septiembre 19, 2009

Una nueva luz en las negociaciones de Copenhague

Por Amy Goodman

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Publicado el 3 de septiembre de 2009
El 1° de septiembre, la Unión Europea dejó de fabricar e importar lamparitas de luz incandescentes. Los europeos ahora pasarán a utilizar las lamparitas compactas fluorescentes, las halógenas y los LEDs (diodos emisores de luz), que son mucho más eficientes. Los críticos dicen que las lámparas incandescentes gastan hasta un 95 por ciento de la energía en forma de calor, utilizando tan solo el 5 por ciento para alumbrar. La Unión Europea espera ahorrar el equivalente al uso energético de 11 millones de hogares para el año 2020, lo que equivale a 7.330 millones de dólares al año para la economía europea.
Esta prohibición impulsada por la UE llega justo antes de la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se llevará a cabo en Copenhague en diciembre de 2009, y que tiene como objetivo actualizar el Protocolo de Kioto de 1997. Las emisiones de gases de efecto invernadero ahora ocurren a mayor velocidad que nunca. Copenhague será fundamental en el éxito o el fracaso de establecer un plan de acción mundial práctico y vinculante antes de que el cambio climático provocado por seres humanos alcance un punto de no retorno, creando una ola de catástrofes.
Tarde o temprano el calentamiento global se va a volver irreversible si no se toman medidas al respecto. Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera se miden en "partes por millón" (PPM). El ambientalista Bill McKibben dice que un nivel sustentable de dióxido de carbono en la atmósfera es de 350 PPM. McKibben denominó a su organización 350.org para reforzar este aspecto. Actualmente estamos en 387 PPM y la cifra va en aumento. McKibben y 350.org están convocando a un día de acción global el 24 de octubre para presionar a los gobiernos antes de la cumbre de Copenhague.
Una nueva generación de ambientalistas ya está en movimiento. Esta semana, dos jóvenes fueron arrestados en Virginia Occidental por detener los trabajos de extracción de carbón con remoción de la cima de la montaña de la minera Massey Energy mediante una ocupación que duró una semana, y seis personas fueron arrestadas en la sede del Royal Bank of Scotland en Londres por protestar contra las inversiones del banco en proyectos de combustibles fósiles. Los activistas se pegaron entre sí y al piso del banco para impedir ser retirados, provocando que Reuters titulara su noticia sobre el tema "Manifestantes se unen en una manifestación en sede de banco británico".
Pero el camino hacia Copenhague también está recubierto de oro: las ricas industrias del petróleo, del gas y del carbón están gastando un dineral en su intento por hacer desacrrilar o debilitar cualquier posible resultado. El Instituto Estadounidense del Petróleo (API, por sus siglas en inglés) lanzó en Estados Unidos una campaña llamada "AstroTurf", a la que hay que tener cuidado en no confundir con una campaña llevada adelante por grupos de base. La API pagó y organizó eventos, con asistencia mayorotiaria de empleados de empresas de petróleo, gas y carbón, bajo la consigna "Ciudadanos por la Energía". Los empleados fueron trasladados en autobuses a los eventos con carteles que proclamaban "NO quiero el combustible a 4 dólares" y "¡Congresistas, no me quiten mi trabajo!". Cualquier parecido con los grupos organizados que irrumpen en los foros públicos sobre la reforma del sistema de salud no es mera casualidad. El grupo FreedomWorks, del ex líder de la Mayoría de la Cámara de Representantes, el republicano Dick Armey, financiado, entre otros, por empresas petroleras y farmacéuticas, figura como consultor de las campañas públicas de todas estas industrias.
La API está intentando menoscabar la consideración por parte del Senado de Estados Unidos de la legislación sobre cambio climático, y podría lograrlo. El proyecto de ley de la Cámara de Representantes, conocido como Ley Estadounidense de Energía Limpia y Seguridad o proyecto de ley Waxman-Markey sobre el clima, será considerado por el Senado en septiembre. Se necesitaría una acción casi inmediata del Senado para darle al Presidente Barack Obama capacidad de negociación en la reunión del G20 que se realizará en Pittsburgh a fines de septiembre, un paso clave en el camino hacia Copenhague. Pero los senadores Barbara Boxer y John Kerry afirmaron esta semana que el tratamiento del proyecto de ley se va a demorar, según dijeron, a causa del debate sobre la reforma del sistema de salud y la muerte del Senador Edward Kennedy. ¡Qué irónico! Cada semana que se posterga la votación sobre los proyectos de ley de asistencia de salud y energía es una victoria para quienes se oponen al cambio, lo cual es muy triste debido a que estos eran, precisamente, dos de los temas más importantes para Kennedy.
La acción ciudadana auténtica, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, será fundamental para contrarrestar la influencia de la industria en las negociaciones de Copenhague. Hay una luz al final del túnel del cambio climático, y no es precisamente incandescente.
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Si hablamos del clima, es ahora o nunca


Tenemos apenas 100 días para alcanzar un acuerdo mundial que evite una catástrofe climática (y abra paso a una nueva economía verde). Pero no estamos nada cerca de lograrlo. Participa del llamado de atención dirigido a "despertar" a los líderes políticos mundiales el 21 de septiembre a través de una gigantesca acción global colectiva.
Nos enfrentamos a una decisión importante: ¿es este el momento de dejar todo y concentrarnos este mes en luchar contra el calentamiento global?
Avaaz está considerando organizar un llamado de atención dirigido a "despertar" a los líderes políticos mundiales el 21 de septiembre a través de una gigantesca acción global colectiva. Este supondría el mayor esfuerzo que jamás hayamos hecho como organización, y tendría el objetivo de que todos nosotros saliésemos (¡pacíficamente!) a las calles, haciendo sonar nuestras alarmas, participando en manifestaciones multitudinarias en las grandes ciudades, y reuniéndonos para enviar una llamada de atención desde escuelas, casas y plazas públicas. Desde todos esos lugares, inundaríamos a nuestros líderes con llamadas telefónicas; el sonido de esos millones de voces sería grabado, mezclado y presentado, al día siguiente, ante los jefes de gobierno durante la Cumbre de Naciones Unidas sobre clima en Nueva York.
Si así lo hacemos, Avaaz se dedicará casi exclusivamente a esta acción durante las próximas 4 semanas, y necesitaremos del esfuerzo conjunto de miles de nosotros: organizando y participando en eventos, movilizando nuestras comunidades y utilizando toda nuestra creatividad y dedicación. Esta es una decisión importante y necesitamos tomarla juntos. De aquí al hasta el 21 de Septiembre, ¿piensas que deberíamos hacerlo?
Nuestro llamado de atención tiene un gran objetivo: convencer a los líderes mundiales para que participen en las negociaciones finales sobre clima en Copenagüe el próximo diciembre y firmen un tratado ambicioso, justo y vinculante que detenga el catastrófico cambio climático.
Las negociaciones sobre el tratado han venido celebrándose durante años. Ahora, a 100 días de Copenagüe, estamos entrando en el momento decisivo. Una inmensa movilización global podría marcar la diferencia.
Si decidimos embarcarnos de lleno en esta acción, no estaremos solos. Avaaz ha venido colaborando estrechamente con una nueva y amplia coalición de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, desde Oxfam hasta WWF y Greenpeace, a fin de multiplicar las voces que exigen una respuesta al cambio climático. El nombre de esta campaña conjunta es Tck, Tck, Tck, el sonido de un reloj haciendo tic-tac, en referencia al poco tiempo que nos queda. Todos los grupos compartimos una visión del éxito que esperamos en Copenhague, pero no podremos alcanzarla a menos que trabajemos todos unidos. La pregunta es: ¿debería Avaaz hacer de este llamado de alarma climático su prioridad número uno hasta el 21 de Septiembre?
Se dice que cuando la gente toma el liderazgo, los líderes les siguen. Ha llegado la hora de liderar. Los políticos saben tan bien como nosotros que es el momento de pasar a la acción, pero temen las consecuencias de tomar las decisiones adecuadas. Vamos a mostrarles que lo han entendido todo al revés: que el mundo no está dispuesto a aceptar nada sino lo que considera justo.
Es nuestra decisión, despertar o no al mundo.
Con esperanza,
Ben, Ricken, Taren, Iain, Alice, Luis, Paula, Graziela y todo el equipo de Avaaz
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