abril 24, 2009

Cananea se extingue por la huelga


A casi 21 meses del paro, el pueblo dejó atrás la bonanza y se enfila a una quiebra económica, con el desplome de las ventas, desempleo, violencia social, robos de comida, tráfico de drogas y secuestros


El Universal
Viernes 24 de abril de 2009
francisco.resendiz@eluniversal.com.mx

CANANEA, Son.— El viento del atardecer levanta un polvo rojizo que llena de nostalgia las calles de esta pequeña ciudad minera. Hay gente que camina cabizbaja, atribulada, triste: hasta hace menos de dos años no se conocía la pobreza, pero hoy, tras casi 21 meses de huelga en la empresa Mexicana de Cananea, el escenario se tornó inimaginable, con un desplome económico de 75%, que trajo desempleo, violencia social, robos de comida, tráfico de drogas inédito y secuestros.

Se marchó el tiempo en que los cananaenses gastaban como si el futuro no contara, cuando iban masivamente de fiesta a Nacozari, Agua Prieta o Nogales, y cruzaban a Nogales, Tucson o Las Vegas para comprar ropa, comer, ir al cine o a los malls. Los 14 millones de pesos que corrían semanalmente en este municipio de 32 mil habitantes —en forma de salarios a los mil 200 mineros sindicalizados y los 2 mil empleados de empresas prestadoras de servicios a la mina de cobre— se esfumaron, lamenta Martín Mendoza, presidente de la Cámara de Comercio local.

A esos ríos de dinero se sumaban las prestaciones; por ejemplo, según datos de la sección 65 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, cada uno de sus mil 200 afiliados cobró en los tres años previos a la huelga repartos de utilidades por 70 mil, 120 mil y 270 mil pesos.

Ahora, los mil 60 mineros en paro reciben apenas 500 pesos semanales de ayuda de otras secciones sindicales, aparte de las despensas y el dinero que les envían de tiempo en tiempo los Steelworkers de la Federación de Sindicatos de Estados Unidos.

“¡El primero de la semana!”

Entre tales soplos de miseria, van surgiendo historias así: después de tomar la carretera a Imuris hasta antes del destacamento de la Policía Federal, donde debe seguirse un camino de terracería que corre paralelo a las vías del tren, se llega a la zona de tolerancia, en plena periferia. Aquí trabaja Irene, una mujer robusta, que apenas rebasa los 30 años. Aguarda a los clientes desde la ventana de un bar, guiándolos hacia un salón que huele a orina y donde ese día, al entrar el reportero, una gritó, “¡Dios gracias, el primero de la semana!”, provocando hilaridad entre las demás mujeres.

Ya en una mesa, apartada de sus compañeras, Irene cuenta que un mes antes de estallar la huelga (lo que ocurrió en julio de 2007) su esposo había pagado el enganche para una casa cerca del Club Campestre, “dimos 350 mil pesos, usamos los ahorros y el reparto de utilidades… un año antes compramos una troca (camioneta) y un año antes, los muebles…”. Hace un año, ya con la crisis encima, “mi marido se fue a trabajar un fin de semana a Tucson y se perdió… no sabemos nada de él. No tenemos más familia por aquí, él es de Jalisco y yo de Nayarit. Tengo tres hijos. De día trabajo en lo que se pueda y, pues en la noche vengo aquí”, narra entre risas nerviosas. “La última vez que atendí un cliente fue hace cinco días y antes de ese, como otros tres… ¡pa’ 200 pesos que pagan!”.

Dolores Canchola Félix, secretaria, esposa de minero, también sufre los efectos de la huelga: “Ahora pedimos prestado que un par de huevos, un jitomate para la sopa… la familia que vive en Estados Unidos nos manda despensa… aprendimos lo importante que es la unión familiar y a valorar el trabajo y el dinero… gastábamos a manos rotas…”.

La desesperación de la comunidad puede leerse en cada episodio de la cotidianidad. Apenas el domingo pasado, durante la misa matutina, en la parroquia de la Virgen de Guadalupe, la feligresía católica rezaba por el fin de la huelga y el regreso de la paz.

Repunta el crimen

Durante los 21 meses de huelga, el comercio se ha desplomado 75% y el número afiliados al IMSS, 70%, al pasar de 7 mil a 2 mil 100, lo que significa que sólo 50% de la población económicamente activa tiene empleo, precisa el Movimiento Empresarial pro Emergencia Económica de Cananea.

Filiberto Rodríguez, líder de dicho movimiento, añade que “no hay liquidez ni derrama económica… necesitamos el apoyo del presidente (Felipe) Calderón, del gobernador (Eduardo) Bours… aquí, 60% de la gente habla inglés, es mano de obra calificada… pero no hay decisión para generar empresas”.

El Anuario Estadístico Sonora 2008 asienta que la población municipal depende en 90% de los trabajadores de la mina. Aparte, el nivel de vida al que estaban habituados aquí, se refleja en los siguientes datos: hay un total de 8 mil 785 viviendas, de las cuales 8 mil 505 son particulares; y de las 51 escuelas de preescolar y primarias, la mitad son privadas, y de las seis secundarias, dos son particulares.

La mayoría de los alumnos que no se incorporaba a la planta laboral iba a contratarse a Hermosillo y Arizona, o iba a Monterrey o el DF para cursar estudios universitarios. Todo aquello, por ahora, terminó.

“En las dos últimas semanas se han cometido tres robos a casa habitación… ¡pero ni se imagina qué es lo que se robaron!”, se sincera el agente de la policía local Sergio Herrera: “Comida, latas y sopas, sodas y botellones de agua… ¡dejaron estéreos, teles, joyas!”.

El mismo anuario asienta que sólo en 2008 fueron denunciados 285 delitos —en promedio, uno cada 18 horas—: 79 robos, 41 casos de lesiones por riñas, 28 por daños en propiedad privada o a la integridad de otras personas (riñas), 32 incumplimientos de obligaciones familiares, seis fraudes y 28 casos de violencia intrafamiliar.

Pero el fenómeno más inquietante, es el repunte del narcotráfico. Fuentes federales que prefirieron no ser identificadas sostienen que la llamada Federación de Sinaloa, de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, se habría hecho del control del crimen organizado en la zona. Los fines de semana, narran policías municipales que exigieron anonimato, llegan camionetas con droga que recorren la zona de bares, en las inmediaciones del gimnasio municipal, sede del equipo profesional de basquetbol Mineros de Cananea.

“Se estacionan y comienzan a vender. Es gente de Agua Prieta o Nacozari. Se ve a jovencitas, a muchachos, a todo tipo de gente comprando. Nosotros nomás vemos y hasta nos sonríen; a veces hasta nos disparan las sodas… ésa es bronca de la Federación (se refiere al gobierno federal)”.

Además, en los últimos meses han ocurrido al menos cuatro secuestros de miembros de familias influyentes, incluidos los Quiroga —René Quiroga es dueño del equipo Mineros—, y los Mendoza —Martín Mendoza, preside la Cámara de Comercio—.

La crisis del comercio

En las calles hay poca gente y varios negocios cerrados, mientras que otros están por cerrar o se sostienen de negocios que sus dueños tienen en ciudades cercanas, como Nacozari y Agua Prieta, o en Hermosillo, la capital del estado.

Por ejemplo, según el gobierno municipal, han cerrado cinco centros nocturnos. “Las mujeres las traían de fuera… ahí iban los hombres solos… las familias se divertían en restaurantes donde comían y bailaban, se organizaban fiestas de 15 años, bodas, comuniones; eran la diversión para el pueblo”, evoca Alberto Ríos, al tiempo que prepara una orden de sushi en un puesto frente a la alcaldía. “De todos los centros nocturnos, hoy sólo opera un par; el de moda es el Extreme”, situado en la salida hacia Agua Prieta y en cuyas puertas también se refleja la crisis: los porteros son tres mineros huelguistas que reciben 300 pesos por jornada.

A este bar, que abre viernes y sábado, y no ofrece prostitución, concurre cada vez una multitud de jóvenes. Sus dueños son Héctor Duarte, Eduardo Cano Elías y Fernando Zamorano, tres profesionistas —un ingeniero y dos administradores— damnificados por la huelga. Eran prestadores de servicios a la mina y entre los tres daban empleo a 126 personas. Hace cinco meses abrieron el antro para sortear las dificultades económicas, aparte de que cada uno tiene razones personales. Héctor, por ejemplo, opina: “A nosotros no nos importa quién gane, si los obreros o la empresa, lo que necesita el pueblo es volver a generar riqueza”; y Fernando: “Me preocupa que esto no se solucione a corto plazo y que la gente comience a dejar de venir, aunque sea el único lugar… no hay opciones de diversión”.

La sombra de un suicidio

El sábado pasa lento. Comilona en la puerta tres de la mina. A las ocho de la noche se juega en el gimnasio municipal el clásico de la copa CIBA de basquetbol. Los Mineros de Cananea reciben a Fuerza Guinda de Nogales. Al final, se vendieron 412 entradas. Con los locales juegan el ex seleccionado nacional Miguel Acuña, originario de esta ciudad, y el estadounidense Derek Thomas. La gente sigue el encuentro con ánimo, aunque casi no consume cerveza. Los Mineros se imponen 102-70.

Después de firmar autógrafos y posar para las fotos, el veterano Acuña dice en entrevista que “es sorprendente que sin que haya dinero hagan el esfuerzo para venir a vernos, me siento orgulloso de ser de Cananea; en otras ciudades, al acabarse el juego, la gente se va, aquí se queda y te arropa; su esfuerzo nos motiva y lo único que podemos darle es que se sientan parte de un equipo ganador”. Sin embargo, tras retirarse no vivirá aquí. “En Cananea está mi niñez, mi familia y los recuerdos, pero no es opción; seguramente cuando llegue el retiro buscarée poner un negocio en Europa”.

La mañana del lunes se siente fría. La huelga seguirá, sentencia el líder de la sección 65, Sergio Tolano Lizárraga —sus agremiados exigen que sea reconocido legalmente el liderazgo de Napoleón Gómez Urrutia—. Los policías federales esperan órdenes para desalojar la huelga, declarada “inexistente” por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. La empresa convocó a sus obreros a pasar por su liquidación.

Este día murió Felipe, un minero que se suicidó después de esperar en vano que se resolviera la huelga y volver al trabajo, cuenta su familia. En la funeraria de la sección 65 no hubo para flores, aparte de que pocos llegaron, pues sus compañeros sindicalistas lo tacharon de “esquirol”.

0 comentarios: