noviembre 18, 2010

Otra victoria de la derecha

por Isabel Dorado Auz

 

Ante la ausencia de partidos políticos de izquierda, la derecha de nuestro país sigue imponiéndose en los diversos órdenes de gobierno. En esta ocasión,  le tocó el turno a la Cámara de Diputados de doblegarse ante los poderes fácticos. Estos poderes le habían ordenado al Presidente espurio enviar una iniciativa de Ley de Egresos donde se privilegia el gasto militar y de seguridad por encima del gasto en salud y desarrollo social. Patéticamente, los partidos políticos se enfrascaron en una una discusión maratónica para tratar de modificar solo el uno porciento de la propuesta original, buscando siempre sacar ventaja para sus intereses particulares.

La señal es muy clara la inversión tendrá que darse en el reforzamiento de las fuerzas armadas para, según ellos, contrarrestar al crimen organizado, cuando todos sabemos que la idea central es controlar el descontento social.  No olvidar que es el mismo gobierno el responsable del fortalecimietno del crimen organizado al arrojar al desempleo a miles de trabajadores y no ofrecer oportunidades a millones de los llamados Ninis. Hemos entrado, pues, en un círculo vicioso, donde todos salimos perdiendo. Por un lado, aumentan los casos de secuestros que afectan principalmente a los que más tienen, pero también empieza a afectar a los que con mucho esfuerzo han logrado obtener un pequeño patrimonio; Por otro lado, aumentan los niveles de pobreza extrema y la clase media va desapareciendo paulatinamente; solo se salvan los grandes saqueadores que siguen apareciendo en la revista Forbes, pero que no pueden vivir en nuestro país dada la inseguridad prevaleciente y empiezan a dirigir sus negocios desde sus residencias en el extranjero.

La clase política, "nuestros representantes", que representa en teoría nuestra primera opción para modificar el estado de cosas, está subordinada a los caprichos de los poderes fácticos y hacen hasta lo imposible por congraciarse con los que se estan robando los recursos de nuestro país. Por eso, me decía un distinguido personaje de izquierda que hasta el vocabulario ha cambiado en los políticos y hay palabras prohibidas que no forman parte de lo "políticamente correcto". No es de extrañar, pues, que hablar de socialismo, propiedad comunal, incluso ejido o sociedades cooperativas, no sea apropiado en los tiempos en que nos gobierna la ultradrecha mexicana. Es decir, Nuestra democracia tiene vetadas las ideas de Marx, por ejemplo, aún y cuando en Estados Unidos, tuvieron que recurrir a él, a raíz de la severa crisis económica que padecieron y que apenas empiezan a contrarrestarla.

Siguen empeñados en conducirnos al abismo, creyendo quizás, que por ser ellos los conductores del carruaje podrán bajarse a tiempo. No visualizan, acaso, que la comodidad que han llegado a gozar tiene como base la explotación permanente que han ejercido en contra de la clase trabajadora y que si no toman conciencia de la importancia de mantener estándares de vida mínimos para quienes les garantizan sus privilegios, entónces, de manera natural llegará el momento en que el estallido social ponga un nuevo orden dando paso a establecer mejores equilibrios en el tejido social. Pueden leer, incluso las tres obras de su intelectual preferido, Enrique Krauze, para entender que la tolerancia desde abajo también tiene un límite. Entenderán también, desde una visión de derecha porque padecemos en México todavía el Siglo de Caudillos, la Biografía del Poder y la Presidencia Imperial, solo que ahora no son esos desarrapados que surgieron desde abajo y que vivieron en carne propia la pobreza, los que dirigen nuestros destinos, sino que hoy somos dirigidos por juniors que no tienen la más mínima idea de lo que significa la palabra Política y, peor aún, están asesorados por pseudointelectuales que no ofrecen soluciones y que se han vuelto expertos en engañar, maquillando cifras, permanentemente a toda la nación.

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