por Federico Arreola
(publicado en sdpnoticias, www.sdpnoticias.com, el 23 de junio de 2009)
Este lunes en la noche, en el programa de Salvador Camarena en W Radio, debatí con Leo Zuckermann, columnista del diario Excélsior. Discutimos sobre Andrés Manuel López Obrador, la crisis política en Iztapalapa y la relación existente entre los medios de comunicación y el presidente legítimo de México.
El formato de ese diálogo resultó muy ágil y el tono en el que se desarrolló me pareció absolutamente respetuoso.
Una de las preguntas del señor Camerana era la de si AMLO tenía la consigna de atacar a los medios de comunicación.
Respondí que no, desde luego. Dije que, más bien, los que atacan a Andrés Manuel por consigna son muchos comentaristas y columnistas, y que López Obrador, en defensa propia desde luego, simplemente les responde diciéndoles algunas verdades.
El debate fue rapidísimo y no tuve tiempo de decir que, entre las verdades dichas por AMLO a algunos periodistas, está la de que son achichincles de la mafia política, lo que particularmente aplica a aquellos que trabajan en Televisa-televisión, por así decirlo. Porque los de Televisa-radio (esto es, W Radio) suelen actuar con mayor libertad que sus colegas de la pantalla chica.
De hecho, Televisa es parte fundamental de la mafia política. Lo prueban los siguientes hechos.
Emilio Azcárraga Jean, presidente de la televisora, apoya a Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México. ¿Qué significa "lo apoya"? Que Emilio quiere hacer a Enrique presidente de la República Mexicana. El enlace entre ambos es Carlos Salinas de Gortari, padrino político de Peña Nieto.
Salinas de Gortari, por cierto, tiene como su principal aliado en Televisa a uno de los dos vicepresidentes ejecutivos de esta compañía, Bernardo Gómez Martínez, quien a su vez controla a José Antonio Bastón Patiño, presidente de Televisión y Contenidos de la compañía.
Salinas cuenta, además, con posiciones de importancia en el consejo de administración de Televisa. Ahí colocó Salinas a su ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella —neoempresario aeronáutico—, y a su representante de toda la vida en el sector empresarial, Claudio X. González Laporte, presidente de Kimberly-Clark de México.
A través de Aspe Armella, Carlos Salinas domina al segundo vicepresidente ejecutivo de Televisa, Alfonso de Angoitia Noriega, lo mismo que a otros de los consejeros de la principal televisora de América Latina, a saber: Alberto Bailleres González, presidente del Palacio de Hierro y de muchas otras grandes empresas; Fernando Senderos Mestre, presidente de Desc, y Roberto Hernández, presidente de Banamex, que cuando vendió sus acciones de esta institución bancaria a Citigroup no pagó ni un solo peso de impuestos.
Desde luego, en el consejo de administración de Televisa no podía faltar uno de los intelectuales favoritos de Carlos Salinas de Gortari, el "historiador" Enrique Krauze Kleinbort, especialista en calumniar a Andrés Manuel López Obrador.
O sea, si AMLO llama achichincles de la mafia política a algunos empleados de Televisa, como Joaquín López-Dóriga, o a colaboradores menores de este televisora, como Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva, pues no exagera en lo más mínimo.
Como el lunes en la noche no tuve tiempo para decirlo en W Radio, lo digo hoy en www.sdpnoticias.com
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