noviembre 06, 2009

PAN que parece PRI, PRI que parece PAN

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Por Índigo Staff
01 Jul 2009

Si no hay una diferencia contundente que acredite el triunfo del partido ganador el 5 de julio, San Luis Potosí podría volverse un polvorín, como lo fue en diversas ocasiones durante el siglo 20.

Y es que como dice el ex gobernador potosino Teófilo Torres Corzo, la gente de San Luis "se calienta fácilmente".


por Féliz Arredondo

Primero fue el alcalde de San Luis Potosí Jorge Lozano Armengol. El 29 de junio rompió públicamente su credencial de militante panista.

Después vino el senador potosino Eugenio Govea Arcos. El 30 de junio renunció a Acción Nacional y pidió que sus seguidores votaran por el candidato del PRI a la gubernatura, Fernando Toranzo Fernández.

Y antes de esas expresiones de inconformidad, hubo muchas más, todas condenando lo mismo: fraudes electorales, abusos de las dirigencias estatal y nacional del albiazul y, sobre todo, el dedazo a la hora de seleccionar a los candidatos.

A unos cuantos días del 5 de julio, las protestas llegaron a su punto máximo y oscurecen el panorama del Partido Acción Nacional.

Un panorama que al iniciar las campañas era claro. Nadie creía que la oposición podría poner en aprietos el bastión del PAN en el gobierno estatal de San Luis Potosí.

Muchos pronostican un inminente empate técnico de las dos fuerzas políticas más importantes y prevén un ambiente tenso postelectoral.

Pero, ¿a qué se debe este retroceso?

Las voces inconformes panistas lo achacan a que su partido copió las mañas del viejo sistema priista que ellos tanto lucharon por erradicar.

"Renuncio porque no estoy de acuerdo con el PAN que hoy tenemos; creo que hoy por hoy, Acción Nacional ha extraviado su esencia en manos de un presidente como Germán Martínez, autoritario y tramposo". Así habló Govea Arcos al declararse legislador independiente.

Y el PAN ha seguido guardando silencio.

Al menos eso fue lo que se constató en el debate que hoy presenta Reporte Índigo y al cual declinó asistir Jacobo Payán, candidato panista a la Alcaldía de la capital potosina.

San Luis Potosí no ve claro porque hay un PAN que pide votar por el PRI y un PRI que a veces toma la forma del PAN.
Lo único seguro es la imposición de un nuevo estilo de hacer política, un estilo en el que predomina la necesidad de ganar a costa de lo que sea.

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Qué mejor evidencia del coraje potosino en pro de la democracia y el buen gobierno, que el Plan de San Luis Potosí, que concibió Francisco I. Madero y algunos ilustres potosinos en esa ciudad.

Mediante ese plan, los del Partido Antirreleccionista decretaban en 14 artículos el desconocimiento al gobierno de Porfirio Díaz. Se trataba de derrocar al gobierno de México. Ni más, ni menos.

Por algo, la mayoría de los historiadores consideran que el Plan de San Luis Potosí marca el inicio de la Revolución mexicana.

¿Y qué motivaba aquella revolución?

Los motivos eran diversos. Sin embargo, los más sentidos eran el de la injusticia, la ausencia de democracia y la falta de libertad que privaban en el México de aquellos años.

De ahí que el histórico plan iniciara diciendo que: "los pueblos, en su esfuerzo constante por que triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios".

"Nuestra querida patria – decía el Plan de San Luis– ha llegado a uno de esos momentos:

"Una tiranía que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir desde que conquistamos nuestra Independencia, nos oprime de tal manera, que ha llegado a hacerse intolerable.

"En cambio de esta tiranía se nos ofrece la paz, pero es una paz vergonzosa para el pueblo mexicano, porque no tiene por base el derecho, sino la fuerza; porque no tiene por objeto el engrandecimiento y prosperidad de la Patria, sino enriquecer un pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los puestos públicos en fuente de beneficios exclusivamente personales, explotando sin escrúpulos las concesiones y contratos lucrativos".

La conjura tuvo éxito. En menos de seis meses Porfirio Díaz abandonó el poder. Y después de un año de su promulgación, Madero llegó a la Presidencia.

EL MOVIMIENTO NAVISTA

Sin embargo, la lucha de la gente potosina no terminó cuando triunfó la revolución. La injusticia, la antidemocracia, y la falta de libertad permanecieron en igual o en menor medida. Hasta que la situación volvió a "calentar" a los potosinos en los años 70.

Los habitantes de aquel estado querían democracia y un buen gobierno, pero el régimen de Adolfo López Mateos no. Aunque los gobernantes y lo políticos de la época se autocalificaban como demócratas, en realidad no lo eran.

Trataban de justificar su actitud alegando que México no estaba preparado todavía para la democracia.

El doctor Salvador Nava y muchos otros potosinos se opusieron con firmeza al gobierno.

Y el gobierno, por su parte, respondió con la persecución, la cárcel y la tortura.

La lucha de los potosinos continuó por décadas, y en 1991 parecía que nuevos vientos de cambio empezaban a soplar en México.

La Perestroika rusa también había contagiado al país, y los habitantes de San Luis volvieron a la pelea. Salinas era el presidente. Estaba en el tercer año de su gobierno cuando, otra vez, en Los Pinos se supo de qué eran capaces los potosinos.

El gobernador Fausto Zapata Loredo apenas pudo durar 13 días en el cargo. Su sucesor, a petición de Salinas, fue precisamente Teófilo Torres quien, con muchos trabajos, logró pacificar el polvorín.

DE LA PRIMAVERA AL INVIERNO DE LA DEMOCRACIA

No obstante las adversidades, los potosinos fueron fieles a sí mismos. Siguieron luchando por la democracia. Y finalmente, con el triunfo de Vicente Fox en el año 2000 creyeron que al fin, en lo sucesivo, el gobierno mexicano sería un gobierno demócrata.

En 2003, los potosinos pudieron elegir libremente a Marcelo de los Santos, el primer gobernador panista. Pero ese período no fue precisamente de democratización.

Y es que el panismo de San Luis, como el de muchos estados, pronto se contagió de las mañas del viejo régimen al grado de que, en la opinión de muchos, Acción Nacional se transformó en el viejo PRI.

Las candidaturas ya no eran producto de la tradición democrática de los albiazules. La regla fue el dedazo. Y la situación se ha hecho tan grave que la semana pasada, el presidente municipal Jorge Lozano anunció su salida del partido que fundó Gómez Morín.

Hoy son muchos los panistas potosinos que se quejan de los fraudes electorales cometidos hacia el interior de Acción Nacional. Lo mismo sucede en Nuevo León, en Querétaro y en Colima.

Dicen que ya se orquesta un fraude electoral con la ayuda del celular. El elector que decide vender su voto, tendrá que comprobarlo con una fotografía de la boleta al momento de votar, tomada con su celular, según los testimonios de algunos panistas.

Curiosamente, al menos en San Luis, no había existido la necesidad de recurrir a esas prácticas electorales. Y es que todavía al inicio de las campañas no había quién le apostara a una victoria de la oposición en San Luis Potosí. Los números de las encuestas le daban una descomunal diferencia al PAN, de casi 70 a 30.

Sin embargo, algo pasó en estos meses que la distancia se fue acortando. Y a decir de algunos, podría llegar a darse un eventual empate técnico. Sobre todo cuando un porcentaje importante de electores se ha cuidado de expresar abiertamente sus preferencias electorales.

¿Qué pasará el domingo en San Luis Potosí? Nadie lo sabe con certeza.

Y es que la corrupción se ha instalado también como una reina en los procesos electorales: "Le temo menos a la represión que a la corrupción", dijo el doctor Nava para resumir con la poderosa simplicidad de su frase el origen de los males de su tiempo y, desafortunadamente, también los del nuestro.

Si la diferencia de votos no es muy grande, o si hay una elección de Estado, las cosas podrían complicarse en San Luis después de las elecciones.

Torres Corzo lo resume de la siguiente manera: "Los potosinos necesitan muy poquito para calentarse… muy poquito".

Y si se calientan los potosinos, es muy probable que se caliente México. Eso ya está probado.

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Sonora // Del penal a las boletas

Tiene nueve procesos penales. Uno de tentativa de homicidio a su hermano. Estuvo casi tres meses en la cárcel y ahora se postula como candidato del PAN a una diputación federal. ¿Aprobarán los sonorenses en las urnas la impunidad de Ernesto Cornejo Valenzuela?

Por Ángel Plascencia y Javier Estrada

La dirigencia del PAN reitera una y otra vez que "no negociarán con delincuentes", pero postula a uno para diputado federal de Sonora.

Sumando sus supuestos delitos, Ernesto Cornejo Valenzuela, alias "El Netón", podría pasar entre 5 y 32 años en prisión. Eso sin contar un intento de homicidio a su hermano, cuya pena sólo pudo haberla determinado un juez.

El actual candidato a la diputación del distrito VII federal en Sonora ya estuvo en la cárcel. Tiene ocho procesos penales abiertos y uno adicional, donde se le dictó el inejercicio de la acción penal.

Se le acusa de haber golpeado a una mujer, de robar un vehículo con violencia, haber realizado motines y hasta de haber intentado matar a su hermano, Enrique Cornejo Valenzuela.

Casi todos son delitos graves.

Cornejo Valenzuela se dice víctima del sistema, pero las imputaciones no son una o dos, sino nueve. Y por todas y cada una, existe una averiguación previa.

Además, se suma la autoría de una supuesta autoagresión en los últimos días.

Con un historial así, ¿sería díficil creer que se fabricó un atentado?

¿Quién es "El Netón"?

Ernesto Cornejo Valenzuela fue miembro del Partido Fuerza Ciudadana, que en 2003 lo postuló como candidato a presidente municipal de Benito Juárez.

Obtuvo el triunfo sobre el PRI, pero no pudo asumir el cargo por tener un proceso penal abierto: En 2002 protestó contra las autoridades municipales y durante esta manifestación se cometieron daños, como incendios a patrullas municipales.

En ese entonces se le atribuyeron los delitos de provocar una asonada y un motín, evasión de presos, robo con violencia de vehículos oficiales y daños por incendio.

Y el 14 de septiembre de 2003 fue detenido, a sólo dos días de asumir el cargo de presidente municipal.

Lo condenaron a 90 días de prisión.

El puesto que debía ocupar, lo asumió Víctor Molina Beltrán.

Cornejo Valenzuela fue liberado 86 días después, tras una serie de protestas populares.

En aquel tiempo, se declaró perseguido por el gobernador de Sonora, Eduardo Bours.

Y en 2006 fue de nuevo electo alcalde, pero en esta ocasión por el PAN.

Durante su administración en el municipio sonorense de Benito Juárez, mataron a su director de Seguridad Pública y de Tránsito.

En su trienio acusó al gobierno estatal de Sonora por no mandar ningún apoyo al municipio que gobernaba.

Pidió licencia para retirarse de su cargo en 2009 con la intención de postularse como diputado federal en las próximas elecciones.

Para ello, las autoridades le requirieron cumplir los cuatro días de prisión que le restaban. Se entregó voluntariamente y fue remitido al penal de Huatabampo.

El "atentado"

Cornejo Valenzuela sufrió un atentado el pasado 26 de junio. El resultado fueron dos personas muertas y tres lesionadas, entre ellas un asistente del alcalde interino y una niña.

El ataque sucedió en el municipio de Benito Juárez, Sonora, poco después de que terminara un acto proselitista. El candidato resultó ileso.

Después del atentado, Cornejo Valenzuela interpuso una denuncia ante la PGR por intento de homicidio y mencionó como presuntos responsables al gobernador Eduardo Bours y al procurador estatal Abel Murrieta Gutiérrez.

Familiares de Fernando Otero Aguilera, uno de los hombres que resultaron muertos en el atentado, señalaron que el candidato planeó ese ataque para obtener un beneficio político.

El PAN de Sonora desconoció el 30 de junio si las denuncias y órdenes de aprehensión que hay en su expediente son verdaderas. La dirigencia estatal dijo que Cornejo Valenzuela tiene una carta de no antecedentes penales otorgada por el Poder Judicial de Sonora.

Pero el actual candidato sonorense del PAN ya estuvo en la cárcel.

Que se postule para un puesto de elección popular contradice el fondo del discurso panista. Y peor aún, contradice las acciones que el gobierno federal ha realizado para acabar con el crimen organizado.

Con tantos procesos abiertos, un fuero político de diputado no le vendría nada mal al polémico candidato panista.

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Por Hugo Gutiérrez

Los dos partidos hegemónicos han recurrido a todo para buscar una victoria electoral en Nuevo León. Han sucumbido ante sus pretensiones y la impotencia.

Y es que en esta entidad considerada La Joya de la Corona por su número de votantes y su importancia estratégica ha ocurrido de todo.

Desde el candidato del PAN a la Alcaldía de San Pedro diciendo que los narcotraficantes del Cártel de los Beltrán Leyva están de acuerdo con su proyecto de seguridad. Hasta la contratación "bajo la mesa" de espacios televisivos para promover a candidatos del PRI.

Panistas y priistas emprendieron acciones añejas y otras nuevas, pero desesperadas.

Y más allá de lo documentado por Índigo. Como las cuentas secretas, los contratos encubiertos, las evasivas de los aspirantes y sus confesiones involuntarias, hoy terminan las campañas con viejos métodos.

Con algunas estrategias electoreras que parecían erradicadas, pero que otra vez son el motor inmoral del voto partidista.

Los denominados mapaches que utilizan sus trucos para comprar la voluntad del votante están actuando.

Los acarreos y la compra de conciencias son prácticas comunes en estas campañas electorales.

Y lo son tanto en el PAN, como en el PRI.

Los priistas demostraron que "El Nuevo PRI" todavía tiene las viejas pericias sin ética electoral.

Como el espionaje de los de enfrente, el acarreo de transportistas incorporados al partido con amenazas laborales y la vieja costumbre de sacar dinero del erario estatal para apoyar las campañas.

Pero los panistas enseñaron que "el cambio" parece más de lo mismo.

Como la formación del grupo Boinas Azules con dinero de las arcas municipales, la compra de votos y la negación a ciegas de la verdad de los actos de sus candidatos.

Aunque los aspirantes de ambos partidos hablaban de construir, sus equipos partidistas se dedicaron a destruir.

Pero claro, los propios aspirantes sabían lo que sus partidos estaban haciendo.

Incluso, los aspirantes y su gente trataron de confundir la guerra sucia con la falta de limpieza en sus acciones pasadas y presentes.

Trataron de borrar con señalamientos de guerra sucia sus faltas en el pasado y sus actividades electoreras actuales.

Pero ni el PAN ni el PRI pudieron abstenerse de meter otra vez un proceso electoral dentro de la madriguera de los mapaches.

En el hoyo de los trucos y de la compra de conciencias para ganar a como dé lugar.

Nuevos procesos, Viejos trucos

La tensión en estos días finales de campaña llegó a desatar el miedo.

Ese temor que activa los más bajos instintos de conservación entre la clase política.

Por un lado, el PAN soltó sus últimas esperanzas de remontar una elección a la gubernatura que va perdiendo Fernando Elizondo, con la compra del voto por parte de Boinas Azules.

Es una organización creada para tejer una red de promotores del voto que reciben pagos en especie y en efectivo. Y que llevan a votar a sus vecinos.

Entre más gente lleves, más ganas.

Sus principales coordinadores cobran en la nómina municipal de Adalberto Madero.

También, el PAN difundió rumores de golpes judiciales contra personajes priistas del gobierno estatal.

Mencionaron desde la aprehensión de un hermano del gobernador, hasta la posibilidad de ir contra alguien del gabinete de Natividad González Parás como un último acto desesperado para cambiar el rumbo de los comicios.

Por el otro lado, el candidato del PRI a la gubernatura, Rodrigo Medina, habló de hacer propuestas y no críticas a su adversario, pero lo hizo sólo cuando vio que las encuestas lo favorecían.

En cambio, cuando estuvo técnicamente empatado con el candidato del PAN al gobierno dejó que su equipo de campaña espiara y hurgara en propiedades, familias y archivos estatales para atacar a su oponente.

Y lo hizo a través de terceros, sin tener que entrar al debate contra Fernando Elizondo.

El PRI también promovió un plan de movilización para llevar a ciudadanos a votar el próximo 5 de julio a cambio de desayunos.

Aquí no se salva ninguno de los dos partidos. El problema es que son la única opción para el ciudadano, quien por consecuencia, parece que tampoco se salvará de un futuro incierto.

Evasivas de Elizondo y Medina
Ambos candidatos a la gubernatura negaron en su momento responder con la verdad a hechos publicados por Índigo.

El candidato tricolor, Medina, respondió con evasivas cuando se le cuestionó sobre su cambio de domicilio a una casa muestra que pertenece a uno de sus compadres: Dimitri Hadjopulos.

Mientras vivía en la Colonia Tampiquito, en San Pedro, su credencial de elector decía que vivía en la casa de su compadre del Fraccionamiento Lagos del Vergel, en Monterrey.

Modificación que hizo ante el IFE para, en caso de no ser elegido como candidato a gobernador, poder competir por la Alcaldía regia.

Pero terminó con una credencial con datos falsos.

Luego llegó el momento del candidato blanquiazul.

Elizondo respondió con engaños y evasivas sobre la cuenta bancaria que abrió cuando fue secretario de Finanzas del estado.

La llamada cuenta secreta, abierta en Banamex a espaldas del Congreso para dar los préstamos sólo a funcionarios de primer nivel.

Dinero que en ningún momento pudo demostrar a dónde fue a parar.

No existe comprobación de que los servidores públicos pagaron los préstamos, pero Elizondo insiste en que todo esto es guerra sucia.

Por la alcaldía de Monterrey
El aspirante del PRI a la Alcaldía de Monterrey, Abel Guerra, incurrió en una gran paradoja. Una contradicción enorme.

Su equipo de campaña entregó volantes donde promueve a Guerra como un hombre que busca defender las montañas que rodean a la ciudad.

El volante dice: "Vecinos del poniente, protege tu patrimonio. Salvemos el Cerro de las Mitras".

En el papel dicen que Guerra acudió a una reunión con los vecinos de Cumbres, Las Lajas y San Jerónimo. Y que en cambio, por el candidato panista sólo acudió su coordinador de campaña, Miguel Ángel García.

Y que éste trató de evitar "agresivamente" la celebración de la reunión.

Pero que el candidato priista sí los escuchó y está dispuesto a salvar de la depredación al Cerro de las Mitras.

Sin embargo, hay que recordar que el aspirante tricolor fue el coordinador de Proyectos Estratégicos del estado que planeó el túnel en el Cerro de la Silla.

Quizás en la desesperación de fin de campaña, Guerra buscó ganar algunos votos más. Pero cayó en esta contradicción: el hombre que quiere salvar el Cerro de las Mitras es quien quiere perforar el emblema de la ciudad.

Y por otro lado, sin pena, los panistas contradijeron las palabras que Josefina Vázquez Mota vino a difundir apenas la semana pasada.

La promotora electoral blanquiazul dijo que ellos no compran votos, sólo convencen.

Pero sin un ápice de vergüenza, el 29 de junio formaron largas filas en el Comité Municipal del PAN para recibir en efectivo el pago de servicios para captar el voto antes y durante la elección.

Eso provocó que el PRI presentara una denuncia penal ante la Agencia del Ministerio Público Especializada en Delitos Electorales.

Acusó al candidato del PAN a la Alcaldía de Monterrey, Fernando Larrazabal, y a su coordinador de campaña, Miguel Ángel García Domínguez, de comprar el acopio de votos.

Y es que en la recta final de las campañas las denuncias entre partidos políticos son muchas.

El PRI también denunció que a través de un correo electrónico el embajador de México en China, Jorge Guajardo, le comunicó al líder nacional del PAN, Germán Martínez, un acto de corrupción panista.

Que el diplomático del PAN en Asia le informó a Martínez cómo los panistas Dionisio Herrera, alcalde de Santa Catarina; Zeferino Salgado, alcalde de San Nicolás; y Fernando Larrazabal, candidato a la Alcaldía de Monterrey, son militantes que descomponen al partido.

Porque según Guajardo, le pidieron un millón de pesos a su familia, a cambio de darles el permiso de Desarrollo Urbano para la construcción del Home Depot en ese municipio en un terreno que sus familiares le rentarían a la empresa.

Francisco Gutiérrez, candidato a diputado federal por el primer distrito, se presentó el martes en la SEDUOP de Santa Catarina y solicitó la presencia de Juan Antonio Meraz, titular de la dependencia y otro de los implicados en la denuncia.

Esta denuncia implica directamente al aspirante panista a la Alcaldía de Monterrey, Fernando Larrazabal.

En la gubernatura, en la Alcaldía de Monterrey y en las diputaciones, PAN y PRI demostraron que estas campañas son inmortales.

Son inmortales porque enseñaron que las viejas estrategias de acarreo, pago de gente para captar votos, grupos especiales de choque, despensas e infiltración siguen vivas.

Son prácticas que están entre nosotros y en ambos partidos. Están en "El Nuevo PRI" y en "El PAN del Cambio".


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