Escrito por Marta Iglesias / Revista Fusion |
23/08/09 |
Los desastres naturales aumentan y son ya muchos los científicos que relacionan parte de su origen en el cambio climático, en un desequilibro inducido. Desde Oxfam Internacional alertan de que paralelamente aumentarán las víctimas en un 54 % en para 2015. Eso supone en cifras que los afectados por desastres relacionados con el cambio climático serán 375 millones de personas en esa fecha. En estos seis años que nos separan de 2015 las víctimas se habrán incrementado en un 50% con respecto a las actuales. Ese salto importante tiene que ver con varias causas. La primera, como señalábamos, es el aumento de desastres año a año, ampliamente documentados, entre los que destacan las inundaciones y las tormentas. En 1996 se registraron 70 de las primeras y 63 de las segundas, mientras que en 2004 hubo 128 inundaciones y 121 tormentas, tras un incremento progresivo. Desde los ochenta se han cuadriplicado las inundaciones, y los huracanes han ganado en cantidad e intensidad. Los científicos han demostrado que la formación de ciclones, huracanes e inundaciones están directamente relacionadas con el aumento de temperatura en el planeta que ha traído el cambio climático. Lo afirma tanto el Panel sobre Cambio Climático como otros centros de investigación, que hacen una correlación clara entre estos desastres y las emisiones de gases de efecto invernadero. En una reciente conferencia internacional que reunió a científicos del clima para revisar los últimos datos, estos declararon que las temperaturas globales, la subida de los mares y los fenómenos climáticos extremos ya se están moviendo más allá de las "pautas de variabilidad natural", y que muchos datos han superado las peores previsiones. Una vez determinado que los desastres naturales avanzan paralelamente al cambio climático, la lógica nos dice que estos afectarán a más personas porque extenderán su área de actuación o incidirán sobre las mismas poblaciones muchas más veces. Tanto el Panel sobre Cambio Climático como otros centros de investigación, hacen una correlación clara entre el incremento de ciclones, huracanes e inundaciones, y las emisiones de gases de efecto invernadero.A todo ello hay que sumar otros condicionantes relacionados, como son el incremento de personas que viven en chabolas urbanas como sucede en Mumbai (India), donde el 50% de la población vive en barrios marginales, muchos de ellos construidos sobre pantanos secos. Esta circunstancia hizo que en las inundaciones de 2005 murieran 900 personas por corrimientos de tierra y edificios que se derrumbaron. Si tenemos en cuenta que los países en desarrollo han perdido productividad en su agricultura, que las guerras impiden a menudo la llegada de ayuda humanitaria y que la crisis económica mundial aumentará más las necesidades, la cosa se complica. Las soluciones abarcan dos aspectos que tocan de lleno al mundo occidental: por un lado incrementar la ayuda humanitaria, y por otra reducir ya las emisiones que generan el efecto invernadero. Porque si la responsabilidad de actuar es colectiva, quien genera gran parte de esta situación son los países industrializados. ¿Estamos preparados?Oxfam Internacional es una confederación de trece ONG que opera en cuarenta y ocho países del mundo. En su reciente informe "El derecho a sobrevivir" afirma que el actual sistema humanitario se verá desbordado cuando se alcance el previsto incremento del 54% en el número de víctimas. Funcionando como ahora, en seis años el sistema quedará colapsado, K.O. Y eso irá sucediendo paulatinamente. Francisco Yermo, Portavoz de Intermon Oxfam-ONG española que pertenece a esa confederación-, desglosa las razones que les llevan a afirmar esto: "En el sistema internacional de respuesta humanitaria vemos dos problemas fundamentales. El más evidente tiene que ver con la cantidad de las aportaciones de los donantes. Calculamos que para hacer frente al número de personas afectadas habría que incrementar la ayuda hasta llegar, al menos, a 42.000 millones de dólares anuales. Aunque parece excesivo, no lo es frente a los billones de dólares que se han gastado para rescatar al sistema financiero internacional o los gastos militares mundiales, que son 1,8 billones de dólares, 85 veces más de lo que se necesitaría para cubrir esas necesidades humanitarias. Paralelamente habría que reformar el sistema internacional humanitario".Cuando se alcance el previsto incremento del 54% en el número de víctimas, el actual sistema humanitario quedará colapsado.Esta remodelación abarca la apertura del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE a países que no pertenecen a la organización pero que también donan al sistema internacional, y que se escuche la voz de organizaciones que no son las clásicas occidentales que también están trabajando en ayuda humanitaria, como son organizaciones del sector privado e incluso fuerzas militares en zonas de conflicto. Cada vez hay más actores humanitarios, participan nuevos países como Arabia, Corea del Sur o Turquía, y es necesario dar voz a todos, eliminando una jerarquía establecida hace años. Por otro lado, ya son muchas las ONG que opinan que NU tiene que desempeñar una labor clave en la gestión de crisis humanitarias. "Luego otro apartado se refiere a la calidad de la ayuda prestada -continúa Yermo-. Habría que impulsar una distribución imparcial de la ayuda en el sistema internacional, que se destine según las necesidades y no en base a las políticas o el perfil mediático de una crisis. El mejor ejemplo fue en 2005 ante la ayuda recibida por los afectados por el tsunami y las víctimas del conflicto del Chad. Mientras los primeros recibían una media de 1200 dólares por persona, las segundas obtenían 23. Esa diferencia pone de relieve que la comunidad internacional puede moverse más por cuestiones mediáticas o intereses del momento, y no por las necesidades reales y vulnerabilidad de la población. Y luego tienen que revisarse periódicamente los mecanismos de financiación como el Fondo Central de Respuesta de Emergencias para que se vayan revisando y evaluando para mejorar su eficiencia". "Habría que impulsar una distribución imparcial de la ayuda en el sistema internacional, que se destine según las necesidades y no en base a las politicas o el perfil mediático de una crisis". Francisco Yermo, Portavoz de Intermón-OxfamLa revisión y la puesta a punto abarca entonces tanto a los donantes de la ayuda, como a los actores humanitarios. A su vez, el informe de Oxfam Internacional señala que "la responsabilidad primera de salvaguardar las vidas de un desastre y garantizar la seguridad de las personas a largo plazo, es responsabilidad del Gobierno". Cada Estado debe cuidar a sus propios ciudadanos y no todo es cuestión de dinero, como demuestra la diferencia existente entre Cuba y la República Dominicana. Cuba tiene una política de prevención muy desarrollada y una gran tradición de invertir en medidas de prevención y de mitigación muy desarrollada, el impacto de los huracanes es muy diferente al que tienen en República Dominicana. Por su parte, las ONG no sólo han de responder, sino hacer un trabajo de intendencia, así como pedir a los gobiernos que asuman esas responsabilidades de preparación, prevención y mitigación de los riesgos de desastres naturales. "Somos conscientes de que muchos países quizás no tengan recursos, pero en muchos casos es cuestión de las prioridades políticas de ese Estado -aclara el Portavoz de Intermón-. Así que las ONG humanitarias deben despertar una visión a largo plazo, más allá de la respuesta. Trabajar en la capacitación de los gobiernos, en las comunidades, para prevenir y responder a los desastres naturales. Eso lleva a derribar las barreras entre las ONG que se dedican a la ayuda humanitaria y las del desarrollo. Por último, hay que establecer reglas conjuntas para intervenir ante un desastre natural". Ante la evidencia de que las víctimas van a aumentar, es necesario redibujar la labor de cada parte. ONGs como Intermón Oxfam comienzan a autoanalizarse para ver cómo mejorar, e imponer códigos de conducta e incluso mecanismos internos para que la ayuda sea eficaz y de buena calidad. Su primera apuesta ha sido introducir un sistema para rendir cuentas ante la población, a través del que pueden denunciar fracasos o actividades que no han funcionado bien. Asumir la responsabilidadLos propios gobiernos tienen la responsabilidad de cuidar de sus ciudadanos, y no dejar su prevención y salud en manos de los países más ricos y ONG. Sin embargo, son los países industrializados los que han contribuido a esta situación, como indica Oxfam Internacional en su informe: "A pesar de representar tan solo el 20% de la población mundial, los países desarrollados son los responsables de más del 60% de las emisiones industriales desde 1990. Como consecuencia de su riqueza, estos países también tienen la capacidad de tomar medidas para reducir el peligro de un cambio climático catastrófico y de ayudar a que las personas pobres y vulnerables se adapten a los cambios que a estas alturas ya son inevitables"."Si los fondos para la adaptación de los países no llegan en poco tiempo, algunos principios del derecho consuetudinario dan una sólida base legal para que los países afectados reclamen dinero de los países contaminantes a modo de compensación"Los científicos advierten de que hay que conseguir que el calentamiento global se mantenga por debajo del incremento de 2ºC, pero son muchos los que se quejan de que los cambios en la reducción de gases por parte de los países occidentales son mínimos. Pongamos un ejemplo: Canadá tiene como objetivo reducir un 20% sus emisiones con respecto a 2006, pero lo que no sabe la opinión pública es que esa gran cifra haría que Canadá siguiese emitiendo como lo hacía en 1990. Así que las negociaciones que nos muestran ocultan muchos datos. Por ello, Intermón-Oxfam se suma a los que piden responsabilidades a los que han contaminado, entre las que estarían las reducciones drásticas de gases de efecto invernadero y las ayudas directas para hacer que los países pobres se adapten, puesto que la cifra antes indicada de 42.000 millones de dólares sólo son para responder a los desastres. Serían entonces necesarios 50.000 millones de dólares cada año para que los países en desarrollo puedan reducir su vulnerabilidad. Desde la citada ONG advierten: "La financiación para la adaptación es una obligación que debe ser considerada como independiente y adicional a los compromisos de ayuda, ofrecida en la forma de donaciones y no de préstamos y desembolsada a través de mecanismos de gobierno representativos y equitativos. De hecho, si estos fondos no llegan en poco tiempo, algunos principios del derecho consuetudinario dan una sólida base legal para que los países afectados reclamen dinero de los países contaminantes a modo de compensación". El mundo comienza a tomar conciencia de ello, y entre el 18 y 23 de octubre de 2009 la ONU celebrará su X Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las NU sobre Cambio Climático (COP-10) en Buenos Aires (Argentina), donde por primera vez se va a incluir la prevención de desastres naturales en relación con el cambio climático. Nadie tiene la seguridad de poder detenerlos. Pero, según Oxfam Internacional, "si no tiene lugar un avance real en 2009, el verdadero coste de este déficit no se medirá en billones de dólares, sino en millones de vidas". La Tierra ya nos ha advertido. Δ |
septiembre 08, 2009
Muerte y cambio climático
9/08/2009
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