MEXICO, D.F., 28 de octubre (apro).- Si nos atenemos a los hechos y a las últimas informaciones, la extinción de la Compañía Luz y Fuerza del Centro es parte de un plan de Felipe Calderón encaminado a iniciar un enorme negocio con la concesión del servicio de trasmisión de datos mediante la fibra óptica, el cual resulta muy atractivo para cualquier empresario nacional o extranjero.
Los argumentos con los que decretó la desaparición de ésta empresa asegurando que era un foco de corrupción y una pérdida económica, se han ido difuminando con el paso de las semanas.
Al mismo tiempo, han salido a la luz pública las intenciones del gobierno de Calderón de licitar la banda de 1.7Ghz, fundamental para el futuro del triple play a través de la telefonía móvil y de la red de cables que manejaba Luz y Fuerza. Igualmente se ha conocido la cláusula en la ley de presupuesto para la exención del pago de derechos por dos años a quienes se interesen en invertir en este nuevo negocio, lo que implicaría, según el diputado del PAN, Javier Corral, que no entraran a las arcas públicas 5 mil 600 millones de pesos.
Dicen los viejos conocedores del sistema que en política no hay casualidades. Parece que este dicho se comprueba si vemos que la decisión de extinguir a Luz y Fuerza del Centro era para Calderón un requisito indispensable para echar a caminar este nuevo negocio, lo mismo que hacer a un lado al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
La compañía y el Sindicato eran un estorbo en los planes empresariales del gobierno federal. Impedían que se vendiera y se explotara este negocio de comercializar el servicio de trasmisión de datos (teléfono, internet, televisión) aprovechando la red de cableado de luz, en la cual ya hay empresas interesadas como Televisa.
Como ya lo decíamos en el anterior artículo, las excusas de Calderón para cerrar Luz y Fuerza eran una mentira, una engañifa, pues antes que una fuga de recursos se trataba de iniciar la explotación de la fibra óptica para el negocio del Triple Play; es decir, para la transmisión del servicio de teléfono, televisión e internet a millones de hogares usando las conexiones de luz.
No era cierto que, como dijo Calderón, Luz y Fuerza fuera más onerosa que la Compañía de Federal de Electricidad pues, de acuerdo con el informe confidencial que Calderón envió a la Cámara de Diputados, el costo de la primera era de 44 mil millones de pesos, pero la última es de 107 mil millones de pesos.
Tampoco era que los trabajadores afiliados al SME fueran el problema, ya que el pago de nómina únicamente representaba el 15% del costo total del organismo.
En realidad, lo único que Calderón hizo al tomar esta media fue allanar el camino para los empresarios interesados en invertir en la nueva industria de la información, el primero de ellos Televisa.
Con esta medida, Calderón viene a fortalecer la alianza estratégica que inició Fox con Televisa, en la que ambas partes salían ganando. Además, se favorece a empresas, bancos e instituciones gubernamentales que tenían adeudos por más de 12 mil millones de pesos, los cuales ya no podrán ser recuperados.
Poco o nada le preocupó a Calderón la reacción social que ha tenido el cierre de la compañía de luz y menos las reacción del SME, pues le apuesta al desgaste y a que las liquidaciones generosas de más de 800 mil pesos que le están ofreciendo a los trabajadores, habrán de tener su efecto disuasivo.
Falta tiempo para ver si la inconformidad social aumenta con el paso de los días o si se va extinguiendo. Pero también habremos de ver en el futuro si Calderón se llevara una tajada en el nuevo negocio de la transmisión de datos por fibra óptica, convirtiéndose en socio de alguna de las empresas o si favorecerá a parte de su familia con estos negocios multimillonarios.
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