noviembre 07, 2009

Por decreto, fin a la recesión

Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones / Poresto.net

Porque Felipe Calderón lo dijo, la recesión ya acabó en México. La economía seguirá viento en popa, no faltaba más, a pesar de que enero próximo comience con una inflación galopante, resultado de los aumentos indiscriminados de precios que sobrevendrán como respuesta a las alzas impositivas. Cabe preguntarse cuál es el método usado por Calderón para hacer sus cuentas, pues resulta imposible llamar crecimiento real al 2.7 por ciento en el tercer trimestre del año, cuando el nivel de decrecimiento llegó a más de 8 por ciento luego del “catarrito” de comienzos de año. ¿Tiene algún sentido hacer declaraciones demagógicas que ya no engañan a nadie? La respuesta es obvia: desde luego que no. Sin embargo, Calderón las hace creyendo que la ciudadanía en su totalidad se la pasa viendo telenovelas.


Según él, su “gobierno” ha debido tomar decisiones “muchas veces incomprendidas” con tal de impulsar el crecimiento, y entre ellas mencionó el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro. Es obvio que una medida política sólo dirigida a debilitar al sindicato más combativo del alicaído movimiento obrero mexicano, nada tiene que ver con el crecimiento económico, sí en cambio con una clara posibilidad de que crezcan aún más las expectativas de una recesión importante. Así será, lo estamos viendo, como lo patentiza la incapacidad de la Comisión Federal de Electricidad para operar de manera eficiente el sistema antes en poder de LyFC.

Resulta de risa su promesa de que al final del 2012 “la economía pueda crecer a una tasa promedio de 5 por ciento”. Podría decirse que con tal comentario se adelantó al Día de los Inocentes, que se festeja el 28 de diciembre. Una cifra como esa sólo sería factible si se modificara de raíz la política económica neoliberal que defiende como una leona a sus cachorros. Como es seguro que no lo hará, pues no se manda solo ni tiene tampoco un mínimo interés en traicionar sus compromisos ideológicos y financieros, el crecimiento seguirá siendo entrecomillado, como lo viene siendo desde hace casi tres décadas.
Desgraciadamente así lo confirma la realidad, no que uno sea agorero de desastres apocalípticos como los previstos por los mayas y Nostradamus para el año fatídico del 2012. Será fatal para los mexicanos no por culpa de los augures, sino por el pésimo desempeño gubernamental de quienes no están comprometidos con la nación, sino con la oligarquía. Bajo tal punto de vista, podría decirse que han hecho muy bien su trabajo, desde Miguel de la Madrid hasta Calderón, pues lograron alcanzar los objetivos trazados por la plutocracia: garantizarle muy altas tasas de ganancias, principal motivo del empobrecimiento de las clases mayoritarias. Sin duda ha sido muy exitosa la transferencia de la riqueza nacional, no en balde son mexicanos los únicos latinoamericanos tomados en cuenta por la revista “Forbes”.
Así que salen sobrando las promesas de Calderón, pues lo único que consigue es demostrar su desprecio a la sociedad nacional, cuando en los hechos es más que evidente que vamos caminando en reversa. En todos los indicadores internacionales se manifiesta esta tendencia negativa con absoluta claridad. En la OCDE somos el último país en todos los renglones tomados en cuenta; asimismo, somos la última economía a nivel latinoamericano y del Caribe, lo que ya es mucho decir, incluso peor que Haití. El pobre INEGI no puede ocultar la realidad, aunque quisiera, y se ve forzado a publicar hechos que demuestran la negatividad del proceso histórico en que estamos inmersos.
En vía de ejemplo acaba de reconocer, junto con el Banco de México, que el Índice de Confianza del Consumidor cayó en octubre a un mínimo histórico, al ubicarse en 77 puntos, la puntuación más alta en los nueve años que tiene la elaboración de este indicador económico. Tan dramática está la realidad nacional, que hasta Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México y uno de los principales artífices de la estrategia neoliberal puesta en marcha en 1983, demandó eliminar privilegios fiscales, lo que significa que no hay de otra que lograr que asuman sus responsabilidades con el fisco los 2 mil 593 presuntos evasores fiscales que descubrió la Secretaría de Hacienda, mismos que sin embargo no dará a conocer el “gobierno” de Calderón porque, según él, “lo impide el marco jurídico”. Que las cosas seguirán igual, aunque los hechos den la razón a los catastrofistas, lo patentiza con toda claridad la aprobación en el Senado, por parte del PRI y del PAN, éste con votación dividida, de exenciones fiscales a las empresas de telefonía móvil que darán servicio del llamado “triple play”. ¿Cómo poder creer así que para el 2012 habría un crecimiento de alrededor del 5 por ciento?
gmofavela@hotmail.com

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