mayo 01, 2009

El virus de la desconfianza

Gerardo Fernández Casanova
Que el fraude electoral jamás se olvide
La agenda política mexicana está en cuarentena; el escenario está completamente ocupado por el virus de la influenza porcina y el riesgo de que se convierta en una pandemia. Como suele suceder en este tipo de asuntos, de la noche a la mañana o, mejor dicho, de la mañana a la tarde de un mismo día, se dio la voz de alarma y se decretó el estado de emergencia. A las once de la noche del jueves, después de una reunión de gabinete en la residencia oficial de Los Pinos (creo que en las horas etílicas de su principal inquilino) se dispuso el cierre de las escuelas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y se anunciaron medidas y recomendaciones a la población para hacer frente al peligro. La confirmación por los organismos internacionales de salud otorgó credibilidad a la medida. En efecto, parece que la cosa es en serio y más vale creer que arriesgarse a lamentar.

Junto con los anuncios antes referidos y sin mediar declaratoria al respecto, tomó cuerpo y confirmó su carácter pandémico el muy letal virus de la desconfianza y la incredulidad. Acostumbrados, como estamos, a tomar la información oficial en forma inversa, dudando de lo que se afirma y creyendo en lo que se niega, el mexicano común se pregunta qué clase de engaño se pretende ocultar detrás de la emergencia sanitaria. El régimen se ha soportado sobre un esqueleto de mentiras y, como en el cuento del lobo, hoy le resulta difícil lograr credibilidad. Más aún cuando estamos inmersos en un proceso electoral de gran riesgo para el régimen panista y son muchos los asuntos que al régimen conviene ocultar o encubrir. La alarma sanitaria se convierte, querámoslo o no, en una muy oportuna cortina de humo, en beneficio del gobierno espurio y su partido.
Por ejemplo: el tema del endeudamiento por más de 70 mil millones de dólares, suscrito con el Banco Mundial y con la tesorería de los Estados Unidos, que pasó mediante el engaño de haber sido ofrecido por dichos organismos como una línea de crédito abierto, sin haber sido sometido a la aprobación de la Cámara de Diputados, y que comenzó a ser cuestionado y exhibido como un verdadero atraco contra la nación. Primero surgió la información desde el Banco Mundial, en el sentido de haber otorgado el crédito a solicitud del gobierno de México y no al revés como aseguró el tal Calderón; después se vino abajo la versión de que se trataba de una disponibilidad para caso extremo, dado que se dispuso del recurso para salvar a las grandes empresas endeudadas en dólares y para apuntalar la cotización del peso. La realidad es que se trata de un segundo FOBAPROA, de rescate para los ricos pagado por todos. La deuda de cada mexicano se duplicó de un plumazo y sin mediar la menor consulta.
También se coló la información de otro crédito del BM para el llamado combate a la pobreza del programa Oportunidades, sin que se diera mayor explicación. Este es, ni más ni menos, el instrumento de compra de votos para el PAN. Siendo un subsidio discriminatorio (focalizado, dicen los tecnócratas para disfrazarlo) su otorgamiento depende de la decisión del funcionario de la Secretaría de Desarrollo Social y, por consiguiente, a su conveniencia electoral. No por nada los funcionarios de la dependencia fueron designados en función de su militancia panista. Mienten al decir que eso mismo hizo López Obrador con los apoyos a los ancianos del DF; en ese caso, el subsidio es generalizado y soportado en una ley, en el que no hay cabida para la discriminación.
Otro asunto que conviene ocultar es el del conflicto minero. El contubernio entre el gobierno espurio y el dueño de las minas del Grupo México de Germán Larrea, para destruir al Sindicato Minero, se ha valido de chicanas y triquiñuelas para arrasar con los mineros huelguistas de Cananea y para encarcelar a su líder, Napoleón Gómez Urrutia. El acto conmemorativo del 1 de mayo estaba convocado para manifestar el respaldo del sindicalismo independiente al movimiento de los mineros. Por la emergencia sanitaria el acto no podrá tener la contundencia esperada. Desde luego que la primacía del tema de salud deja en un segundo plano el de la angustiante crisis económica y de desempleo que se padece, incluso se convierte en una causal de la referida crisis. Los panistas encontraron la panacea para curar la pandemia del descontento y la desconfianza.
Por su parte, el gobierno progresista del Distrito Federal ha asumido a plenitud el tema del siniestro sanitario e, incluso, se ha mostrado más agresivo que el gobierno federal. Independientemente de la veracidad del asunto, Ebrard no puede arriesgarse a que le magnifiquen cualquier número de decesos y se los achaquen por omisión, como se lo han querido hacer con el tema del agua.
Más daño hace al régimen espurio el virus de la movilización popular. El sábado pasado estuvo en Cuernavaca Andrés Manuel en una nutrida asamblea informativa. Coreado por el respetable, AMLO pasó lista a la serie de agravios que nos aplica el mal gobierno y resaltó la vigencia y la fuerza del movimiento popular organizado. ¡Cuánta falta nos hace un gobierno veraz y democrático!

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