MÉXICO, 6 mar (IPS) - La Orden de los Legionarios de Cristo, una de las más poderosas de la Iglesia Católica, se encuentra bajo fuerte presión para resarcir a las víctimas de abusos sexuales de su fundador, el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel, y para promover una reforma interna.
Maciel (1920-2008) mantuvo relaciones amorosas con dos mujeres y procreó al menos seis hijos, según varias denuncias y testimonios. Pero, sobre todo, abusó sexualmente de dos de sus vástagos y de varios seminaristas de los Legionarios entre 1941 y 1970, crímenes de los cuales salió indemne por sus buenas relaciones con la jerarquía eclesiástica, dentro y fuera de México.
La mexicana Blanca Lara y sus tres hijos --José Raúl, Omar y Christian González-- narraron el miércoles a la periodista Carmen Aristegui, responsable del programa radial Noticias de MVS, sus aflicciones vividas por más de 20 años junto a Maciel.
Omar y Christian son hijos biológicos de Maciel, que usaba el nombre falso de "Raúl Rivas" y adoptó profesiones ficticias, como detective privado, según contaron.
"La patología de Maciel es la de la propia orden religiosa. Contaminó a la congregación. (Ésta) no sólo solapó su doble vida, sino que toleró su comportamiento desenfrenado. Le rindió culto, exaltando una imagen falsa de un ser que nunca existió y encubrió al monstruo abominable", señaló a IPS el experto en temas religiosos, Bernardo Barranco.
El nuevo escándalo surgió a días de que el Vaticano reciba el informe final de la "visita eclesiástica", una investigación a fondo que cinco obispos han realizado desde julio sobre la Legión, ordenada por el papa Benedicto XVI.
Lara y sus descendientes informaron al obispo mexicano Ricardo Watty, uno de los integrantes del grupo pesquisidor, de los padecimientos que sufrieron a manos de Maciel, quien fundó la congregación religiosa en 1941.
Además, coincide con el surgimiento de denuncias de agresiones sexuales cometidas por sacerdotes católicos en Alemania y Holanda, que suponen nuevos frentes de presión para el papa alemán Joseph Ratzinger.
Tras fundar la orden, Maciel la hizo crecer a través de una cuidadosa construcción de vínculos con integrantes de las elites políticas y económicas de este país norteamericano y la convirtió en una congregación poderosa y simbólica del ala más conservadora de la Iglesia Católica.
Pero el mito empezó a resquebrajarse en 1997, cuando el periódico estadounidense The Courant, de la oriental ciudad de Hartford, y la revista mexicana Contenido publicaron denuncias de ocho ex legionarios sobre abusos sexuales padecidos a manos del cura mexicano.
"A pesar de los testimonios de 30 ex legionarios que fueron abusados por Maciel, el Vaticano no especificó sus crímenes morales. Para amansar a sus seguidores, el Vaticano alabó a la orden (…) y retrató a Maciel como una víctima acusada falsamente", recordó el periodista estadounidense Jason Berry en el último número de la revista mexicana Milenio Semanal.
Berry es autor, junto a su colega y compatriota Gerald Renner (1932-2007), del libro "Votos de silencio", publicado en 2004, que expone a presbíteros pederastas, y que luego se transformó en un filme documental.
Hay fuertes indicios de que la Santa Sede y la Legión conocían las andanzas criminales de quien consideraban uno de sus hijos predilectos y que dejaron en la impunidad.
Una de las primeras investigaciones corrió entre 1956 y 1959, decretada por el cardenal Alfredo Ottaviani, entonces secretario del Santo Oficio, que luego se convertiría en la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cuerpo colegiado responsable de la ortodoxia católica y de escudriñar anomalías cometidas por los sacerdotes.
Ese escrutinio estuvo a cargo del cardenal español Arcadio Larraona (1887-1973), luego prefecto de la Congregación. Su resultado fue la suspensión de Maciel como superior general de la orden y la orden de que abandonara Roma, donde residía. Pero no hubo más consecuencias para el mexicano.
La otra indagatoria se remonta a 1998, cuando la abogada canónica austriaca Martha Wegan, quien representa a ocho ex legionarios víctimas de Maciel, hizo llegar al Vaticano un reporte sobre esos ilícitos.
Pero Maciel contaba con la protección del entonces papa Juan Pablo II (1978-2005), quien hizo caso omiso a la denuncia. Pero Ratzinger, en ese momento a cargo de la Congregación, no olvidó ese archivo oscuro.
Entronizado papa en abril de 2005, Benedicto XVI ordenó a Maciel que se dedicara al retiro y la penitencia en mayo de 2006, aunque no adoptó medidas más estrictas en su contra ni de los Legionarios.
La orden cuenta con 800 sacerdotes, 2.500 seminaristas, 125 casas religiosas, 150 colegios y nueve universidades en 22 países. También se destaca el grupo laico Regnum Christi, que aglutina a 70.000 miembros.
La Legión, dirigida desde 2005 por el sacerdote mexicano Álvaro Corcuera, se ha disculpado por la conducta de su fundador, pero se ha cerrado a cualquier resarcimiento para sus víctimas.
"Los legionarios de Cristo en los últimos años hemos ido conociendo progresivamente, con sorpresa y con gran dolor, aspectos ocultos de la vida del P. Maciel", declaró la orden en un comunicado ante la aparición pública de una de las familias de Maciel.
"Renovamos nuestra petición de perdón a las personas afectadas, por todo el sufrimiento causado y por el escándalo que se ha seguido", acotó.
Raúl González pidió a la congregación acceso a un fideicomiso por seis millones de dólares que Maciel dejó para él y sus hermanos en un banco de las islas caribeñas de Bahamas y un resarcimiento de 20 millones, a cambio de no revelar su historia de abusos al lado del creador de los Legionarios. Pero la orden denegó esa solicitud.
Los escándalos han hecho mella en la comunidad legionaria. Un grupo preocupado por los señalamientos ha empujado desde septiembre medidas para darle transparencia a su funcionamiento.
"Las recientes noticias acerca del fundador de los Legionarios de Cristo y demás sacerdotes legionarios nos hacen plantearnos ciertas dudas legítimas y moralmente aceptables sobre dicha congregación, sus miembros y sus prácticas como educadores responsables de nuestros hijos", dice el movimiento Transparencia Legionarios en su página web.
"Pedimos por tanto una respuesta veraz y rápida", añade el grupo, que pide un reporte mensual de ingresos y gastos de las escuelas, una declaración de principios de los planteles y el currículum de los profesores.
El informe de los cinco obispos que visitaron a la congregación en varias naciones recomendaría la destitución de la jerarquía legionaria, el nombramiento de un comisario episcopal, una condena contra Maciel y la transformación de su credo.
Pero Barranco y Berry van más lejos. "Maciel pecó, pero cometió monstruosos delitos sexuales que deberían ser pagados en los términos que marca la justicia de la sociedad. Delitos prescritos, dirán los abogados. Justicia divina, reclama la sociedad", planteó el experto en temas religiosos.
Los obispos "deben contratar contadores independientes para investigar las finanzas de la Legión. Además, el Vaticano debería exigir a la Orden indemnizar a sus víctimas y a sus hijos. Después, su Santidad debería cerrar esta perversa operación para siempre", escribió Berry.
En una carta entregada a Watty, obispo de Tepic, al noroeste de la capital mexicana, ocho ex legionarios presentaron siete peticiones, entre ellas una disculpa pública, la investigación de los daños ocasionados por la orden y la reparación de las víctimas.
Otra mujer que fue pareja de Maciel y su hija viven en España, luego de haber llegado aparentemente a un acuerdo con la orden para mantener bajo siete llaves su historia al lado del fallecido sacerdote.
En Estados Unidos hay al menos dos demandas para que la Legión restituya una herencia y una donación cedidas por simpatizantes de esa organización religiosa.
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