México, D. F., 29 de septiembre, 2009.
Sr. Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa:
Este año, usted tiene la responsabilidad histórica de prevenir el daño irreversible a uno de los más valiosos recursos naturales del mundo: la diversidad del maíz mexicano. Su administración recientemente ha dado pasos con el fin de apresurar la introducción de maíz genéticamente modificado en el campo mexicano y estamos convencidos, con base en el conocimiento que tenemos de la evidencia científica disponible, de que esta decisión representa un riesgo desproporcionado e innecesario, que debe evitarse a toda costa por el bien de México y del mundo. Unidos por el compromiso ético, ampliamente fundamentado, de preservar este recurso para la humanidad, exigimos que su administración tome medidas drásticas que garanticen que ningún tipo de maíz transgénico se siembre en México, el centro de origen y diversidad de este importante alimento.
Somos un grupo de científicos, intelectuales y artistas con amplia trayectoria en una extensa gama de disciplinas que van desde la biología, biotecnología, agronomía y ecología, hasta las humanidades, las ciencias sociales, antropología, economía, bioseguridad, política y derecho. Nuestros conocimientos son los mínimos necesarios para entender de manera cabal las complejas implicaciones, tanto a nivel agroecológico como socioeconómico y cultural, que tiene el maíz en México. Vemos con gran preocupación que los argumentos seriamente planteados por científicos y expertos en el campo de las humanidades y las disciplinas sociales sobre la inconveniencia de introducir maíz genéticamente modificado en México han sido ignorados durante largo tiempo. Incluso, la evidencia experimental producida en México, en ensayos realizados hace 15 años que condujeron a la moratoria plenamente justificada de siembras de organismos transgénicos desde 1998 a 2003, parece haberse dejado de lado en aras de un desproporcionado impulso para permitir la siembra de maíz transgénico en México.
Nos vemos obligados a dirigirle esta carta, luego de las recientes acciones que implican un empuje injustificable para la liberación de maíz transgénico: la publicación de las modificaciones al reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) en el Diario Oficial de La Federación el 6 de marzo de 2009, que inhabilitan de facto el Régimen de Protección Especial al Maíz y otros granos, de los cuales México es centro de origen y diversidad. Dichas modificaciones preparan el terreno legal para autorizar la liberación a campo abierto de variedades de maíz transgénico en los estados de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Jalisco, Nayarit y Chihuahua.
Puesto que está comprobada la amplia capacidad que tiene el maíz de dispersarse a través del comercio y del flujo de polen y semillas, tenemos la certeza de que, de permitirse estas siembras, será inevitable que se produzca una creciente dispersión de materiales transgénicos no deseados a lo largo de todo el territorio mexicano.
Después de un cuarto de siglo de siembras experimentales, y más de una década de distribución comercial de maíz transgénico, existe evidencia plena de que los beneficios que ofrecen estas líneas comerciales no compensan de ningún modo los grandes riesgos que implica su liberación.
Una revisión puntal de la literatura científica existente, además de las evaluaciones técnicas que algunos de nosotros hemos sometido en el marco de la consulta oficial que realizó a estos efectos el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, demuestran claramente este punto. Muchos otros gobiernos en el mundo han tomado en cuenta esta evidencia y han decidido detener la siembra y, en muchos casos, incluso la importación de maíz transgénico y sus derivados, lo cual hace que la posición de su gobierno sobre este asunto sea aún más incomprensible e injustificada.
Los riesgos del la liberación al ambiente de organismos genéticamente modificados pueden ser mucho mayores cuando se realizan en centros de origen y diversidad de esos organismos. En tal caso, los transgenes inevitablemente se introducirían en las diferentes variedades nativas que poseen distintos contextos y características genómicas.
Más adelante encontrará una lista detallada de preocupaciones y problemas asociados con la liberación de maíz transgénico en México, pero resulta importante destacar algunos ejemplos en particular:
Tenemos una especial preocupación por el hecho de que actualmente la planta del maíz es utilizada como "biorreactor": un sistema de producción basado en la transformación genética de plantas cultivadas (como el maíz), con el fin de obtener productos no alimenticios de carácter industrial como plásticos, aceites industriales, biocombustibles y fármacos. Debido a la naturaleza de la reproducción del maíz, cuya polinización es abierta, y a las características particulares del sistema agroecológico de México, es de esperarse que los materiales resultantes de biorrectores transgénicos puedan permear la cadena alimenticia humana, lo cual conlleva el peligro de que se produzcan enormes consecuencias negativas en la salud de la población de México y del mundo entero.
Ya han ocurrido escapes accidentales de semillas de biorreactores que se han combinado con semillas no transgénicas dentro de contenedores de almacenamiento en Estados Unidos. De igual modo, son problemáticas las consecuencias de la introducción de transgenes patentados en las líneas de maíz que cultivan la mayoría de los campesinos en México, pues esto abre la posibilidad de complejas, largas y costosas consecuencias económicas y legales para las personas que usen, intercambien o comercien con semillas de maíz o granos que los contengan.
Estos ejemplos sumados a la posibilidad de la contaminación transgénica del teocintle (pariente silvestre y ancestro del maíz), lo que en sí mismo implica potenciales impactos negativos para los acervos genéticos de estas dos especies y para el propio manejo agronómico del teocintle.
Al contrario de lo que ocurre con la contaminación química, los efectos de la introducción de transgenes al germoplasma del maíz —herencia botánica custodiada por los campesinos e indígenas en México— podrían ser irreversibles y progresivos, debido a la acumulación paulatina de transgenes en este germoplasma. Ello indudablemente significa que la responsabilidad que se tiene sobre este asunto trascienda como nunca antes a las generaciones venideras.
Debido a que no hay diferencia visible entre las variedades genéticamente modificadas de las no modificadas (lo cual no implica que no existan características fisiológicas extremadamente distintas), la responsabilidad de proteger el ambiente y a la población que recae sobre las autoridades, productores, campesinos e industriales de la alimentación es mucho mayor que ante otros tipos de contaminación.
Por lo tanto, dada la compleja estructura de la red de distribución de maíz nativo en México, producto del intercambio y distribución informal de semillas y el flujo génico a través del polen, es prácticamente imposible un sistema de monitoreo confiable que permita la segregación de las líneas de maíz genéticamente modificado de las no modificadas a un nivel mínimamente aceptable. De este modo, la liberación de líneas de maíz genéticamente modificado en el campo mexicano sólo incrementará la posibilidad de introgresión y acumulación de transgenes en los genomas de los acervos de maíz nativo. Ello impediría el manejo responsable de los acervos de alimentos por parte de campesinos, industriales de la alimentación y consumidores para mantenerlos libres de transgenes no deseados.
A pesar de la seria responsabilidad que implica este proceso para los productores de líneas transgénicas y las autoridades en la materia, la introducción de germoplasma genéticamente modificado en México se ha realizado sin una consulta lo suficientemente exhaustiva, y las características completas de los materiales introducidos no han sido revelados debido a intereses de carácter lucrativo como las patentes.
Asimismo, cabe señalar que la infraestructura necesaria para supervisar las siembras que pretenden realizarse y monitorear la amplia gama de daños que éstas pueden causar no está disponible ni en México ni en ninguna otra parte del mundo. Consideramos que, en estas circunstancias, la única forma justificable de proteger un recurso invaluable como el germoplasma del maíz mexicano es establecer una moratoria oficial efectiva a los cultivos de maíz genéticamente modificado hasta que no se realice una investigación de largo plazo sobre el impacto de esta tecnología en México. Dicha investigación no debe implicar los riesgos que quieren evitarse, como efectivamente ocurriría con la autorización de su gobierno a las siembras experimentales.
En suma, señor Presidente, lo instamos a tomar de manera categórica las siguientes acciones que consideramos viables, razonables, y científicamente justificadas como requisitos fundamentales para garantizar la seguridad y viabilidad a largo plazo de los recursos genéticos clave para México y el mundo:
1. Establecer la prohibición oficial de cualquier liberación de variedades de maíz genéticamente modificado y, al mismo tiempo, apoyar una investigación científica rigurosa acerca del potencial que tienen diversas alternativas agrotecnológicas en México, así como los riesgos que pueda implicar su uso en centros de origen y diversidad. Esta investigación debe ser diseñada y realizada por instituciones de carácter público y por científicos independientes sin conflictos de interés.
2. Incrementar a un nivel científicamente justificable la eficacia de la infraestructura necesaria para monitorear y evaluar de forma independiente la entrada de semillas procedentes de países que producen variedades de maíz genéticamente modificado.
3. Adoptar una política transparente y efectiva que garantice que ninguna planta alimenticia como el maíz sea utilizada como biorreactor para producir substancias no comestibles en México ni en ningún otro país del mundo.
Ponemos a su entera disposición información científica más detallada que fundamenta ampliamente los anteriores argumentos, así como nuestra intención de colaborar en el desarrollo de iniciativas que eviten la acumulación de transgenes en los recursos genéticos del maíz a nivel mundial.
Quedamos en espera de su respuesta sobre este urgente y delicado tema.
Atentamente:
VER LISTA DE FIRMANTES/ FIRMAR EXTRAÑAMIENTO
Ccp. Lic. Francisco Javier Mayorga Castañeda, Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, SAGARPA.
Ccp. Ing. Juan Rafael Elvira Quesada, Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEMARNAT.
Ccp. Dr. José Ángel Córdova Villalobos, Secretaría de Salud, SS.
Ccp. Ing. Gerardo Ruiz Mateos, Secretaría de Economía, SE
Ccc Dr. Agustín Carstens Carstens, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, SHCP.
Ccp. Mtro. Alonso Lujambio Irazábal, Secretaría de Educación Pública, SEP.
Ccp. Mtro. Juan Carlos Romero Hicks, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT.
Ccp. Dr. R. Ariel Álvarez Morales, Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados, CIBIOGEM
Ccp. Dr. Enrique Sánchez Cruz, Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, SENASICA.
Ccp. Lic. Miguel Ángel Toscano Velasco, Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS.
A continuación presentamos una síntesis de los temas fundamentales que implican serias incertidumbres y riesgos potenciales que no han sido adecuadamente analizados científicamente. Estos temas pueden tener importantes consecuencias para la salud humana, la diversidad del genoma del maíz o la biodiversidad de su agroecosistema, si se permite la introducción del maíz transgénico en México en su forma actual:
1) Aún no hay suficiente evidencia científica sobre el potencial tecnológico y los riesgos que implican las líneas de maíz transgénico existentes en la actualidad, además de que las líneas actualmente propuestas para su liberación son ya obsoletas. Asimismo, los instrumentos legales y tecnológicos, así como las capacidades institucionales que se requieren para evaluar estos puntos no están aún disponibles. La experimentación con maíz transgénico en los sistemas agroecológicos mexicanos implica grandes incertidumbres y riesgos potenciales, mientras que esta tecnología no garantiza ningún beneficio para la gran mayoría de los productores mexicanos. Es necesario explorar tecnologías alternativas antes de optar por el maíz transgénico, debido a que éste ha sido desarrollado para un contexto ambiental y socioeconómico completamente distinto al de México y, por ello, no responde a las necesidades del país.
Algunos ejemplos que sostienen este argumento:
Las plagas para las cuales fueron desarrolladas las líneas comerciales de maíz transgénico como las que se pretende liberar, no existen en México o no tienen repercusiones agrícolas importantes. Las variedades locales de maíz están bien adaptadas para resistir importantes plagas en cada región y la introducción de líneas transgénicas, al contrario de lo que se pretende, podrían afectar el balance ecológico y crear nuevos problemas de plagas relevantes para la agricultura mexicana.
Evaluaciones técnicas recientes han demostrado que las líneas de maíz transgénico utilizadas comercialmente no han aumentado los rendimientos. En los pocos casos en los que efectivamente se ha observado un aumento en dicho rubro, esto se ha debido al uso de otras técnicas provenientes de la agricultura tradicional más que a los transgenes introducidos en esas variedades.
Véase el reporte "Failure to Yield" de la Union of Concerned Scientists de Estados Unidos.
El uso de nuevas técnicas que utilizan la variación genética del maíz combinando la bioinformática, técnicas actuales de biología molecular y nuevas aproximaciones transgénicas que superan algunas de las limitaciones y riesgos de los organismos genéticamente modificados de primera generación es una alternativa prometedora. Estos nuevos enfoques tecnológicos aumentarían el valor de las variedades nativas, y comprenderían una aproximación biotecnológica mucho más adecuada para los cultivos en el caso de sus centros de origen y diversidad. México debería destinar suficientes recursos económicos al desarrollo de un programa de investigación verdaderamente científico y de punta para el mejoramiento y desarrollo de cultivos que respondan a las necesidades nacionales e internacionales, aprovechando la diversidad genética de sus cultivos.
Los nuevas técnicas para la transgénesis del maíz implican menos efectos negativos que las técnicas previas, y hacen que las líneas con las que se pretende experimentar ya sean obsoletas. (Shukla et al. 2009. Nature 459: 437 - 440)
2) Algunas de las solicitudes de siembras experimentales de campo que se evalúan actualmente violan la LBOGM. Además, las modificaciones al reglamento de la LBOGM publicadas el 6 de marzo de 2009 eliminan el Régimen de Protección Especial presente en dicha Ley. Dicho Régimen suponía la salvaguarda de la diversidad genética de las variedades locales, silvestres o cultivadas, de plantas de las cuales México es centro de origen y diversidad.
La líneas transgénicas contempladas en algunas de las solicitudes actuales de siembras experimentales remitidas para su evaluación, contradicen los artículos 40, 42 y 43 de la LBOGM, pues algunas de las líneas de maíz que están bajo revisión poseen nuevas combinaciones de transgenes que no han sido des-reguladas en su país de origen (EU, ver cuadro 1). La LBOGM claramente establece que "los organismos genéticamente modificados que no hayan sido autorizados en su país de origen o por la Secretaría de Salud, no podrán ser importados o liberados en México bajo ningún régimen".
Por otro lado, las modificaciones hechas al reglamento de la LBOGM, no sólo anulan el Régimen Especial de Protección, sino que también omiten el hecho de que los centros de origen, domesticación y diversificación del maíz aún no han sido establecidos. La decisión de otorgar estos permisos debió aplazarse hasta que la entidad competente en la materia, en este caso la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) haga pública esta información.
3) Evidencia científica reciente ha documentado la presencia de transgenes en distintas variedades nativas de maíz en diferentes regiones agrícolas de México. Esta información sugiere que es virtualmente imposible la coexistencia de líneas de maíz genéticamente modificado con variedades convencionales sin que exista flujo génico entre ellas una vez que las primeras han sido sembradas. Además, la detección de este flujo génico se ha visto obstruida por la falta de acceso público a información fidedigna sobre las secuencias genéticas de todas las construcciones recombinantes que podrían estar involucradas, al tiempo que se ha restringido el acceso a los plásmidos y líneas transgénicas necesarias como controles positivos. Esto impide una detección expedita y exacta de transgenes en México. Además, los métodos estandarizados y certificados para detectar transgenes en maíces híbridos de Estados Unidos y Europa son inadecuados para el monitoreo de transgenes en variedades nativas.
Artículos científicos que documentan la presencia de transgenes en variedades de maíz transgénico en México:
1) En la Sierra Juárez del estado de Oaxaca en el año 2000: Quist y Chapela. (2001) Nature, 414. 541-543; 2) En el área de conservación del Distrito Federal, en 2003: Serratos-Hernández, et al. (2007), Frontiers in Ecology and the Environment, 5(5): 247-252; 3) En la Sierra Juárez, del estado de Oaxaca en el año 2001 a 2004: Piñeyro Nelson et al. (2009) Molecular Ecology, 18:50-761.; 4) En regiones de los estados de Guanajuato, Veracruz, Oaxaca y Yucatán en 2002: Dyer, G et al. (2009) PlosOne. Vol. 4(5): e5734 doi:10.1371/journal.pone.0005734; 5) Reseñas que refieren otros intentos de biomonitoreo de transgenes hechos por agencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales en México: Mercer and Wainwright (2008) Agriculture, Ecosystems and Environment, 123, 109–115; 6) Recientes observaciones publicadas en Molecular Ecology relacionadas con los métodos de detección de transgenes (Piñeyro et al. "Resolution of the Mexican transgene detection controversy: error sources and scientific practice in commercial and ecological contexts").
4) Las entidades gubernamentales a cargo de la bioseguridad México (SAGARPA, SEMARNAT, SECRETARÍA DE SALUD, entre otras) han sido incapaces de detectar, estudiar y prevenir la introducción o impacto de transgenes en las variedades nativas de maíz en México. A la vez que cambios en las políticas públicas han impedido la consolidación de un sistema de bioseguridad en México, lo que resulta paradójico, después de que hay más de veinte años de experiencia en esta área. La infraestructura de bioseguridad y biomonitoreo provista por las autoridades mexicanas es insuficiente. Sólo existe un laboratorio certificado para la detección de maíz transgénico: el CENICA, cuya certificación para esta actividad fue adquirida hasta 2005. Desde 2007, se creó una red nacional de laboratorios de biomonitoreo, pero aún no está operando, y no está claro cómo será supervisada por el gobierno.
Los análisis presentados en el trabajo de Ortiz-García et al. (2005), en el que no se detectaron transgenes en la Sierra Juárez de Oaxaca en 2003-2004, fueron hechos en un laboratorio comercial de Estados Unidos (no hubo información procedente de un laboratorio nacional): Ortíz-García et al. (2005) Proceedings of the National Academy of Sciences, 102:12, 338-343; 2) Página web del laboratorio de CENICA http://www.ine.gob.mx/dgcenica/certificado2006.html; 3) Información acerca de los laboratorios de la Red Nacional de Biomonitoreo de Organismos Genéticamente Modificados: http://www.ine.gob.mx/bioseguridad/red_laboratorio.html
5) México comprende los centros de origen, domesticación y diversificación del maíz y, por lo tanto, alberga la mayor parte de la diversidad genética del maíz en el mundo, mientras que es hogar de todos sus parientes silvestres conocidos. Esta diversidad genética se recrea de manera dinámica a pequeña escala en los sembradíos de agricultores a pequeña escala quienes producen para el autoconsumo o para el mercado local y regional. Los agricultores en los diversos sistemas agrícolas de las distintas regiones de México, dependen de una reserva de semillas que guardan de una temporada agrícola a otra, mientras que frecuentemente intercambian semillas con otros productores dentro y fuera de cada comunidad. Estas actividades están en el corazón de un sistema dinámico que garantiza la generación y continuidad de la diversidad genética del maíz. Este sistema también significa que la dispersión de maíz genéticamente modificado y la introgresión de transgenes en las variedades nativas de maíz, no podría evitarse en México, si el primero es sembrado a campo abierto. Esta dispersión debe evitarse mediante el monitoreo de la entrada de granos provenientes de países que producen y siembran maíz genéticamente modificado, así como de híbridos comerciales de maíz que se venden en México. Asimismo, debe garantizarse la cancelación de las rutas de acceso de maíz trasngénico hacia las variedades nativas, por ejemplo tratando el grano con radiación para evitar su viabilidad, con lo cual también se eliminan hongos peligrosos.
La reciente publicación del estudio "Origen y diversificación del maíz: Una revisión analítica" (Kato y colaboradores), financiada por la CONABIO y otras instituciones públicas, muestra que prácticamente en todas las áreas del territorio mexicano existe el riesgo de contaminación transgénica de variedades criollas si se realizan siembras a campo abierto de maíz genéticamente modificado. Nuevas colectas, además de las documentadas en este estudio, indican que existen variedades criollas adicionales en varias regiones de México, especialmente en el Norte. Por lo tanto, hay un alto riesgo de contaminación que se extiende a lo largo de prácticamente todo el territorio mexicano. Esta consideración se sustenta además en simulaciones por computadora (Van Heerwaarden y Alvarez-Buylla, en preparación) por medio de las cuales se ha pronosticado la dispersión de material genéticamente modificado considerando tanto el flujo de semilla como la dispersión de polen. Este estudio demuestra que el movimiento de transgenes puede ocurrir a mayores distancias de las que fueron consideradas para establecer las categorías de riesgo presentadas en el trabajo de Kato y colaboradores. En tales circunstancias, una acumulación de transgenes ocurrirá de manera impredecible e inesperada, lo cual da pie a incertidumbres y riesgos adicionales.
Trabajos científicos adicionales sobre las dinámicas de manejo de semillas de maíz entre los campesinos mexicanos:
1) G. Dyer and Taylor. 2008. Proceedings of the National Academy of Sciences. 105(2), 470–475; 2) Dyer, G. et al. (2009) PlosOne 4(5): e5734 doi:10.1371/journal.pone.0005734; 3) Serratos et al. (2004) Environmental Biosafety Research 3(3): 149 – 157; 4) Turrent y Serratos (2004) Secretariat of the Commission for Environmental Cooperation of North America; 5) Turrent et al. (2009) Agrociencia 43: 257 – 265.
6) El maíz es el alimento básico de México. Se consume diariamente con poco procesamiento y en grandes cantidades, por lo que tiene una importancia crucial desde el punto de vista agrícola, nutricional, económico y cultural para el pueblo de México. Asimismo, es el tercer alimento de importancia en el mundo, con un consumo creciente en países de África, además de ser una importante fuente de forraje en muchos otros países.
Las consecuencias a la salud del consumo de organismos genéticamente modificados bajo estos regímenes de ingesta, no han sido suficientemente investigados, pero las pocas aproximaciones disponibles señalan sus posibles efectos negativos. Este tema está siendo discutido de manera activa en Estados Unidos, Europa y América Latina por grupos de profesionales de la salud, científicos y organizaciones no gubernamentales.
Véase al respecto la discusión efectuada en el marco de la reunión convocada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria en Parma, Italia el 2 de octubre de 2009.
Puede consultarse también: FAOstats: http://faostat.fao.org/
7) En Estados Unidos, los maíces transgénicos y no transgénicos no están segregados, y se ha reportado que los acervos de maíz que deberían estar libres de transgenes albergan más de un 1% de maíces transgénicos. Esto muestra que incluso en un país cuyo sistema alimentario es más cerrado que el de México, y está bajo el control de relativamente pocas compañías, los transgenes no se han podido contener dentro de los acervos, líneas o lugares de liberación apropiados.
Véase el reporte de la Union of Concerned Scientist: “Gone to Seed” http://www.ucsusa.org/assets/documents/food_and_agriculture/seedreport_fullreport.pdf y muchos otros reportes en trabajos científicos.
Lo anterior es de gran preocupación debido al hecho de que:
8) Múltiples líneas de maíz que expresan diversas sustancias farmacéuticas y de carácter industrial, no aptas para consumo humano o animal, han sido producidas y probadas en siembras experimentales en Estados Unidos por más de una década.
Véase: http://go.ucsusa.org/food_and_environment/pharm/index.php?s_keyword=XX.
Las compañías no han sido capaces de mantener segregadas las variedades transgénicas de las no transgénicas y ya se han reportado escapes en parcelas experimentales de este tipo de semillas no autorizadas para consumo. Aún si hubiera muy bajas probabilidades de que estos eventos de escape ocurrieran y tuvieran un impacto limitado en los acervos de maíz en Estados Unidos, una vez en territorio mexicano, la frecuencia y dispersión de estas secuencias podría amplificarse. Por ello, las probabilidades de que ocurran estos escapes en México deben estimarse muy rigurosamente con el fin de establecer métodos eficientes de monitoreo y bioseguridad.
El uso de maíz para producir sustancias industriales y farmacéuticas es más preocupante si se considera que la identidad, nombre y secuencias genéticas de las proteínas expresadas en estas semillas no están disponibles públicamente, lo que obstaculiza el biomonitoreo. Resulta evidente que, de acuerdo con los puntos 2 y 3 del presente documento, las variedades de maíz convencional pueden tener introgresión de transgenes de semillas utilizadas para producir fármacos y sustancias industriales, lo cual afectaría gravemente la cadena alimenticia humana.
9) Una vez que las líneas de maíz genéticamente modificado sean liberadas al ambiente, los transgenes se insertarían y acumularían en diversas variedades nativas y silvestres, así como en el teocintle (pariente silvestre y ancestro del maíz). Está claramente documentado que el efecto fenotípico de un transgén depende en gran medida del contexto genómico en el que ocurre su inserción; por lo tanto, el inevitable flujo génico puede producir incertidumbres y consecuencias ecológicas y agrícolas progresivas e inesperadas.
Ellstrand et al. (2007) J. of Heredity, 98(2):183-187; Timmons et al. (1996) Nature 380: 487; Warwick et al. (2008) Molecular Ecology 17:1387-1395. Hails and Morley (2005) Trends in Ecology and Evolution 20:245-252; Pilson et al. (2004) Annual Rev. Ecol. Evol. Syst. 35: 149-174.
10) Existe una amplia evidencia que demuestra que hay alternativas estables que pueden generar, e incluso superar, los beneficios que se pretende obtener con el maíz transgénico sin que impliquen los riesgos de esta tecnología.
En conclusión:
Todos las siembras experimentales de maíz transgénico deben prohibirse hasta que se resuelvan satisfactoriamente, desde el punto de vista científico y socioeconómico, las inquietudes que hemos planteado aquí, y se disponga de suficiente evidencia científica relacionada con la bioseguridad del maíz genéticamente modificado en México, a partir de un análisis riguroso de la mejor información disponible.
noviembre 19, 2009
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