Desoyendo a sus líderes morales y fundadores, el PAN y el PRD buscan aliarse en algunos estados de la República donde se llevarán a cabo elecciones. Con tales coaliciones, la agenda de la diversidad sexual puede estar en peligro.
El PRD, PAN, PT y Convergencia han confirmado su alianza electoral en Durango, con la finalidad de sacar al PRI del gobierno del estado. Y por lo menos en Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa y Puebla también podrían a llevarse a cabo alianzas entre el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática con la misma finalidad.
Más allá de lo puramente pragmático que resultan tales coaliciones, todas con la intensión de debilitar al Partido Revolucionario Institucional, análisis de que ya se encargan los medios de comunicación y provoca polémica en la clase política nacional, lo cierto es que tales uniones partidistas son un atentado contra la agenda de la diversidad sexual.
Así como César Nava, presidente nacional del PAN, señaló que su partido impulsará candidatos comunes con el PRD siempre y cuando éstos no sean lópez-obradorcistas, lo que faltó decirle al joven y conservador político es que también dichas alianzas deberán excluir el tema de la diversidad sexual.
No se puede entender de otro modo, porque si a nivel nacional y en el Distrito Federal, las posturas son irreconciliables entre PAN y PRD en relación a los matrimonios entre personas del mismo sexo y al derecho de adopción; si tampoco han tenido una visión histórica común sobre los derechos de las minorías sexuales, poco se espera para que haya entendimiento entre dos partidos que son, en éste y otros temas, como el agua y el aceite.
Con estas alianzas, a la Iglesia no le hará falta emprender una operación política, tal como lo hizo con el derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo, ya que en los estados donde PAN y PRD olviden sus diferencias ideológicas y de principios, la agenda de la diversidad simplemente pasará a un segundo plano o definitivamente serán temas prohibidos.
Claro que siempre estará la posibilidad de que, en caso de llegar al poder, estas alianzas desconozcan la plataforma electoral que las impulsó y eventualmente puedan llevarse a cabo esfuerzos contra la discriminación y a favor de la igualdad, concretamente en el terreno de la diversidad sexual a nivel estatal, pero ese escenario se ve lejano en tanto que el único interés de PAN y PRD en este momento es atajar el camino del regreso del PRI a la Presidencia.
Quienes aseguran que motivo principal de estas alianzas es acabar con cacicazgos y gobiernos antidemocráticos, exhiben buenas intenciones; pero en política, sobre todo en la nacional, lo que impera son los intereses particulares y en el camino quienes pueden salir vapuleados son los integrantes de la comunidad LGBT.
Con la mirada crítica y el ánimo demandante, entonces, los activistas y organizaciones de las entidades federativas en donde ocurrirán elecciones deberán exigir un mínimo compromiso de los partidos y los candidatos después de la conquista electoral que significó el proceso de 2009 para la diversidad sexual.
Y es que si bien la inmensa mayoría de candidaturas abiertamente LGBT de 2009 no alcanzaron puestos de elección popular, al menos resultó un triunfo que, con excepción del PAN y el PVEM, todos los demás partidos políticos respondieron al reclamo político de mayor representación de la diversidad en campañas y boletas electorales.
http://anodis.com/nota/15464.asp
El PRD, PAN, PT y Convergencia han confirmado su alianza electoral en Durango, con la finalidad de sacar al PRI del gobierno del estado. Y por lo menos en Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa y Puebla también podrían a llevarse a cabo alianzas entre el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática con la misma finalidad.
Más allá de lo puramente pragmático que resultan tales coaliciones, todas con la intensión de debilitar al Partido Revolucionario Institucional, análisis de que ya se encargan los medios de comunicación y provoca polémica en la clase política nacional, lo cierto es que tales uniones partidistas son un atentado contra la agenda de la diversidad sexual.
Así como César Nava, presidente nacional del PAN, señaló que su partido impulsará candidatos comunes con el PRD siempre y cuando éstos no sean lópez-obradorcistas, lo que faltó decirle al joven y conservador político es que también dichas alianzas deberán excluir el tema de la diversidad sexual.
No se puede entender de otro modo, porque si a nivel nacional y en el Distrito Federal, las posturas son irreconciliables entre PAN y PRD en relación a los matrimonios entre personas del mismo sexo y al derecho de adopción; si tampoco han tenido una visión histórica común sobre los derechos de las minorías sexuales, poco se espera para que haya entendimiento entre dos partidos que son, en éste y otros temas, como el agua y el aceite.
Con estas alianzas, a la Iglesia no le hará falta emprender una operación política, tal como lo hizo con el derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo, ya que en los estados donde PAN y PRD olviden sus diferencias ideológicas y de principios, la agenda de la diversidad simplemente pasará a un segundo plano o definitivamente serán temas prohibidos.
Claro que siempre estará la posibilidad de que, en caso de llegar al poder, estas alianzas desconozcan la plataforma electoral que las impulsó y eventualmente puedan llevarse a cabo esfuerzos contra la discriminación y a favor de la igualdad, concretamente en el terreno de la diversidad sexual a nivel estatal, pero ese escenario se ve lejano en tanto que el único interés de PAN y PRD en este momento es atajar el camino del regreso del PRI a la Presidencia.
Quienes aseguran que motivo principal de estas alianzas es acabar con cacicazgos y gobiernos antidemocráticos, exhiben buenas intenciones; pero en política, sobre todo en la nacional, lo que impera son los intereses particulares y en el camino quienes pueden salir vapuleados son los integrantes de la comunidad LGBT.
Con la mirada crítica y el ánimo demandante, entonces, los activistas y organizaciones de las entidades federativas en donde ocurrirán elecciones deberán exigir un mínimo compromiso de los partidos y los candidatos después de la conquista electoral que significó el proceso de 2009 para la diversidad sexual.
Y es que si bien la inmensa mayoría de candidaturas abiertamente LGBT de 2009 no alcanzaron puestos de elección popular, al menos resultó un triunfo que, con excepción del PAN y el PVEM, todos los demás partidos políticos respondieron al reclamo político de mayor representación de la diversidad en campañas y boletas electorales.
http://anodis.com/nota/15464.asp
1 comentarios:
Saludos
Ahora que publican una entrada sobre el tema de la alianza PAN-PRD, les paso la liga de una cápsula de humor muy buena:
http://www.youtube.com/watch?v=UC7fSJ-B-B4
Publicar un comentario