SARA LOVERA
MÉXICO, D.F., 5 de febrero (apro).- En los últimos 18 años, mujeres feministas organizadas han intentado llevar a sus representantes al Congreso de la Unión. Han derribado contradicciones o diferencias políticas entre ellas, con el único fin de estar donde se toman las decisiones.
Han hecho lo indecible. Un día de 2003 hasta se sentaron con Martha Sahagún cuando se celebró el 50 aniversario del Voto para las Mujeres, con tal de abrir un diálogo con los dirigentes del país para que las feministas y sus aliadas pudieran llegar a plantear de tú a tú con los del poder esos asuntos que, para las mujeres, serían la libertad y la dignidad pero, sobre todo, el ejercicio de sus derechos.
En esos 18 años, gracias a las feministas en alianzas, de todo tipo y sin prejuicios, han logrado algunas reformas, algunas instituciones, algún dinero para aplicar leyes o investigar.
Esos logros quedaron acotados por los gobiernos y el pensamiento conservador y también ganó la carrera de la violencia, y no hablemos de la impunidad. Pero, de todos modos, simbólicamente, cada día hay más voces femeninas en los parlamentos que hace 25 años.
Una cuestión ganada, fundamental, de poco a poco, fue conseguir que en el Código Electoral de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) se obligue a los partidos políticos a incluir en sus distritos, listas o planillas, un porcentaje de personas de distinto sexo, que abriera lugares seguros para las mujeres.
Además, incluyeron la cuota en los estatutos de los partidos políticos. Pero, sin lugar a dudas, en cada elección todos, encargados de vigilar la ley y partidos políticos, violan esas leyes, le dan la vuelta, las evaden. Por todos los medios han obstaculizado la llegada de las mujeres que luchan por los derechos de las demás.
Por eso, muchas de ellas, cansadas de lo poco que importa el tema a los partidos políticos tradicionales, hicieron su propio partido – primero México Posible, luego Alternativa-- que en 2008 se convirtió en historia, tras la cuasi expulsión de ese grupo de promotoras incansables que tendrán que regresar este 2009 al principio.
¡Increíble¡ Y ¿saben por qué? Porque la cantidad de energía, imaginación, propuesta, desarrolladas por las mujeres en estos más de tres lustros es superior a cualquier estrategia y, como se dice, grilla común entre y por los hombres. Ya ensayaron todas las estrategias; incluso, han intentado convertir a algunos líderes impenetrables en aliados de las mujeres.
Un día todas estas mujeres, en 1996 se sentaron en una mesa y durante nueve meses estuvieron construyendo una asamblea, una fuerza de inteligencia que se convirtió en un plan de igualdad. Y se sentaron a pesar de sus diferencias panistas, priistas, perredistas, socialistas, feministas independientes, nuevas aparecidas de movimientos sociales, anarquistas, ciudadanas, contrarias a toda organización, solitarias, todas. Era de no creerse.
Y nada. En 1997 consiguieron tres cosas: las comisiones de equidad y género en el Congreso; ocho años más tarde, una comisión bicamaral para sacar adelante iniciativas, como la de igualdad entre hombres y mujeres; un diálogo con congresistas de otros estados de la República, y un plan de igualdad que presentaron a todos los partidos políticos.
También lograron en ese tiempo la primeras modificaciones al COFIPE, el 20 por ciento y como recomendación; luego 30 por ciento obligatorio y ahora 40 por ciento.
¿Pero qué creen? 40 por ciento acotado, con callejones y calles estrechas, finamente elaborado para no dejarlas pasar más. Algunas promovieron lo mismo en los estados del país. Lo que nunca se ha conseguido es que sus dirigencias lo tomaran como algo prioritario.
Si, 40 por ciento de lo que quede después de elección de candidatos externos, por votación directa, después de alianzas con otros partidos, luego de cumplir con los compromisos de las corrientes políticas, luego de atender a los sectores --como en el PRI-- y después de examinar los distritos, envían a las mujeres a distritos electorales que ya saben se van a perder, pero eso sí, cumplen con la cuota.
Lo del nuevo COFIPE, reforma que se consideró importante por el control de campañas de televisión y otras cuestiones, es desastroso para las mujeres; ha significado un verdadero retroceso.
Pero a eso hay que agregar que los grandes electores en cada partido, se han cuidado muy bien de no dejar pasar a las mujeres feministas radicales, profundamente activistas o bien conocedoras. Escogen a mujeres que les pueden servir o ser funcionales a sus metas e intereses. Por ello según mi cuenta, muy pocas feministas han estado en el Congreso, y siendo tan pocas, no logran avanzar más rápidamente en las demandas de las mujeres.
Y la agenda de las mujeres queda marginada, crece lentamente y sólo se oyen discursos rimbombantes. Es, en la práctica, una política de simulación, en la que no pocas mujeres concursan y participan. Un grupito de diputadas de la legislatura que está por terminar advirtió del retroceso pero, a la hora de la votación, las pactantes, sobre todo las panistas, votaron como su partido les indicó.
Hoy ya están las listas hechas, los acuerdos armados, como los hombres, muchas o algunas van a repetir, sobre todo en el PRI y en el PRD, para seguir con la tradición de tener grupos políticos cerrados, bien entrenados, para que no se equivoquen en votar.
Dentro de los partidos hay mujeres muy honorables y luchadoras, siempre y cuando sean ellas y no otras, menos las feministas independientes las que intenten llegar.
Los 18 años de imaginación y trabajo están como nunca en la tablita, por otras muchas razones. Como se dice, en pleno retroceso. He oído algunos nombres para las listas, algunos arreglos. También sé que un grupo de las feministas independientes no va a participar; hay otras ligadas al poder en el PRD o en el PRI que intentarán otra vez negociar, llegar y proponer.
No se cansan, aunque todo dice que los obstáculos crecen, las leyes no se aplican y las mujeres siguen siendo las que cargan la crisis, se mueren de enfermedades prevenibles y son violentadas y asesinadas impunemente.
febrero 06, 2009
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