Zedillo, Fox y los cárteles de Juárez y Sinaloa

Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político

Como la información oficial (sobre todo de Los Pinos con el timbiriche de Max Cortázar, ex baterista de ese conjunto musical de Televisa) está muy sesgada y únicamente tenemos la que nos proporciona la prensa escrita (pues la de radio y televisión, salvo excepciones, sólo da a conocer los boletines de Gobernación), entonces los mexicanos no sabemos a ciencia cierta si vamos ganando la desigual batalla contra el narcotráfico y delincuencias afines (secuestradores, pederastas de la política y el clero; feminicidios, los luchadores sociales desaparecidos, etc.).
De los homicidios reportados diariamente, algunos son ajuste de cuentas entre el hampa; pero, tenemos víctimas que nada tenían que ver ni con militares (éstos han perpetrado abusos) ni con los delincuentes. En suma, parece que vamos perdiendo, aunque Calderón haga las cuentas alegres.
Ya el mismo panista, inquilino de Los Pinos (sólo por tres años más que parecerán siglos) ha repetido lo que se ha dicho, respecto a los gobiernos anteriores federales que, por complicidades para llevarse parte del botín, nada hicieron para combatir ese mal.

Establecido desde hace 33 años, se ha ido afianzando con fuerza a partir de López Portillo, mucho más con De la Madrid (el autoacusado de senil, después de vomitar verdades de a kilo); en pleno auge durante el sexenio de Salinas, no se diga con Zedillo y Fox, más estos tres años de calderonismo con quien se llenan las cárceles de narcos y con mayor facilidad se fugan.
Fue el caso del millonario “Chapo” Guzmán, de quien se dice que Fox y los foxistas dejaron escapar, lo cual no debió ser gratis y todo apunta a multimillonarios sobornos.
Los capos del cártel de Juárez, tras la ejecución de Amado Carrillo (quien había hecho lo mismo con su antecesor) habrían pactado con Zedillo para poder “trabajar”, entregando a narcos menores de vez en cuando para cubrir el expediente. Y Fox habría cerrado tratos con el cártel de Sinaloa, que desde entonces hasta hoy día jefatura el tristemente célebre “Chapo” Guzmán.
Los estadounidenses aprobaron la ilegitimidad electoral de Calderón a cambio de que de una vez por todas pusiera orden en la delincuencia organizada y éste decidió, sin estrategia, salvo la militar, sacar de los cuarteles a los soldados y éstos, con pocos aciertos y otros tantos abusos, han ocupado gran parte del territorio.
Esa ocupación parece, ni más ni menos, la militarización del país que, potencialmente, lleva visos de golpismo disfrazado y cuya cabeza visible es el poder tras el torno presidencial de García Luna, el secretario de Seguridad Pública Federal.
Pero, indudablemente, que Zedillo y Fox avalaron la herencia de Salinas, De la Madrid y López Portillo, al arreglarse con los cárteles de Juárez y Sinaloa, con las consecuencias que ahora tenemos: un país y su nación, a dos fuegos: la de los sicarios del narcotráfico y la de los militares. Estos dicen que van ganando y los otros, con todo y sus pérdidas y bajas, no se rinden y aumentan sus desafíos.