Por Emilio Godoy
MÉXICO, 9 mar (IPS) – Cuando ha transcurrido casi un año de la aparición en México del primer caso del virus de influenza humana tipo A/H1N1, persisten dudas en torno a su origen y a su evolución, mientras sigue en marcha una campaña masiva de vacunación contra la enfermedad.
Hasta ahora, murieron en esta nación norteamericana 1.093 personas, mientras 71.150 se contagiaron, según datos de la Secretaría (ministerio) de Salud Pública.
“La influenza no tiene la mortalidad que se supuso que tenía, es mucho más leve y menos agresiva”, dijo a IPS el especialista Federico Ortiz, autor del libro “Código A (H1N1): Diario de una pandemia”, con memorias y análisis del desarrollo de la epidemia en el segundo semestre de 2009.
El considerado “caso cero” de la epidemia en México fue el niño Edgar Hernández, del municipio de Perote, en el sudoriental estado de Veracruz y a unos 800 kilómetros de la capital mexicana. Hernández se curó tras padecer unos días fiebre alta y malestar corporal.
La empresa estadounidense de vigilancia biológica Veratect presume de haber identificado el 30 de marzo de 2009 los primeros brotes del nuevo virus en Perote, donde 1.300 personas de los 3.000 habitantes del municipio tuvieron que recibir cuidado médico a causa del virus.
La empresa, con sede en el noroccidental estado de Washington, sostuvo que avisó desde el 6 de abril de esos casos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y a la Federación Internacional de la Cruz Roja.
Al momento de publicarse este artículo, el sitio web de Veratect estaba inhabilitado.
Después de esa fecha, las autoridades mexicanas emitieron una alerta sobre el surgimiento de un nuevo tipo de influenza –en principio llamada gripe porcina–y empezaron a aplicar medidas para contrarrestarla.
“El virus circula en todo el mundo y prácticamente ha borrado a todas las otras cepas de la influenza, lo cual tiene como consecuencia un patrón de la enfermedad diferente y que es un dato paradójico con la declaración de una pandemia moderada”, dijo a IPS Samuel Ponce, director general de la empresa estatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México y uno de los virólogos más importantes en este país.
En todo el mundo fallecieron 16.455 personas a causa de la enfermedad, según los registros más recientes de la OMS, que la declaró pandemia en junio de 2009.
“En las zonas temperadas del norte de América, el virus de la influenza pandémica continúa circulando a velocidades muy lentas, dando un total bajo y un patrón declinante de la actividad”, sostuvo la OMS en su último boletín epidemiológico.
Entre el 19 de abril de 2009 y el 20 de febrero de este año, 536.355 personas contrajeron algún tipo de virus de influenza en 90 países, de las cuales 419.289 corresponden al tipo A/H1N1, 8.347 a la influenza estacional y el resto a otras variedades de la enfermedad, de acuerdo a las cifras de la OMS.
Durante el brote más virulento, en el bimestre abril-mayo, el gobierno y la alcaldía de Ciudad de México ordenaron el cierre de escuelas y comercios y la suspensión de actividades públicas masivas, desde conciertos hasta actos religiosos.
La enfermedad experimentó reactivaciones notables en julio y en septiembre en varios de los 32 estados del país.
Cuando llega el primer aniversario, México tiene que lidiar con sus mutaciones y resistencias a los antivirales.
El gobierno mexicano adquirió 30 millones de vacunas a dos laboratorios extranjeros, a un precio unitario promedio de 6,1 dólares, de las que se han aplicado algo más de ocho millones. Está previsto que la campaña de inmunización concluya en junio, al comienzo del verano boreal.
Pero hay casos en los que las vacunas parecen haber fallado –como el de un niño de tres años, muerto dos semanas después de ser inmunizado en el norteño estado de Sonora–, y que la Secretaría de Salud investiga.
La OMS recomendó que la vacuna se aplique primordialmente al personal médico, las mujeres embarazadas, los niños con complicaciones de salud, las personas con edades entre 15 y los 45 años y las mayores de 65 años.
Durante 2009 comenzaron a expresarse dudas sobre el manejo de la información vinculada a la epidemia y a la decisión de declararla pandemia por los organismos sanitarios internacionales, que había causado una gran alarma médica y social.
Expertos críticos la calificaron de excesiva, y cuestionaron también la acelerada y masiva carrera de los laboratorios por obtener una vacuna y de los países por comprar y aplicar las dosis.
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa decidió en enero abrir una investigación sobre el manejo de la pandemia y la información vinculada a ella.
“Para promover sus medicamentos y vacunas patentadas contra la influenza, las compañías farmacéuticas influyeron en científicos y agencias gubernamentales responsables de los estándares de salud pública”, se argumentó la propuesta.
Y el aparente fin era “alertar a los gobiernos en el mundo y hacerlos despilfarrar escasos recursos públicos para estrategias de vacunación ineficientes”, denuncia.
El resultado fue que se “expuso innecesariamente a millones de personas sanas al riesgo de una cantidad desconocida de efectos secundarios de vacunas sin pruebas suficientes”, concluye la moción, impulsada por el ex presidente del subcomité de Salud de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el epidemiólogo alemán Wolfgang Wodarg.
El Consejo de Europa es una organización internacional de 47 países miembros, dedicada a promover la democracia y las libertades con base en la Convención Europea de Derechos Humanos.
La OMS negó las críticas implícitas en el pedido de investigación, pero ofreció realizar ella misma una independiente.
En Internet, en tanto, se desató una campaña contra la vacunación masiva en Alemania, Australia, Chile, España y México. En Chile, azotado el 27 de febrero por un devastador terremoto, el comienzo de la aplicación de las vacunas se había programado para el día 15 de este mes.
En opinión del virólogo Ponce, esa campaña constituye “un comentario muy ligero, muy sin fundamento. Llegaría a pensar si no hay una segunda intención, que no ubicaría muy bien”.
En México hay al menos 423 casos sospechosos de resistencia al tratamiento antiviral, incluso la de una niña de 10 meses que se comprobó inmune al medicamento oseltamivir, comercialmente conocido como Tamiflu.
“Todos los virus presentan mutaciones, no sabemos qué va a pasar con esta mutación, puede ser más sencilla o más grave. Estos virus son muy impredecibles, no se descarta un virus más fuerte”, analizó Ortiz, ex delegado de México ante la OMS y la Organización Panamericana de la Salud.
“La mutación podría relacionarse con una enfermedad más grave y eventualmente con la resistencia al Tamiflu. Pero esto ocurre o ha ocurrido en proporción bajísima de los casos”, sostuvo Ponce.
En México se han aplicado cerca de un millón de dosis antivirales. Casos de resistencia ya habían surgido antes varios países, Noruega y Japón entre ellos.
En tanto, el gobierno mexicano estudia levantar la alerta vigente desde la aparición de la enfermedad, pero debe esperar la resolución de la OMS, que ha indicado que aún no se llega al clímax en el desarrollo de la nueva influenza.
En Estados Unidos la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, decidió el día 5 prorrogar esa alerta hasta febrero de 2012.
“He resuelto que hay un riesgo creíble en que la difusión de los virus de la influenza pandémica A y aquellos con potencial endémico y las consiguientes muertes constituyen o pueden constituir una emergencia de salud pública”, precisó el comunicado en que se anunció la prórroga.
marzo 17, 2010
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