Ricardo Andrade Jardí
Desconozco cuáles son los alcances reales de la organización interna del sindicato de mineros pero igual no deja de ser curioso que otra vez sea Cananea el centro del conflicto y con un Poder Judicial de nuevo --siempre en realidad-- al servicio del patrón.
El intento por desmovilizar al sindicato minero argumentando el cierre de Cananea para finiquitar a los trabajadores que respaldan al líder sindical que el panismo ha intentado desconocer al no poderlo someter como a otros líderes sindicales, como el recientemente triste célebre “líder” del sindicato del IMSS convertido en candidato panista. El mismo que hace unas horas se ofrecía como ramera política al mejor postor, al que le llegara al precio, dándole lo mismo entregarse al PRI que al PRD, aunque el ganador fuera el prostituido PAN, por aquello de la “ideología y la congruencia” tan olvidadas hoy en nuestro folclórico hacer político como la ética, la vergüenza y la dignidad enterradas en el olvido de la desmemoria impuesta por la derecha a modo de la entrega del país en manos extranjeras.
La JFCA ha decidido hacerle caso al patrón y desconocer las demandas de los trabajadores con el claro objetivo de golpear a las secciones sindicales que apoyan a Napoleón Gómez Urrutia.
La decisión equivocada del Poder Judicial al servicio del desgobierno federal no sólo no resolverá el conflicto de Cananea, sino por el contrario lo agudizará y lo llevará, casi sin duda, al enfrentamiento, lo que probablemente estén buscando los sectores más conservadores, que ante toda la incapacidad usurpadora, traman justificar el uso indiscriminado de la fuerza (bruta) contra la disidencia que cada día será mayor ante una realidad que la demagogia y la telecracia ya no pueden ocultar.
Para los mineros de Cananea vienen las horas más difíciles sin duda: claudicar o resistir, es su dilema. Pero la experiencia histórica está de su lado y es el momento propicio también para que ellos tomen el destino de la mina en sus manos y la recuperen para producirla ellos mismos. No serán ni los primeros ni los últimos que tomen una iniciativa como esa. La experiencia de recuperación en el Continente es larga y en muchos casos exitosa y es este el momento histórico por el que Cananea ha esperado cien largos años. En Cananea, no lo dudemos amigos, se están escribiendo nuevamente las primeras páginas del otro futuro posible para México: el de la victoria (un país justo, digno y democrático) o el de la muerte (un México donde gobierne la tortura sin fin, la censura, la represión, la corrupción y la injusticia permanente).
Esperemos que los trabajadores mineros sean capaces de entender la enorme responsabilidad que tienen en sus manos y esperemos que sepan defender el derecho a la felicidad que cien años atrás excitaron, desde ese mismo lugar, la célebre Cananea, la experiencia revolucionaria de 1910, que hoy la oligarquía y el charrismo tecnocrático, desmemoriados que son, intentan arrebatarle al pueblo de México.
La toma y la recuperación de la mina es una tarea histórica que marcará e impulsará para el país una nueva esperanza. Una buena parte de nuestro futuro está con los mineros de Cananea y con su capacidad de resistir y nuestra obligación ciudadana es apoyarlos desde todos los frentes que nos sean posibles. No se trata de defender a un “líder sindical” o un “burgués patrón”. Se trata de defender el derecho de nuestro pueblo a la dignidad rebelde, a la justicia y a la toma de los medios de producción, a la construcción de subjetividades ciudadanas de participación democrática frente al circo imbécil y mediocre de la “representatividad” del fraude eterno y de la mentira impuesta por la IMPUNIDAD corrupta del sistema usurpador y decadente.
abril 17, 2009
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