Seis meses de luto
por Gloria Teresa Parada Arvayo
Hermosillo, Sonora, 5 de diciembre de 2009.- La comunidad hermosillense prefirió rendirse ante los encantos de la televisión que apoyar las exigencias de justicia de los padres de los 49 niños fallecidos en la tragedia de la guardería ABC. Para la ciudad, ABC pasó de moda.
Han transcurrido seis meses de impunidad. El Movimiento 5 de Junio (M5J) convocó a una marcha que partió desde la guardería siniestrada hasta la Plaza Emiliana de Zubeldía. La asistencia de la gente fue reducida, pero los reclamos de los padres se mantuvieron estridentes, desesperados.Los padres reprocharon el desencanto ciudadano y la apatía de los medios de comunicación (El Imparcial, por ejemplo, le dedicó en los días previos más cobertura al Teletón que en convocar a la marcha). Con su fortaleza de siempre volvieron a denunciar las más recientes irregularidades sobre el caso, como la negativa del gobierno estatal a revelar la información sobre el fideicomiso de un millón y medio de pesos por familia creado por la administración del exgobernador Eduardo Bours para ayudar a los deudos del incendio, dinero utilizado por los acusados para pagar sus fianzas.
Roberto Zavala, padre de Santiago, dio lectura a una cobarde carta del arzobispo emérito Carlos Quintero Arce (quien un par de meses atrás suscribió una misiva dando fe sobre la calidad moral de los dueños de ABC) en la que se niega a testificar frente al juez que sigue la causa penal, justificándose por su avanzada edad y “por no conocer ninguno de los hechos de la guardería ABC al no haber estado presente en los mismos”. Quintero Arce le manifestó al juez que “yo no puedo ser testigo a las personas que he citado porque con ellos tengo una entrañable amistad y por lo tanto la ley me impide atestiguar”.
Los padres también informaron sobre la llegada de los peritos californianos que harán una revisión de las ruinas de la guardería este lunes 7.
La plaza Zubeldía lucía triste y deprimida, abarrotada con cientos de simpatizantes vestidos de negro, portando pancartas, derramando lágrimas y manifestando su apoyo irrestricto a los padres. Uno a uno, los padres lloraban impasibles como si hubieran perdido a sus hijos ayer. Largo será el camino que deberán recorrer para encontrar paz y estar tranquilos de que la muerte de sus pequeños no fue en vano.
La fiesta del Teletón
A esa misma hora, en el otro extremo de la Universidad de Sonora, en el estacionamiento del gimnasio universitario, el gobierno del estado y la mayoría de los medios de comunicación ignoraron el sexto mes de la peor tragedia en la historia de la entidad y celebraron con júbilo el Teletón.
Había tres veces más asistentes que en la Plaza Zubeldía, protegidos por un abultado dispositivo de seguridad. El fastuoso escenario contaba con una enorme pantalla de cuatro metros y seis pantallas LCD de 42 pulgadas exhibiendo el logotipo y la frase “Un nuevo latido para Sonora”. Los conductores más populares de la entidad, rodeados por cientos de jóvenes ansiosos por salir frente a las cámaras, invitaban a los televidentes a donar y a asistir al evento. Los niños discapacitados, acobijados en sus sillas de ruedas eran exhibidos implacablemente por los presentadores. Una envidiable infraestructura mediática fue dispuesta para la ocasión por Televisa y radiodifusoras locales como Radio Sonora, la Kaliente y Stereo 100. Se contrató a un grupo de payasos y agrupaciones musicales para amenizar el evento. Sin embargo, la mayoría de los asistentes reaccionaban indiferentes ante los animadores y se frotaban las manos heladas por el frio. Los voluntarios, en su mayoría jóvenes secundarianos y preparatorianos, eran los que expresaban mayor algarabía portando con orgullo las alcancías en forma de corazón y enormes pancartas a todo color. Los conductores le mintieron al auditorio al asegurar que el estacionamiento estaba lleno, cuando en realidad sólo estaba a la mitad de su capacidad, hecho ocultado por la grúa panorámica que sólo hacía tomas de los puntos con mayor presencia y sin filmar los grandes espacios vacíos.
El gobernador Guillermo Padrés y su muy nerviosa esposa subieron al escenario. El primer mandatario hizo gala de su retórica cursi para promover los donativos de la gente. Los animadores anunciaron la presencia de niños lesionados en la guardería ABC y subieron al escenario a dos pequeñas de tres años con el rostro quemado y con caretas protectoras a las que obligaron a abrazarse varias veces frente a las cámaras, conmoviendo a los asistentes. En ningún momento se mencionó algo sobre el sexto mes de los sucesos, ni sobre el evento de los padres. A lo mucho se dijo que el CRIT del Teletón sería utilizado para ayudar a los niños afectados por el incendio. El hecho no sólo me pareció inmoral y de mal gusto, sino políticamente insensible. Respeto la decisión de los padres de subir a sus hijas desfiguradas, pero no la comparto; fue una grosería.
Abraham Fraijo, papá de Emilia, en una carta donde resume el medio año de vida del movimiento, comenta:
“Son 6 meses en los que tanto padres y madres no hemos podido abrazar ni besar a nuestros hijos, son 6 meses de dolor y lo único que les quiero pedir a la gente de Hermosillo, de Sonora y del país es que no olviden que 49 niños murieron en Hermosillo por un gobierno corrupto, por la estúpida ambición de unos cuantos que siguen pisoteando al pueblo mexicano. Yo creo que ya es suficiente, lo dije una vez: si la muerte de 49 niños es suficiente para que nosotros nos levantemos entonces , ¿qué jodidos va a ser?, ¿qué mas vamos a esperar?
Jamás pensé decirlo, pero creo que esta tragedia no ha bastado para abrirle los ojos a la gente. La ciudadanía está adormecida, aletargada, idiotizada. No lo deseo, pero creo que Sonora se merece una tragedia peor que esta para ver si es capaz de despertar.
La tragedia en la guardería ABC y el Teletón tienen una cosa en común: En ambos casos el gobierno se ha negado a aceptar su obligación de proporcionar guarderías seguras y salud gratuita a los niños, dejándola en las manos de la iniciativa privada.
diciembre 09, 2009
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