La primera reflexión que provoca la decisión de Obama de permanecer en Afganistán y de enviar 30 mil soldados más, con los enormes gastos que envuelve, es la de subrayar el enorme poder en Estados Unidos del complejo militar-industrial, que no sólo no cede en limitar sus intereses, sino que arrolla a cualquier poder o institución que sueñe frenarlo. Los presidentes son sus ordenanzas, los partidos sus órganos de presión y transmisión, el Legislativo su arena de culminación. En Estados Unidos no valen los programas políticos, y menos las buenas intenciones, sino sólo el poder de los enormes monopolios que obligan a las guerras y a la liquidación de poblaciones enteras, y que utilizan el chantaje, la amenaza y la corrupción como sus recursos más comunes. Tal es el Imperio y sus métodos fascistas, que no han cambiado en nada y destrozan todo lo que pudiera interponerse en su camino.
Barack Obama ha fijado en 30 mil millones de dólares anuales el precio de su aventura, que no cambia en nada la política de Gerorge W. Bush y Dick Cheney, sino que en cierta forma la profundiza en tiempos de la gran crisis, comprometiéndose además a trabajar al Congreso para obtener los fondos
. Analistas responsables calculan que por necesidad Obama seguirá incrementando el envío de tropas hasta llegar fácilmente a 80 mil soldados.
El poder en pleno de la oligarquía dispuesta al asesinato no únicamente de talibanes y Al-Qaeda, en que se concreta ahora la lucha antiterrorista de Bush
, sino que llevará a la muerte a decenas de miles más de afganos inocentes. ¿Por qué la tragedia de las Torres Gemelas?, precisamente porque el Imperio ha actuado sin misericordia a lo largo y ancho del mundo, y a veces los oprimidos deciden actuar en el contragolpe.
Cerca del 30 aniversario del comienzo de la ocupación soviética de Afganistán, que fue uno de los motivos del derrumbe de la URSS, Obama repite el lamentable error, sin detenerse a pensar que los soviets no pudieron vencer en esa invasión, a pesar de su medio millón de soldados movilizados. La torpe persistencia de Obama de seguro inflamará más aún la santa cruzada que busca expulsar de esas tierras a las tropas extranjeras, y ya algunos afirman que la decisión llevará a Estados Unidos a una bancarrota mayor, y que de ser un Imperio se convertirá pronto en una república bananera.
El fracaso de los soviéticos, pero antes, desde hace siglos, una impresionante lista de imperios y poderes que fracasaron en su pretendido dominio de Afganistán, sin excluir a los mongoles y a tres intentos fracasados del imperio británico. En este sentido, Afganistán se asemeja a Vietnam en su resistencia victoriosa ante los invasores, como probaron Francia en 1954 y Estados Unidos en 1975. Pero parece ser que la historia no enseña, sino que es el terreno en el que se repiten los errores y los fracasos.
Terminar el trabajo
, proclamó Barack Obama en su discurso de guerra en West Point. Pero, ¿qué trabajo? De un lado profundizar la ruina económica en Estados Unidos e impulsar el número y actividad de terroristas en lo internacional, sin olvidar que el régimen impuesto de Karzai es uno de los más corruptos del mundo y que ahora la decisión de Obama actúa en su favor y protección. ¿El trabajo de apaciguar
al complejo militar-industrial en Estados Unidos, ampliando los asesinatos y la tortura y destruyendo más aun, como ya se ha hecho, la defensa de los derechos humanos en ese país? ¿Todo al mismo tiempo? En todo caso resulta dramática la decisión de Barack Obama.
Exactamente lo contrario de sus compromisos como candidato, desperdiciando vidas y la riqueza del país. Obama llegó a la presidencia con importante apoyo popular y ahora pierde el soporte de muchos demócratas sin obtener el apoyo de la derecha, que lo seguirá aborreciendo y que ya trabaja para dejar su lugar a los republicanos. Muchos piensan que será un presidente de un solo periodo, que es menos inteligente de lo que se suponía y que sólo es una cobertura
para la oligarquía y la extrema derecha de Estados Unidos.
Las decisiones de Obama sobre Afganistán nos recuerdan su política fracasada en América Latina, que se ha concentrado en multiplicar las bases militares y en la negativa a renovar la política estadunidense en sus relaciones con Cuba. Algunas señales tímidas sobre la visita de familiares a la isla, pero ni una palabra sobre el levantamiento del bloqueo económico que condenaron este año en la Asamblea General de la ONU 187 países con tres en contra y dos abstenciones.
Obviamente las esperanzas en Obama se han evaporado.
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