos permitiendo que la mediocre pandilla de usurpadores, al servicio de "la maestra" y de Televisa, siga en el poder, poco futuro podemos esperar y menos aún una pronta reconciliación que cada día se torna menos alcanzable ante los cientos de miles de muertos que suman la lista de agravios que la IMPUNIDAD genera cada día.
El exterminio parece ser la política ordenada al desgobierno usurpador, mientras los poderes de facto siguen ensanchando las garras de control que les permitan hacer de la sociedad mexicana el más imbécil y manipulable de los pueblos del planeta.
Quizás, una salida inmediata, sería comenzar a apagar la televisión, cuando menos lograríamos ver un panorama diferente, una realidad distinta y entender que México merece una mejor suerte, que la que Molinar Horcasitas y su usurpador patrón, lacayo a su vez de la pandilla que se siente dueña del país, quieren imponernos. Tal vez, y sólo tal vez, esa simple acción de apagar a la telebasura pueda ser un primer paso de futuro... aunque a lo mejor ya es tarde incluso para eso.
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