Si no luchamos, realmente merecemos que
nos siga yendo de la chingada
Velorio de Rosalía Esther Vázquez Holguín, una de las cuatro personas que fueron asesinadas el pasado jueves en Ciudad Juárez por un comando que atacó un autobús que transportaba trabajadores. En la imagen, sus tres hijosFoto Ap
Emir Olivares
Periódico La Jornada
Sábado 30 de octubre de 2010, p. 5
Sábado 30 de octubre de 2010, p. 5
La situación que actualmente viven los jóvenes es mucho peor y más grave a la que enfrentó la juventud en 1968, aseguró la escritora Elena Poniatowska.
Vivimos en un país donde no se respeta la vida humana. Matar a un joven es asesinar la esperanza y el futuro, dijo durante el acto Ni un joven asesinado más, organizado por las Redes Universitarias.
En la explanada Javier Barros Sierra de la torre de rectoría de la UNAM, la autora de La noche de Tlatelolco indicó que la sociedad tiene que luchar por mantener la esperanza y mejorar el futuro del país.
Si no luchamos realmente merecemos que nos vaya como nos está yendo ahora: de la chingada.
Posteriormente, en entrevista, dijo que en la lucha contra la delincuencia organizada Felipe Calderón
es un derrotado que mantiene una actitud de perdedor, porque él mismo sabe que está perdiendo. No puede hacer nada con su hombría ni consigo mismo. Está tirado en el piso.
Poniatowska lamentó que hoy el país sea un lugar de asesinatos y ejecuciones donde tampoco se respeta a las mujeres ni a la juventud. Por ello, convocó a la ciudadanía a
hacer lo que el gobierno no hace por nosotros, pues al final no tenemos gobierno.
El hecho de que parte importante de las víctimas del crimen organizado sean menores de edad –destacó– se debe a que México es un país de jóvenes, además de que éstos
son los que protestan, quienes se la juegan porque no han tenido tiempo de hacer fortuna, de aburguesarse, y tampoco tienen hijos. Están dispuestos al sacrificio.
El país ha arrebatado las posibilidades a este sector; se les “ha robado el futuro. Los empresarios no les dan oportunidades, no hay nada para ellos en México. Por eso –dijo–, ahora que ya se habla tanto del próximo gobierno, creo que éste debe ser el de los jóvenes”.
El diplomático y universitario Héctor Vasconcelos consideró que los problemas del país cada vez son más generalizados, pues ya no hay regiones específicas que estén libres de ellos.
Asimismo, manifestó desacuerdo en que las autoridades federales o locales criminalicen a los jóvenes, en especial a los que han sido víctimas del crimen.
El ex embajador planteó que parte de la solución al problema y a los riesgos que actualmente afronta la juventud, como el ser ejecutados o convertirse en parte del crimen organizado, es que el Estado mexicano les brinde oportunidades de educación y empleo.
Otra alternativa es que los chicos
Vivimos los efectos de la falta de desarrollo económico, de la desigualdad en la distribución del ingreso y la degradación política. Esto viene de muchos años atrás, pero se acentuó en la última década.
Asimismo, manifestó desacuerdo en que las autoridades federales o locales criminalicen a los jóvenes, en especial a los que han sido víctimas del crimen.
Es un escándalo que se hagan esos comentarios negativos sobre las víctimas de la situación de violencia. Por un lado, las autoridades generan estos millones de chicos que ni estudian ni trabajan, y por otro, los asesinamos, atacamos, agredimos, criminalizamos y matamos; es el colmo. Ellos son las víctimas de la ausencia de políticas adecuadas hacia la juventud, y ahora resulta que son culpables de lo que es responsabilidad de los gobiernos federal, estatales y municipales.
El ex embajador planteó que parte de la solución al problema y a los riesgos que actualmente afronta la juventud, como el ser ejecutados o convertirse en parte del crimen organizado, es que el Estado mexicano les brinde oportunidades de educación y empleo.
Otra alternativa es que los chicos
se cultiven, lean y sean conscientes, que desarrollen un pensamiento crítico de lo que ocurre en México. Si tuviéramos más gente informada de lo que pasa, habría mayor presión hacia los gobiernos para que apliquen mejores políticas que ayuden a solucionar los problemas.
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