Luis Javier Garrido / La Jornada / Viernes 15 de enero de 2010
Los grupos mafiosos en el poder, tutelados desde el exterior, siguen decididos a imponerle a México un bipartidismo oficial que encubra su corrupción y la entrega que están haciendo del país, a pesar de que la mayoría de los mexicanos no aceptan al PAN ni al PRI, y de que las tensiones sociales no dejan de crecer en casi todos los ámbitos de la vida nacional.
1. El aspecto político más significativo del año que comienza está siendo el empeño de los poderes trasnacionales y de la dirigencia del PRI, coludida con éstos –por el papel que desempeña Carlos Salinas de Gortari– en mantener en la silla presidencial a Felipe Calderón, a pesar de los reclamos insistentes para que él y su equipo se vayan y no sigan hundiendo a México. Y lo justifican por el hecho de que su gobierno, aun sea impopular y no se pueda ocultar que está sometido a las agencias del gobierno estadunidense, continúe haciendo, aun sea con todas las dificultades, el trabajo sucio de desmantelar la nación, que exige la administración Obama y que el PRI quiere que se acelere antes de 2012, como si pudiera así disimular su corresponsabilidad en todo cuanto acontece.
2. El desastre histórico del PAN en el gobierno es absoluto y no sólo está llevando a una entrega de los recursos estratégicos de la nación al extranjero y a un creciente empobrecimiento de los mexicanos, sino que está logrando que las grandes decisiones tanto en materia financiera como de seguridad nacional no estén siendo ya tomadas en nuestro país, y que el gobierno quede reducido al papel de mero operador de lo que se decide en otros ámbitos.
3. El operativo llevado a cabo en Cuernavaca el 16 de diciembre para ejecutar a Arturo Beltrán Leyva, señalado como un capo del narcotráfico (y que hasta ese momento había sido protegido oficialmente), fue por ejemplo decidido y preparado por la US Drug Enforcement Administration (o DEA), que actúa impunemente en México, al margen del gobierno de Calderón, y aun en contra de los intereses de importantes dirigentes del PAN coludidos con el narcopoder –incluido el gobernador del estado, el panista Marco Antonio Adame–. De manera que los miembros del comando de la Secretaría de Marina (Semar) responsables de llevarlo a cabo (ante la desconfianza de la DEA en las policías mexicanas y el Ejército), quedaron reducidos al papel de simples ejecutores. No fue de tal suerte un episodio de ninguna lucha del gobierno mexicano contra el narcotráfico sino de las acciones de Washington en territorio mexicano para seguir reordenando el mercado de las drogas en función de sus intereses y proseguir tomando el control de espacios estratégicos de nuestro país.
4. En Haití, aprovechándose del terremoto del martes 12, el gobierno de Washington ordenó dos días después el envío no nada más de una misión humanitaria sino una verdadera ocupación de ese país con el envío de decenas de miles de elementos militares. En México, con el pretexto de una supuesta guerra contra los cárteles del narcotráfico, y argumentando que está en riesgo su seguridad interna, iniciaron ya desde hace años una toma sorda y disimulada del control del territorio nacional.
5. El escándalo suscitado por el hecho de que el comando de la Semar actuara en Morelos al margen de la legalidad constitucional del país, sin tener facultades legales para hacerlo y sin que mediaran órdenes de aprehensión, y de que en sus acciones cometiera todo tipo de tropelías, como si existiera en México un estado de suspensión de garantías individuales, se explica por el desprecio que manifiestan tanto las autoridades estadunidenses como el gobierno panista de Calderón por la legalidad mexicana. Los funcionarios del PAN quedaron en todo caso protegidos en la mayor impunidad, pues no se procedió contra aquellos que acompañaron ese día, y en el de la famosa fiesta de dos semanas atrás, a Beltrán Leyva, ni contra los funcionarios, militares y policías que, según se informó, aparecieron en la nómina de los narcos.
6. El golpe de la DEA le permitió en todo caso al gobierno calderonista, que está entregando el control de la seguridad nacional a Estados Unidos, definir su posición ante las fuerzas armadas mexicanas, pues los medios oficialistas se dieron gusto en insistir que había actuado la Marina ante la desconfianza oficial en los militares y en subrayar la protección dada por éstos a Beltrán. Todo ello dos meses después de que Calderón se ufanara en un discurso en Morelia de que su padre hubiera luchado contra el Ejército en la guerra cristera. No extraña por eso que un funcionario del gobierno panista de Fox, Jorge G. Castañeda, señalara en Nuevo México que “las aparentes ejecuciones entre bandas de narcotraficantes” son en realidad acciones realizadas por el Ejército (Proceso 1730).
7. La presunción de algunos periodistas y del propio Calderón en el sentido de que están teniendo algún éxito en materia de seguridad son en este sentido por completo delirantes, pues lo único que ha hecho el gobierno panista actual es debilitar al Estado mexicano. En un discurso pronunciado en una recepción privada más que se llevó a cabo en diciembre, en presencia de varios miembros del gabinete en la residencia presidencial de Los Pinos, y de la que dan cuenta varios columnistas, Calderón se presentó como una posible víctima de los sicarios del narco, asumiendo que tiene una gran importancia para ellos, y anunciando oleadas de violencia para 2010.
8. En 2010, la simulación del tránsito a la democracia y de la alternancia política ha quedado a la vista de todos, y resulta evidente que el viejo régimen antidemocrático de partido de Estado se ha ido reconvirtiendo en un régimen antidemocrático, en donde hay ya dos partidos oficiales: el PRI y el PAN, que se asumen como organizaciones de Estado, comparten el mismo proyecto histórico y en consecuencia el poder, se pelean por lo secundario pero se solapan en todo, y todo hace suponer que se pondrán de acuerdo en 2012. Así lo están haciendo en la sangrienta mascarada de la lucha contra el narco o en su intento por destruir al Sindicato Mexicano de Electricistas y entregar el sector energético al capital extranjero, y no hay por qué no lo logren en dos años más.
9. Las elecciones locales que se llevarán a cabo en el país a lo largo de 2010 serán unas meras primarias entre ellos (que parecen ya decididas de antemano), pues la clave del acuerdo que buscan está en condensar un mecanismo de alianza que se sustente en la segunda vuelta en las elecciones presidenciales y en lograr destruir la posibilidad de una candidatura de verdadera oposición, en lo que se empecinarán en este 2010.
10. El año del bicentenario del inicio de la Independencia y de los cien años del movimiento armado de 1910 está destinado por lo mismo por quienes gobiernan a consolidar la dependencia de México a los poderes trasnacionales en aras de la globalización y a seguir desmantelando a la Constitución surgida de la Revolución Mexicana de 1910.
enero 15, 2010
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