por Antonio Avitia Hernández
El olvido voluntario y la descalificación de los esfuerzos libertarios de los adversarios es algo muy común en las filas de la derecha mexicana. La presentación pública de las Brigadas Femeninas de Defensa del Petróleo ha levantado múltiples ofensas, epítetos y amenazas por parte de algunos jerarcas de los nazis prietos nacionales. Incluso alguno de ellos, en un extremo, declaró que se iba a acabar con esas “viejas” a “chingadazos”.
Tal vez a semejante panista misógino se le olvida o ignora que la derecha rural, que no la derecha citadina conservadora, durante las dos Rebeliones Cristeras (de 1926 a 1929 y de 1934 a 1941), tuvo en suerte el apoyo incondicional, funcional, eficiente y eficaz de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, Bi-Bi, o Brigada Invisible-Brigada Invencible, creadas a partir del 21 de junio de 1927, en la ciudad de Zapopan, Jalisco, donde se conformó el primer grupo con 17 jóvenes y de manera sorprendente, la organización femenina, silente y clandestina fue multiplicando sus células que operaron en las diversas regiones del país en guerra.
Tal vez el panista que ofende a las Brigadas Femeninas Defensoras del Petróleo ignora o se le olvida que posiblemente su abuela o alguna de sus tías abuelas fueron militantes de esas brigadas a las que el gobierno, cuando las localizó, las trató a chingadazos.
En los estatutos de las Bi-Bi, se las describe como una sociedad, exclusivamente femenina, cívica, libre, autónoma y racionalmente secreta. Empero, organizadas en grupos pequeños sin aparente conexión entre sí, cada grupo de mujeres estaba bajo la dirección de un hombre quien tenía una posición consultiva y todas las brigadistas reconocían dos superiores –el obispo, cuya autoridad era absoluta, y su director varón, cuyo consejo podía ser desechado. De acuerdo con esto, los hombres –clérigos y laicos- eran las máximas autoridades de esta organización exclusivamente femenina. (VACA, AGUSTÍN. Los silencios de la historia. Las cristeras, México, El Colegio de Jalisco, 1998, p. 242)
La función principal de las Bi-Bi consistió en avituallar de armas, víveres, municiones, ropa y medicinas, hasta donde les fue posible, a los combatientes cristeros del país, también tenían a su cargo la obtención de información estratégica para los soldados de Cristo, acerca de los movimientos que realizaban las tropas federales regulares y auxiliares, esta información era obtenida casi siempre, de entre los cuadros militares, por medio de relaciones de noviazgo, amasiato o por el chisme, todo ello aprovechando a su favor los arraigados prejuicios de género que establecen, en las mentalidades machistas, que se localizan entre los militantes de cualquier ideología o partido, la mitología de la imagen de la mujer con supuestas características de: sumisa, indecisa, débil, torpe, sentimental y poco inteligente. El reclutamiento de las militantes de las Bi-Bi se hacía principalmente entre mujeres jóvenes solteras o solteronas, ancianas y viudas, que de preferencia no tuviesen hijos, para evitar que el enemigo los usara, contra las brigadistas, como objeto de chantajes y presiones.
Las militantes de las Bi-Bi se vieron en una azarosa y comprometida situación, al tener que arriesgarse a llevar la doble vida de: hijas, hermanas, madres o esposas, al tiempo que militantes, y efectuaban las encomiendas de sus comisiones como brigadistas en el mayor de los peligros, solas y desprotegidas.
El voto de silencio juramentado por las brigadistas, obligaba a las militantes a obedecer ciegamente a sus superiores, aun cuando no los conociesen, al tiempo que debían realizar sus actividades clandestinas sin ninguna remuneración hasta el triunfo de su causa.
La mayoría de los envíos de armas que transportaban las militantes de las Bi-Bi, tenían su origen en la Fábrica Nacional de Armas y llegaban a manos de los cristeros, por la corrupción de algunos oficiales del Ejército.
La Cristiada, pues, ofreció a las mujeres la posibilidad de romper con la monotonía y los días sin futuro de la vida cotidiana a que estaban condenadas, al mismo tiempo que encontraron la forma de convertirse en sujetos históricos completos. A pesar de que una vez terminada la Cristiada todo volvió a los antiguos cauces, las mujeres demostraron, como género, sus capacidades efectivas, y es seguro que este movimiento contribuyó a hacerlas conscientes de que su destino no está predestinado por ninguna ley natural. (VACA, AGUSTÍN. Op. Cit. p.282)
Las grandes diferencia entre las Bi-Bi y las Brigadas Femeninas de Defensa del Petróleo es que estas últimas no son clandestinas y que tienen bien clara la misión de defensa de la soberanía y el patrimonio nacional y no del reino celestial, son mujeres autónomas, independientes, inteligentes y decididas. Por otra parte el movimiento ciudadano de la Resistencia Civil Pacífica es eso precisamente, PACÍFICO, y no guerrero como las Bi-Bi que actuaron utilizando la violencia.
abril 08, 2008
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