octubre 23, 2009

Narro Robles: por pobreza de miras no se invierte en educación

La enseñanza pública debe ser laica y el alumnado crítico y contestatario, asevera

Recibe el rector de la UNAM un reconocimiento de la Universidad de Oviedo

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El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, recibe la medalla de oro otorgada por la Universidad de OviedoFoto Notimex
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 23 de octubre de 2009, p. 38

Madrid, 22 de octubre. La universidad pública debe ser laica, como único modelo para garantizar la libertad de creencia, mientras que el alumnado deber tener un espíritu crítico y contestatario para romper el orden establecido y los modelos, aparentemente inmutables. José Narro, rector de la UNAM, señaló además que en medio de la crisis que padecemos en el mundo, que se une a una crisis de valores donde prima lo mercantil, es por una pobreza de miras que no se invierte más en educación y ciencia.

Narro recibió en nombre de la UNAM un prestigioso reconocimiento por parte de la Universidad de Oviedo, la cual le entregó al rector la medalla de honor y las insignias de plata y oro. La ceremonia solemne en el Paraninfo de la Universidad sirvió de antesala para el acto central de la visita de la nutrida delegación de la UNAM a Oviedo, que será la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2009.

A unas horas de que Narro Robles reciba uno de los reconocimientos internacionales de mayor prestigio, a la delegación de la UNAM se van sumando los ex rectores que decidieron viajar: Guillermo Soberón, Octavio Rivero, José Sarukhán, Juan Ramón de la Fuente, Jorge Carpizo y Francisco Barnés de Castro. El único ex rector que decidió no viajar a la capital asturiana fue el reconocido sociólogo Pablo González Casanova.

En el acto de entrega de la medalla y de las insignias, Narro hizo una encendida defensa de la UNAM como institución de libre enseñanza y de las universidades públicas en general, como la única manera de garantizar el acceso a la formación de toda la sociedad. El rector explicó su tesis: La universidad como institución ha persistido y se ha adaptado a los cambios, porque es fundamental en el desarrollo de la sociedad. Su importancia se reafirma en el mundo actual por la centralidad que ha adquirido el conocimiento. Es justo reconocer que, a pesar de ser frecuentemente considerada como una institución conservadora y resistente a los cambios, ha sido capaz de promover grandes transformaciones en la sociedad.

En este sentido, Narro citó algunas de las profundas contradicciones del mundo actual: mientras la ciencia y el desarrollo tecnológico están en sus cotas más altas, la pobreza, el hambre y la marginación es cada día mayor; mientras se profundiza en la defensa formal de los derechos humanos, las desigualdades y las guerras son cada día más severas. A la par de la mejoría persisten y se han agudizado viejos problemas y se han generado nuevas tensiones y rezagos. Se ha favorecido la concentración de la riqueza y se han incrementado la desigualdad y la exclusión social. La modernización tecnológica del proceso productivo ha generado desempleo y subempleo. Millones de personas, principalmente niños, mueren a causa de padecimientos de los que se conoce todo y para los cuales se dispone de las medidas preventivas y terapéuticas más efectivas. Se mantienen altas tasas de crecimiento poblacional en los países en desarrollo, y el deterioro ambiental ha alcanzado niveles tan graves que se ha puesto en riesgo no sólo la sustentabilidad del desarrollo, sino la vida en el planeta, afirmó Narro, ante un repleto Paraninfo de la Universidad de Oviedo.

Posteriormente, el rector insistió en una de sus reivindicaciones recurrentes: la educación, en general, y la superior, en particular, necesitan recursos suficientes, máxime cuando estamos inmersos en plena era del conocimiento. Señaló precisamente a países en desarrollo, como México, donde las inversiones son limitadas, en parte por falta de recursos financieros, por problemas de pobreza, pero sobre todo por pobreza de miras, por no atreverse a contar con una política de largo plazo que considere al conocimiento como una inversión redituable en varios sentidos.

Esta política de corto plazo y de pobreza de miras, que se traduce en la reducción sistemática del presupuesto de la UNAM, adquiere mayor gravedad en una coyuntura de crisis económica mundial como la actual, cuya primer consecuencia será el aumento de la brecha entre los países desarrollados y en vías de desarrollo.

A la ceremonia de entrega de los reconocimientos a la UNAM, en la que cantó el Coro de la Universidad de Oviedo piezas de Purcel, Ernst Toch y el tradicional Cum Laude, asistieron Alejandro Carrillo Castro, presidente del patronato de la UNAM; Rafael Moreno Valle, presidente de la Fundación UNAM, y Francisco Bolívar Zapata, investigador egresado de la UNAM y premio Príncipe de Asturias de 1981, entre otros directivos.

Posteriormente, en una rueda de prensa, Narro explicó su visión de la universidad pública moderna, en la que deben primar la enseñanza en valores, su carácter laico y su compromiso con la sociedad. El laicismo no se opone al pensamiento, al credo individual, y, en cambio, es una cobertura colectiva para asegurar las libertades individuales de credo, explicó, al tiempo que invitó a los estudiantes a mantener un espíritu crítico y contestatario para romper el orden establecido y no aceptar modelos que aparentemente están ahí para siempre.

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