Esta perspectiva resume las palabras con que Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, cerró la 23 Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), celebrada en Cochabamba hace algunos días. El acto, que había sido inaugurado por el presidente Evo Morales, constituyó un vigoroso llamamiento a que la enorme capacidad crítica del pensamiento social latinoamericano y caribeño se vuelquen de forma decidida a los desafíos concretos que los movimientos y los gobiernos populares de la región están enfrentando.
El Clacso fue fundado hace poco más de cuatro décadas, en 1967. Un año lleno de significados relevantes para América Latina: la muerte del Che y el lanzamiento de Cien años de soledad, dos acontecimientos que terminaron por proyectar, definitivamente, nuestro continente en el mundo. Desde entonces, el Clacso ha ampliado y fortalecido sus acciones como red de instituciones académicas en el campo de las ciencias sociales, con 259 centros asociados en 25 países de América Latina y el Caribe, Europa, Estados Unidos y Canadá. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las redes universitarias más importantes del mundo, con 30 grupos de trabajo temáticos, en los que participan más de mil 500 investigadores e investigadoras de 28 países; con una red de posgrados que reúne más de 500 de maestría y doctorados, donde actúan 7 mil docentes y más de 30 mil alumnos y alumnas; con una reconocida política de becas para el desarrollo de investigaciones sociales, especialmente destinada a la formación de jóvenes académicos; con la mayor biblioteca virtual de América Latina, articulada en una red de unidades de documentación y registro que llega casi al millón de textos bajados por mes; con un campus virtual pionero en el desarrollo de cursos de formación a distancia de nivel posgrado, con calidad y rigurosidad académica; con diversos programas de cooperación e integración regional, particularmente con países de Asia y África. El Clacso dispone de una activa política editorial, con más de 500 libros publicados, además de desarrollar acciones de divulgación del pensamiento social latinoamericano con el apoyo de prestigiosos medios periodísticos, como La Jornada, de México; Página 12, de Argentina, y las ediciones de Brasil, Chile, Perú, Bolivia, Colombia y España de Le Monde Diplomatique, en los que se publican mensualmente los Cuadernos del Pensamiento Crítico, con un tiraje de más de 2 millones de ejemplares por año. En los últimos tres años, el Clacso ha publicado 150 libros, con textos de 822 autores y autoras de más de 50 países.
El Clacso cumple así sus funciones como institución pública no gubernamental, fiel a sus fines, democrática en sus prácticas y comprometida en sus acciones. Una institución que aspira a contribuir a que América Latina se piense a sí misma y su lugar en el mundo, a partir de su propia historia, sus especificidades y sus intereses.
Sin embargo, más allá de las conquistas colectivas de esta amplia red académica, los desafíos siguen siendo urgentes y necesarios. Debemos estar a la altura de los grandes problemas de nuestro continente, así como de las alternativas que se gestan popularmente para enfrentarlos. La refundación de los estados plurinacionales de Bolivia y Ecuador son sólo dos de los buenos ejemplos que nos interpelan e invitan a pensar y a trabajar activamente desde el campo universitario y desde la instituciones de investigación para consolidar la necesaria transformación democrática de nuestro continente.
En Cochabamba, he sido relegido por un nuevo trienio para el ejercicio del cargo de secretario ejecutivo del Clacso. Al hacerlo, he reafirmado nuestro compromiso para que el consejo obtenga una gravitación aún mayor como usina de pensamiento crítico a tono con los procesos cambio y de movilización social que vive nuestro continente. De la articulación estrecha entre la teoría crítica y los procesos emancipatorios dependerá, en gran medida, el futuro de América Latina y, también, indisolublemente, el del Clacso. En esta dirección se concentrarán todos nuestros esfuerzos y energías.
* Secretario ejecutivo del Clacso
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